martes, abril 22, 2025
jueves, octubre 24, 2024
jueves, octubre 10, 2024
Novela corta «El pezón de Sei Shonagon». Tres ediciones sobre una historia en Tokio entre Matsuo Basho y Sei Shonagon y la sensibilidad en el desarraigo.
Novela «El pezón de Sei Shonagon», de Omar Pérez: La sensibilidad en el desarraigo
Publicado por: Cine y Literatura 31 agosto, 2018
Esta es una obra escrita de manera fragmentada, con un lenguaje simple, que habla de una sociedad milenaria en crisis, de crímenes en las calles, de oscuras organizaciones que funcionan en la Deep web, pero también de personas desorientadas, sedientas de aceptación en una sociedad insegura y huérfana de soportes reales. En suma, se trata de una ficción a la que hay que prestar atención.
Por Emilio Vilches Pino
Publicado el 31.8.2018
El pezón de Sei Shonagon, la nueva novela de Omar Pérez se sitúa en el Japón actual para contarnos la historia de la relación de (des)amor entre Matsuo Basho y Sei Shonagon. Se conocen en una Escuela de Arte (la Tokyo Gaidai). Ella es una mujer que “no tenía miedos; tenía autoestima, audacia y ambición” y de quien se rumoreaba en la Escuela que “seducía a los hombres con solo mirarlos a los ojos. Los usaba sexualmente y luego los lapidaba (…) una femme fatale cuyos novios aparecían después arrastrando tristes su propio sarcófago”. La llamaban Pezón Dorado por la altura casi legendaria del deseo que sentían por sus senos. Él, en cambio, “además de malcarado, era relativamente gordito e ingenuo y vestía con traje de factura sencilla y parca”. El autor es enfático al resaltar las diferencias entre ambos, no solo en lo físico sino en toda una forma de ver y vivir el mundo. Él la ve casi como a un ídolo (“hincado, como si estuviese rezando al divino, Matsuo Basho se acordó de sus compañeros de arte de la Universidad que soñaban con este pezón”), tanto así que crea una obra de arte, una especie de escultura, del pezón de Sei Shonagon y la exhibe en la Escuela.
La obra comienza a ser admirada y alabada, pero no precisamente por la calidad de la misma, sino por su referente: el pezón de Sei Shonogan. Empieza así un vertiginoso proceso en que la mujer irá sucumbiendo ante las bondades efímeras de la fama virtual, perdiéndose entre redes sociales y páginas web, dejando atrás su vida y convirtiéndose, de cierta forma, en nada más que una imagen digital. (“Ella era un nuevo tipo de animal digital. Se utilizaba a sí misma voluntariamente. Ella estaba imposibilitada de amar a un ser de carne y hueso. Todo tenía que estar en gigas, o no era seductor para ella.”) Por otro lado, su novio, irá viviendo un proceso de celos artísticos en un comienzo, para luego ir derivando a la tristeza y la desesperación ante una mujer que lo deja de amar tan pronto se convierte en una celebridad de Internet.
Andy Wharhol, casi como un oráculo, anunció en un programa de televisión en los ya lejanos años sesenta que “en el futuro, todos tendrás sus quince minutos de fama”. Internet y todas las actuales tecnologías han cambiado la manera de comunicarse y de obtener notoriedad pública, tanto que hoy, efectivamente, muchas personas pueden tener sus quince minutos de fama a través de YouTube, Facebook, Instagram, virales, etc. El arte mismo ha cambiado producto de esto. La técnica y el talento parecen ya no tener una supremacía total por sobre la masividad, y este proceso lo refleja el cambio en los personajes:
“Los llamativos y enigmáticos pezones se viralizaron en las redes sociales de todo el mundo. Paradojalmente, junto con la fama de los pezones, comenzó la ruina de Matsuo Brasho (…) Así Sei Shonagon se valorizó en el mercado del arte de las redes sociales, en spams y motores de búsqueda. Toda una máquina digital barata y persuasiva funcionó gratis para que Sei Shonagon expusiera sus hermosos pechos. Like, like, like. Mientras ella recibía más like, ella era más feliz”
La novela, desde este punto en adelante, permite ser leída como un trhiller, debido a la misteriosa desaparición y muerte de una serie de muchachas japonesas, a la vez del acontecer de Sei Shonagon; también puede ser leída como una novela juvenil con tintes ciberpunk; pero sobre todo como una crítica al mundo superficial de las redes sociales y a cómo han cambiado la manera de concebir las relaciones humanas y de percibir el arte.
