miércoles, noviembre 23, 2005
El evangelio según San Borges
Me levanto muy temprano y voy al encuentro con Jorge Luis Borges.
Es enero del 2005. Participo de una reunión de trabajo de la OMS en Ginebra. Pero esta mañana salgo del hotel decidido a encontrarme con Jorge Luis Borges, el maestro.
La nieve le otorga una azul claridad a esta ciudad, a esta hermosa ciudad.
Cruzo el canal y me introduzco en la ciudad vieja por rue de la Sinagoga.
Ingreso al Cimetière des Rois, el panteón de Ginebra. El cementerio es austero, a estos muertos les ofende el lujo y la apariencia. En la entrada hay una capilla y en la muralla, un mapa. Camino a la zona D y llego a la tumba 735. La piedra recubierta de hielo dice: Jorge Luis Borges debajo de un relieve de unos guerreros vikingos la frase «...and ne forhtedon nà» : «...no tener miedo», y mas abajo (1899-1986).
No sé que hacer.
Doy una vuelta alrededor de la piedra. Allí se lee la frase de la Völsunga Saga «Hann tekur sverðið Gram og leggur í meðal þeirra bert» : (“El tomó su espada, Gram, y colocó el metal desnudo entre los dos"). Hay un grabado de una nave vikinga, y bajo ésta una tercera inscripción: "De Ulrica a Javier Otálora".
De pronto, siento un aliento.
En este mismo cementerio, unos pasos más allá, están los restos de Juan Calvino. Me surge una intuición. Borges fue un calvinista. Su estética es calvinista.
¿Y su fe?
Borges llegó por primera vez a Ginebra el 24 de abril 1914 y la ciudad tenía 130 mil habitantes. Hasta el 6 de junio de 1918 vivió aquí con sus padres, su hermana y su abuela materna- en la Vieille cité, en la actual Ferdinand Doler número 9, cerca de la iglesia ortodoxa rusa.
Entonces Borges tenía 15 años, la edad única de formación intelectual y de una fe. Borges no era feliz. “Yo era entonces un joven desdichado”. Su padre lo envió a ver una puta en la calle Dufour. No pudo realizar el acto. Era joven y no era feliz. Su hermana Norah ha recordado que Borges estaba muy triste y volvía por las noches llorando a casa.
El joven desdichado hace el bachillerato en el College Calvin, un liceo inaugurado en 1559 por Juan Calvino. Borges entra a la clase del profesor H. de Ziegler, el segundo año los hace con de Patois y el tercer año con Juvet. Son cuarenta alumnos, más de la mitad eran extranjeros.
¿Que se estudiaba allí? Conjeturo: una fe.
Borges el bilingüe, se hace multilingüe. Lee allí lo que muchos jóvenes aún hoy leen como primeras lecturas: los simbolistas franceses (Verlaine, Rimbau, Mallarme), la poesía de Walt Whitman (en una traducción alemana en un anuario expresionista) y la filosofía de Schopenhauer. Borges no puede sustraerse a la influencia de la revolución rusa del 17 y escribe sus poemas Los Salmos Rojos (La trinchera que avanza / es en la estepa / un barco al abordaje / con gallardetes de hurras)
Leyó la Biblia en la traducción de Lutero, que “contribuye a la belleza” y aprendió de Calvino su gusto por la sencillez. Borges aprendió en el liceo a parafrasear como su actual vecino, Calvino: corto, irónico, cortés, elusivo.
El decoro de los calvinistas. Puntillistas. Calvino se dirigía a la gente culta. Su estilo de escritura es clásico. Razona sobre los sistemas, utiliza la lógica. Calvino amaba el retraimiento. Era breve. Borges se educa en el recato de los calvinistas. Austeros. Les ofende el lujo y la apariencia. Calvino había roto con los santos, las devociones y las supersticiones. Calzaba bien con Borges, con su pudor, su sentido del ridículo y una dignidad.
Juan Calvino buscó encontrarse a sí mismo: “Casi toda la suma de nuestra sabiduría, que de veras se debe tener por verdadera y sólida sabiduría, consiste en dos puntos: a saber, en el conocimiento que el hombre debe tener de Dios, y en el conocimiento que debe tener de sí mismo”. (Religión Cristiana. Libro Primero.)
