domingo, diciembre 26, 2021

“Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre”. Víctor Hugo. Arquetipo Boric. Un tigre arriba de un ciprés. Por Omar Pérez Santiago

 


“Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre”. Víctor Hugo.

Gabriel Boric Font nació en Punta Arenas, el martes 11 de febrero de 1986. Tigre, según el Horóscopo Chino.
Ese día estuvo templado en Punta Arenas, entre 7 y 15 grados.
El viento, el tenaz viento magallánico era el mismo de siempre.
Verano o invierno, las casas soportan el azote de la fuerza eólica. Nunca, el viento nunca se calmará.
"El viento es un país que se fue" (novela del sagaz escritor magallánico, Oscar Barrientos Bradasic)
Cuando nació Gabriel Boric, el célebre ciprés ya estaba allí en Colón, la avenida que desemboca en el agua, en el Estrecho de Magallanes, que une el océano Pacífico y el Atlántico, esa agua multi oceánica, símbolo de energía y comunicación, paso marítimo de navegación dramática, aguas marinas emblema de aventura.
El viejo Ciprés tenía quizá más de 80 años cuando Boric nació.
Los cipreses de eterno verde son longevos y viven 300 años o más. Los inmigrantes a fines de siglo XIX introdujeron los cipreses en una conquista bioética, desplazando a los árboles nativos. Esos cipreses fueron plantados el 1902, por don Esteban Navarrete, administrador del cementerio, (el cementerio más hermoso de Chile, según el poeta Christian Formoso). La densidad de las hojas de los cipreses es una barrera o cortinas de vientos, y su forma globosa responde al viento como un fuselaje.
Allí creció su adolescencia el presidente electo de Chile, Gabriel Boric.
Tenía el buen humor y la cara redonda de los que les gusta comer. Su cabello enmarañado inspiraba simpatía y no bostezo en sus amigos. Las alegrías sencillas que otorga el viento le daban un aire manso.
Le gustaba subirse a la cabina de los cipreses, como un ingrávido capitán que vuela en su nave sobre el estrecho, la Patagonia hasta el Faro del Fin del Mundo. Quizá a veces gritaba nombres de dioses eólicos, para intentar calmar al viento.
He escuchado varias veces que no hay nada como ser adolescente en Punta Arenas. Se lo reconocí a veces a memorables amigos magallánicos. Gozan de la vida, gustan de la naturaleza. Sueñan.
En su provincia la libertad es gratis.
Cuando un joven magallánico llega a Santiago se le produce, en cambio, una afable tristeza.
¿Les falta el viento?
Eso lo noté, por ejemplo, cuando mi estimado amigo, el escritor Ramón Díaz Eterovic, llegó joven a estudiar a la escuela de ciencias políticas de la Universidad de Chile.
Eso también le pasó a Boric.
En el atardecer del 19 de diciembre de 2021, llegué a La Alameda con Santa Rosa a celebrar la victoria electoral de Gabriel Boric.
Alguien vendía banderas de Magallanes.
¡3 lucas, sacar a 3 lucas!
Impulsivamente compré una bandera de Magallanes.
Bonitas, pensé. Exótico, pensé.
Una bandera de Magallanes flamea en La Alameda.
La parte inferior son seis cumbres doradas con un borde blanco. Arriba y sobre fondo azul, la constelación de la Cruz del Sur. Un símbolo del estado del universo, una parte del cosmos.
De pronto, Boric cruza entre la multitud que lo aclama.
¡Se siente, se siente, Boric presidente!
Mi hija está subida en una barrera de cemento, enarbola su bandera de la diversidad y grita:
¡Un rockstar! ¡Es un rockstar!
Gabriel Boric creció con la memoria y el viento, (como diría el poeta Pavel Oyarzun). La memoria de antes de la colonización, de antes de los buscadores de oro, la memoria de los pueblos libres.
Un joven lleno de aire sueña con ser leyenda y lee poesía en un ciprés, con un abrigo que le llega a los zapatos. Imagina una contracultura magallánica mística, vital y enérgica. Dios envió a la contracultura a Punta Arenas en un joven tigre.
La naturaleza (el viento, el mar, los cipreses) gravitan y orientan, pero no generan la cultura.
La cultura es un vivo proceso de creación. La crea la originalidad de una persona, su decisión de iniciar un curso de acción. Su capacidad creadora y flexibilidad adaptativa.
“¡Tigre! ¡Tigre!, reluciente incendio / En las selvas de la noche”
(William Blake)
"El Otro tigre" de Borges:
“él irá por su selva y su mañana
y marcará su rastro en la limosa
margen de un río cuyo nombre ignora”
Así entonces, los estados de Boric son cuatro: líquido, sólido, gaseoso y gato.
(Con el poema de Darío Jaramillo Agudelo).
El tigre arquetipo de William Blake y Víctor Hugo. El Shere Khan, el señor tigre del Libro de la Selva de Rudyard Kipling.
El símbolo del tigre en Borges -se dice- es la infancia sensorial.
Pero, el gran Borges, al final, en su unánime noche, la noche que todo lo incluye, no recordaba a ningún amigo de infancia.
Boric, en cambio, va al Palacio La Moneda rodeado de sus amigos de la inocencia.

lunes, diciembre 20, 2021

Estamos en el inicio de un momento histórico. Jubiló el aparato de interpretación del arte formado desde los 60

 


El aparato de interpretación literario formado desde los años 60 en Chile, está jubilado. 
Estamos en un punto partida de una nueva época, un nuevo momento histórico. La sociedad democrática debe tener un arte que se alimente de la vida, que cree nuevas formas artísticas. Unos artistas que piensen el arte en relación con su exterior. Más cosas auténticas.

