sábado, enero 11, 2020

Alfonsina Storni. Voy a Dormir. por Pérez Santiago

Ilustración: Edwin Salinas

El sábado 22 de octubre de 1938 una mujer -46 años- deambula en Buenos Aires hacia la estación de trenes, saca un billete, sólo de ida, para Mar del Plata. Se instala en una modesta residencial con el borroso designio de suicidarse. Se dice -la anécdota es oscura- que está enferma, cansada y anhela la muerte como una liberación. Quizás, en un banco desmantelado ocupa largas horas en repasar su vida. Tal vez emplea su tiempo en redactar el poema "Voy a dormir":
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.
Va al correo y envía el poema a La Nación. El lunes permanece la noche en vela con su confusión moral. Es probable que se escucharan gritos de rebeldía y palabras de sumisión. Habla consigo misma. Redacta una carta a su único hijo, Alejandro, de 26 años. A la una de la noche sale y va hacia el mar. Sus biógrafos aseguran que saltó al agua desde una escollera. El mito, sin embargo, más poético y más lleno de espíritu, que se internó lentamente en el mar.
Horas más tarde, dos jóvenes obreros que paseaban por la playa La Perla encontraron su cuerpo. Era Alfonsina Storni, una de las más importantes poetas del siglo.
Alfonsina Storni quedó inmortalizada en la canción "Alfonsina y el mar", de Luna y Ramírez:
Por la blanda arena que lame el mar
su pequeña huella no vuelve más,
un sendero solo de pena y silencio llegó
hasta el agua profunda.
Un sendero solo de penas mudas
llegó hasta la espuma.
Alfonsina Storni era géminis del año 1892. Dragón de fuego. Dijo alguna vez: «me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo». Nació en un cantón de la Suiza italiana. Su familia se estableció en San Juan y más tarde, en 1901, se mudan a Rosario. Cuando Alfonsina tiene diez años, el negocio familiar es el "Café suizo", donde la niña lava platos y sirve las mesas. Su padre, depresivo y alcohólico, fallece en 1906. Alfonsina, que no para de escribir poemas, trabajó como cocinera y obrera de un taller de gorras. Se dedicó un poco al teatro. Terminó por recibirse de maestra.
A los 19 años ya escribe, recita, y publica en revistas. Y entonces, el amor. Dicen que de una velada literaria en Santa Fe Alfonsina obtuvo un romance y del romance obtuvo, como ocurre con mujeres jóvenes, un hijo, Alejandro, en 1912. Del parto nació otro verso celebrado: Yo soy como la loba, ando sola y me río… El hijo y después yo, y después,…¡lo que sea!
El padre de Alejandro -a pesar de los años, su nombre sigue oculto-, era casado, mayor y periodista.
Madre soltera y feminista, se traslada a Buenos Aires. En 1920 gana el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura por Languidez. En 1925 sale Ocre. En 1926 se editan Poemas de amor. En 1934, publica Mundo de siete pozos y en 1938, Mascarilla y trébol, el último libro.
Alfonsina Storni, brava vocera de los derechos civiles de la mujer e impulsora de la Sociedad Argentina de Escritores, es generosa en amistades. En 1915 le pide al escritor Leopoldo Lugones que lea unos versos suyos: "Esto que me permito pedirle -escribe- tiene una razón. Mi libro se va a publicar en breve. Yo sé que se me tildará de inmoral".
En 1919 Amado Nervo llega a la Argentina como embajador de su país, y frecuenta las mismas reuniones que Alfonsina. Ella le dedica un ejemplar de La inquietud del rosal. «poeta divino», le escribe.
A Juana de Ibarbourou, a quien conoció en 1920 en Montevideo, le pareció alegre, chispeante, a veces aguda y sarcástica.
En 1922 se cruzó con el cuentista Horacio Quiroga. Aquí hay que detenerse un poco. Le gustó Quiroga. Obvio. La mezcla de desfachatado y bestia trágica de Quiroga era un imán que atraía a las mujeres. Sus biógrafos chismean también sobre la fama de conquistador de doncellas. ¿Calumnias? Observen esta carta de Quiroga: "Anda por Buenos Aires una admirable criatura de dieciséis años, a cuyo recuerdo soy fiel en razón de una noche que cené en su casa, ocupando la larga hora en buscar con mi pie debajo de la mesa lo que, ¡oh Dios!, me fue acordado encontrar con ajeno beneplácito. Aun llegué a bajar la mano, en pretexto de corregir la servilleta, y la coloqué, con la curva precisa, sobre su rodilla, un momento, un solo momento".
Se les vio juntos. Las fotos los muestran divertidos. Su amiga Norah Lange chismea que fue testigo de un juego erótico para chiquillos: Quiroga sostiene en el aire un reloj de cadena al que ambos tienen que besar por sus caras opuestas. En el momento preciso, Quiroga levantó el reloj. Pillín.
Un día la llamó por teléfono la chilena Gabriela Mistral. Deseaba conocerla. Al verla Gabriela quedó sorprendida: «Extraordinaria la cabeza, pero no por rasgos ingratos, sino por un cabello enteramente plateado, que hace el marco de un rostro de veinticinco años». Insiste la poetisa de Vicuña: «Cabello más hermoso no he visto, es extraño como lo fuera la luz de la luna a mediodía. Era dorado, y alguna dulzura rubia quedaba todavía en los gajos blancos. El ojo azul, la empinada nariz francesa, muy graciosa, y la piel rosada, le dan alguna cosa infantil que desmiente la conversación sagaz y de mujer madura».
En el famoso café Tortoni conoció a Federico García Lorca, cuando este fue a Buenos Aires a dirigir su obra Bodas de Sangre, entre 1933 y 1934. Le dedicó un poema, «Retrato de García Lorca»: «Irrumpe un griego /por sus ojos distantes (…). Salta su garganta /hacia afuera /pidiendo /la navaja lunada /aguas filosas (…). Dejad volar la cabeza, /la cabeza sola /herida de hondas marinas /negras…».
En el verano del 1935, supo la temible noticia: tenía cáncer de mama. Fue operada, pero el cáncer continuó. Pasó depresiones. Desde entonces llama al mar en sus poemas y habla del abrazo de la mar y de la casa de cristal que la espera allá en el fondo, en la avenida de las madréporas. El suicidio contagia el ambiente. En 1937 Horacio Quiroga también se enferma de cáncer. Una medianoche toma su ración de cianuro. Alfonsina Storni lo despidió con versos conmovedores: "Morir como tú, Horacio,/en tus cabales, Y así como en tus cuentos, no está mal". Luego Leopoldo Lugones se envenena.
Storni, dragón de fuego, le ruega al mar, su cólera, su fiereza:
Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
"Piedad, piedad para el que más ofenda".
Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza,
¡Aire de mar!… ¡Oh tempestad, oh enojo!
Desdichada de mí, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.

