Entrevista a Pía Barros
Primero una pregunta pedestre ¿De qué vives, con qué pagas tus cuentas?
Vivo de los Talleres Literarios y de las conferencias y charlas que tanto a raíz de los talleres, como de la “escritura propiamente tal”, doy aquí y en Estados Unidos, Australia, Alemania, Latinoamérica, etc. Es decir, mi sueldo base son los talleres, y el resto, ese antiguo lema de los escritores: “pituto o muerte, venceremos”.
¿Te da lo mismo para quién trabajas?
No. Pertenezco a una generación a la que la ética le ha costado muy cara. Y yo pienso seguir pagando esos costos. Por eso, pongo mis condiciones, y la principal es que no trabajo para transnacionales, ni para la UDI, pase lo que pase.
¿Qué te impulsó a ser escritora? -¿Puedes decir cómo empezó tu carrera de escritora?
Lo quería desde los 6 años. Aunque me imaginaba esto más glamoroso a esa edad. Ahora sé que es un oficio digno, siempre y cuando mantengas una estrecha relación entre ética y estética.
¿Ha influido tu madre en el hecho de que tú seas escritora?
No, por el contrario: para mi familia entera fui un bochorno, “la loca de la casa”. Cuando llegaron las entrevistas, la televisión, las antologías en otro idioma, les empezó a gustar. Pero siempre están dando explicaciones, pobrecitos, es que ella es escritora, es que ella es de izquierdas, es que ella….
¿Qué autores han influido más en tu literatura?
Cortázar, Duras, Rosario Castellanos, y todo lo que leí y leo, incluyendo a Emilio Salgari, Dumas, D.H. Lawrence, los graffiti de todas las ciudades, toda la poesía, etc.
Según tu opinión ¿Existe un eje por los cuales pase tu generación, o hay voces muy divergentes dentro de ella?
Por supuesto: es una generación que pasa por una dictadura y la experiencia escritural está marcada por eso. En los años 80, los diálogos son escasos, la ciudad amenazante, los personajes oscuros y desencantados, pero románticos, etc. Es también la experiencia más de los movimientos culturales que de la industria cultural, la sangre que corre por debajo del texto es más importante que la piel que lo cubre.
De todos tus libros publicados ¿tienes alguno que consideres programático o central de tu obra? Dicho de otro modo, ¿qué libro tuyo recomendarías a alguien que quiera interesarse por tu literatura? ¿Cuál es tu mejor libro?Supongo que A Horcajadas y El tono menor del Deseo, aunque a mí me gustan algunos cuentos específicos, porque logré aunar lo que quería decir con lo que realmente dije.
Quisiera preguntarte si la actual crítica nacional tiene algún valor para ti y si en los hechos recuerdas alguna crítica que te haya influenciado.
No: al aparecer los comentaristas de libros unidos a la industria cultural, se banalizan los espacios. Creo que hace muchos años, una crítica de Carlos Ruiz Tagle, no del todo elogiosa, me hizo querer ir más allá siempre incluso de mí misma. Mariano Aguirre también. Para ser muy honesta, no leo críticas, ni mis entrevistas, ni esas cosas, porque siempre me pregunto “¿cómo dice que dije?”.
Podrías contarme cómo ves el desarrollo de tu narrativa en el futuro cercano, las ideas hacia dónde se encamina ¿Cuáles serían tus apuestas más serias?
Escribir. Sólo eso, ya me parece un desafío lograr escribir, con tanta distracción, familia, entorno, complejidad de los sentidos.
Hay escritores, por ejemplo Jorge Edwards, que afirman que el medio literario chileno es muy destructivo, porque tienden a pensar y decir que todo lo chileno es malo. ¿Lo has sentido de ese modo?
Yo pienso que en Chile hay muy buenos escritores y escritoras, pero pésimas personas. La ley del chaqueteo es ineludible, la mediocridad de otros de no leer mujeres, o de no leeer nada nacional, en fin, mediocridades.
Hay un porcentaje de escritores de tu generación que escribieron o escriben fuera de Chile ¿Qué rol le asignas a la literatura de exilio?
Fundamentalmente, este es y será, a partir de la experiencia dictatorial, un país fragmentario: no se puede entender la literatura interna, sin la literatura externa de todas las personas que escribieron. Para hacer país, hay que rastrojear todo lo que diseminaron y armar el imposible rompecabezas de nuestra historia.
En artículo (Literatura y Talento. Tristísima demolición de la novela, El Mercurio 3 de octubre de 2004) Enrique Lafourcade afirma que “en los de los últimos 20 años la novela pierde fuerza. Se llena de reclamaciones políticas, de confesiones eróticas. Hace sufrir a los lectores”. ¿Qué respondes a esa afirmación?La novela está donde debe estar: y está mejor escrita, es más dinámica y menos latera। Me parece que deberíamos leerle los subtítulos a ese tipo de comentarios. Derrida no ha muerto en vano.
¿Te da lo mismo para quién trabajas?