Borges también: “Le doy vueltas a una idea: la idea de que, a pesar de que la vida de un hombre se componga de miles y miles de momentos y días, esos muchos instantes y esos muchos días pueden ser reducidos s uno: el momento en que un hombre averigua quién es, cuando se ve cara a cara consigo mismo” (Credo de Poeta. Arte Poética)
Extraer de sí mismo a sí mismo. Una proyección de Dios. O del Espíritu. O del destino (que tal vez es lo mismo, diría él mismo Borges). La palabra –ha dicho el poeta- viene dada. Uno descubre su voz natural, su ritmo. Uno, finalmente, transmite un sueño. Sus historias deberían ser leídas como se leen las historias bíblicas, “como las fábulas de Teseo o Ahuasero”, al fin, como un evangelio no canónico. Borges era gnóstico, creía en el proceso intuitivo de conocerse a sí mismo. Los gnósticos -se había olvidado esto- son cristianos eruditos y carismáticos. En la época paleocristiano -entre los siglos I al IV- había tres corrientes del cristianismo, la cetrino-paulina, la judeocristiana y la gnóstica.
Por otro lado y del mismo modo a Borges le preocupa la belleza. Calvino admiraba a los celtas por razones políticas religiosas y estéticas. Borges aprendió de Calvino que las traducciones literales tenían exotismo, y por eso, belleza. Borges afirma que las bellas traducciones literales surgen con las traducciones de la Biblia. Principalmente, cita Borges a la Biblia inglesa, la Biblia de su abuela protestante, donde él aprendió a leer.
Calvino admiraba a la literatura gaélica por la calidad estética de la traducción de la Biblia.
La literatura gaélica era un orden de los celtas. Viene del alfabeto ogham y tiene base rúnica.
La literatura gaélica está asociada a la religión culta y a la lectura de la Biblia.
Así Borges llegó a la idea germana: unos hombres sometidos a la lealtad, al valor y a una varonil sumisión al destino. Por esa vía, Borges se topó con la literatura escandinava, la runas y las sagas islandesas. Una runa era una manifestación divina. 46 años después Borges junto a la bella María Esther Vázquez completaría su viaje cuando publica Literaturas germánicas medievales y escribiría su popular sentencia: “De las literaturas germánicas medievales la más compleja y rica es incomparablemente la escandinava”.
Cuando su mujer, María Kodama, en sus últimos días aquí en Ginebra, le preguntó si le llamaba a un sacerdote, Borges contestó que le trajera dos: un católico y un protestante.
Antes de morir el poeta rezó el Padre Nuestro.
En Ginebra, el día 14 de junio de 1986, oficiaron los ritos funerarios de un gnóstico, un sacerdote católico, Pierre Jacquet y un pastor protestante, Edouard de Montmollin, que aclaró la importancia de la fe metodista de la abuela de Borges. El pastor leyó el primer capítulo del evangelio según San Juan. Leyó la parábola El Palacio de Borges y el poema Los Conjurados. María Kodama vestida de blanco, y las rosas, también blancas, sobre el féretro. Ese día de junio, en la Catedral de Saint Pierre, una iglesia gótica donde Calvino proclamó su fe cismática, fue velado el poeta. Desde la catedral por una sola callejuela en bajada se llega, por la rue de la Sinagoga, al Cimetière des Rois. Este es el Panteón de Ginebra.
Aquí está Calvino.
Aquí está Borges.
Y aquí estoy yo, humildemente, en esta ciudad fría, fría y bella y de luz azulina, para rendir respeto al maestro.
viernes, noviembre 18, 2005
Valdivia
Me invitaron a participar de una convención ciudadana. Mucha gente conversa y discute sobre el presente y el futuro de Valdivia en diferentes paneles y encuentros. No todo lo que se dice me parece sensato (si somos humanos). Las opiniones se diversifican desde diferentes pespectivas. Pero se nota -en el Convento Franciscano, donde se realiza la convención- una vitalidad muy chévere.
¿Será contagiosa?
¿Será contagiosa?
martes, noviembre 15, 2005
Pamela Jiles
Absurdos. Inútiles. Pérfidos.
Así son los argumentos de Sergio Reisenberg para despedir a la periodista Pamela Jiles de TVO.
Son los mismos argumentos baladíes que sostienen una cierta plasta de conductores de la tele. Creen pasar piola.
La libertad de prensa se ha convertido, desgraciadamente, en un tema.
Por lo demás, ¿Quién ve TVO?
Así son los argumentos de Sergio Reisenberg para despedir a la periodista Pamela Jiles de TVO.
Son los mismos argumentos baladíes que sostienen una cierta plasta de conductores de la tele. Creen pasar piola.
La libertad de prensa se ha convertido, desgraciadamente, en un tema.