Al fin, el mar la pidió a ella. Y, en el lugar donde bajó dispuesta a todo, un lunes por la noche, hay una estatua en su honor, que mira el mar.


Fuente: Escritores y el mar, Ecoceanos ediciones, 2000. 


Alfonsina Storni: "I’m going to sleep too"


(Traducción del español: Claudia Pérez y Fernanda Manzano)
On October, Saturday 22nd, 1938, a 46 year-old woman wanders in Buenos Aires towards the train station; she buys a one-way ticket to Mar del Plata. She moved to a modest boarding house, having the blurry fate of committing suicide. It is said – the incident is obscure- that she is sick, tired and longs for death to set her free. Perhaps her time goes by in an old bench thinking about her life. Maybe She spends time writing her poem "I’m going to sleep too"
I'm going to sleep, my nurse, tuck me in. Put a flashlight on the headboard; a constellation, the one that you like they are all good; dim it a little.
She goes to the post office and sends the poem to "La Nación" newspaper. She stays awake the whole Monday night because of her moral confusion. Probably screams of rebelliousness and words of submission were heard. She talks to herself. She writes a letter to the only son she had, Alejandro, 26 years old.
She goes out and heads to the sea at 1:00 am. Her biographers assured she jumped into the sea from a breakwater. The myth, however, more poetic and with more spirituality, was that she slowly walked into the water.
Hours later, two young workers who were strolling down La Perla beach found her body. She was Alfonsina Storni, one of the most important poets of the century.
Alfonsina Storni was immortalised in the song "Alfonsina y el mar" (Alfonsina and The Sea) by Luna and Ramírez.

Through the soft sand that the sea laps against
Your little footprint will not ever come back
A path full of pain and suffering
Reaches the deep water
A path only of silent grief Reaches the surf.

