martes, octubre 15, 2024

Antonio Skármeta y nuestro exilio, 1986.

Skármeta vivía su exilio en Alemania occidental. En esos días del año 1986 lo invitamos a Malmö, Suecia. Presentamos su película «Ardiente Paciencia» en la Folkets hus.

Skármeta ya era conocido en los círculos literarios. Ya habían traducido al sueco varias de sus obras como La insurrección, 1982, Soñé que la nieve ardía, 1975, El cartero de Neruda, 1983 y, No pasó nada 1978.

Organizamos un seminario y luego hubo una alegre fiesta. En esa fiesta los hermanos Moya tomaron unas guitarras y Antonio cantó boleros y tangos.

Después nos dio hambre.

Por la noche seguimos la conversa comiendo pizzas en un restaurant de la calle Davihallsgatan.

Esto publiqué entonces en el diario de Malmö, Kvallsposten.

Latinoamericano al tapete

SKÁRMETA INVITADO EN MALMÖ

El escritor chileno Antonio Skármeta participará mañana en un seminario sobre literatura latinoamericana, que se celebrará en Folkets hus, Malmö. También participan Lasse Söderberg, Oscar Hemer y Fredrik Ekelund.

Antonio Skármeta pertenece junto con Osvaldo Soriano (n. 1940), Ariel Dorfman (n. 1942), Cristina Peri Rosso (n. 1941), Isabel Allende (1942) y Fernando Gabeira a los productivos 40 talistas, los latinoamericanos de los “68″: la generación posterior a García Márquez, Vargas Llosa, Julio Cortázar, José Donoso, etc.

SANTIAGO CAÓTICO

Skármeța creció con la rápida industrialización de Chile, la urbanización violenta, y las mejores condiciones en la educación y la democratización general de la sociedad. Cuando era adolescente, asistió al fútbol, ​​a discotecas y a manifestaciones políticas en el caótico y ruidoso Santiago con miles de otros nuevos inmigrantes.

Skármeta debutó en 1967 (El entusiasmo) y su segunda colección de cuentos llegó en 1969 (Desnudo en el Tejado). Los temas consistentes son que sus personajes practican juegos ingenuos y acalorados, que aman las jergas populares, el lenguaje íntimo…

Skármeta adopta un enfoque fragmentado y caótico de la realidad.

Una anécdota cuenta que Skármeta llegó a un pequeño pueblo del norte de Chile para amenizar la fiesta anual del colegio. En el podio estaban sentados el sacerdote, el presidente de los bomberos, el director, el presidente del consejo municipal, el jefe de policía, el presidente de Rotary; En otras palabras, las grises eminencias del pueblo.

Skármeta no siguió las convenciones.

VAYANSE DE AQUÍ

¡Chicos, no sé qué diablos están haciendo en este horrible pueblo! Creo que lo único correcto que puedes hacer es coger una mochila y hacer autostop en la autopista. Váyanse de aquí!

La anécdota apunta a un estado de ánimo que tiene que ver con la ruptura de la generación Beat, la vitalidad, las ansias de vida y la solidaridad.

Cuando el socialista Allende llegó al poder mediante elecciones democráticas en 1970, Skármeta se unió a la asociación de escritores de izquierda junto con compañeros generacionales como Ariel Dorfman. Cuando un mediocre pero astuto general machista tomó el poder en 1973, Skármeta y  la mayoría de sus amigos escritores dejó  Chile. Skármeta se establecerá en Alemania Occidental.

CONDICIONES EN EL EXILIO

Skármeta ha publicado varios libros en sueco.Colecciones de cuentos (Frispark, 1973) y novelas (Soñé que ardía la nieve, 1981, Sandinistas!, 1983 ambas en la editorial Federativ). Ardiente Paciencia es el nombre de la obra cinematográfica y teatral que escribió sobre Pablo Neruda. Éste es también el título de la última novela de Skármeta. Mañana Skármeta hablará sobre las condiciones del exilio en la literatura latinoamericana y también mostrará sus películas. Lasse Söderberg hablará sobre  la diferencia entre la literatura latinoamericana y la española, y Oscar Hemer hablará de la contribución latinoamericana al «arte de la novela». Fredrik Ekelund nos brindará sus impresiones sobre el clima literario en el Chile actual.

