jueves, mayo 15, 2025

Chiloé: Palafito Loft

 


REVISTA OFF THE RECORD. NÚMERO 35. FEBRERO 2022
Vuelvo a Chiloé después de tres décadas. Ahora el turismo es masivo. El taco en el tráfico de Castro es enorme. No hay alojamiento en Castro. Según internet está todo agotado.
Camino por la costanera hasta el barrio Lillo. En una casa azul hay un letrero: Se arriendan cabañas. Un señor gordo está subiendo maletas a su auto.
—¿Usted alojó aquí?
—Sí.
—¿Habrá alojamiento?
—Sí, yo dejé recién una cabaña. Llame al teléfono del letrero.
Llamo y me contesta la amable señora María.
La Fortuna –la diosa de la suerte- es poderosa (Tito Livio). La vida es una casualidad, según Jacques Monad, fundador de la biología molecular. El azar.
María me muestra una cabaña, muy bien equipada. Wifi, telecable, agua caliente. Un remodelado palafito en el bordemar con una vista al mar interior o maritorio, donde se ve un crucero para 1500 pasajeros.
Los palafitos de madera nativa (alerce, luma o ciprés) ahora son hostales, restaurantes, boutiques, y tiendas de artesanía.
Los barrios palafíticos que nacieron como alternativa a la pobreza de los inmigrantes del campo, y que fueron una forma de imperfección urbana, hoy son centros turísticos.
Hay también un lío con el asunto del cambio de la propiedad.
Los chilotes han ido vendiendo sus palafitos.
Hoy el turismo de mochila ha dado paso a los turistas que llegan con sus autos hasta el bordemar.
Me acuesto en una cama por primera vez en un palafito. Es insólito y conmovedor. El mar sube y el agua pasa por debajo de los pilotes del palafito. Más tarde el cielo se cierra y llueve con furia.
Inquieto y a la vez cautivado, me dormí con el rumor del mar y de la tormenta.
En alguna hora de la noche, soñé que se moría el escritor Francisco Coloane. Y yo debía levantarme e ir a su funeral.
Desperté impaciente en la oscuridad.
Los brujos de Chiloé que viven en cuevas y espacios tutelares se comunican con los muertos –pensé. Como los necromantes resucitan a los muertos, según leyenda. Y a veces, los brujos -como el cielo y la tierra- pueden ser crueles.
En la mañana me levanto con la certeza de que debía viajar a Quemchi, donde nació Coloane.
Debo hacer caso al sueño. No voy a ignorar al sueño.
Coloane murió hace 20 años en el 2002. En sus memorias “Los pasos del hombre”, contó que su casa estaba construida mitad sobre tierra y mitad sobre mar. Con su madre, Humiliana Cárdenas, bajaba de su palafito al bote hecho de ciprés y salían a pescar.
Llego al terminal de buses de Castro. En una hora estoy en Quemchi, por 2 mil pesos, en un viaje casi familiar. El chofer y todos los que suben al bus, saludan, viejo hábito humano.
La hermosa biblioteca de Quemchi está al lado de la playa, y su arquitectura es chilota pura, con tejas de madera.
A su lado está el museo de Coloane. Es un museo gratuito.
Una amable joven hace de guía. Una minga por el mar arrastró la antigua casa de la familia de Francisco Coloane y la instaló aquí.
Hay fotos de su familia. Es un palafito igual al que yo dormí anoche en Castro. En la pleamar, el oleaje llegaba hasta debajo de los dormitorios. En una pieza hay una vieja máquina de escribir
del escritor sobre un escritorio.
Me emociono. No sé si les pasa a todos, esto de emocionarse al ver una precaria máquina de escribir.
Camino por la pequeña plazoleta de Quemchi. En el centro hay un busto del barbudo Coloane, orgullo de este pequeño pueblo de pescadores.
El único restaurante abierto es El Chejo, frente a la caleta. Hay ceviche.
Al otro día en Castro, camino por la calle Lillo y al lado hay una boutique de ropa, “El encanto”. Entro a comprarme una camisa de lino. Le pregunto a la señora que me atiende si aquí hubo
alarma de tsunami, cuando el volcán Tonga hizo erupción en el Pacífico.
—Sí. Yo quise arrancar, pero mi jefe dijo que no, contestó ella amablemente.
—No pasa nada, este es un mar interior-, dijo una señora mayor apoyada con un bastón y que estaba también en la boutique-.
Yo he vivido toda mi vida aquí. Y nunca pasa nada. Creo que para el terremoto del año 60 el agua subió a la calle.
—Usted ha vivido toda su vida aquí, señora, pero para mí es la primera vez que yo escucho el sonido del mar debajo de mi cama, le dije.
—Antes vivíamos todos aquí en el barrio como una comunidad, todos los niños jugando juntos. Ahora todo es diferente. Todo se perdió.
Es cierto.
Ahora hay boutiques, restaurantes peruanos, artesanías y Palafito Loft.







