
Máximo Carvajal fue el creador de la primera obra de autor del comic chileno. En 1955 aparece la revista Ventarrón, la historia de un boxeador, con la editorial de María Blasco, y dibujada por Máximo Carvajal, que ya anuncia la obra de autor, la perfección de los mecanismos narrativos, que acercaban el cómic la literatura.
Máximo Carvajal había estado influenciado por el imponente argentino Héctor Germán Oasterheld (1919-1977) que produjo un cambio en la historieta argentina. Oesterheld trabajó para el Pingüino y para Zig Zag en Chile.
Máximo Carvajal tuvo una activa participación en el cómic nacional. Trabajó en El Mercurio. También era un gran amante de la ciencia-ficción y de los relatos fantásticos. En 1963 conoció a Themo Lobos y sacaron la revista de ciencia-ficción en 1965, Rocket, editada por Zig-Zag. Rocket publicó 28 números. Habitualmente traía cuatro historias independientes con inclusión de ocasionales series humorísticas. A todo color y enfocadas hacia un público juvenil. Carvajal colaboró con Robot, Acido y Bandido. Estuvo en Inglaterra y Europa haciendo historias de guerra. En el 75 empezó a publicar Dino y Nino en la tierra perdida de Mu, en Mampato. Colaboró con Alvaro Arce en la realización de los dibujos animados de Condorito. También colaboró con Jaime Castro realizando unos episodios de Los Pitufos de Hanna Barbera. Fue presidente de la Asociación de Historietistas e Ilustradores de Chile y un maestro de las nuevas generaciones de dibujantes chilenos que hoy lamentan esta pérdida.
Dibujo Ventarrón, Revista Ventarrón, año 1955