El Japón actual aparece hiperconectado e hiper-tecnologizado. El autor hace gala de un no despreciable conocimiento de la cultura nipona, incluyendo referencias sociales, religiosas y culturales, pero que se van mezclando con las nuevas tecnologías y formas de comunicación, dándoles un nuevo significado. Por ejemplo, los mismos nombres de los personajes son homenajes a antiguos escritores japoneses y, tal como lo hizo Jim Jarmusch en Ghost Dog: The Way of the Samurai (1999), existen referencias directas a los códigos y la tradición de los samuráis, pero insertas en un mundo donde el honor y la lealtad ya no son prioridad.
El pezón de Sei Shonagon es una novela escrita de manera fragmentada, con un lenguaje simple, que habla de una sociedad milenaria en crisis, de crímenes en las calles, de oscuras organizaciones que funcionan en la Deep web, pero también de personas desorientadas, sedientas de aceptación en una sociedad insegura y huérfana de soportes reales.
Una novela a la que hay que prestar atención.
Emilio Vilches Pino (Santiago, 1984), además de ser autor de la novela Labios ardientes (La Polla Literaria, Santiago, 2014), y del volumen de cuentos Noches en la ciudad (Santiago-Ander, Santiago, 2017) -ambas lanzadas bajo el seudónimo de Emilio Ramón- registra ser profesor de Estado en castellano, titulado en la Universidad de Santiago de Chile, y magíster en literatura latinoamericana y chilena, también por la misma Casa de Estudios.
martes, julio 23, 2024
Pérez Santiago. Futorología. Tendencias Prospectivas. Desarrollo de la cultura y las artes. Posibilidades y desafíos para el 2018. Ministerio de Planificación. Gobierno de Chile. 2008
“Desarrollo de la cultura y las artes.
Posibilidades y desafíos para el
Ministerio de Planificación, Gobierno de Chile.
2008
Omar Pérez Santiago
Los análisis estratégicos y estudios prospectivos que promueve hoy el Ministerio de Planificación, y que buscan explorar escenarios futuros de desarrollo de Chile analizando el impacto de tendencias y eventos que incidirán en el devenir del país en los próximos años, es una tarea interesante y necesaria y un ejercicio intelectual muy actual y muy técnico. Es una manera sabia de abrir una grieta en el gris muro del presentismo de los tiempos, fisura por donde entre algo de luz.
Cuando se me solicita esbozar el escenario más posible en el arte y la cultura para el año 2018, una futurología cultural, lo primero que se me ocurre, paradojalmente, es comenzar con un acto retrospectivo, y retrotraerme hasta hace más de diez años atrás, para buscar las huellas de como estaba el estado del arte y la cultura.
Entonces Chile
había salido de una cruel dictadura que dejaba un gran hoyo negro cultural. El
mundo del arte y la cultura estaba expectante por los cambios que se esperaban.
Y con el nuevo gobierno democrático
comenzó en esos años un factor de cambio
muy central en la configuración de políticas públicas culturales. Desde
entonces se produjo en el ámbito de la cultura y las artes profundas
transformaciones dadas centralmente por la diversificación y expansión
cuantitativa, a través de los años, de los fondos de cultura y la
institucionalización de la cultura en un Consejo de Arte y Cultura.
El
problema principal es que los mismos creadores tienden a autocensurarse, a
frenarse y buscar escuchar los rumores de las conversaciones de pasillos, las
orientaciones estéticas de los jurados. El creador se autocensura por una
actitud pragmática, a objeto de tener posibilidades en el concurso del Fondo.