No. Pertenezco a una generación a la que la ética le ha costado muy cara. Y yo pienso seguir pagando esos costos. Por eso, pongo mis condiciones, y la principal es que no trabajo para transnacionales, ni para la UDI, pase lo que pase.
¿Qué te impulsó a ser escritora? -¿Puedes decir cómo empezó tu carrera de escritora?
Lo quería desde los 6 años. Aunque me imaginaba esto más glamoroso a esa edad. Ahora sé que es un oficio digno, siempre y cuando mantengas una estrecha relación entre ética y estética.
¿Ha influido tu madre en el hecho de que tú seas escritora?
No, por el contrario: para mi familia entera fui un bochorno, “la loca de la casa”. Cuando llegaron las entrevistas, la televisión, las antologías en otro idioma, les empezó a gustar. Pero siempre están dando explicaciones, pobrecitos, es que ella es escritora, es que ella es de izquierdas, es que ella….
¿Qué autores han influido más en tu literatura?
Cortázar, Duras, Rosario Castellanos, y todo lo que leí y leo, incluyendo a Emilio Salgari, Dumas, D.H. Lawrence, los graffiti de todas las ciudades, toda la poesía, etc.
Según tu opinión ¿Existe un eje por los cuales pase tu generación, o hay voces muy divergentes dentro de ella?
Por supuesto: es una generación que pasa por una dictadura y la experiencia escritural está marcada por eso. En los años 80, los diálogos son escasos, la ciudad amenazante, los personajes oscuros y desencantados, pero románticos, etc. Es también la experiencia más de los movimientos culturales que de la industria cultural, la sangre que corre por debajo del texto es más importante que la piel que lo cubre.
De todos tus libros publicados ¿tienes alguno que consideres programático o central de tu obra? Dicho de otro modo, ¿qué libro tuyo recomendarías a alguien que quiera interesarse por tu literatura? ¿Cuál es tu mejor libro?Supongo que A Horcajadas y El tono menor del Deseo, aunque a mí me gustan algunos cuentos específicos, porque logré aunar lo que quería decir con lo que realmente dije.
Quisiera preguntarte si la actual crítica nacional tiene algún valor para ti y si en los hechos recuerdas alguna crítica que te haya influenciado.
No: al aparecer los comentaristas de libros unidos a la industria cultural, se banalizan los espacios. Creo que hace muchos años, una crítica de Carlos Ruiz Tagle, no del todo elogiosa, me hizo querer ir más allá siempre incluso de mí misma. Mariano Aguirre también. Para ser muy honesta, no leo críticas, ni mis entrevistas, ni esas cosas, porque siempre me pregunto “¿cómo dice que dije?”.
Podrías contarme cómo ves el desarrollo de tu narrativa en el futuro cercano, las ideas hacia dónde se encamina ¿Cuáles serían tus apuestas más serias?
Escribir. Sólo eso, ya me parece un desafío lograr escribir, con tanta distracción, familia, entorno, complejidad de los sentidos.
Hay escritores, por ejemplo Jorge Edwards, que afirman que el medio literario chileno es muy destructivo, porque tienden a pensar y decir que todo lo chileno es malo. ¿Lo has sentido de ese modo?
Yo pienso que en Chile hay muy buenos escritores y escritoras, pero pésimas personas. La ley del chaqueteo es ineludible, la mediocridad de otros de no leer mujeres, o de no leeer nada nacional, en fin, mediocridades.
Hay un porcentaje de escritores de tu generación que escribieron o escriben fuera de Chile ¿Qué rol le asignas a la literatura de exilio?
Fundamentalmente, este es y será, a partir de la experiencia dictatorial, un país fragmentario: no se puede entender la literatura interna, sin la literatura externa de todas las personas que escribieron. Para hacer país, hay que rastrojear todo lo que diseminaron y armar el imposible rompecabezas de nuestra historia.
En artículo (Literatura y Talento. Tristísima demolición de la novela, El Mercurio 3 de octubre de 2004) Enrique Lafourcade afirma que “en los de los últimos 20 años la novela pierde fuerza. Se llena de reclamaciones políticas, de confesiones eróticas. Hace sufrir a los lectores”. ¿Qué respondes a esa afirmación?La novela está donde debe estar: y está mejor escrita, es más dinámica y menos latera। Me parece que deberíamos leerle los subtítulos a ese tipo de comentarios. Derrida no ha muerto en vano.
Fuente:Escritores de la guerra। Vigencia de una generación de escritores chilenos.
Barros, Pía (1956)
Miedos Transitorios (cuentos, Ergo Sum, 1985)
A Horcajadas (cuentos, Mosquito, 1990)
El Tono Menor del Deseo (novela, Cuarto Propio, 1991)
Signos Bajo la Piel (cuentos, Grijalbo, 1994)
Ropa Usada (cuentos, 2000)
Lo que ya nos encontró ( novela digital, 2001)
Los que sobran ( cuentos, Asterión) 2003)
Llamadas Perdidas (cuentos, Thule, 2006)।
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