Seminario de Crítica literaria. Arica, 14 de Diciembre 2021

Novelas de la Distopía Chile. Arica. Luis Seguel Vorpahl y Daniel Rojas Pachas. Seminario Crítica literaria. 

He leído con gran interés en el nuevo libro del profesor y escritor Alejandro Pérez Miranda, “Desleyendo el Norte”. Es un aporte al catálogo sobre la comunidad de Arica y Parinacota, comunidad a la que Ricardo Pérez pertenece. Muestra su capacidad para mapear tradiciones literarias. El capítulo sobre la literatura escrita por mujeres es muy valioso.  Visibilizar a las escritoras y escritores siempre anticipa y aporta al fomento lector, a las políticas culturales y a la gestión cultural.

Ricardo Pérez tiene además un sólido modelo técnico teórico.

Lo ha estudiado desde chico.

Lo sé bien pues de algún modo tenemos raíces comunes en otra comunidad de base. Hace más de 30 años firmamos juntos con Ricardo Pérez un artículo en la revista Marusia nr. 6 de 1990, sobre las nuevas generaciones literarias. Se tituló “Literatura Fin de Siglo”. Decía algo importante. La nueva generación literaria no escribía solo en Chile. Era una generación repartida, por el mundo. Fue premonitorio. Así, por ejemplo, Roberto Bolaño, un autor que nunca escribió en Chile, es hoy uno de los más reconocidos escritores chilenos a nivel mundial.


Fueron aquellos tiempos, en un lugar de Suecia que me agrada recordar, como si despertara de un sueño, en la bella ciudad de Malmö, Suecia.  Ricardo Pérez era muy activo en la comunidad intelectual. Había escrito guiones para cine y esos rodajes siempre terminaban en fiesta. Había escrito una novela. Había nacido allí su hija Catalina. Eso lo recuerdo bien, pues Catalina enfermó y la preocupación fue muy sentida por nuestra comunidad. Hoy Catalina Pérez es abogada y diputada de la República.

Sostiene Ricardo Pérez, siguiendo al profesor Cedomil Goic, que las generaciones van cada 15 años y su ubicación de escritores es según el año de nacimiento. Según eso, la literatura ariqueña está hoy entre dos generaciones: la nacida entre 1950-1965 y los nacidos entre 1980 y 1995.

Sostiene Ricardo Pérez Miranda que dos de sus más connotados y más reconocidos escritores de Arica, Luis Seguel Vorpahl (n. 1955) pertenece casi en solitario a la generación de los nacidos entre 1950 y 1965 y Daniel Rojas Pachas (1983) pertenece a una activa generación nacida entre el 1980 y el 1995, la generación Cinosargo.

Influenciado por esa misma metodología, yo escribí un librito sobre la generación de los nacidos entre 1950 y 1965, “Escritores de la Guerra. Vigencia de una generación de narradores chilenos” (Universidad Bolivariana).



 Sé que Ricardo Pérez aprendió el modelo con el profesor y crítico Cedomil Goic. Goic, a su vez, lo aprendió de Ortega y Gasset. Ese análisis estructuralista se impuso en la juventud desde los años 60.

En los 70, Roberto Hozven, estudió en París, y popularizó en su libro “El estructuralismo literario francés” y en sus clases en la Universidad Católica. Desde entonces críticos y escritores citaron a Barthes o a Guattari. Era una forma de marcar posiciones, de reconfigurar mapas. Imponer cómo hay que leer. Cómo hay que formar aliados y enemigos, las castas que arman, los panteones personales, etc. En suma, la natural relación de fuerzas que hay en el campo literario. La Metástasis del estructuralismo se extendió en el cuerpo literario chileno como una forma de controlar la narrativa. Ayer escuché una excelente charla del poeta Juan Cameron sobre las generaciones de poetas y reconoce como, al final, se usa el modelo para hacer trampa, para sacar y poner autores a conveniencia.


Pero, desde hace ya bastante años que yo he descreído de ese sistema de análisis.

Me caí de ese caballo.

Creo que empezó un día preciso

Un dìa visitó Malmö el destacado poeta Thomas Tranströmer, un famoso poeta. Leyó sus poemas en un café. De inmediato sentí que estaba frente a un poeta fuerte y que  en unos años llegaría a recibir el Premio Nobel. Luego él se sentó muy cerca mío.

Mientras tomamos cerveza danesa Turborg, le dije:

Thomas, tu poesía me recuerda la poesía de mi paisano, Jorge Teillier. ¿Tellier? Sí, lo conozco, me respondió.

¿Lo conoces?

