Me bajo del metro Los Héroes y camino hasta Almirante Barroso 10, la Universidad Alberto Hurtado. El crítico y ensayista peruano Julio Ortega está cómodo en el centro de un panel. La sala pequeña está llena de profes y alumnos. Ortega está placido, pues sabe que está en un ambiente intelectualmente controlado, como son hoy las universidades chilenas, aunque se llamen Alberto Hurtado.
El motivo es la presentación de su libro La imaginación crítica (un libro regordote que cuesta 10 lucas), y se aprovecha de hablar sobre la crítica literaria en el siglo XXI.
Según lo anotado, no se habla mucho de crítica literaria. Ninguno de los que está allí en el panel ejerce ese rol significativamente en Chile. En compensación se habla algo, algo leve e incierto, sobre el mundo de los académicos literarios. Rodrigo Cánovas habla de nuevos sujetos, de literatura autobiográfica, como lo diferente. José Leandro Urbina dice algo que realmente no retuve. La señora Raquel Olea riñe con uno de sus alumnos sobre sujetos literarios. Finalmente Julio Ortega lleva la conversación al micromundo académico: como enseñar literatura, y al final, dice, como un chiste, (el crítico es una abridor de conversaciones), que le gustaría hacer un curso sin título, sólo “Seminario”, dice Ortega y nosotros reímos. Yo estoy frente a él, dibujando su borrosa caricatura, a dos metros. Me dan ganas de levantar el dedo y decirle a nuestro querido maestro:
-Don Juli, el mexicano Mario Bellantín ya creó una escuela literaria donde está prohibido escribir, y que una vez con el poeta Erick Polhammer, pensamos crear una escuela parecida en Chile.
Pero, preferí guardar silencio.
Al terminar el seminario, hablo con Gonzalo León, el mejor cronista de Chile, mientras llega lo mejor de la noche, un pisco sauer, de excelente preparación, como homenaje al peruano Julio Ortega. Los canapés, en cambio, me saben raro.
-Está bueno el pisco sauer, me dice Gonzalo León, el mejor cronista del país.
-Sí, le digo, la raja.
Gonzalo León está en la idea de publicar los cuentos de la asesina del general Carlos Prat en Argentina, Mariana Callejas, como ejercicio de no olvido. José Leandro Urbina le discute.
Me tomo un segundo aperitivo y pronto me retiro de ese ambiente tan literario.
Esta noche debo ir ver jugar a la U de Chile contra Chivas Guadalajara.
Yo pensé, créanme, yo tenía un sueño, I have a dream: la U. de Chile haría historia. (la concha que la parió).
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