Por lo demás, ¿Quién ve TVO?
miércoles, noviembre 09, 2005
Literatura & comic 2
Christiano escribió un artículo (que deben leer) sobre poetas y dibujantes y poemas dibujados. Enrique Lihn y su comic Roma La Loba, los graffitis de Nicanor Parra (para nombrar a algunos chilenos).
Michael Strunge, un gran poeta danés, también publicaba sus dibujos en sus poemarios, como el que he puesto aquí, que está tomado de sus obras escogidas del año 2003 (Samlade Strunge, digte 1978-85).
martes, noviembre 08, 2005
Literatura & cómic
Recientemente se ha comenzado un cierto debate sobre el tema de la literatura y el cómic por aqui y por allá. Para nosotros, que venimos incursionando en este tema desde hace ya mucho tiempo, el tema no es nuevo.
Es más, tiene su pequeña historia.
Conversando con Roscoe y con Jorge, me acordé de Julio Cortázar y su ya famoso libro-cómic Fantomas contra los Vampiros Multinacionales, una novela corta que alterna la literatura con cómic dibujados por los artistas de Editorial Novaro
Cortázar mezcla también la realidad y la ficción, y aparecen allí los escritores Alberto Moravia, Octavio Paz, Susan Sontag y Julio Cortázar. Es una mixtura de folletín, cuento y compromiso social. No defrauda y la puedes leer aquí.
lunes, noviembre 07, 2005
Rivera Letelier, Gil, Atria, Marchant L, Gallardo: Novelas históricas
Juanita Gallardo en La Feria del libro de Santiago
En Santa María de las flores negras, (2002) Hernán Rivera Letelier muestra a unos mineros que marchan por el desierto atacameño, siguiendo la huella del tren, junto a sus familias. Quieren lograr que sus voces sean escuchadas, que se les de un trato digno, ojalá humano, que se les permita alimentar a sus familias y educar a sus hijos, que se les pague un sueldo justo y en moneda de valor comercial. Pero, como ha ocurrido muy comúnmente, el gobierno valora más a los dueños de las empresas salitreras, ingleses y norteamericanos, que a los pampinos. Ya lo sabemos, fueron exterminados.
El Norte chileno se inventó con la explotación del salitre. Antes no lo habitaba nadie (estoy exagerando: lo habitaban unas 2000 almas sueltas). Todo nortino tiene un abuelo, (sus raíces), en las salitreras. Así las cosas, es fácil, para un nortino, emocionarse, con las historias de su origen. Hable de calicheras, casas de calaminas y oficinas salitreras y verá usted que, con razón, se les ablanda el corazón. Eso es lo que hace Rivera Letelier. Se sostiene en la popular leyenda. De los mineros en procesión bajando desde las salitreras hasta la Escuela Santa María, menciona a un mítico Luis Emilio Recabarren, y amores románticos. Entonces, les aseguro que ese relato simple, es muy eficaz para un nortino. Es la leyenda-mito acrítica, idealizada y sin distancia, actuada por estereotipos.
En cambio, la novela de Juanita Gallardo, Herencia de fuego, en lugar de afirmarse en un mito, lo desmitifica. Este es la leyenda de la Quintrala (1604-1665). Benjamín Vicuña Mackenna publicó, en 1877, su ensayo Los Lisperguer y la Quintrala. y construye el mito de la Quintrala lasciva y voluptuosa, sacrílega y monstruosa mata hombres. Mercedes Valdivieso (1924-1993) ofreció la reinterpretación del mito en la novela Maldita yo entre todas las mujeres, escrita en castellano antiguo. Ahora Juanita Gallardo, desde la vida de Agueda Flores, la abuela de la Quintrala, discute el mito, con efectismo dramático. Es una novela documentada y crítica. Fuerte, culta, lúcida, sexual, pasional, inteligente, calculadora, poderosa y brillante, visionaria y dominante, así aparece ahora Águeda Flores, la abuela de la Quintrala. Ese es el linaje de la Quintrala, según Gallardo. Gallardo, nos hace creer, de modo encantador, que nuestras taras actuales (nuestra hipocresía, nuestro espíritu traicionero, Nuestra falta de identidad, el modo en cómo encubrimos nuestro pasado) están incorporado en nuestro ADN chilensis. Es decir, están en la Colonia, en Santiago del Nuevo extremo, guiños que aumentan el placer de la lectura.
Gallardo había publicado dos novelas históricas, Balmaceda : sus últimos días, (1991) y Déjame que te cuente, (1997) novela sobre los amores de Bernardo O'Higgins con Rosario Puga.