Bueno, en realidad, lo he leído. La escritora Sun Axelsson, a comienzo de los años 60, se enamoró de Nicanor Parra y fue a Chile con la ilusión de vivir con el gran Nicanor. En Chile se hizo amiga de Jorge Teillier. Ella me dio a conocer sus traducciones de sus poemas. 


Efectivamente, hay poemas de Teillier que tienen semejanzas de forma y de fondo con poemas de Tranströmer. Y ambos tienen una consonancia con la morada o el lar irreal  de los haikú del japonés Matshuo Basho del 1600.

Ese hecho fue una campanada. En la literatura, para los escritores fuertes, el año de nacimiento tiene menos importancia. Ni el país, ni la región. El sistema literario, he llegado a este convencimiento, es un sistema intercomunicado, son cables neuronales sutiles que se conectan, de autores vivos y muertos. Es la teoría de las influencias literarias, según Harold Bloom. Funcionan como placas tectónicas, para usar un concepto geológico, que van acumulando energía hasta que a veces aparecen temblores, terremotos, volcanes. Es un cuerpo vivo en permanente transformación.

Del mismo modo, no se puede leer una novela sin recordar otra novela, buscando placas tectónicas. Un modelo geológico.

Ese es el ejercicio que me interesa hacer con las novelas de Seguel Vorpahl y Rojas Pachas.

La novela “Cállate viejo `e mierda” de Seguel Vorpahl trata sobre un joven escritor en la ciudad de Arica llamado Gracio Espejo, cuya vida corre en paralelo a la historia de la ciudad. Un escritor que debe luchar duramente para hacerse un espacio en un Parnaso literario inexistente, una ilusión. La novela dibuja una derrota, un fracaso. La mayoría de las buenas novelas prevén un fracaso. Desde El Quijote de Cervantes, que en su lecho de muerto vuelve a ser Alonso Quijano, sale de la locura y muere.

La novela “Los tambores de Modenico Modugno” también es desconsolada, angustiosa. Parrita se quedó atrapado entre dos muros, arrancando de sus deudores pandilleros. Sus amigos desarrapados no tienen posibilidades de ayudarlo. Los bomberos nunca llegan, la vecina hace la vista gorda. La policía y la municipalidad son inexistentes. Parrita está atrapado y mientras él se desinfla, su amigo de infancia, su único amigo, su amigo de siempre, recuerda, mientras escuchan a Modugno, mientras Parrita va muriendo lentamente entre las murallas. El barrio es una zona de sacrificio. Está construido sobre residuos de plomos y arsénicos, que una minera sueca, en los años 80 en Arica.

La novela «Divina jauría», de Luis Seguel Vorpahl trata sobre la tristeza profunda en la precaria vida de Miguel, un personaje de 30 años con un interior existencial mancillado, abusado sexualmente desde niño en un internado de curas católicos. No desea salvarse dentro de un sistema patriarcal, normativo y colonial. Ese país distópico, podrido y fracturado. El vacío existencial de vivir bajo la Distopía Chile convierte a Miguel en un ser precario, limitado, incompleto, parcial, vulnerable. Agobiado por una escuela católica sorda e indolente. Miguel no confía. No confía en la justicia, en los carabineros, los gobiernos, la prensa, la televisión, las escuelas. Un dolor escurridizo y oculto. Un hombre humillado.

El protagonista publica un libro. La literatura como salvación. La literatura parece ser una vía de comprensión de su causa pérdida. Pero tampoco confía en el mundo literario.

 


Gracio, Miguel y Parrita, los personajes principales de las 3 novelas, son almas en pena.  

Knut Hamsun es quizá el creador del mito del joven escritor existencial que pasa hambre y sufre. Widel-Jarlsberg de la novela “Hambre”, Sult, un personaje existencialista solitario y callejero. Es una novela corta en cuatro partes, publicada en 1890. Un candidato a escritor, un pobre y famélico existencialista, que se pasea hambriento por la helada Christianía, que así se llamaba Oslo entonces, la capital de Noruega. Vivía en un conventillo helado donde no le alcanzaba para pagar la renta.

El escritor estadounidense John Fante era un admirador de Hamsun.

En su novela de 1939, “Pregúntale al polvo”, Arturo Bandini es un escritor pobre y sin éxito de 27 años en la ciudad de Los Ángeles. Sin éxito y sin un libro publicado, pero anhelante de sueños gloriosos. En una fuente de soda conoce a una camarera mexicana, Camila López, a la que él también anhela con ardiente desesperación. La presencia de sus muslos delicados de la azteca se le incrustó en la cabeza.

Fante fue luego una inspiración para otros escritores como Henry Miller. ¿Y quién es el personaje de sus obras, “Trópico de cáncer” y “Trópico de Capricornio”? Pues un pobre escritor que malvive en París. Fante inspiró también a Jack Kerouc  y a los Beatnik. Fante es además inspiración del gran Charles Bukowski.

Esa es una placa literaria.


Daniel Rojas Pachas ha animado el mundo literario y ha llamado la atención desde su inicio, eso es lo primero que debe reconocerse hoy.

¿De qué va el libro “Soma” de Daniel Rojas Pacha (2012)?

Pertenece a la misma placa literaria. Su protagonista es un joven escritor freak, editor de una editorial freak, que se pasea con sus colegas por un desierto freak. Vive con Verónica y se cuelga del internet del vecino, para mirar sitios porno, pues es un masturbador obsesivo.