La llamada producción cultural tiende a recaer sobre aquellos que saben
desarrollar funciones diplomáticas. Los
fondos son discriminatorios. Para tener oportunidades se debe usar un cierto
lenguaje, un cierto código, una cierta forma de pensar. Hay que estar
conectado, tener relaciones, usar la figuración pública. El Fondo tiende a apoyar
a determinados conglomerados, aquellos que saben hacer el trabajo de lobby y
que se informan directamente de los criterios que se manejan dentro de las
comisiones y las formas de hacer presión. Se desarrolla el arte de manejar las
influencias y se fortalecen los circuitos auto recompensados. Se desfavorece a
aquellos que no participan de ese juego de los circuitos de la influencias,
principalmente los creadores de las regiones, de las comunas populares, los
jóvenes y los sectores marginados en general.””. (“El Fondart no es progresista”
La Época, Jueves 18 de septiembre de 1994).
La
molestia por la situación de los fondos de cultura en el mundo artístico y
cultural se ha expresado de modo persistente, pero subterráneo. Pero ya el año
pasado la critica al fondo del libro fue explicita y más de 300 escritores
firmaron una carta de protesta que se llamó “La infelicidad permanente”. Ese solo
título demostraba el enojo y el descontento de la clase literaria. Hay rabia también y se nota en el tono de las
críticas permanentes a los fondos de cultura entre músicos, actores, pintores. Esta
rabia es, en parte, producto de la frustración que genera la impotencia de ver
el modelo constituido y funcionando sobre si mismo.
Los
artistas andan con sangre en el ojo, y lo dicen en todos los circuitos como
funciona esto: hay que ser mamón por un rato, formatearse, aprende a leer
formularios, saber quien es el jurado y hacer lo que le guste al amigo funcionario, ese
crupier de feria que reparte los números de la lotería. Y luego a esperar rogando como lo
niños: “viejito pascuero, acuérdate de mi, me porto bien en casa y también en
el jardín”. Ese ambiente de entreguismo ya está plasmado en la excelente novela
“Informe Tapia”, de Marcelo Mellado. Este deterioro va unido a un paralelo enfriamiento
de un movimiento democrático progresista y la ausencia de medios críticos de
comunicación.
En general, el artista no tiene otra alternativa que ser cobardón, nunca dirá las cosas claramente. Gasta su tiempo en hacer vida social, para que lo vean aquellos que deciden los fondos. Existe toda una cháchara seudo intelectual de truquillos baratos archi conocidos del arte oficial. Más o menos ese es el estado del arte. Así el arte ya no incomoda y ya no tiene efectividad.
Es decir, el cambio de la cultura y el arte necesitan ser inserto en cambios integrales.
El cambio
puede empezar con la participación de la gente a nivel barrial, comunal,
territorial construyendo efectivos centros de activación o juntas de desarrollo
cultural. Se deben modernizar las bibliotecas comunales y construir allí
verdaderos centros de reunión, de acopio e intercambio de ideas, verdaderos
centros de comunicación digital, de espacios compartidos, de alcance nacional,
que vaya más allá de la gestión de los centros propios. El desarrollo, en un marco de cooperación, la creación de centros culturales a partir
del engrandecimiento y modernización de
las bibliotecas públicas contribuirá a garantizar el derecho y la libertad
de acceso a la información y la cultura de los ciudadanos chilenos, ayudará a
paliar la desigualdad, garantizando el derecho de todos los ciudadanos a acceder a
Internet y a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación sin
discriminación alguna y en igualdad de condiciones; facilitar la formación de
los ciudadanos para el uso de las tecnologías y aprovechar las posibilidades en
el nuevo entorno de la cultura y la lengua, que suponen una ventaja objetiva y
comparativa.
El
objetivo es que las actividades culturales surjan desde las comunidades. Las
actividades culturales que coordinan las propias comunidades tienden a ser más
duraderas. La vinculación con la sociedad civil es un elemento de gran
importancia para el desarrollo y la promoción de las políticas culturales. Deben
ser un centro de patrimonio, de teatro, de encuentro con escritores, centros de recuperación y estimulo de la
participación ciudadana organizada, mediante la descentralización de fondos
públicos participativos y poner el arte al servicio de la gente.
Si en diez años se invierte en todas las comunas más pobres del país en bibliotecas modélicas y modernas, que incluyan, cafeterías, Internet, servicios básicos, salas de lectura de periódicos y revistas y salas de reuniones, en un programa de ese tipo, administradas por consejos locales de cultura, mejorará, qué duda cabe, de modo significativa la vida social y comunitaria de Chile, la gran falencia de estos años.