Jorge Marchant Lazcano inició la generación del 87 con la publicación de la interesante y taquillera novela Beatriz Ovalle en la que incorpora –como un collage- elementos Pop, al estilo de Cabrera Infante o Puig, con humor e ironía. Ahora ha publicado La joven de blanco. Marchant tampoco mantiene un mito, pero tampoco lo desmitifica. Lo que hace es jugar con un mito.
En 1866, el pintor norteamericano James Whistler de 32 años deja Londres para viajar de incógnito al puerto de Valparaíso. En un tren conoce a Rosa Policarpo, una joven que le trueca el libro Las Hijas de María por un daguerrotipo. Ahí comienza una novela dentro de una novela. El 8 de diciembre de 1863, día de la Inmaculada Concepción, se incendió en Santiago la Iglesia de la Compañía. Dos mil personas murieron. El libro nos incorporará a unas insidiosas relaciones entre hermanas y criadas donde aparecerán las acusaciones y las deslices de las bienaventuradas santiaguinas. Es la novela del erotismo de las benditas, la vida interna de las beatas, en la que se mezcla la ficción con la realidad. Esto es, qué duda cabe, muy posmo.
El Norte chileno se inventó con la explotación del salitre. Antes no lo habitaba nadie (estoy exagerando: lo habitaban unas 2000 almas sueltas). Todo nortino tiene un abuelo, (sus raíces), en las salitreras. Así las cosas, es fácil, para un nortino, emocionarse, con las historias de su origen. Hable de calicheras, casas de calaminas y oficinas salitreras y verá usted que, con razón, se les ablanda el corazón. Eso es lo que hace Rivera Letelier. Se sostiene en la popular leyenda. De los mineros en procesión bajando desde las salitreras hasta la Escuela Santa María, menciona a un mítico Luis Emilio Recabarren, y amores románticos. Entonces, les aseguro que ese relato simple, es muy eficaz para un nortino. Es la leyenda-mito acrítica, idealizada y sin distancia, actuada por estereotipos.
En cambio, la novela de Juanita Gallardo, Herencia de fuego, en lugar de afirmarse en un mito, lo desmitifica. Este es la leyenda de la Quintrala (1604-1665). Benjamín Vicuña Mackenna publicó, en 1877, su ensayo Los Lisperguer y la Quintrala. y construye el mito de la Quintrala lasciva y voluptuosa, sacrílega y monstruosa mata hombres. Mercedes Valdivieso (1924-1993) ofreció la reinterpretación del mito en la novela Maldita yo entre todas las mujeres, escrita en castellano antiguo. Ahora Juanita Gallardo, desde la vida de Agueda Flores, la abuela de la Quintrala, discute el mito, con efectismo dramático. Es una novela documentada y crítica. Fuerte, culta, lúcida, sexual, pasional, inteligente, calculadora, poderosa y brillante, visionaria y dominante, así aparece ahora Águeda Flores, la abuela de la Quintrala. Ese es el linaje de la Quintrala, según Gallardo. Gallardo, nos hace creer, de modo encantador, que nuestras taras actuales (nuestra hipocresía, nuestro espíritu traicionero, Nuestra falta de identidad, el modo en cómo encubrimos nuestro pasado) están incorporado en nuestro ADN chilensis. Es decir, están en la Colonia, en Santiago del Nuevo extremo, guiños que aumentan el placer de la lectura.
Gallardo había publicado dos novelas históricas, Balmaceda : sus últimos días, (1991) y Déjame que te cuente, (1997) novela sobre los amores de Bernardo O'Higgins con Rosario Puga.
Jorge Marchant Lazcano inició la generación del 87 con la publicación de la interesante y taquillera novela Beatriz Ovalle en la que incorpora –como un collage- elementos Pop, al estilo de Cabrera Infante o Puig, con humor e ironía. Ahora ha publicado La joven de blanco. Marchant tampoco mantiene un mito, pero tampoco lo desmitifica. Lo que hace es jugar con un mito.
En 1866, el pintor norteamericano James Whistler de 32 años deja Londres para viajar de incógnito al puerto de Valparaíso. En un tren conoce a Rosa Policarpo, una joven que le trueca el libro Las Hijas de María por un daguerrotipo. Ahí comienza una novela dentro de una novela. El 8 de diciembre de 1863, día de la Inmaculada Concepción, se incendió en Santiago la Iglesia de la Compañía. Dos mil personas murieron. El libro nos incorporará a unas insidiosas relaciones entre hermanas y criadas donde aparecerán las acusaciones y las deslices de las bienaventuradas santiaguinas. Es la novela del erotismo de las benditas, la vida interna de las beatas, en la que se mezcla la ficción con la realidad. Esto es, qué duda cabe, muy posmo.