Es decir, en esencia, trata de lo mismo que los personajes de Luis Seguel Vorpahl. Aunque, Rojas Pachas tiene un estilo fragmentario, saturado de citas pop o punk rock. Es un escritor existencial, pues mientras todo eso le pasa, él sigue preguntándose por qué escribe. Eso le da onda existencial. Y como el personaje está influenciado con el estructuralismo que aprendió en una universidad chilena, cita a Enrique Lihn y al estructuralismo francés. Guattari, Barthes.

Otra novela de Rojas Pachas, Random, va por lo mismo. Trata sobre el escritor que tiende a ver todo negro, que habla transgresoramente y sufre por la misma Verónica, y que se queja que ellas, el género femenino en general, siempre prefieren a los chicos malos.

Daniel Rojas Pachas es un prototipo del autor que esbozábamos en el artículo de Marusia, hace más de 30 años, con Ricardo Pérez. Es hijo de peruano y chilena, se desenvuelve fácil entre Santiago y Lima y ahora vive en México. Definitivamente, Daniel Rojas Pachas no ingresa en el método constreñido de autor regional. Se parece en eso mucho más a Roberto Bolaño. Es autor del mundo, como son, quizá, los verdaderos autores.

 


Seguel Vorpahl y Rojas Pachas expresan una literatura de representación de una era, de una época dura que se viven en todo el mundo. Es la zeitgeist, el espíritu de un tiempo, vivir ahogados.

¿Simplifico? Sí, de eso va la crítica literaria. Simplificar.

No importa lo bien que nos caigan los protagonistas de Seguel Vorpahl y Rojas Pachas. Son tipos dañados, solitarios, marginales y moralistas, en una sociedad sórdida y en descomposición, en una distopía. Son personajes que sufren en un mundo Distópico.

Puede que los personajes no nos simpaticen. Pero nos parecen honestos. Y fracasan. Dicen que la mejor forma de hacerse escritor es fracasar. Ojalá cuando uno es muy joven.

 joven crítico literario ¿QUÈ HACER ENTONCES?

 1. Olvida. Olvida o descree del estructuralismo. Todo el aparato de interpretación literario formado desde los años 60 en Chile, está jubilado.

2. Lee. Conviértete en un gran lector. Ojalá de grandes obras literarias.

3. Viaja, ve el mundo. Sal de la pantalla. No te pierdas el presente.

La humanidad está en un momento crítico. Vivimos acontecimientos fuertes, que producen angustia, como la crisis ambiental y sus numerosas zonas de sacrificio.

Venimos de un Estallido Social que remeció al mundo.

Venimos de una pandemia que mató a 40 mil chilenos.

Ha habido mucha muerte, dolor y hambre.

Memento Mori. Hemos sentido la finitud.

El domingo 19 de diciembre en las elecciones se deciden cosas importantes en Chile.

Indistintamente del resultado, estamos en un punto partida de una nueva época, un nuevo momento histórico.

Hace 100 años, 1920, surgieron en Europa las verdaderas vanguardias artísticas ligadas a condiciones históricas semejantes a las de hoy.

Venían saliendo de la guerra y de la gripe española.

Esa época terminó, fatalmente, en el totalitarismo: el estalinismo y el nazismo.

La sociedad democrática debe tener un arte que se alimente de la vida, que cree nuevas formas artísticas. Unos artistas que piensen el arte en relación con su exterior. Más cosas auténticas.

domingo, noviembre 21, 2021

LAS RAZONES ESPIRITUALES. Se habla demasiado del resultado electoral desde las razones políticas y sociológicas. . Por Omar Pérez Santiago

 


