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miércoles, octubre 10, 2018

EL PEZÓN DE SEI SHONAGŌN: UNA JUVENTUD EROTIZADA E INDIVIDUALISTA


El pezón de Sei Shonagōn
Omar Pérez Santiago
Editorial: Los Perros Románticos
Reseña: Fran Gaete Trautmann



Lujuria por un pezón que es deseado por varios. Venerado pezón de una joven que es astuta, ardiente y deseada, si deseada como el oro.

Crea una atmósfera sexual más que sensual. Hipnotiza a los hombres con ese botón mamario que atesorarían y las mujeres envidian a la protagonista del pezón llamada Sei Shōnagon.

La estética, el arte, la fantasía erótica se une en este libro de Omar Pérez Santiago, escritor y traductor chileno.

“No hay mayor felicidad en el destino de un artista que en la plenitud de la vida, en los años creadores, descubrir una misión” (página 25).

En la página 31 describe muy bien lo que representa el pezón: “los pezones representaban una respuesta introspectiva de sentimientos oscuros o problemas irresueltos de sus vidas y existencia”.

A veces fría, a veces candente. Ella busca placer. Y tiene una idea que mientras más feo sea el hombre, mejor en la cama. Es ahí que conoce a Matsuo, un estudiante de arte al igual que ella que realmente no tiene ninguna gracia, no es estupendo, pero dibuja bastante bien. Por eso hace un dibujo extraordinario del pezón de Sei y todos quedaron locos. Y fue subida a las redes sociales. Ahí comenzó a derrumbarse la relación entre ellos dos.

Ella es todo lo que la modernidad nos muestra en la actualidad: los likes, la música, el arte contemporáneo, el look de pelos de varios colores y una desfachatez que demuestra sin vergüenza ante la gente. Utiliza a los hombres, perversa, pero encantadora.

En un mundo super actualizado un “like” significa el mundo entero, validarse, pero para otras como Matsuo Bashō el eterno enamorado de la joven artista que comenzó a sacar provecho su pezón para darse a conocer. Y él moría por eso, le daba mucha pena. Él lloraba por ella, ella, que, a pesar de ser feo, feo, le puso atención y luego de la obra de arte ella quedo como la reina digital y él como el bufón inexistente. Ella lo utilizó. Estaba en resumidas cuentas cansado de lo que estaba sucediendo.

El internet más lo erótico juega en la imaginación de la chica. Mientras mas me gusta, mas se siente poderosa. Lo extraño que al mostrar algo tan íntimo como su pezón la hace vulnerable y más aún, superficial.

Llama la atención en la parte psicológica que provoca este libro: la falta de libertad y privacidad. Uno es dueño de hacer lo que quiera hacer, sin embargo, el sobre exagerar su vida privada, “mostrando el pezón”, hace que se debilite la vida común y corriente de una persona.

Tras las páginas del libro, se van constituyendo nuevas aventuras artísticas eróticas, en el cual nuevamente internet y las redes sociales juegan un rol primordial para mostrar lo masoquista que el arte puede llegar hacer.

Lo interesante del libro es como el arte, la era del internet y lo sexual se envuelve como si fuera de lo más normal.

El autor ha escrito varias obras, como “Escritores y el Mar” (2002) y se presentó en el último Primavera Libro en el Parque Bustamante.





sábado, septiembre 01, 2018

Novela “El pezón de Sei Shonagon”, de Omar Pérez Santiago: La sensibilidad en el desarraigo por Emilio Vilches Pino

