EL PAYASO CASTIGADO
OJOS, lagos con mi frenesí de renacer
Distinto del histrión cuyo gesto evocaba
Cual pluma el hollín innoble del quinqué,
En la pared de tela me abrí una ventana.
Con pierna y brazos, limpio, aleve nadador,
Multiplicando brincos, negador del mal Hamlet,
Era como si en el agua inventara muchísimas
Tumbas en las que, virgen, desaparecer.
J acoso oro de címbalo en puños irritado,
De pronto el sol cae sobre la desnudez
Que pura se exhaló de mi frescor de nácar.
Noche de la piel, rancia pasabas sobre mí,
Ignorando, ah ingrata, que mi apoteosis era
Este afeite ahogado en el agua traidora del glaciar.
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