Alfonsina Storni was a Gemini of 1892. Fire Dragon. She once said: "I was called Alfonsina, which means willing to anything". She was born in a canton of Switzerland. Her family settled in San Juan, later on, in 1901, they moved to Rosario. When Alfonsina was 10 years old the "Café Suizo" is her family business, where the girl works as a dishwasher and waits the tables. Her father, depressed and alcoholic dies in 1906. Alfonsina, who does not stop writing poems, works as a cook and as a labourer in a workshop of caps. She dedicated some time to the theatre too. She finally graduated as a teacher.
At age 19, She already writes, recites and publishes in magazines. And then came love. It is said that in a literary soiree in Santa Fe, Alfonsina had an affair and from the affair she had a son, Alejandro, in 1912. From the birth another verse appeared: I am like a she-wolf, I walk alone, and I laugh...the son and then I, and then...what ever!
In spite of the years Alejandro´s father name remains unknown, he was a journalist, older, and married.
Alfonsina, a single mother and a feminist, moves to Buenos Aires. In 1920, she wins the First Municipal Prize of Poetry and the Second National Prize of Literature for "Languidness". In 1925, "Ochre" is published, In 1926 "Poems of Love", 1934 "Seven Wells World" and in 1938 " Mask and Shamrock", which is the last book.
Alfonsina Storni, brave speaker for women’s rights and a driving force of the Writers Society of Argentina, she had many friends. She asked Leopoldo Lugones if he could read some of her verses in 1915: She wrote; " This I am asking you for a reason, it is because my book is due to be published soon. I know that I am going to be labelled as an immoral".
In 1919 Amado Nervo arrives to Argentina as an ambassador for his country and goes to the same meetings Alfonsina does. She dedicates him a copy of "The Uneasiness of the Rosebush ". In the dedication she called him "Divine Poet".
To Juana de Ibarbourou, whom she met in Montevideo in 1920, she seemed happy, perky, sometimes acute, and sarcastic.
She met Horacio Quiroga, a storywriter, in 1922. She liked Quiroga. Obviously. He was a mixture of insolent and a tragic beast, a real magnet for women. His biographers say that he was a womaniser. Smear? Read this letter of Quiroga: "There is a girl in Buenos Aires, an admirable 16 year old creature, to whom I recall well since I once dinned at her place, spending the long hour looking for with my foot what, oh, Lord! I had agreed to find, with someone else’s acquiescence. I even put my hand under the table to arrange my napkin, and put it right in her knee for a moment, just for a moment".
They were seen together. The photographs show them happy. Her friend Nora Lange says that she witnessed an erotic game for children: Quiroga holds in the air a chain clock they both had to kiss in the opposite faces; in the right moment Quiroga raised the clock. Naughty boy.
One day the Chilean Gabriela Mistral called her on the phone. She wanted to meet her. When Gabriela saw her she was surprised: "The head is extraordinary, not for cheated features but for her silver hair, which frames a 25 year-old visage". The Vicuna poetess insists "I haven not seen a hair more beautiful than that, it is strange like moonlight at noon would be. It was golden, and some sweetness remained in the white clusters. The blue eyes, the retroussé nose, very funny and the rose skin, give her a child thing which challenges the astute conversation and mature woman".
She met Federico García Lorca in the famous café Tortoni, when he went to Buenos Aires to direct his play "Wedding of Blood", between 1933 and 1934. She dedicated him a poem, "Portrait of García Lorca": In comes a Greek / because of his distant eyes (…). Out goes his throat / outside/ asking / for the moon knife / sharpen water (…) Let the head fly, / the head alone / wounded by sea waves / black ones…".
In the summer of 1935, she knew the terrible news: she had breast cancer. She was operated on, but the cancer continued. She suffered depressions. Since then she called the sea in her poems and talks about the embrace of the sea and the crystal house awaiting for her there in the bottom, in the Madre pore avenue. The suicide floats in the environment. In 1937, Horacio Quiroga also gets sick of cancer. One midnight he took cyanide. Alfonsina Storni said good-bye with moving verses: "Dying like you, Horacio, in your full senses, like in your stories, It is not bad". Then Leopoldo Lugones poisoned himself.
Storni, Dragon of fire, he begged the sea, his rage, his fierceness:
Oh sea, give me your tremendous rage,
I spent a life forgiving
Cause I understood, sea, I gave myself away:
"Mercy, mercy for the most offensive".
Give me your salt, your iodine, your fierceness,
Sea Breeze! Oh, tempest, oh anger!
Poor me, I am a sharp rock,
And I die, sea, I succumb in poverty
Finally, the sea asked for her. And, in the place were she went down ready for everything, a Monday night, there is a statue in her honour, overlooking the sea.

Fuente: Escritores y el mar, Ecoceanos ediciones, 2000. 

2 comentarios:

  1. Gracias por el artículo. Seré curioso, ¿por qué "too" en el título de la traducción al inglés? ¿No convendría echarle otra ojeada?

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    1. Me explico: acabo de traducir "Alfonsina y el mar" al inglés y, buscando una página en inglés que pusiera en contexto tanto la canción como el poema, para citarla, di con este artículo.

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