viernes, diciembre 20, 2024

Escenas de la vida posmoderna: intelectuales, arte y videocultura en la Argentina de Beatriz Sarlo


Hace treinta años, el diario La Época de Chile publicó mi reseña del importante libro de Beatriz Sarlo, "Escenas de la vida posmoderna", que copio aquí:
MALDITOS INTELECTUALES. ESCENAS DE LA VIDA POSMODERNA
Por Omar Pérez-Santiago, Diario la Época, 1994.
Los intelectuales se ponen catetes. Nadie los pesca. Esto los desconcierta y los neurotiza. De tiempo en tiempo, lagrimean en público: "Nadie discute nuestras utopías, snif, snif, sólo el mercado es rey". Se ponen sentimentales, nostálgicos y delirantes como borrachos.
Recordemos: ¿quién era el intelectual tipo?
Se creía la vanguardia de la sociedad, la voz de los que no tenían voz. Iría a tocar el cielo. Sentía que sabía más que nosotros. Esa fuente de poder la usaban para latiguear a los ricos y para educar a los pobres. Estuvo en las primeras filas de las revoluciones. Fue asesor de príncipes y dictadores. Hablaba al Pueblo, al Mundo, a la Historia. Creyó que su arte era de vanguardia, que su arte tenía algo que decirnos, aunque no lo entendiéramos. Se creía intérprete de nuestro gusto artístico y cultural. El sí sabía lo que era o no era el arte.
Ahora, sin embargo, mirado en el tiempo, los gestos heroicos del intelectual que se creía santo o profeta son risibles o, más bien, dejan indiferente.
Este tema lo puso sin anestesia Beatriz Sarlo en su libro "Escenas de la vida posmoderna" (Ariel, 1994). En su libro, Beatriz Sarlo -profesora de literatura, nacida en 1942 en Argentina y directora de la revista Punto de Vista- habla de los intelectuales, el arte y la videocultura en Argentina sin complejos y sin repetir lugares comunes.
El mercado decide hoy lo que es arte o no y mediatiza las disputas entre artistas. Antes, una obra o un autor debía ser aprobado por los miembros del Culturburgo, en largas y a veces odiosas contiendas y guerrillas personales.
Hoy puede obtenerse la legitimidad en instituciones más desinteresadas de las perspectivas estéticas.
Beatriz Sarlo confiesa que lo que el mercado tenga que decir sobre el arte no es insignificante e intrascendente.
Beatriz Sarlo se pregunta, a la vez, dónde se recomponen los valores en una sociedad relativista y el rol de la actitud crítica frente a la sociedad.
Digamos que allí la discusión recién empieza a complicarse.
"Escenas de la vida posmoderna" es un libro recomendable para intelectuales con cargo de conciencia y sobre todo para esa masa de gente joven trabaja o está interesada en los medios audiovisuales


 

viernes, noviembre 01, 2024

“Barrio Lastarria”, la nueva novela de Pérez-Santiago. “La vida se pasa volando y la muerte camina eterna por las calles”. Revista Off The Record, 1 de noviembre 2024




 

Por Patricio Melillanca, periodista, Rahue, Los Lagos.

 

El Barrio Lastarria es histórico. Visitado por cineastas, escritores y artistas de la mejor factura. Por sus callecitas se atraviesa de la Alameda al Parque Forestal y al Museo de Bellas Artes, desde el Cerro Santa Lucia o Cerro Huelen hasta el río Mapocho y desde allí a Recoleta, al Mercado Municipal y el barrio la Chimba.

Pérez Santiago, escritor, traductor y viajero, posee una narrativa caracterizada por una exploración de la identidad, la memoria y la experiencia migratoria. Un viaje transcultural que entrelaza la literatura chilena y nórdica.

Con su pluma segura, sin siutiquerías y con gran conocimiento de la literatura chilena y universal, Pérez-Santiago publica su nueva novela “Barrio Lastarria”, en el que aparece la cotidianidad, la juventud y luego la mirada aguda y ya reposada frente a la muerte que fue protagonista en estas calles.

