martes, noviembre 02, 2021

Si todo va tan bien ¿Por qué este dolor que siento? Por Omar Pérez Santiago. Revista Off The Record, noviembre 2021

 



1. Un gusano oculto en el cerebro de ciertos chilenos les inocula la droga de la indolencia. Les hace creer que no tienen culpa de nada de lo que ha pasado en Chile. Creen que lo hacen la raja y lo escriben en El Mercurio con la proverbial moralina de un rancio obispo vanidoso.

2. Cuentos felices. En un cuento de Chéjov, los veteranos se reúnen los jueves a jugar cartas; comen, beben y hablan con ironía. De todo. Religión, filosofía o de la importancia de la vida, con roma ironía. Y si hablan de campesinos o siervos de la gleba, también es con ironía.

3. En cambio, las constituyentes en sus discursos de apertura se emocionan, sin ironía, al decir,” soy profesora, como mi abuela, como mi madre”; “soy mapuche”; “vengo de la pampa…”

Traen un dolor al edificio del congreso, el dolor y el orgullo de su familia o de su tribu.

4. El dolor unido al orgullo genera un estremecimiento inusitado en un alma femenina. Eso se llama nobleza, hidalguía.

“Si es tan fácil, ¿por qué duele así por dentro?”, (Así dice la canción Si Está Bien, de Los Planetas).

 5. Miguel Vera Cifras ha dicho algo profundo y cierto: Los chilenos no avanzamos con proyectos o con verdades ya armadas, o viejas teleologías políticas. Chile avanza, dice Vera Cifras, con contracciones y espasmos. Hay mucha subjetividad en el ambiente.

6. En pocas palabras, pero con frases intensas, Vera Cifras describe nuestra actual y tremenda dinámica atmósfera social y espiritual. Avanzamos con espasmos y contracciones de un parto, de un alumbramiento. Sin utopías.

7. Las utopías abruman desde el siglo XX: totalitarismos, fascismo, comunismo, bombas atómicas, genocidios, Gulag. El dogma de la utopía neoliberal y la violencia pinochetista: seríamos felices si tan sólo se compra y se vende libremente, o se roba o estafa libremente.

8. El gran poeta Octavio Paz dijo que los mexicanos eran melancólicos, una solitaria melancolía que sonríe y calla. Le comenté a mi hija de 19 años que a mí me parecía que los chilenos somos tristes. Y mi Antonia me dijo: los chilenos somos resentidos.

9. El resentimiento o la amargura parece ser el ingrediente básico de la subjetividad actual y el más siniestro de los múltiples demonios que anidan en nosotros, los chilenos.

“Siento que todo lo malo me pasa a mí”

 10. Estábamos dañados antes de Estallido Social. Desastre climático, agotamiento del agua, desigualdad, oligopolios corporativos, precarización laboral. Vulnerabilidad de las mujeres. Viejos sin pensiones. Jóvenes sin meritocracia. Desencanto, pesimismo existencial.

11. Pero un día, hace dos años, fuimos millones, y afloramos como un río subterráneo.

Y otro día, hace un año, fuimos millones a votar por el apruebo de la convención constituyente.

Ha sido un sueño sencillo.

 12. O quizá parece sencillo al contarlo así, como ahora lo cuento. Como si fuese una épica de ficción literaria o un programa narrativo.

Para culturas enteras como para los individuos, las historias son importantes. Son estas historias las que nos guían a través del tiempo.

 13. La constituyente es una leve esperanza, la luz de una vela que a veces parpadea. A veces tirita.

Tomará tiempo. Sí.

Querrán destruirla. Sí.

Se cometerán errores. Sí.

Es un cirio algo piñufla, Sí.

Pero ahora nos ilumina un camino.

“¿Voy a permitir que todo lo bueno vuelva a mí?” (Superlitio, Viernes otra vez).

 14. Finalmente: Dejemos ya de sicopatearnos en nuestro constreñido sistema de reglas de vida. Alejémonos de la patriotería ombliguista, la miedosa cavilación irónica o insular del provincialismo. En nuestro campo visual también hay miradas y visiones más allá de las fronteras.


Revista Off The Record, noviembre 2021

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