Libros: Breve historia del
comic en Chile, Editorial Universidad Bolivariana, 2007. Escritores de
miércoles, junio 12, 2024
«Una lograda e inquietante historia policial» Pérez Santiago, Asesinato en Copenhague, Por Ramón Díaz Eterovic
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Ramón Díaz Eterovic y Pérez-Santiago |
TROMPAS DE FALOPIO
Novela de Omar Pérez y Gabriel Caldés
Por Ramón Díaz Eterovic
Gabriel Caldés y Omar Peréz, acaban de publicar la novela "Trompas de Falopio". Una novela escrita a "cuatro manos" que representa una nueva etapa en el trabajo literario desarrollado por ambos autores en sus anteriores libros de poesía, cuentos y crónicas.
"Trompas de Falopio" gira en torno a la vida de dos estudiantes de la carrera de Ciencias Políticas -Cipol- y retrata sus vivencias durante el inicio de la década de los años setenta. Muchas de las cosas que ellos relatan no las viví directamente, pero si supe de ellas, porque cuando llegue a nuestra universidad, formaban parte de cierta "mitología" de Cipol, que durante los años de la Unidad Popular fue un centro de gran ebullición política, y de la cual egresaron muchos estudiantes que más tarde, y aún en nuestros días, juegan un reconocido rol en la actividad política chilena.
La novela es el retrato emotivo, cargado de buen humor y punzante ironía, de algunos alumnos de la escuela de Ciencias Políticas. Es un relato ágil, entretenido, bien estructurado, lleno de personajes atractivos y lograda calidad literaria. Actividades políticas, romances, chascarros estudiantiles, son algunos de los elementos que encontramos en esta novela. Julían Condeminas y Jordi Castell son dos antiguos estudiantes que, a la vuelta de unos años se encuentran en el aeropuerto de Copenhague. Han pasado 29 años desde la última vez que se vieron, y como muchos otros de su generación, cargan con un pasado de persecusiones, exilios, romances quebrados, desencantos y cierta dosis de cinismo para mirar los cambios experimentados en sus vidas y en el país de donde salieron. El encuentro detona los recuerdos y la decisión de escribir un relato donde quede reflejada la época en que -al decir de ellos- eran unos universitarios dedicados a vivir a concho. El reencuentro de los amigos transcurre en los primeros capítulos de la novela, y el resto corresponden a las vivencias del pasado. "Trompas de Falopios" es por lo tanto una novela de añoranzas, de ajuste de cuentas con la historia, y una novela de crecimiento, de tránsito -con tonos inicialmente festivos y luego brutales- de una adolescencia libertaria a una adultez de colores oscuros.
La novela no se queda solo en el recuerdo de algunas vivencias. Apunta y llega a algo mayor. En ella encontramos un retrato chispeante, acertado, de los sentimientos que impulsaban a muchos jóvenes universitarios de la época. Los personajes son muchachos que vibran y comparten los cambios sociales y políticos que se viven. Son los años del gobierno del presidente Allende y de un entusiasmo revolucionario que se anida en los corazones de los jóvenes. Comparten sus estudios con el quehacer político, sus primeros romances, insertos en una época de mayor liberalidad. Por lo tanto, la novela aporta un retrato de época. Aparecen los trabajos voluntarios, la Peña de Los Parras, las tomas universitarias, la educación política, la alegría de ser parte de un proceso histórico, de cambios que serían radicales.
Para los que vivimos la época y los hechos que se narran, la novela tiene el atractivo de las remembranzas, del reencuentro con sus propios pasados y experiencias. Para los lectores jóvenes, el atractivo debe estar en el retrato de un tiempo del que me parece aún no se ha escrito lo suficiente en la narrativa chilena. La novela evade todo tono pesado, quejumbroso, y la voz de los narradores suena como debió ser en el tiempo relatado: festiva, demistificadora, vital. Como bien dice uno de los protagonistas, mientras reflexiona acerca de lo que cuenta, se trata de "iluminar mejor la embriaguez colectiva de alegría, de fervor sexual, de rito y de juego y de cortejo transgresor que nos imponía el medio". En "Trompas de Falopio" se respira la chispa del momento, el pulso de un país que apostaba a un futuro diferente. La historia, lo sabemos, se encargó de decir otras cosas, y por eso creo que esta novela más que un llamado a la nostalgia, es una invocación a la alegría, a creer como dice un eslogan que crece por estos días, que otro mundo es posible.