El seminario se llevará a cabo en sueco y comienza. a las 10:00 am

PÉREZ-SANTIAGO, Kvallsposten, 24 de octubre de 1986.

lunes, octubre 14, 2024

La tristeza de un amor imposible con La Persa. Huele a peligro. "Sí", la novela de Thomas Bernhard

 


El libro "Sí" de Thomas Bernhard de 50 páginas es una obra escrita con frases largas sobre la psique de un solo. El protagonista, un narrador vehemente, ¿Stream of conciousness? nos arrastra a un laberinto de reflexiones, obsesiones y una  introspección de un solitario existencialista. 
El protagonista trataba de describirle y  explicarle a su amigo Moritz, un corredor de fincas,  los síntomas de su enfermedad sentimental e intelectual. Ya sabemos lo que es un alienado. Es simplemente, otro hombre convertido en un insecto. Es Kafka.  Es Memorias del subsuelo de Dostoievski o Memorias de un loco de Gogol.
Pero, la historia del solitario cambia. 
Un Suizo y su compañera, una Persa natural de Shiraz, llegaron a casa de Moritz  buscando un terreno en el que edificar su casa. 
Luego y entonces la novela se torna rápida con la técnica de acortar las frases. 
La mujer de la historia, La Persa, es quizás la solución a su crisis de soledad y autodestruccción. Una chispa de erotismo. Leve chispazo de una mujer culta e inteligente. Un paseo por el bosque sombrío en compañía de La Persa. Dos personas que no se conocen y sólo se han visto antes una vez, dan juntas un paseo, aunque se callan al principio mucho tiempo.
Aunque hay silencio, hay una salida, una chispa. La Persa estaba contenta de haber ido al bosque de alerces con él. Por primera vez desde hacía años, dijo La Persa, había estado con alguien que no fuera su compañero.
El encuentro con La Persa, lo había salvado a él de un aislamiento y desesperación.
Si La Persa no hubiese aparecido, se habría matado.
Pues bien...
Para vivir y sobrevivir hay que tener un placer externo: un amor, un sueño erótico. 
El bosque de alerces fue en cada uno de esos días, hacia la noche, un refugio para ambos.
Una sensible historia de amor. Un amor imposible, que, como ocurre con regularidad, terminan mal. Huele a Peligro.


domingo, octubre 13, 2024

Escándalo del Premio Nacional. "No tenemos nada que reportar excepto que somos patéticos." Thomas Bernhard en la entrega del Premio Nacional Austríaco. 1968


 


Estimado Ministro,

estimados asistentes,


No hay nada que alabar, nada que condenar, nada que acusar, pero hay mucho de ridículo; Todo es ridículo cuando piensas en la muerte.

Vas por la vida, impresionado, no impresionado, por la escena, todo es intercambiable, mejor o peor entrenado en el estado de utilería: ¡un error! Comprendes: un pueblo desprevenido, un hermoso país, están muertos.

o padres concienzudamente sin escrúpulos, personas con sencillez y bajeza, con la pobreza de sus necesidades... Es toda una historia de lo más filosófica e insoportable. Las edades son estúpidas, lo demoníaco que llevamos dentro es una perpetua prisión patriótica en la que los elementos de estupidez y crueldad se han convertido en una necesidad diaria. El Estado es una estructura que está constantemente condenada al fracaso, el pueblo es una estructura que está constantemente condenada a la infamia y la debilidad mental.

La vida es la desesperanza, en la que se basan las filosofías, en la que al final todo debe volverse loco.

Somos austriacos, somos apáticos; Somos vida como desinterés común por la vida, somos en el proceso de la naturaleza el sentido de la megalomanía como futuro. No tenemos nada que reportar excepto que somos patéticos.

sucumbir a una monotonía filosófico-económica-mecánica a través del poder de la imaginación.

Medios para el fin de la decadencia, criaturas de agonía, todo se nos explica, no entendemos nada. Habitamos un trauma, tenemos miedo, tenemos derecho a tener miedo, ya podemos ver, aunque vagamente en el fondo: los gigantes del miedo.

Lo que pensamos es pensamiento,

lo que sentimos es caótico,

Lo que somos no está claro.

No tenemos por qué avergonzarnos, pero tampoco somos nada y no merecemos nada más que el caos.

En mi nombre y en nombre de los homenajeados aquí conmigo, este jurado, quisiera agradecer expresamente a todos los presentes.


Thomas Bernhard


REDE ANLÄßLICH DER VERLEIHUNG DES ÖSTERREICHISCHEN STAATSPREISES FÜR LITERATUR 1968


Verehrter Herr Minister,

verehrte Anwesende,


es ist nichts zu loben, nichts zu verdammen, nichts anzuklagen, aber es ist vieles lächerlich; es ist alles lächerlich, wenn man an den Tod denkt.

