viernes, septiembre 29, 2023

Augusto Góngora, la salud mental, la neurociencia, la neurona Jennifer Aniston y cómo vivir más y mejor. Por Omar Pérez Santiago

 

Es común escuchar que vivimos más y mejor que nuestros abuelos. Nos repiten que los 70 son los nuevos 50 y que la humanidad parece haber pospuesto el deterioro cerebral. No es del todo cierto. No todos los mayores viven en mejores condiciones. En muchas partes del mundo los mayores viven mal.

Por ejemplo, el destacado periodista chileno,  Augusto Góngora, fue diagnosticado en  2014, con solo 62 años, con la enfermedad de Alzheimer. Desde entonces empeoró hasta morir.

Lucrecio, el filósofo romano materialista del siglo I, creía que en el mundo no hay nada fuera de la materia existente. Lucrecio consideraba que la mente emergía de las desviaciones y movimientos de los átomos. Han pasado 20 siglos. Y hoy sabemos gracias a la neurociencia que  nuestra memoria construida se guarda en el hipocampo del cerebro en las 86 mil millones de neuronas. Hoy sabemos que las neuronas de la memoria declarativa viven en el hipocampo del cerebro. Allí neuronas densamente empaquetadas crean conceptos y abstracciones que permiten pensar. Pensar es abstraer, dice Borges en el cuento «Funes el memorioso».

El neurocientífico argentino, Rodrigo Quian Quiroga trabaja en el laboratorio de resonancia magnética con pacientes con enfermedades del cerebro como el Alzheimer o Parkison. En el año 2005 le mostró a un paciente imágenes de actores famosos. Una neurona del paciente reaccionó siempre a la imagen de la talentosa actriz norteamericana, Jennifer Aniston, famosa de la serie Friends. Le mostró luego al paciente imágenes diversas de Aniston y la neurona siempre se encendía. El científico descubrió la existencia de una  célula “super específica” que reaccionaba —únicamente— al contemplar la imagen de Jennifer Aniston. Luego le nombró la palabra Aniston y la neurona igual se encendía. Es decir, la neurona respondía a la imagen y al sonido de Jennifer Aniston. La neurona era una idea,  un símbolo. Gran descubrimiento mundial de la materialidad de las ideas y los conceptos.

La memoria es construida. De los videos, los libros, de los relatos de nuestros padres o nuestros abuelos. La memoria son abstracciones emocionales codificadas y heredadas. Son emociones abstractas, edificadas por las sinapsis de nuestras neuronas del hipocampo, y que pueden aprender a cualquier edad, según el  neurocientífico francés Stanislas Dehaene. Según él hay 4 pilares que potencian el aprendizaje: 1) prestar atención, 2) tener un compromiso activo, 3) cometer errores, levantar hipótesis y corregir, 4) la consolidación del aprendizaje toma tiempo, donde el papel del sueño es central.

Subrayo. En última instancia, el fabuloso mecanismo material de construcción de ideas reside en el hipocampo. Es el dispositivo que también puede permitir que la ficción manipule la mente humana. Esto es cada vez más resonante, en un momento de gran expansión de la biotecnología y la inteligencia artificial. No somos lo que somos, sino lo que recordamos ser.

La neurociencia valora la autonomía del pensamiento y de las ideas. Nuestras ideas son una reconstrucción de emociones codificadas.

La neurociencia ayuda a convencer que, a pesar de tener 70 años, se puede cambiar un poco la mirada, puesto que el cerebro es muy plástico. Es maleable. Por eso podemos aprender. El conocimiento y la experiencia lo transforman. Se metamorfosea.

El asunto es importante porque, eventualmente, las personas mayores pueden ser intelectualmente muy vitales,  con humor y más felices y más lúcidos. El potencial del capital de saber es interesante y enorme.

La neurociencia nos está diciendo que así como en el pasado construimos ideas mentales en el cerebro, también es posible construir imágenes mentales del futuro. De cómo vamos a ser nuestro futuro. Un aporte a pensar en el futuro. Los mayores pueden hacer al mundo un nuevo aporte en el área de las ideas, de la imaginación, de la creatividad. Podemos prefigurar, dibujar el nuevo horizonte de expectativas.

¿De qué depende?
Primero, tener mejores pensiones, mejor atención sanitaria.
Segundo, no fumar ni depender del alcohol.
Tercero,  una dieta sana y variada.
Cuarto, ser social, reír a diario, socializar con amigos, aún por teléfono o internet. La soledad es la peor epidemia para los mayores. Procura tener una vida sexual activa.
Quinto, la actividad física diaria. Sal a caminar por tu barrio.
Sexto, procura un sueño tranquilo.
Séptimo, escribe un diario de vida día a día. Dibuja, pinta, canta. Lee en otros idiomas.


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