RAMON DIAZ ETEROVIC (Punta Arenas, 1956). Ha publicado los libros de poemas "El poeta derribado" y "Pasajero de la Ausencia". Los libros de cuentos: "Obsesión de Año Nuevo", "Atrás sin golpe" y "Ese viejo cuento de amar". Las novelas: "La ciudad está triste", "Solo en la Oscuridad", "Nadie sabe más que los muertos", "Nunca enamores a un forastero" "Angeles y Solitarios", "Correr tras el viento", "Los siete hijos de Simenon" y "El ojo del alma".
lunes, junio 03, 2024
martes, febrero 07, 2023
Nuestra propia ciudad interior, radiante y subjetiva. Escritores en Machu Pichu. Ginsberg, Allende, Borges, Neruda
NUESTRA PROPIA CIUDAD INTERIOR, RADIANTE Y SUBJETIVA. Palabras del escritor Jorge Hernán Calvo Rojas, presentación de Escritores en Machu Pichu. Crónicas de viaje de Pérez Santiago.
lunes, septiembre 19, 2022
Arioso Poema del poeta sueco Kjell Espmark (1930-2022)
Arioso
Kjell Espmark
Yo hui convertido en llamas,
de la biblioteca de Alejandría.
Los nueve rollos de papiro que me albergaron,
aún crepitaban en el traicionado amor,
desembocó en chispas y fuegos ascendentes.
Y yo morí por segunda vez.
Fragmentos de mí sobrevivieron como citas.
Mi palabra para el cielo se la adueñó un pedante erudito—
Que se aferró al escritorio
cuando el azul de repente se convirtió en un azul profundo.
Un pronombre usado de una manera inusual.
hechizó a un gramático. La palabra
que se escribió en oro y verde: ¡un escarabajo! –
abrió sus alas y despegó
para llevar su contexto a través de los siglos.
Otros fragmentos de lo que fue Safo
como llamas sobre los transeúntes se posaron
para "llamar de vuelta al que ella tanto amó".
Palabras que quemaron el viento: ¿Que querías de mí
cuando estoy partida como un leño,
"temblando de deseo y pronto casi muerta"?
perdonada por su hermano fuego,
y encontró refugio en una mujer solitaria
en el resplandor verde de una lámpara de aceite,
susurrando en la tarde entre asombradas típulas.
Escribió poesía en pedazos de papel rotos.
Levanto
la vista cuando alguien gritó: ¡Emily!
– indefenso por un momento.
Entonces mi mareo entró en su cabeza.
El zumbido en lo que eran mis oídos
tuvo lugar en los de ella
y yo estaba sudando en su piel
al pensar en el amado.
Yo no entendía el idioma de ella
y el dolor de los riñones no era mío.
Pero su escalofrío no requirió traducción,
ni el rubor feroz
que se sintió hasta muy abajo del cuello.
Skapelsen de Kjell Espmark, 2017
Versión desde el sueco: Pérez Santiago
miércoles, septiembre 01, 2021
Memoria y Literatura en San Joaquín. Por Pérez Santiago. Revista Off The Record, septiembre 2021
Durante el mes de Julio 2021, como parte mis tareas literarias, dirigí
un taller vía zoom y whatsapp sobre memoria y literatura, con el apoyo del Centro
Cultural San Joaquín, uno de los más creativos centros culturales guiado por el
bueno de Jonny Labra y la organización Santiago
es de Todos.
La pandemia no nos detuvo.
Las talleristas, mayormente mujeres, (las que hoy marcan el mundo) escribieron
atrayentes historias sobre significativos vecinos de San Joaquín. Los pilares o los protagonistas de la historia, vivos
retratos o gente significativa de la comunidad.
Así es.
Los humanos inyectamos en nuestros relatos lo que hemos conocido, lo que hemos vivido. Cada
generación aporta una imagen del mundo creada por su experiencia. La literatura
es, pues, el punto de vista que elige el escritor. La literatura, querámoslo o
no, es siempre vivencial.