Lo más hermoso que nunca nadie me había dicho. CUENTO.

 


CUENTO.

Y entonces apareció el Lasse y buscamos un local que nos acomodara, algún viejo boliche de trabajadores y bohemios, de vino y cazuela.
Pasamos frente al Lincoln, un territorio que odiábamos, allí estaba la gente que aborrecíamos, allí estaba la gente que bebía cerveza en forma desenfrenada, ávidos de no alcanzarse a sí mismo, y ya estaban borrachos, peleándose entre ellos, o tirados a la calle por los matones de la seguridad.
Terminamos los tres en un motel muy barato durmiendo en camas separadas y despertando todos juntos.
Cuando ella, ella algo dice, ella algo dice que duele el alma, que revela su tristeza, su profundo dolor existencial, y me duele y me conduelo.
Sé que se irá.
Sé que desaparecerá.
Y temo y la abrazo y le digo que se cuide, que no se arriesgue, que por favor no sufra, y ella me abraza y llora, y yo le digo, por favor, cuídate. Eres libre y nada te detiene, pero vivir arriba de la cornisa es siempre peligroso. Y llora.
Y ella dice: Es lo más hermoso que nunca nadie me había dicho.
Imagen: Underground de Kusturica

viernes, mayo 09, 2025

«Barrio Lastarria» es una novela negra que mezcla la crudeza de los crímenes con la poesía de la memoria urbana. Presentación de Emersson Pérez


Por Emersson Pérez, poeta y editor de Los Perros Románticos

Hoy nos encontramos en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), un espacio emblemático para la cultura y la memoria en Chile, para celebrar el lanzamiento de «Barrio Lastarria», la nueva obra de Omar Pérez Santiago. Este lugar, que ha sido testigo de los cambios políticos y culturales del país —desde su origen como edificio UNCTAD III en tiempos de Salvador Allende, pasando por su uso como sede de la dictadura militar, hasta convertirse en el faro cultural que es hoy— comparte una conexión histórica y simbólica con el Barrio Lastarria, el escenario central de esta novela.

«Barrio Lastarria» es más que un relato sobre un lugar; es una novela negra que mezcla la crudeza de los crímenes con la poesía de la memoria urbana. En este barrio lleno de contradicciones, marcado por la gentrificación y el desplazamiento de las clases acomodadas hacia el oriente, los rincones oscuros esconden secretos, violencia y misterios. La obra nos sumerge en una ciudad que parece bella y cultural en la superficie, pero que revela un lado mucho más oscuro en sus entrañas.

En este violento Lastarria literario, Omar Pérez Santiago introduce crímenes perturbadores que se entrelazan con la vida cotidiana del barrio. Las sombras de personajes como Gianni Valandetto, un mafioso atrapado por sus propios fantasmas, y Fátima, una mujer que lucha contra los abusos y la opresión, configuran un paisaje donde la línea entre víctimas y victimarios se difumina. Cada asesinato, cada acto de violencia, parece ser un reflejo de las tensiones sociales más profundas que atraviesan no solo el barrio, sino también el país entero.

La novela combina las características clásicas del género negro —crímenes, personajes moralmente ambiguos y una atmósfera de incertidumbre— con una narrativa profundamente poética. La voz del narrador, melancólica y crítica, nos lleva a recorrer las calles de Lastarria, un espacio que ha sido símbolo de resistencia cultural y artística, pero que también se ha visto atrapado por los tentáculos de la modernidad y el poder económico.

