lunes, febrero 15, 2010

Libro obligatorio para nuevos ministros de Piñera


En los reputados pendrives que colgó del cuello de sus ministros, el presidente electo, Sebastián Piñera debió incluir el libro de moda,  The Spirit Level de los epidemiólogos Richard Wilkinson y Kate Pickett. (The Spirit Level. Why equality is better for everyone de Richard Wilkinson y Kate Pickett,  Penguin, 2009. En español: Desigualdad: una análisis de la infelicidad colectiva, Turner 2009)


El consenso derechista ha sostenido que el alto crecimiento es una medicina patentada para los problemas sociales. Sin embargo, el libro Spirit Level intenta demostrar con bases estadísticas que la destrucción social va de la mano con la desigual distribución del ingreso.
Richard Wilkinson y Kate Pickett sostienen la tesis de que la desigualdad en sí causa  la mayoría de los problemas sociales. Enfermedades físicas y mentales, adicciones, sobrepeso, malos niveles educacionales, criminalidad, embarazos prematuros y limitada movilidad social están en directa relación con la desigualdad económica.
La tesis es conclusiva: mientras más desigualdad, mayores son los problemas, en todas las clases sociales. Los autores comparan países con elevadísimas diferencias de ingreso como Inglaterra y Estados Unidos, con países más equitativos como Japón y los países nórdicos. Los ricos en Inglaterra o en Estados Unidos tienen mayores riesgos a morir antes, a tener enfermedades mentales, cardiovasculares o adicciones que los ricos en países con mayor nivel de igualdad como Japón, Noruega y Suecia. La diabetes y las enfermedades mentales son altas  en Estados Unidos e Inglaterra, en todas sus clases sociales. Casi un cuarto de la población de esos países tiene enfermedades mentales y tienen una mayor cantidad de gente en las cárceles. El consumismo, el aislamiento, la alienación, el stress y la ansiedad son productos de la desigualdad. Esas enfermedades no pueden ser tratadas individualmente. Por lo tanto, la mejor manera de hacer funcionar un país es con menos desigualdad.
Las bases de este amplio estudio son la cifras oficiales de la ONU, la OMS o de la OECD
La explicación de  Wilkinson y Pickett está en los nuevos descubrimientos de la neurocirugía, las técnicas de scanner cerebrales, que demuestran que los humanos  tenemos una relación racional con el entorno. La vida es dependiente de la relación con los demás para poder funcionar y una de nuestra estrategia   básica de sobrevivencia es cuidar nuestro status en el grupo. Sólo si los ingresos se distribuyen de mejor modo, podemos relajarnos. Las grandes diferencias de status crean stress. La peor parte la sacan los que están abajo en la escala de ingresos sin posibilidades de ascender. En cambio, en sociedades más igualitarias las tendencias son más colaborativas.

Wilkinson y Pickett constatan que muchos políticos en el mundo intentan solucionar los problemas sociales y médicos como criminalidad, marginalización y enfermedades con medidas fantasiosas. Esos políticos de facha activa, de imagen emprendedora e ingeniosa, en la práctica, esos políticos dan la hora. Han renunciado a una sociedad mejor, pues sus modos de solucionar los problemas son ineficientes o artificiosos.  Esta apatía y derrotismo camuflado de actitud gerencial, debe ser cambiada por una activa política por disminuir las desigualdades.
“Las relaciones del sistema  económico son relaciones sociales.”
Chile es una de las sociedades más desiguales del planeta. Las tasas de obesidad, las adicciones al tabaco, las muertes cardiovasculares, la cantidad de presos en las cárceles, son también las más altas del planeta. 
Los ministros de Piñera, magos del crecimiento económico unilateral, si no se dejan influenciar, si el libro de The Spirir leve es correcto,  mantendrán y aumentarán, en sus cuatro años, las cifras de la infelicidad.

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2 comentarios:

  1. El gran error del socialismo que rasga vestiduras por la desigualdad, es que no entiende que es mejor crear riqueza y luego distribuirla, antes que repartir pobreza. Lo primero es algo que supera al socialismo; lo segundo, es el "premio de consuelo" que ofrece el socialismo. Su tipo de "igualdad" consiste en llevar a los que estan bien al nivel de los que estan mal, obtiendo una sociedad igualitaria de individuos frustrados.
    El unico camino de nivelar hacia arriba es el neoliberalismo, y de eso, de esa forma de hacer bien las cosas, los ministros de Piñera no tienen nada que aprender. Lo saben hacer desde hace años.
    El problema del pobre no es ser desigual, es ser pobre.

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  2. Dos puntos son importantes aquí: primero, y según el libro The Spirit Level, llegado a un cierto nivel de desarrollo, el crecimiento económico sin igualdad produce mayores índices de infelicidad (adicciones, obesidad, diabetes, ataques cardiovasculares, criminalidad), que países más igualitarios. El análisis es comparativo.

    Segundo, la sutileza del análisis indica que esos fenómenos atacan a todas las clases sociales, no sólo a los pobres. Las altas tasas de enfermedades mentales, la obesidad, las adicciones no son fenómenos de los pobres, también de los ricos.

    Tercero, el método de estos académicos es científico y está demostrado con fuerza estadística, que han estudiado por cerca de 30 años. Por ejemplo, Richard G. Wilkinson (que trabaja en la división de Epimediología y Salud Pública de la Universidad de Nottingham), y Kate E. Pickett (Departamento de ciencias médicas de la Universidad de York), demuestran que las tasas de mortalidad son mayores en países con mayores niveles de desigualdad que en los países con menores tasas de mortalidad.

    Así, no bastan afirmaciones plenamente ideológicas (tipo: yo amo el neoliberalismo) para entender asuntos públicos complejos y diversos.

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