DISTOPÍA CHILE: LA CRISIS CHILENA ES ESPIRITUAL

Se habla mucho del resultado electoral desde las razones políticas y sociológicas.
Pero, no se habla de las razones sicológicas y espirituales. Eso sería subversivo. Pues la crisis chilena es una crisis espiritual.
Hemos olvidado el espiritualismo de Gabriela Mistral, que no es solo el personaje del billete de 5 mil. Su Budismo. Su influencia de Tagore. Yoga. Hemos olvidado a la colonia tolstoyana orientalista de los escritores Augusto D´halmar, Fernando Santiván y Julio Ortíz de Zárate. Todo olvidado.
Se pudre el pensamiento olvidando a los pensadores, a los artistas y a los escritores. Olvidar. Olvidar todo y volver a empezar.
Chile vive una distopía. Una neurosis colectiva, resultado de una ansiedad surgida de una confusa realidad.
El sistema le dijo a la gente: “Aprovechen las oportunidades. Auto realícense. Moneticen su falso yo, exploten su imagen. ¡Llame ya!”
¡Hagan cositas con su ego!
Y así vivimos en un capitalismo emocional e infantilizado, al que debemos humillarnos y entregar nuestras habilidades, nuestro tiempo y emociones.
La Distopía Chile se sustenta en la desigualdad social. No existe la igualdad, sino una falsa meritocracia en la que suelen perder los mismos, la mayoría.
Nos dijeron:
chusma, alégrense porque ya no se mueren de hambre en las calles, chusma, alégrense porque ya no te van a buscar a tu casa para torturarte.
Esa cerrada coacción fue también una forma de silenciar las voces críticas. Un gran hermano te vigila.
La Distopía Narcisa la enfrentamos individualmente. Solos. Desencantados y resentidos.
Además, el aire puro escasea.
Y querían hacernos creer que Chile era lo mejor del mundo, un oasis.
¡A la mierda!
Nada encajaba.
Estábamos aislados a pesar que a los chilenos nos gusta socializar.
Quizá era más fácil ser feliz en el pueblo de Utqiaġvik, en Alaska, entre medio de glaciares y eternas noches, que en el Chile de ají y pimienta.
La gente se enfermó de estrés sicológico. Chile tiene una de las más altas tasas de suicidios. Lo mismo las tasas de alcoholismo, tabaquismo y sedentarismo obeso. Nuevos datos indican que hay 200 mil enfermos de soriasis nerviosa en Chile.
Pero, a nadie le importa la salud sicológica de los chilenos.
Y luego asoló la pandemia y morían más de 40 mil chilenos de coronavirus. No pudimos abrazarnos a causa de la parca. Perdimos maestros y amigos. El Memento Mori de Horacio, el poema que nos recuerda que somos mortales, y que en un momento, desde la casa nos llevarán al eterno exilio.
Y al desencanto y al resentimiento había que agregarle el miedo.
¿Cómo se enfrenta al desencanto, al resentimiento y al miedo?
¿Qué necesitamos?
Necesitamos sentido espiritual.
Primero, la nueva constitución deba comenzar con algo inmanente: “los chilenos tienen el mandato de vivir con Bondad, con Justicia, con Verdad y con Belleza”. Algo parecido al Sermón de la Montaña. Las Bienaventuranzas.
Necesitamos volver al hogar. Al Chile profundo. Armonizarnos. Distribuir la riqueza. Salir del individualismo. Somos criaturas sociales y necesitamos amigos y comunidades sólidas en las que podamos prosperar.
Y también necesitamos 4 cosas –lo dijo Marsilio Ficino, el médico de los Médicis:
Necesitamos buenos alimentos, buena música, paseos al aire libre y necesitamos buenos talismanes que nos conecten con las estrellas.
Dibujo: Athenea Llana

martes, noviembre 02, 2021

Si todo va tan bien ¿Por qué este dolor que siento? Por Omar Pérez Santiago. Revista Off The Record, noviembre 2021

 



1. Un gusano oculto en el cerebro de ciertos chilenos les inocula la droga de la indolencia. Les hace creer que no tienen culpa de nada de lo que ha pasado en Chile. Creen que lo hacen la raja y lo escriben en El Mercurio con la proverbial moralina de un rancio obispo vanidoso.

2. Cuentos felices. En un cuento de Chéjov, los veteranos se reúnen los jueves a jugar cartas; comen, beben y hablan con ironía. De todo. Religión, filosofía o de la importancia de la vida, con roma ironía. Y si hablan de campesinos o siervos de la gleba, también es con ironía.

3. En cambio, las constituyentes en sus discursos de apertura se emocionan, sin ironía, al decir,” soy profesora, como mi abuela, como mi madre”; “soy mapuche”; “vengo de la pampa…”

Traen un dolor al edificio del congreso, el dolor y el orgullo de su familia o de su tribu.

4. El dolor unido al orgullo genera un estremecimiento inusitado en un alma femenina. Eso se llama nobleza, hidalguía.

“Si es tan fácil, ¿por qué duele así por dentro?”, (Así dice la canción Si Está Bien, de Los Planetas).

 5. Miguel Vera Cifras ha dicho algo profundo y cierto: Los chilenos no avanzamos con proyectos o con verdades ya armadas, o viejas teleologías políticas. Chile avanza, dice Vera Cifras, con contracciones y espasmos. Hay mucha subjetividad en el ambiente.

6. En pocas palabras, pero con frases intensas, Vera Cifras describe nuestra actual y tremenda dinámica atmósfera social y espiritual. Avanzamos con espasmos y contracciones de un parto, de un alumbramiento. Sin utopías.

7. Las utopías abruman desde el siglo XX: totalitarismos, fascismo, comunismo, bombas atómicas, genocidios, Gulag. El dogma de la utopía neoliberal y la violencia pinochetista: seríamos felices si tan sólo se compra y se vende libremente, o se roba o estafa libremente.

8. El gran poeta Octavio Paz dijo que los mexicanos eran melancólicos, una solitaria melancolía que sonríe y calla. Le comenté a mi hija de 19 años que a mí me parecía que los chilenos somos tristes. Y mi Antonia me dijo: los chilenos somos resentidos.

9. El resentimiento o la amargura parece ser el ingrediente básico de la subjetividad actual y el más siniestro de los múltiples demonios que anidan en nosotros, los chilenos.

“Siento que todo lo malo me pasa a mí”

 10. Estábamos dañados antes de Estallido Social. Desastre climático, agotamiento del agua, desigualdad, oligopolios corporativos, precarización laboral. Vulnerabilidad de las mujeres. Viejos sin pensiones. Jóvenes sin meritocracia. Desencanto, pesimismo existencial.