La riqueza literaria de la novela se amplifica con referencias filosóficas y culturales que dialogan con los eventos del relato. Walter Benjamin, con su reflexión sobre la memoria como resistencia, y Baudelaire, con su flâneur que deambula por las calles urbanas, son figuras que resuenan en el narrador mientras recorre este Lastarria transformado por el tiempo. El río Mapocho, que históricamente ha marcado límites simbólicos y sociales en Santiago, aparece como un espejo de estas tensiones: un flujo que lleva consigo el pasado, el presente y los restos de lo que hemos perdido.

El Barrio Lastarria literario de Omar Pérez Santiago es tanto un escenario como un personaje en sí mismo. A través de la violencia, el misterio y las interacciones humanas, la novela explora preguntas profundas:

¿Qué queda cuando un lugar pierde su esencia?

¿Cómo enfrentamos los cambios que parecen borrar nuestra historia?

 ¿Y cómo se reflejan los crímenes en la estructura misma de nuestra sociedad?

Lanzar esta novela aquí, en el GAM, un lugar que también carga con su propia historia de tensiones y transformaciones, le da un significado especial a este momento. Al igual que el barrio, el GAM ha pasado por procesos de cambio que reflejan las luchas y contradicciones de la sociedad chilena.

Esta tarde los invito a adentrarse en las páginas de «Barrio Lastarria», a recorrer sus calles llenas de historia, memoria y peligro, y a dejarse llevar por la narrativa de Omar Pérez Santiago, quien nos desafía a pensar en nuestras ciudades y nuestras vidas de una manera distinta. Gracias por acompañarnos en esta celebración de la literatura y la memoria.


 

viernes, mayo 02, 2025

“Valparaíso Über Alles”. Operadores de emociones. Serie Asesino de Olof Palme. Omar Pérez Santiago. Revista Off The Record, 1 Mayo 2025

Ilustración Luis Martínez Solorza

 

La sueca Petra usa colonia Seductive Red, un aroma dulce de cereza y vainilla, la más popular en Suecia. El detective Emebé le baja las medias. La joven usa una distintiva tanga sueca, minimalista y funcional, cómoda y de calidad, en color neutro y atemporal. Ella ya lo estaba esperando para hacerle a él lo que le gusta.

—Tú si sabes quererme, mi amor.

Cuando él la penetra, ella sonríe.

Era ya media noche y se durmieron.

De madrugada de repente él gritó:

¡Tengo miedo, Petra querida!

La sueca Petra se despertó asustada. Se levantó y le trajo un vaso con agua.

—¿Miedo de qué, Emebé?

—Fue horrible, Petra. Sentí que mi mente se desdibujaba. No eran solo jadeos, sino vibraciones que resonaban en mis huesos, colores que no tienen nombre danzaban tras mis párpados cerrados. Algo sin forma, como tinta cósmica expandiéndose, intentaba tocarme. Y esa... esa resonancia en lugar de risa, una frecuencia que parecía contener el vacío entre las estrellas, me taladraba el cerebro. Sentí que una inteligencia inmensa, fría y antigua, intentaba injertarse en mi ser.

Emebé estaba de espaldas y tieso.

—Son las mismas emociones que tuve yo, dijo Petra.

—¡Me sentí perdido! ¡Como si alguien posee mi alma y la gobierna! Alguien ordena todos mis actos, todos mis movimientos, todos mis pensamientos. Ya no soy nada en mí mismo, no soy más que un espectador esclavo y aterrado por todas las cosas que hago. Deseo salir. No puedo. Me quedo, abrumado, tembloroso. Intenté levantarme, incorporarme, para creer que aún era dueño de mí mismo. ¡No pude!

Se consuelan uno al otro. Ella se peina. Echa su cabeza hacia atrás, como golpeando el aire.

Luego tomaron desayuno sueco: Café negro y un smörgås, (esa extraña vanidad nórdica: pan seco, un galletón duro como el cholguán untado con mantequilla, queso y rodajas de pepino).

