Anarquismo, Rebelión y Libertad en Dinamarca

El domingo 9 de marzo de 1986, el poeta danés “nacido punk”, Michael Strunge, se tiró por la ventana del cuarto piso, en la calle Webers del barrio Østerbro de Copenhague.  La noticia conmovió al mundo literario, pues Strunge era, con sus 27 años, padre de la revolución poética anarquista punk  y, se convertiría quizá uno de los más grandes poetas europeos desde entonces.

Este joven genio creció en una humilde familia de trabajadores municipales, en uno de esos suburbios de cemento y neón, Hvidovre, comuna dormitorio desolada y culturalmente vacía de Copenhague. Strunge era gran lector.  A los 19 años se fue a vivir solo su vida de poeta, estaba decidido a encontrarse con las estrellas.  Le publicaron 13 poemas en la célebre revista Hvedekorn. En 1978, Strunge debutó con su libro Livets hastighed, Velocidad de la vida, influenciado por la canción Speed of Life de David Bowie, a quien consideraba uno de “los grandes artistas del siglo”.

El estilo profético, visionario neo romántico de Strunge, inspirado además en el modernismo de Whitman,  Blake y Rimbaud, contagió la nueva poesía. Strunge  era un escritor enérgico y productivo: en siete años publicó 11 libros, con los que produjo una revolución poética nórdica, y junto a sus camaradas de generación animó el debate literario  de los años 80 con manifiestos y encuentros y como redactor de la revista Sidegarden, un auténtico foro de arte punk experimental y vanguardista.

Sueños y visiones que han muerto y la angustia de perder los sueños y las visiones, mientras brilla en la ciudad el neón de la plenitud y de la abundancia. Strunge se movía entre la alegría de vivir, soñar un mundo mejor y la profunda depresión de un mundo frío y solo. El día y la noche, la luz y la oscuridad. Su poesía era de una notable tensión erótico místico o religioso, de sueño y fantasía, el hombre moderno que busca un alma, en un viaje interior, ante su naturaleza neurótica y dividida. Todo lo que era sólido, devino líquido.

Así Michael Strunge tenía amplios contactos con la nueva generación de escritores de Escandinavia y se convirtió en eso que se llama un mito  y se le empezó a llamar  joven salvaje o  poeta azul.

Escribió en uno de sus últimos poemas: “En lo más profundo de mí está el agua negra de la muerte.” La depresión lo acorrala y una mañana temprano del domingo 9 de marzo de 1986, y el poeta, 27 años, escribió su nombre en la puerta de su departamento del cuarto piso en la calle Webers en el barrio Østerbro de Copenhague, donde vivía con su novia Cecilie Brask,  y corrió por la ventana.

La noticia cayó como un maldito rayo eléctrico en la comunidad literaria. El 15 de marzo sus jóvenes amigos poetas entristecidos se juntaron en al Café Kruts Karport.

Strunge era un mito de rebelión y libertad.

Ahora, 27 años después, Michael Strunge es una leyenda y será, con seguridad, un clásico europeo, que se leerá mucho, muchísimo más allá de su temprana muerte.

Homenaje a Michael Strunge, el joven poeta de Dinamarca