Barrio Lastarria está escrita con vitalidad ¿De dónde procede el tema?

Dios me libre de ser chismoso. Pero la novela procede del amor, del amor joven, de alegre sonreír. Y procede del ineludible paso del tiempo, la alta velocidad de la vida, una verdad que punza, que pica como los mosquitos. Un día eres un pobre muchacho ansioso de amor  y al otro día usas un lindo bastón. Fin. Se acabó. Todo se funde como un copo de nieve. Se terminó. Gracias por la atención.

El protagonista tiembla. No es un viejo indulgente.  Es mala pulgas. Aunque ningún escritor, viejo o joven, puede ser indulgente con un tiempo histórico que decepciona. En las últimas décadas vendieron a Chile como un país de esplendoroso desarrollo. Pero, la modernización emocional no siguió el ritmo.
Y el protagonista ve con delirio como su barrio Lastarria se ha convertido en una especie de averno. La gentrificación destroza barrios para comprar barato y vender caro. Un nuevo despojo.  El día menos pensado su barrio deja de existir.  Fin de época.
¿Por qué el barrio Lastarria, uno de los más antiguos de Santiago?

El dicho sostiene que la tetera no hierve si la estás mirando. El Barrio Lastarria es un imaginario fantástico entre un río, el Mapocho; un cerro, el Santa Lucia, el GAM y la Alameda. De tanto ir y venir, te das cuenta la vida que allí hay adentro. Y es una tetera que hierve: buble, buble, buble.

Dios me libre también de aburrir con aspectos técnicos. Pero concentrar la acción de la novela en un espacio reducido es una probada técnica literaria. William Faulkner inventó Yoknapatawpha, un condado ficticio en el Misisipi. El mexicano Juan Rulfo inventó su Comala, Gabriel García Márquez su Macondo y Juan Carlos Onetti su ciudad imaginaria de Santa María

Llama la atención los dibujitos intercalados en la novela

Cuando yo era niño, mi abuelo llegó un día con un cuaderno de caricaturas que hacían de sus compañeros de trabajo, narigones, ojos como huevos fritos. Me morí de risa.  Empiezas a mirar las cosas de otro modo. Recuerdo que fue una época muy gráfica, cuando nacieron los afiches y corrían los comics populares, penetrantes como un bisturí.  Eso, me daba risa, me rompía el coco. Y el género de la novela es omnívoro, come de todo. Invade, anexiona y coloniza territorios. No tiene miedo. No es pusilánime.

En la novela “Barrio Lastarria” la muerte aparece como un personaje muy presente. ¿Por qué?

Tan latente estuvo la parca para mi generación de jóvenes chilenos que supimos temprano que la vida podía ser breve. Vi como sacaban a un vecino de su casa, para nunca más volver. Vi morir a jóvenes compañeros de la universidad. Todo es ridículo cuando piensas en la muerte.

¿Es un ajuste de cuentas con las huellas del pasado, una retrospección?

Todo lo que alguna vez vivió y obró, continúa vivo y obrando, a veces románticamente y a veces como símbolo. Es la tradición literaria llamada “La Escuela del Pervivencia”.

¿Lo que pervive en tu novela son los temas permanentes de Chile?

Quizá perviven los puntos ciegos de mi historia. Mi pasado continúa ejerciendo una influencia en mi presente. Pero esta pervivencia no es estática, sino que se ve moldeada por las nuevas interpretaciones y contextos históricos. Mi pasado no es algo que se quedó atrás, sino que interactúa con mi presente. Se desplaza, quizá a veces en un mar de melancolía, y se dilata y contrae dándole un nuevo valor.

La escritora María Luisa Bombal… ¿por qué tan presente en tu novela?

Es un reconocimiento, un homenaje. Bombal es la más grande narradora chilena. Inventó la literatura fantástica en Latinoamérica, antes que Borges.

 


 

Escenas de la vida posmoderna: intelectuales, arte y videocultura en la Argentina de Beatriz Sarlo

Hace treinta años, el diario La Época de Chile publicó mi reseña del importante libro de Beatriz Sarlo, "Escenas de la vida posmodern...