Mientras comían el smörgås, un regusto metálico sutilmente amargo persistía en la boca de Emebé, aunque el pepino parecía fresco. Petra notó una sombra danzar brevemente en la esquina de la habitación, aunque no había nadie allí. El aire se sintió momentáneamente denso y frío, como si una presión invisible los envolviera.

Sonó el celular.

—¿Aló?

—Soy Marcello Ferrada de Noli.

Era el carismático profesor del Karolinska Institutet, el experto en neurociencia.

—Pude zafarme de mis captores que me tenía raptado.

—¿Quiénes eran?

—La JAP, la Jerarquía Autoorganizada del Poder. Son una energía subyacente, mesiánicos Extropianos, profetas que evangelizan un futuro. La JAP... son como parásitos aprovechándose de las fisuras. Valparaíso... siempre ha sido un nodo, un lugar donde el velo entre lo que vemos y lo que es, se adelgaza. Sus ondas, sus pantallas... son los resonadores inconscientes que abren portales a influencias que duermen desde antes del tiempo.

El detective Emebé le contó al profesor de su pesadilla y la de Petra.

—Son los operadores de emociones, dijo el profesor Marcello.

—¿Cómo?

—El Campo Informacional actúa en sus actividades neuronales de sus cerebros.

—¿Campo informacional?

—El Campo Informacional no es solo información, Emebé, Petra —explicó Ferrada de Noli con una urgencia escalofriante—. Es el tejido mismo de una realidad que apenas comprendemos, un océano de posibilidades donde entidades que escapan a nuestra lógica pueden proyectar su voluntad. Valparaíso es un punto focal de fuerzas expansionistas manipuladores de tus campos neuronales a través del Campo Informacional. Es la aplicación a escala de la telepatía y la comunicación no local.   En Valparaíso se está dando la mayor lucha de poder tecnológico-ideológica. Estamos en medio de una revolución de las normas de la información, conocimiento y creatividad. Valparaíso es un lugar donde las barreras entre dimensiones o realidades son más delgadas, atrayendo la manifestación de fuerzas cósmicas.

—¿De dónde viene todo esto, profesor? le preguntó Petra.

—Durante el gobierno de Salvador Allende, nuestro Proyecto Cybersyn contó con el apoyo del primer ministro sueco, Olof Palme. Por eso lo mataron. El proyecto se basaba en todas las investigaciones realizadas entonces sobre la manipulación de la consciencia, el lavado de cerebro, la publicidad subliminal y la transferencia digital de la conciencia. Un perro despierta a otro perro. Ahora se integra la neurofisiología, la física cuántica y el chamanismo. Así fuerzas expansionistas controlan un hábil mecanismo de técnicas digitales. Introducen estados emotivos de consciencia. Generan alucinaciones y delirios en los sueños.

—Oh, exclamó Petra sin parpadear.

—Ustedes dos, Petra y Emebé, están infectados.

Petra escucha y llora

—¿Y cómo funcionan?

—Emociones, emociones, emociones. Un mecanismo que discrimina sus emociones. Principalmente vía el adictivo Tik Tok las ondas electromagnéticas del celular intervienen el órgano que selecciona emociones, la parte más primitiva del cerebro, el sistema límbico, el circuito que genera el placer. Les controlan el circuito de Deseo - Acción - Satisfacción. Es un sistema de recompensa como el de las drogas. Así es como les han generado alucinaciones y delirios en sus sueños. El TikTok no es solo una herramienta de manipulación, sino llaves inconscientes que abren puertas a influencias extra dimensionales.

Petra escucha y llora. Emebé está cada vez más silencioso.

—No se muevan de allí. Voy para allá.

Y cortó.

La rubia Petra miró a Emebé con una punzada de duda. El carisma del profesor Marcello siempre la había tranquilizado, pero ahora, bajo la sombra de lo que habían experimentado, sus palabras sonaban extrañamente... programadas.

—Emebé, ¿Podría el profesor Marcello también estar afectado? ¿O incluso ser parte de algo que no alcanzamos a comprender?

A Petra le sangró la nariz.

—No me dejes sola, Emebé.

(Continuará…)

Chiloé: Palafito Loft

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