Man geht durch das Leben, beeindruckt, unbeeindruckt, durch die Szene, alles ist austauschbar, im Requisitenstaat besser oder schlechter geschult: ein Irrtum! Man begreift: ein ahnungsloses Volk, ein schönes Land - es sind tote

oder gewissenhaft gewissenlose Väter, Menschen mit der Einfachheit und der Niedertracht, mit der Armut ihrer Bedürfnisse... Es ist alles eine zuhöchst philosophische und unerträgliche Vorgeschichte. Die Zeitalter sind schwachsinnig, das Dämonische in uns ein immerwährender vaterländíscher Kerker, in dem die Elemente der Dummheit und der Rücksichtslosigkeit zur tagtäglichen Notdurft geworden sind. Der Staat ist ein Gebilde, das fortwährend zum Scheitern, das Volk ein solches, das ununterbrochen zur Infamie und zur Geistesschwäche verurteilt ist.

Das Leben Hoffnungslosigkeit, an die sích die Philosophien anlehnen, in welcher alles letztenendes verrückt werden muß.

Wir sind Österreicher, wir sind apathisch; wir sind das Leben als das gemeine Desinteresse am Leben, wir sind in dem Prozeß der Natur der Größenwahn-Sinn als Zukunft. Wir haben nichts zu berichten, als daß wir erbärmlich sind

durch Einbildungskraft einer philosophisch-ökonomisch-mechanischen Monotonie verfallen.

Mittel zum Zwecke des Niedergangs, Geschöpfe der Agonie, erklärt sich uns alles, verstehen wir nichts. Wir bevölkern ein Trauma, wir fürchten uns, wir haben ein Recht, uns zu fürchten, wir sehen schon, wenn auch undeutlich im Hintergrund: die Riesen der Angst.

Was wir denken, ist nachgedacht,

was wir empfinden, ist chaotisch,

was wir sind, ist unklar.

Wir brauchen, uns nicht zu schämen, aber wir sind auch nichts und wir verdienen nichts als das Chaos.

Ich danke in meinem und im Namen der hier mit mir Ausgezeichneten, dieser Jury, ganz ausdrücklich allen Anwesenden.


Thomas Bernhard



Pérez-Santiago, Templo Bahai


 

Han Kang. El destino de los alienados

 


Han Kang evitó tres enfermedades de la literatura:

Evitó a ser parte de la “Asociación para la admiración mutua” la famosa AAM, en que participa la mediocracia literaria. Yo te la chupo, tú me la chupas.

Evitó la novela burguesa de corte realista, vida cotidiana sin fantasía.

Evitó la infantilización o estrangulación de la literatura por  el pop infantil de  ositos de peluche, dinosaurios y hombre araña.

El poder de la pesadilla.

En su novela "La vegetariana" la protagonista Yeonghye tomó la decisión de no volver a comer carne, a raíz de una serie de pesadillas. La abstinencia de la carne -en un país donde comen perros o sopa de perro (Boshintang)- convierte su aburrida vida en un permanente conflicto con su familia, su esposo,  sus padres y el entorno.

Kafka.

Igual que Gregorio Samsa en La Metamorfosis, que una mañana, tras un sueño intranquilo,  se despertó convertido en un monstruoso insecto. 

Destino, al parecer, de los alienados, los desadaptados.

Relatan la historia de La vegetariana su esposo,  su cuñado artista, su hermana y la joven Yeonghye que cuenta su pesadillas intercaladas en la novela.

Crisis civilizatoria y existencial.

Yeonghye termina en el hospital.

Al salir del hospital se recupera y tiene un especial amorío con su cuñado el pintor. Primero le pide que pose para él, y él le pinta flores en el cuerpo. Se acerca al erotismo de  la película The Pillow Book dirigida por Peter Greenaway en 1996.

Ante el aburrimiento, el erotismo parecer ser una salvación.

¿Eso, la salva?

jueves, octubre 10, 2024

Novela corta «El pezón de Sei Shonagon». Tres ediciones sobre una historia en Tokio entre Matsuo Basho y Sei Shonagon y la sensibilidad en el desarraigo.


Novela «El pezón de Sei Shonagon», de Omar Pérez: La sensibilidad en el desarraigo

Esta es una obra escrita de manera fragmentada, con un lenguaje simple, que habla de una sociedad milenaria en crisis, de crímenes en las calles, de oscuras organizaciones que funcionan en la Deep web, pero también de personas desorientadas, sedientas de aceptación en una sociedad insegura y huérfana de soportes reales. En suma, se trata de una ficción a la que hay que prestar atención.