Si nos extraviamos cuando niños, nadie olvida que se
extravió. Y nadie conoce mejor la angustia del extravío que el niño que lo
sufrió. Son cicatrices intransferibles, que solo el niño que lo vivió las puede
conservar y comunicar. Y por eso, el relato de ese extravío, o hecho vivencial,
puede tomar diversos caminos. No siempre todo es claro o nítido. Ese es el
campo de la narrativa y la memoria. Es la libertad creativa (derecho sagrado
que se debe preservar en la Constitución, ley fundamental de la República).
Es libre.
Y así, esos recuerdos vivenciales, configuran ese
anecdotario que constituye el patrimonio o la memoria de una comunidad.
Aunque a veces, qué mal, la literatura chilena se enclaustra
en eternas y fútiles disputas de pequeños egos, o en pautas que dan dos críticos literarios en dos
diarios nacionales que ya nadie lee. Que ya nadie lee.
Por otro lado, hay mucha gente, como los vecinos de San
Joaquín, que escriben y bien y son originales.
El taller de San Joaquín tuvo dos resultados concretos y
luminosos.
El primer logro fue la amistad cívica del grupo, un equipo
de personas deseosas de mejorar su capacidad de contar historias. Es un logro,
los grupos literarios comunitarios nunca se deben menospreciar, tienen una gran
potencia.
El segundo logro o resultado fue una antología, Relatos de
San Joaquín, una bella antología de historias muy auténticas
y de muy fina calidad literaria, que se llevará a libro y se presentará en la
próxima Feria del Libro de San Joaquín, en octubre.
Carolina Jara escribe una grata remembranza de su vecino
Tennyson Ferrada, un actor muy famoso, y que cuando ella era niña lo fue a
entrevistar para una tarea del colegio.
Andrea Paz Olivares comienza escribiendo sobre su querida
abuela, pero muy pronto la historia familiar se convirtió en una grata historia
del barrio, la villa Armanda Harbin.
Iris Valenzuela ha escrito un texto de prosa poética, donde
rememora sus miedos de niña, sobre las cosas tétricas que se contaban del
entonces oscuro Callejón Ovalle.
Carlos Osorio sabe que los deportes también se viven en
la literatura. Cuenta la historia de un talentoso joven y vecino, Gustavo
Alarcón, un esgrimista eximio de solo 22 años. Además, Osorio ha escrito una
emotiva crónica sobre la infancia del gran futbolista y vecino, Arturo Vidal.
Claudio Gajardo recuerda, en una sabrosa crónica, a un
célebre grupo de rock, Los Beat 4, y a uno de sus más connotados miembros del
grupo colérico, el músico Willy Benítez, que vivió en la población Vicente
Navarrete.
Una sorpresa y un aporte especial es la española Eloísa Alba García, que desde España participó activamente en el
taller y ha escrito un imaginado cuento de un bandolero, y los deseos de los
protagonistas de venir a Chile y conocer San Joaquín.
jueves, junio 03, 2021
El placer de llorar. Clint Eastwood y Maryl Streep en Los Puentes de Madison
Hace 25 años se estrenó la película "Los Puentes de Madison" con Clint Eastwood y Maryl Streep. Mi comentario de hace 25 años! en el diario La Época. La Novela "Los Puentes de Madison" de Robert J. Waller, y la película con Clint Eastwood y Meryl Streep de hace 25 años. Mi comentario en el diario La Época, El placer de llorar.

lunes, mayo 03, 2021
LA REGRESIÓN: VLADIMIR SOROKIN, EL BOLAÑO RUSO
Hay quienes no reconocieron –por
flojera, comodidad o interés- que caímos en una sociedad controlada digitalmente por rígidos billonarios,
un autoritarismo tecnológico.
Me sobrecoge. ¿Cómo llegamos allí?
El escritor H.G.Wells inventó la
máquina del tiempo. Si viajamos en esa máquina hasta fines de los años 80 –cuando
los teléfonos
aún tenían cables- veremos que por ahí se inició
una nueva era.
Pinochet
perdía el plebiscito y poco a poco salíamos de una sociedad fracturada.
Yo, como autor implícito, en 1991 iba en un tren a
Berlín. Resopla
la locomotora. Caía el muro de Berlín.