Esta es una obra escrita de manera fragmentada, con un lenguaje simple, que habla de una sociedad milenaria en crisis, de crímenes en las calles, de oscuras organizaciones que funcionan en la Deep web, pero también de personas desorientadas, sedientas de aceptación en una sociedad insegura y huérfana de soportes reales. En suma, se trata de una ficción a la que hay que prestar atención.
Por Emilio Vilches Pino
Publicado el 31.8.2018
El pezón de Sei Shonagon, la nueva novela de Omar Pérez se sitúa en el Japón actual para contarnos la historia de la relación de (des)amor entre Matsuo Basho y Sei Shonagon. Se conocen en una Escuela de Arte (la Tokyo Gaidai). Ella es una mujer que “no tenía miedos; tenía autoestima, audacia y ambición” y de quien se rumoreaba en la Escuela que “seducía a los hombres con solo mirarlos a los ojos. Los usaba sexualmente y luego los lapidaba (…) una femme fatale cuyos novios aparecían después arrastrando tristes su propio sarcófago”. La llamaban Pezón Dorado por la altura casi legendaria del deseo que sentían por sus senos. Él, en cambio, “además de malcarado, era relativamente gordito e ingenuo y vestía con traje de factura sencilla y parca”. El autor es enfático al resaltar las diferencias entre ambos, no solo en lo físico sino en toda una forma de ver y vivir el mundo. Él la ve casi como a un ídolo (“hincado, como si estuviese rezando al divino, Matsuo Basho se acordó de sus compañeros de arte de la Universidad que soñaban con este pezón”), tanto así que crea una obra de arte, una especie de escultura, del pezón de Sei Shonagon y la exhibe en la Escuela.
La obra comienza a ser admirada y alabada, pero no precisamente por la calidad de la misma, sino por su referente: el pezón de Sei Shonogan. Empieza así un vertiginoso proceso en que la mujer irá sucumbiendo ante las bondades efímeras de la fama virtual, perdiéndose entre redes sociales y páginas web, dejando atrás su vida y convirtiéndose, de cierta forma, en nada más que una imagen digital. (“Ella era un nuevo tipo de animal digital. Se utilizaba a sí misma voluntariamente. Ella estaba imposibilitada de amar a un ser de carne y hueso. Todo tenía que estar en gigas, o no era seductor para ella.”) Por otro lado, su novio, irá viviendo un proceso de celos artísticos en un comienzo, para luego ir derivando a la tristeza y la desesperación ante una mujer que lo deja de amar tan pronto se convierte en una celebridad de Internet.
Andy Wharhol, casi como un oráculo, anunció en un programa de televisión en los ya lejanos años sesenta que “en el futuro, todos tendrás sus quince minutos de fama”. Internet y todas las actuales tecnologías han cambiado la manera de comunicarse y de obtener notoriedad pública, tanto que hoy, efectivamente, muchas personas pueden tener sus quince minutos de fama a través de YouTube, Facebook, Instagram, virales, etc. El arte mismo ha cambiado producto de esto. La técnica y el talento parecen ya no tener una supremacía total por sobre la masividad, y este proceso lo refleja el cambio en los personajes:
“Los llamativos y enigmáticos pezones se viralizaron en las redes sociales de todo el mundo. Paradojalmente, junto con la fama de los pezones, comenzó la ruina de Matsuo Brasho (…) Así Sei Shonagon se valorizó en el mercado del arte de las redes sociales, en spams y motores de búsqueda. Toda una máquina digital barata y persuasiva funcionó gratis para que Sei Shonagon expusiera sus hermosos pechos. Like, like, like. Mientras ella recibía más like, ella era más feliz”
La novela, desde este punto en adelante, permite ser leída como un trhiller, debido a la misteriosa desaparición y muerte de una serie de muchachas japonesas, a la vez del acontecer de Sei Shonagon; también puede ser leída como una novela juvenil con tintes ciberpunk; pero sobre todo como una crítica al mundo superficial de las redes sociales y a cómo han cambiado la manera de concebir las relaciones humanas y de percibir el arte.
El Japón actual aparece hiperconectado e hiper-tecnologizado. El autor hace gala de un no despreciable conocimiento de la cultura nipona, incluyendo referencias sociales, religiosas y culturales, pero que se van mezclando con las nuevas tecnologías y formas de comunicación, dándoles un nuevo significado. Por ejemplo, los mismos nombres de los personajes son homenajes a antiguos escritores japoneses y, tal como lo hizo Jim Jarmusch en Ghost Dog: The Way of the Samurai (1999), existen referencias directas a los códigos y la tradición de los samuráis, pero insertas en un mundo donde el honor y la lealtad ya no son prioridad.
El pezón de Sei Shonagon es una novela escrita de manera fragmentada, con un lenguaje simple, que habla de una sociedad milenaria en crisis, de crímenes en las calles, de oscuras organizaciones que funcionan en la Deep web, pero también de personas desorientadas, sedientas de aceptación en una sociedad insegura y huérfana de soportes reales.
Una novela a la que hay que prestar atención.

Emilio Vilches Pino (Santiago, 1984), además de ser autor de la novela Labios ardientes (La Polla Literaria, Santiago, 2014), y del volumen de cuentos Noches en la ciudad (Santiago-Ander, Santiago, 2017) -ambas lanzadas bajo el seudónimo de Emilio Ramón- registra ser profesor de Estado en castellano, titulado en la Universidad de Santiago de Chile, y magíster en literatura latinoamericana y chilena, también por la misma Casa de Estudios.



El escritor chileno Omar Pérez

Omár Perez, escritor y cronista chileno. Egresó de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, y estudió historia económica en la Universidad de Lund. Últimos libros publicados: El pezón de Sei Shonagon (novela)Caricias, poemas de amor de Michael Strunge (traducción); Allende, el retorno, (novela); Introducción para inquietos, de Tomas Tranströmer (traducción); Nefilim en Alhué y otros relatos sobre la muerte, cuentos, 2011; Breve historia del cómic en Chile (2007), y Escritores de la guerra. Vigencia de una generación de narradores chilenos (ensayo, 2007).


Crédito de la imagen destacada: Editorial Los Perros Románticos.

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