Por Emilio Vilches Pino

Publicado el 31.8.2018

El pezón de Sei Shonagon, la nueva novela de Omar Pérez se sitúa en el Japón actual para contarnos la historia de la relación de (des)amor entre Matsuo Basho y Sei Shonagon. Se conocen en una Escuela de Arte (la Tokyo Gaidai). Ella es una mujer que “no tenía miedos; tenía autoestima, audacia y ambición” y de quien se rumoreaba en la Escuela que “seducía a los hombres con solo mirarlos a los ojos. Los usaba sexualmente y luego los lapidaba (…) una femme fatale cuyos novios aparecían después arrastrando tristes su propio sarcófago”. La llamaban Pezón Dorado por la altura casi legendaria del deseo que sentían por sus senos. Él, en cambio, “además de malcarado, era relativamente gordito e ingenuo y vestía con traje de factura sencilla y parca”. El autor es enfático al resaltar las diferencias entre ambos, no solo en lo físico sino en toda una forma de ver y vivir el mundo. Él la ve casi como a un ídolo (“hincado, como si estuviese rezando al divino, Matsuo Basho se acordó de sus compañeros de arte de la Universidad que soñaban con este pezón”), tanto así que crea una obra de arte, una especie de escultura, del pezón de Sei Shonagon y la exhibe en la Escuela.

La obra comienza a ser admirada y alabada, pero no precisamente por la calidad de la misma, sino por su referente: el pezón de Sei Shonogan. Empieza así un vertiginoso proceso en que la mujer irá sucumbiendo ante las bondades efímeras de la fama virtual, perdiéndose entre redes sociales y páginas web, dejando atrás su vida y convirtiéndose, de cierta forma, en nada más que una imagen digital. (“Ella era un nuevo tipo de animal digital. Se utilizaba a sí misma voluntariamente. Ella estaba imposibilitada de amar a un ser de carne y hueso. Todo tenía que estar en gigas, o no era seductor para ella.”) Por otro lado, su novio, irá viviendo un proceso de celos artísticos en un comienzo, para luego ir derivando a la tristeza y la desesperación ante una mujer que lo deja de amar tan pronto se convierte en una celebridad de Internet.

Andy Wharhol, casi como un oráculo, anunció en un programa de televisión en los ya lejanos años sesenta que “en el futuro, todos tendrás sus quince minutos de fama”. Internet y todas las actuales tecnologías han cambiado la manera de comunicarse y de obtener notoriedad pública, tanto que hoy, efectivamente, muchas personas pueden tener sus quince minutos de fama a través de YouTube, Facebook, Instagram, virales, etc. El arte mismo ha cambiado producto de esto. La técnica y el talento parecen ya no tener una supremacía total por sobre la masividad, y este proceso lo refleja el cambio en los personajes:

“Los llamativos y enigmáticos pezones se viralizaron en las redes sociales de todo el mundo. Paradojalmente, junto con la fama de los pezones, comenzó la ruina de Matsuo Brasho (…) Así Sei Shonagon se valorizó en el mercado del arte de las redes sociales, en spams y motores de búsqueda. Toda una máquina digital barata y persuasiva funcionó gratis para que Sei Shonagon expusiera sus hermosos pechos. Like, like, like. Mientras ella recibía más like, ella era más feliz”

La novela, desde este punto en adelante, permite ser leída como un trhiller, debido a la misteriosa desaparición y muerte de una serie de muchachas japonesas, a la vez del acontecer de Sei Shonagon; también puede ser leída como una novela juvenil con tintes ciberpunk; pero sobre todo como una crítica al mundo superficial de las redes sociales y a cómo han cambiado la manera de concebir las relaciones humanas y de percibir el arte.

El Japón actual aparece hiperconectado e hiper-tecnologizado. El autor hace gala de un no despreciable conocimiento de la cultura nipona, incluyendo referencias sociales, religiosas y culturales, pero que se van mezclando con las nuevas tecnologías y formas de comunicación, dándoles un nuevo significado. Por ejemplo, los mismos nombres de los personajes son homenajes a antiguos escritores japoneses y, tal como lo hizo Jim Jarmusch en Ghost Dog: The Way of the Samurai (1999), existen referencias directas a los códigos y la tradición de los samuráis, pero insertas en un mundo donde el honor y la lealtad ya no son prioridad.

El pezón de Sei Shonagon es una novela escrita de manera fragmentada, con un lenguaje simple, que habla de una sociedad milenaria en crisis, de crímenes en las calles, de oscuras organizaciones que funcionan en la Deep web, pero también de personas desorientadas, sedientas de aceptación en una sociedad insegura y huérfana de soportes reales.

Una novela a la que hay que prestar atención.

 

Emilio Vilches Pino (Santiago, 1984), además de ser autor de la novela Labios ardientes (La Polla Literaria, Santiago, 2014), y del volumen de cuentos Noches en la ciudad (Santiago-Ander, Santiago, 2017) -ambas lanzadas bajo el seudónimo de Emilio Ramón- registra ser profesor de Estado en castellano, titulado en la Universidad de Santiago de Chile, y magíster en literatura latinoamericana y chilena, también por la misma Casa de Estudios.

 

Antonio Skármeta y nuestro exilio, 1986.

Skármeta vivía su exilio en Alemania occidental. En esos días del año 1986 lo invitamos a Malmö, Suecia. Presentamos su película «Ardiente P...