El
mundo cambió. Eso me dio algo de fe. En Rusia y en Chile llegó la incipiente
democracia.
Arthur C. Clark, otro escritor de ciencia ficción, en 1945 creo las bases teóricas
de los satélites artificiales. En 1957 la Unión Soviética lanzó el primer
satélite artificial, el Sputnik. Desde entonces, miles de satélites han sido
lanzados. En
1990, Tim Berners-Lee diseñó la World Wide
Web. La telefonía móvil, sitios de Internet y redes sociales, se convirtieron
en la base de la comunicación.
Vladímir Sorokin, el escritor ruso más
nombrado hoy, llamado el Bolaño Ruso, tenía sus raíces en la contracultura de
los años 80. Mordaz escritor nacido el año
1955, cuyos libros contenían violencia y sexo —como Tarantino—, ironizó sobre la Cofradía de los Flageladores literarios
soviéticos, que decían representar las iras de los desheredados.
Putin dirigía la policía secreta desde 1998, llegó al poder en el 2000. Era una corriente
que nunca perdió el poder del todo. Cambiaron el Lada por un Mercedes.
(Igual
que en Chile, digo yo como autor implícito, donde volvieron a gobernar los nenes de Pinochet)
Allí
estaba el germen de la distopía, la base del autoritarismo tecnológico.
Tal como en La máquina del Tiempo el protagonista
viaja al futuro y no halló una sociedad plena. Al contrario, era un mundo rígido
y en decadencia. Una regresión.
Lo valioso del escritor Sorokin fue
mostrar la desesperación, la soledad y el tedio de una sociedad. Y su proyección distópica donde
se pisotea los ideales de la ilustración, con la corrupción, la ignorancia, la enfermedad y la
muerte.
En
Moscú, Nashi, grupo ultraconservador pro Putin, destruyeron unos libros de
Sorokin. Estaban molestos con la libertad expresión. En una escena de su libro Manteca de cerdo azul (1999) aparece Stalin y el mofletudo
Nikita Jrushchov en rol sadomasoquista.
“Jrushchov se desabrochó el pantalón y se sacó
su largo sexo retorcido y con glande de pezón cuya piel reluciente tenía el
tatuaje de una estrella. El conde se escupió una mano, untó de saliva el ano de
Stalin y, echado hacia atrás, comenzó a introducir con tiernas estocadas su
sexo en el interior del Guía.”
Leí una de las novelas de Sorokin,
El día del oprichnik, metáfora de la regresión. Mezcla de realidad y ficción, entre el Gógol
de Almas muertas y la literatura
fantástica de H.G.Wells.
El protagonista Andrey Komyaga es un oprichnik en la
Nueva Rusia 2027 y narra sus crímenes. (La oprichnina original fue creada por el
déspota ruso Iván el Terrible, su guardia
personal mortífera). Rusia de 2027 es una mezcla de medievo y dictadura
tecnológica. Feudalismo ilustrado gobernado por billonarios. ¿Fin del humanismo, la democracia y la sociedad abierta?
Es una novela, corta, filuda y mucho
de sátira.
Chile
involucionó también hacia una sociedad distópica patriarcal de billonarios rígidos
y corruptos que dominan con la ayuda de
la pandemia, la neurociencia y la realidad virtual. Comercializaron el agua y
cada elemento de la fauna y la flora. Además,
con una débil sociedad civil, el uso de fake
news y ejército de bots, deterioraron la conversación pública. Condenan a
Galileo y deseaban hacernos creer que la tierra es plana.
Quizás
desearon atraparnos con la tecnología de la vigilancia y las teorías de la
alienación, aplicando la precognición
que profetizó otro grande de la
ciencia ficción, Philip K. Dick, en su
cuento El Informe de Minoría.
Abandonarla cruel invierno ha sido. Soneto de William Shakespeare
Abandonarla cruel invierno ha sido. Soneto de William Shakespeare Abandonarla cruel invierno ha sido, lo peor del año, placer efímero. ¡Qué...

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La brisa salina se mezcló con un fuerte olor a pichí. Petra Ersdotter y Miguel Emebé caminan por el puerto. Ella llevaba su guagua dormida...