sábado, febrero 28, 2009

Otra vez en la noche de Chile o regresando desde La Habana

El poeta Thomas Harris llama todos los escritores y poetas de Chile a que nos sumemos en una campaña urgente para solidarizar con el poeta Andrés Morales, poner las cosas en orden y recobrar la inteligencia para nuestra patria.

Por Thomas Harris

“He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas, histéricas, desnudas…”; cada vez que leo y releo los primeros versículos del “Aullido” de Allen Ginsberg me recorre el mismo escalofrío, el mismo sentimiento de abandono y precariedad en la imagen del poeta, en su praxis, en su deseo de agregar otro objeto bello más entre los objetos que pueblan el mundo y, para mi dolor y desolación, veo que estos versos se hacen cada vez más actuales, más premonitorios, más incansablemente presentes. Y eso me pasa hoy, en nuestra supuesta democracia, la que ha transformado a los verdaderos y mejores poetas en casi parias que deben trabajar 24 horas al día, y si no, transformarse en ese nuevo, pero consabido espécimen: el poeta burocrático, el poeta funcionario del sistema que sólo se exhibe como a los bufones de la corte. Mi pregunta hoy es: ¿qué ha pasado con la inteligencia en Chile, qué valor se le adjudica a la capacidad intelectual y al tesón y al vuelo poético? Mi respuesta, después de estos últimos días, es que, por desgracia para el país está, no en retirada, sino acorralada, por los funcionarios y los políticos de la nueva era. Nunca me había sentido más el Joseph K… en un reciente viaje a La Habana, a la Feria Internacional del Libro, dedicada a nuestro triste país, cuando llegué al hotel representando a Chile con un Proceso como el de Joseph K… a cuestas, ambiguo y absurdo, lo que hace aún más denigrante y angustioso un proceso. Como el cónsul Geofrey Firmin me volcó el alcohol, porque en días de delirio la única manera de mantenerse lúcido es el delirio. Viví, en suma, mi “Trilogía sucia de la Habana”. ¿Mea culpa? El que esté libre de pecado… Pero mi consternación no pudo ser mayor cuando hoy, a días de mi recuperación mental y física, me encuentro con se ha publicado en la Web, por el Sr. Eduardo Lacámara, una declaración de una tal Srta. Mariela López Lagos, supervisora del aeropuerto Pudahuel (o como se llame), cuyos destinatarios son “contacto con la cultura”, Paulina Urruria (Ministra de Cultura) y el Consejo Nacional de La Cultura y el propio citado Sr. Lacámara, por si no lo sabe el lector, presidente de la decadente y sórdida mal llamada Sociedad de Escritores de Chile quien se dice poeta. En esta carta se “acusa”, mediante un documento privado e interno de la aerolínea “Copa” de conducta agresiva, prepotente, inadecuada, escandalosa y un largo etcétera al Dr. en Literatura y prestigioso poeta chileno Andrés Morales, que venía desde Francia donde acababa de recibir un importante premio por su libro “Las visiones de la Sibila”. Además se “informa” que el Dr. Morales sólo pedía una franquicia por tres kilos en libros chilenos para dar a conocer en la Feria del Libro de la Habana, y que por lo tanto se considerara su carácter de embajador cultural. A lo que la funcionaria constató que su pasaporte no era diplomático. ¿Qué más que un embajador cultural que un poeta de la reputación del Dr. Andrés Morales, autor de decenas de libros de poesía, Premio Pablo Neruda, académico de la Universidad de Chile y la Finis Terrae y miembro de número de la Academia Chilena de la lengua (Según la funcionaria “Academia de la Lengua del Ministerio de Cultura”) ¿Sólo los agregados culturales que más tienen de agregados que de culturales? Las autoridades e instituciones a los que al parecer se le acusa al Doctor Morales, que al tenor de este desconcierto parecieran ser no otra cosa que comisarías de nuestra cultura? A los verdaderos intelectuales se nos quiere sepultar en vida, convertirnos en paranoicos acorralados por el Poder, en Bartleby que “preferiríamos no hacerlo”, y con razón. ¿Y este señor Lacámara quién es?: un poeta mediocre, del montón del montón, que apenas ha publicado un libro en Cuba gracias a no sé qué malas artes de quienes llevan las riendas de este país cansado, y, lo peor, un aprovechador de poca monta de un cargo que en este momento más debería avergonzar a un verdadero poeta. Llamo a todos los escritores y poetas de Chile, los verdaderos, a que nos sumemos en una campaña urgente y necesaria para no devolver la honra al poeta Andrés Morales, que no la ha perdido por un pelafustán trepador y mal intencionado, sino a ponernos a su lado y a poner las cosas en orden. A recobrar la inteligencia para nuestra patria. Si no relean esta noche “Una fábula” de Kafka, les hará bien, les hará pensar, y como toda parábola, el más difícil de los géneros, os hará que vuestras neuronas surfeen un poquito por el Mar de la Incertidumbre.

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