11. Pero un día, hace dos años, fuimos millones, y afloramos como un río subterráneo.

Y otro día, hace un año, fuimos millones a votar por el apruebo de la convención constituyente.

Ha sido un sueño sencillo.

 12. O quizá parece sencillo al contarlo así, como ahora lo cuento. Como si fuese una épica de ficción literaria o un programa narrativo.

Para culturas enteras como para los individuos, las historias son importantes. Son estas historias las que nos guían a través del tiempo.

 13. La constituyente es una leve esperanza, la luz de una vela que a veces parpadea. A veces tirita.

Tomará tiempo. Sí.

Querrán destruirla. Sí.

Se cometerán errores. Sí.

Es un cirio algo piñufla, Sí.

Pero ahora nos ilumina un camino.

“¿Voy a permitir que todo lo bueno vuelva a mí?” (Superlitio, Viernes otra vez).

 14. Finalmente: Dejemos ya de sicopatearnos en nuestro constreñido sistema de reglas de vida. Alejémonos de la patriotería ombliguista, la miedosa cavilación irónica o insular del provincialismo. En nuestro campo visual también hay miradas y visiones más allá de las fronteras.


Revista Off The Record, noviembre 2021

miércoles, octubre 27, 2021

Entrevista a Omar Pérez Santiago por Leo Lobos . Revista Gafe

                                                     


Gafe 

1. Háblame por favor de tus traducciones de autores escandinavos, publicadas en los últimos años. Autores con Thomas Tranströmer y Karin Boye, y su proceso editorial. Editoriales y editores. 

 

Siento hoy una profunda emoción que ahora se publiquen mis traducciones de los 5 libros de poesía de la gran sueca  Karin Boye, por la editorial Los Perros Románticos. Espero que sea un aporte al árbol de la literatura. El primer deber de un autor es abrir un nuevo territorio

 

A veces, el camino es fastidioso, lo sabrán ustedes. A veces, en el camino se levantan hidras. En un momento, mi amado Chile sufría una dramática noche de una dictadura dominada por sádicos. Tenía 25 años y un malogrado día, muchos policías de civil rodearon mi hogar y se llevaron a mi padre y a mi hermano. La desolación y largos meses de ocultación, al final,  me llevó al exilio, a un lugar que nunca soñé.

 

Nunca olvidé aquel invierno en que un avión aterrizó en un pequeño aeropuerto de Suecia. La noche invernal era blanca, un país níveo y frío. ¡Qué país hermoso, de paz, de bienestar, de aire fresco y puro y buena alimentación! Ser inmigrante también puede ser una identidad. Viví en Malmö y allí hice amigos. La importancia de hacer amigos es como tener una familia.

 

Un día leí a la poeta sueca Karin Boye en una página cultural. Su sensibilidad me conmovió. Desde entonces comencé a traducir algunos de sus poemas más famosos. Tarea que he terminado hoy con la publicación de toda su poesía reunida.

 

Trabajé de profesor y también escribía artículos culturales para el diario Arbetet, cuyos honorarios ayudaban a mi economía de profesor.  Un día fui a entrevistar al joven poeta punks, Hakan Sandell.  Entonces le propuse a Hakan Sandell hacer un recital poético en el Fredman, un centro  cultural de la ciudad.

Había una vida literaria muy activa y vital en la ciudad de Malmö, que miraba el mundo desde abajo, gente crítica y auténtica, una generación antiautoritaria y creativa. Cada fin de semana organizábamos actividades artísticas en el Fredman, un acogedor centro cultural. Hakan me propuso que incluyéramos a otros poetas, como Clemens Altgard.
Visité a Clemens en su departamento, hablamos  de unas bandas punks, bebimos licor italiano y me regaló un libro del danés Michael Strunge, el poeta había publicado 11 libros y se suicidó a los 27 años y que Altgard había traducido al sueco. Publiqué la entrevista en el diario Arbetet. Y un  día el Fredman se llenó de punks escandinavos en una animada fiesta contracultural.

Era una tendencia natural que los tradujera al español. Y luego se publicó la antología de mis amigos, La Pandilla de Malmö.

Luego se publicó un libro con mis traducciones del mito danés Michael Strunge, desaparecido a los 27 años. También traduje un libro de poemas de mi amigo Clemens Altgard, No Muerto.

El año 1987, en un pequeño bar del barrio viejo de Malmö, el poeta Tomás Tranströmer –premio Nobel de literatura- inauguró los Días de la Poesía. Esa noche, el poeta sueco se paró desde un rincón y leyó uno de sus más famosos poemas: "Los recuerdos me miran". Supe de inmediato que estaba frente a un poeta admirable. Sentados casualmente cerca, intercambiamos palabras. Tranströmer tenía entonces 56 años, y era amistoso, sencillo y cálido.

"Tu poesía tiene cierta afinidad con Jorge Teillier, un paisano mío", le comenté.

“Lo he leído”, me dijo.

La escritora Sun Axelsson había vivido en Chile y le había hablado mucho de Teillier y él había leído traducciones.

Entonces empecé a traducir poemas de Tomás Tranströmer y esa antología Introducción para Inquietos ha tenido ya varias ediciones.

