Han Kang evitó tres enfermedades de la literatura:
Evitó a ser parte de la “Asociación para la admiración mutua”
la famosa AAM, en que participa la mediocracia literaria. Yo te la chupo, tú me
la chupas.
Evitó la novela
burguesa de corte realista, vida cotidiana sin fantasía.
Evitó la infantilización
o estrangulación de la literatura por el
pop infantil de ositos de peluche,
dinosaurios y hombre araña.
El poder de la
pesadilla.
En su novela "La vegetariana" la protagonista Yeonghye tomó la decisión de no volver a comer carne, a raíz de una serie de pesadillas. La abstinencia de la carne -en un país donde comen perros o sopa de perro (Boshintang)- convierte su aburrida vida en un permanente conflicto con su familia, su esposo, sus padres y el entorno.
Kafka.
Igual que Gregorio Samsa en La Metamorfosis, que una mañana, tras un sueño intranquilo, se despertó convertido en un monstruoso insecto.
Destino, al parecer, de los alienados, los desadaptados.
Relatan la historia de La vegetariana su esposo, su cuñado artista, su hermana y la joven Yeonghye que cuenta su pesadillas intercaladas en la novela.
Crisis
civilizatoria y existencial.
Yeonghye termina en el hospital.
Al salir del hospital se recupera y tiene un especial amorío con su
cuñado el pintor. Primero le pide que pose para él, y él le pinta flores en el
cuerpo. Se acerca al erotismo de la
película The Pillow Book dirigida por Peter Greenaway en 1996.
Ante el aburrimiento, el erotismo parecer ser una salvación.
¿Eso, la salva?
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