YO NO SOY POLICIA, SOY NOVELISTA
Omar Pérez, autor de la novela-cómic "Negrito no me hagas mal".
Por José Miguel de Pujadas, Revista Universitaria, mayo 2000
La reciente aparición de "Negrito, no me hagas mal", la segunda novela de Omar Pérez (47) presenta la novedad de ser quizás la primera novela-cómic escrita en Chile aunque posiblemente, el interés por leerla no radique precisamente en esa característica, sino en lo que en ella se cuenta, entre metáforas y juegos de palabras, respecto de algunas figuras del desaparecido canal 2. Su autor señala que, de todas formas, "cualquier parecido con la realidad es sólo coincidencia."
¿Cuál era tu pretensión al incorporar la semiótica del cómic en tu novela?
Lo que quiero es acercarme al público. Creo que la gente joven -que son los grandes lectores de literatura- son también grandes lectores de cómic y de obras visuales, ellos son capaces de entender perfectamente una novela cubierta de onomatopeyas y globitos, es un código bastante elemental. Lo que yo quiero es acercar al público, hacerlo entender que la literatura es un artificio, que tiene aspectos lúdicos, que no es una tontera espesa sino un juego, una propuesta que cualquiera se puede hacer. Creo que esta es la primera novela-cómic que se ha hecho, por lo menos en Chile. Enrique Lihn hizo algunos ejercicios. Nicanor Parra de pronto dibuja corazones con globitos que hablan y eso se asemeja un poco al lenguaje visual. Uno de niño aprende a leer con cómics. Yo por lo menos aprendí con Condorito y Mampato.
Entremos en terreno, directamente, ¿Qué tan ficticia es tu novela?
Bueno, como toda novela incorpora elementos de la realidad y arma personajes con distintos rasgos de personas diferentes. Evidentemente tiene un cierto paralelo con la sociedad chilena de los ´90 y con un cierto tipo de juventud.
¿Fuiste testigo presencial de algunos de los hechos que narras, te los contaron, los confirmaste o más que nada éstos tienen que ver con tus fantasías y deseos?
Algunas historias creo haberlas vivido personalmente. Otras son de cosas que he escuchado y otras las he inventado inspirándome en el cine y la literatura. Entiendo tu pregunta en el sentido de que lo que hay -y lo voy a decir directamente- es un homenaje a una generación de jóvenes que en los ´90 se dispusieron a crear un proyecto de comunicación audiovisual muy interesante en el país y que finalmente fueron derrotados. Yo quisiera que en términos del contenido mi novela se entendiera como un homenaje a esa gran generación de hombres y mujeres muy valientes de este país que no quisieron jugar con las reglas típicas de la TV chilena y que hicieron grandes aportes en ese sentido.
El recurso del ocultamiento parcial de nombres de personas y lugares bajo otros de todas formas reconocibles, ¿es una manera de decir cosas sin hacerse responsable directo?
No. Los personajes siempre deben tener un grado de ambigüedad con la realidad. La novela es la construcción de un mundo propio que se va a leer en muchas partes sin saber quienes son los supuestos personajes reales. Cuando una novela tiene ambiciones de ser tal esas cosas no deben tener mucha importancia, ni en el tiempo ni en el espacio. Por lo demás, no deseo tener conflictos con nadie desde el punto de vista práctico real.
Colocándote en un escenario extremista, ¿no tienes cierto temor a que alguna de las personas aludidas pueda sentirse ofendida por las situaciones en las que tú las colocas, sobre todo cuando el límite entre la ficción y la realidad puede parecer demasiado difuso? Te lo pregunto espefícamente por la relación seudo-lésbica en la que sitúas a Consuelo Saavedra con su vecina.
La gente de esa generación fue super irreverente y sentaron en el columpio a medio país. Y creo que tienen el humor suficiente como para aceptar que de repente alguien sea irreverente con ellos. Además, su privacidad ya es pública. El recurso de asemejar ciertos personajes con personas reales es el riesgo que corre cualquier figura pública, lo que pasa es que en este país ese recurso no se usa mucho, por ejemplo, Borges,y en el mundo se han construido novelas con Presidentes de la República o dictadores o películas en donde incluso los ridiculizan y nadie podría decir que se van a ofender por eso.
Pero el hecho de que alguien sea figura pública, ¿justifica hacer pública su intimidad o sembrar dudas al respecto de ella, por mucho que digas que se trata de un recurso novelesco y por lo tanto ficticio?
A ver...primero que nada, cuando tú dices que el personaje principal se asemeja a la Consuelo Saavedra es una suposición tuya...
Perdón, pero a partir de tu descripción está claro que es ella: una periodista joven, talentosa, conductora del programa noticioso "El Latido" del canal Sound&Pop"...
Sí, pero hubo varias otras...bueno, yo sé que esto puede causar un poquito de estupor respecto de este tipo de cosas. Hay gente que lee novelas buscando asociaciones directas. Me han dicho que en "El Mercurio", en donde es editor Felipe Bianchi, esposo de Consuelo Saavedra, ha habido mucha reticencia para hablar de este tema públicamente. De hecho yo he sido entrevistado por un periodista de "El Mercurio" y este tema no ha sido tocado.
¿Hiciste algún trabajo de investigación para escribir esta novela?
La escribí durante muchos años, pero no te podría confirmar si la Consuelo Saavedra tuvo o no un affaire con su vecina, no me consta. Alguien tendría que averiguarlo, si es que tiene alguna importancia, y preguntarle directamente a ella. Porque yo no soy policía, soy novelista. No estoy aquí para denunciar a nadie respecto de sus hábitos. Yo construyo personajes, no es mi interés andar denunciando infidelidades de personas reales. Creo que para eso están las revistas del corazón y una sub-literatura que se dedica a esto.
¿Y no piensas que tu trabajo puede dar para una serie de comentarios y chismes propios de ese tipo de revistillas? A lo mejor caíste en lo mismo o, al menos, te acercarte a eso peligrosamente.
Insisto. Las novelas siempre son cahuines privados de los personajes. La novela no es sociología, habla de gente que bebe, que folla, que es desleal. Los personajes de alguna manera tienen que ser pecadores, o si no la novela sería un tratado de vida ejemplar.
¿Podría catalogarse tu obrar como la historia jamás contada del canal 2?
Es la historia de un canal de TV de los ´90 que intentó hacer otro tipo de TV, nada más.
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