 


2. Háblame por favor sobre la traducción, el oficio del traductor, la traducción en Chile, escenarios actuales, panorama de cultores de este oficio. Algunos ejemplos. 

 

Sobre el oficio de la traducción literaria hay tantas teorías como pelos en un perro. Bendigo a esos académicos.

 

Pero, para mí la traducción literaria es un oficio práctico de 4 momentos básicos.

 

Lo primero es entender. Saber qué dice el texto. No hacerse trampa. Uno a veces, en una primera lectura, tiende a creer que entiende, pues el cerebro suple automáticamente ciertas palabras.

 

Lo segundo es el momento en que, de tanto darle vuelta a palabras oscuras, de pronto  se iluminan y uno descubre el fondo del texto. Es muy tranquilizador y gozoso.

 

Lo tercero es la verdadera tarea del traductor literario. Encontrar el estilo, asimilar el ritmo, la rima, contar sílabas, pensar en los marcos estéticos, las tendencias o escuelas literarias. Esa tarea es la más rica.

 

Finalmente, no menos importante, es leer la traducción en voz alta, o pedirle a otros que lean algunos poemas, hasta encontrar la prosodia y que el ritmo sea grato al oído. Devolver un lenguaje vivo.

 

El escenario de la traducción en Chile siempre fue débil. 

Jorge Teillier publicó un interesante libro Poesía Universal traducida por poetas chilenos, el que fue publicado en 1996 con traducciones de poetas chilenos, como Waldo Rojas, Omar Lara, Verónica Zondec.

 

En los últimos años noto un impulso a la traducción literaria, unido a las nuevas editoriales. Hoy hay buenas traducciones de poetas como la gran Soledad Fariña, Camila Fadda Gacitúa, o Leo Lobos, también admirables.

Chile tiene hoy una línea de apoyo económico a la traducción. Bien.

Pero a Chile aún le falta una política más orientada, con objetivos. El escritor es siempre fronterizo, va entre culturas y lenguas. Si Chile desea mejorar la  sociedad, la traducción es necesaria. Nos hace menos arrogantes, menos prepotentes. Creo que el vigor de una cultura se mide en su interés por otras culturas.

  

3. Háblame por favor de tus actuales y futuros proyectos. En qué estás trabajando tanto en lo personal como en otras iniciativas colectivas, en el contexto chileno de revuelta social y pandemia. 

 

Saldrá pronto mi libro de relatos Asesinato en Copenhague, que edita Mago editores, un libro sobre un perturbador true crime de una periodista sueca en un submarino.

Lo que más me solaza hoy es la idea de un montaje de una obra de teatro, o teatro de cámara de dos personajes, en el estilo de la novela fantástica bizantina. Por un lado, Ingmar Bergman, el genio y cineasta sueco ya viejo, que ha sido visitado por la muerte.  La muerte no es como él se la imaginó, un hombre de larga túnica negra. No. La muerte es una bella mujer de minifalda roja llamada Catrina. Para ganar tiempo, él la invita a bailar tango y descubre que ella es casta, ha mantenido su virginidad, no ha amado nunca. Oh, qué triste debe ser no haber amado nunca. La muerte no sabe lo que es amar. Debe ser terrible nunca haber amado.

 

***

Omar Pérez Santiago egresó de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile y, perseguido por la dictadura de Pinochet vivió en Suecia. Su primera novela, Malmö es pequeña, apareció en sueco en 1988, a la que le siguió, cuatro años más tarde, un volumen de cuentos, Memorias eróticas de un chileno en Suecia. Desde entonces ha seguido cultivando ambos géneros, además de la crónica, el ensayo y la traducción. Autor de libros como Allende, el retorno y Nefilim en Alhué.

domingo, octubre 17, 2021

Visionarios. Nueva novela negra. Espejismo Cruel de Juan Colil Abricot. Por Pérez Santiago

Centro Cultural de Manuel Rojas, octubre 2021.

1. Me place hablar de una nueva e imaginativa novela negra que aparece hoy publicada por los visionarios de Los Perros Románticos, Espejismo Cruel de Juan Colil.

Es un enigma que germine un nuevo tipo de novela en Chile. A veces, ocurren cosas misteriosas, por ejemplo, a veces se enciende una luz.

Lo explicaré aquí rápidamente.

2. La cosa es sencilla. Edgar Allan Poe creó el primer detective literario de la historia, Auguste Dupin, en  Los crímenes de la calle Morgue de 1841.  La muerte de dos mujeres en un departamento de París.  

Era la época de la primera revolución industrial, las máquinas a vapor, las factorías, el crecimiento de las urbes y la escasez de la seguridad policial. La primera oficina de detectives privados se abrió en EEUU a fines de los años 30. Un ladrón y criminal llamado Vidoc, se pasó al lado de la policía, y con su  astuta y vigorosa mentalidad comercial, luego formó su propia oficina de detectives, con la que se hizo rico y famoso. Poe lo tomó como inspiración.

3. Por supuesto, en la literatura ya habían ocurrido muchos asesinatos. La gracia de Poe fue que el crimen era una forma de misterio susceptible de ser resuelto con un método basado en el positivismo científico, el juego o arte deductivo. El detective usaba la lógica, el razonamiento y la observación analítica. De hecho, en las primeras páginas de su obra, Poe explica los valores de la mente analítica.