Rodrigo Atria tiene un lindo título para una novela histórica, Coplas de Sangre (1998) tres mil mapuches pelones amenazan con atacar a la capital (en realidad, 300 viviendas de barro y paja, con cinco mil almas, entre los dos brazos del río, junto a un cerro que los indios llaman Welén, por dolor). El año 1969 llegó un Capitán español con 400 hombres y dio la orden de confiar, a los desconfiados santiaguinos. Un día matan a un español y el Alcalde –para provocar escarmiento entre los indios- detiene a dos indios y los hace confesar. El curo se opone verbalmente a la vendetta y el escribano Dámaso Alcanáz llega a su casa y escribe unas coplas relatando el hecho. Esas coplas lo inculparán. Un día una banda lo golpea en la noche. Allí, el escribano verá la mordaza y el grillete. La política y la comunicación son los dos temas que se cruzan en esta novela lineal y sin mayores sobresaltos, al estilo de la novela decimonónica, tal como se usa.
Antonio Gil ha publicado las novelas históricas Hijo de mí es un racconto especial y espacial de la vida de Almagro) Cosa mentale (una obra alrededor del pintor peruano Jose Gil de Castro, el Mulato Gil y ahora Gil nos sorprende con Mezquina memoria que trata sobre Alonso de Ercilla, autor de La Araucana, poeta y paje de Felipe 11, enviado a la guerra de Arauco con la misión de contársela a la corte.
Antonio Gil escribe pensando en crear lenguaje nuevo, para ultra descifradores que se divierten al descubrir nuevas/viejas palabras cerca al barroco americano de Juana Inés de la Cruz o de Lezama Lima, el desplazamiento entre el monólogo y la descripción, la fragmentación narrativa en varias voces, la ruptura de la ilusión realista . Y la sensación, la temible y certera sensación en esta época de olvido, que nuestra vida está construída por esos antecedentes, un Chile anterior, un espacio cultural religioso y mágico que está subterráneo. Un Chile duro y austero, un Chile profundo, una identidad descubierta en rincones oscuros de nuestra historia y una costumbre sana descubrir que el tiempo no es lineal. No tengo ninguna duda, Antonio Gil es un fino escritor chileno.
Antonio Gil ha publicado las novelas históricas Hijo de mí es un racconto especial y espacial de la vida de Almagro) Cosa mentale (una obra alrededor del pintor peruano Jose Gil de Castro, el Mulato Gil y ahora Gil nos sorprende con Mezquina memoria que trata sobre Alonso de Ercilla, autor de La Araucana, poeta y paje de Felipe 11, enviado a la guerra de Arauco con la misión de contársela a la corte.
Antonio Gil escribe pensando en crear lenguaje nuevo, para ultra descifradores que se divierten al descubrir nuevas/viejas palabras cerca al barroco americano de Juana Inés de la Cruz o de Lezama Lima, el desplazamiento entre el monólogo y la descripción, la fragmentación narrativa en varias voces, la ruptura de la ilusión realista . Y la sensación, la temible y certera sensación en esta época de olvido, que nuestra vida está construída por esos antecedentes, un Chile anterior, un espacio cultural religioso y mágico que está subterráneo. Un Chile duro y austero, un Chile profundo, una identidad descubierta en rincones oscuros de nuestra historia y una costumbre sana descubrir que el tiempo no es lineal. No tengo ninguna duda, Antonio Gil es un fino escritor chileno.
(Publicado en el libro Escritores de la Guerra, Foro Nórdico, 2004)
Textos
© Omar Pérez Santiago
Registro de Propiedad Intelectual Inscripción Nº 143.168
Derechos reservados
© Omar Pérez Santiago
Registro de Propiedad Intelectual Inscripción Nº 143.168
Derechos reservados
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Escenas de la vida posmoderna: intelectuales, arte y videocultura en la Argentina de Beatriz Sarlo
Hace treinta años, el diario La Época de Chile publicó mi reseña del importante libro de Beatriz Sarlo, "Escenas de la vida posmodern...
-
El noruego Peter Wessel Zapffe (1899-1991) escribió en 1933 el ensayo “El último Mesías”. Según él, el hombre se encuentra en...