4. La moda se extendió y nacieron los más famosos detectives literarios. Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle. Hercules Poirot  de Agatha Christie. Philip Marlow de Raymond Chandler. Sam Spade del norteamericano Dashiell Hammett. Martin Beck de la pareja sueca Maj Sjöwall y Per Wahlöö y Kurt Wallander de  Henning Mankell, base de toda una industria millonaria de novela negra escandinava.

5. En Chile, el historiador Alberto Edwards creó en 1914 el  detective Román Calvo. En nuestra época tenemos a Cayetano Brulé de Roberto Ampuero y el detective Heredia de Ramón Díaz Eterovic, un detective solitario literario y que vive junto a su gato Simenon en un departamento santiaguino.

6. Hasta ahora todo claro, sencillo.

La pregunta que sigue es ¿Qué época vivimos ahora?

Según Latinobarómetro la pobreza ha aumentado en América Latina.  50 millones de habitantes viven en la extrema pobreza.  Hemos retrocedido 20 años. Los Estados viven en crisis política,  sanitaria y económica. Hay desconfianza de las instituciones. ¿Qué tipo de sujeto ha nacido? Sujetos resentidos, melancólicos, tristes y solitarios que salen todos los días a ganarse la vida.

7. La labor editorial es pesquisar obras de nuevas sensibilidades. Los visionarios de Los Perros románticos publicaron anteriormente otra novela de alta imaginación del novelista peruano, Al Pancorbo, sobre un taxista que debe resolver crímenes. La novela El duro despertar es una trepidante y entretenida aventura de intrigas en la Lima sucia. Un  joven taxista de 23 años  recorre con el peligro diario de que un navajero le corte el cuello, desde las cervecerías del barrio Miraflores hasta los que venden cerdo y chicharrones cerca del Rímac.

 8. En la novela de Juan Colil un supuesto dentista intenta zafar de su mala suerte, Gino Medina, en un thriller noir de nuevo tipo.

¿Por qué?

 Aquí no hay detective, ni policías, sanos o corruptos.

Simplemente, Medina es involucrado en crímenes por simple mala suerte.

Gino Medina se mueve por el centro de Santiago.

Al leer, recordé como si fuese un sueño, cuando yo egresé de la universidad e hice mi práctica profesional en una oficina en la calle Bandera, en el centro de Santiago e ingresé al mundo adulto del trabajo. Pronto, mi jefe, un vividor,  me invitó a que saliéramos a tomarnos unos tragos con unas colegas. Y así, gracias al vividor, conocí ese mundo nocturno del centro de Santiago donde se divertían los chilenos, generalmente en subterráneos que no se veían de día desde la superficie, y donde uno aprendía cosas que no se enseñaban en la universidad, como hacer amigas y sobrevivir a las noches intensas. Esa ráfaga de vida nocturna era una linda manera de soportar el aburrimiento.

La novela de Colil me recuerda a ese mundo subterráneo que aún existe, pero más degradado.

9. Gino Medina tiene un valor que yo aprecio en cualquiera: no se victimiza, no lloriquea y le gusta la aventura. En el fondo, como buen chileno, se tiene fe.

Su  lucha cotidiana por la supervivencia lo convierte a él, quizá sin saberlo, en un ser existencialista. Existencialista chileno, eso sí.

Qué chileno de hoy no ha sentido el deseo de llevar a una bella mujer extranjera llamada Svetlana, al Kaleuche, el restaurant estrella de El Tabo, y querer lucirse al invitar a comer unas almejas y beber vino blanco frente al Pacífico.  

O qué chileno –que no ha tenido más hogar que este- no ha soñado con ser un patiperro y que alguien le regale un pasaje y dos mil dólares para irse al culo del mundo, en este caso al Cáucaso, con la promesa además, que allí se arreglarán sus cosas.

Y Medina llega a Osetia del sur, un país casi risible, de 50 mil habitantes y que viene saliendo de una guerra..

No me río fuerte por respeto. Pero Osetia era un espejismo cruel de Santiago. Como en un cuento de Chesterton, dar vuelta al mundo, es al fin, volver al hogar, como hijo pródigo.

Así, él aprende que todo el mundo huele igual.

A la vez, la novela nos enfrenta a una exigencia. La de comprender, sin prejuicios, el desamparo. Es una escritura comprometida con la gente que vive en las oscuridades de ciudades destrozadas.

10. Si tuviera que nombrar un precedente sería al argentino Osvaldo Soriano,  y su novela Cuarteles de Invierno con ese boxeador y ese cantante de tangos, dos solitarios, por instinto, dignos.

El maestro de la novela negra, mi estimado Ramón Díaz Eterovic, me mencionó una lista de escritores argentinos que han trabajado en esta nueva novela negra, la que él llama la antinovela policial.

Los cuentos de Luis Alberto Tamayo y el corpus literario de los existencialistas

  Disfruto del libro de cuentos «Nos cuesta la vida» de Luis Alberto Tamayo por su narrativa bien escrita, a través de frases concisas y diá...