El peruano Luis Alberto Sánchez (1900-1994) fue el primer traductor al español de los cuentos Dublineses del irlandés James Joyce, (1882-1941). Fueron publicadas en 1941 por la editorial Ercilla en Santiago de Chile.
Luis Alberto Sánchez no era un intelectual aislado. No andaba solo. Hubo una red de exiliados peruanos que arribaron a Chile. Sánchez era parte o líder de un poderoso movimiento latinoamericanista. Estaban comunicados. Era una comunidad intelectual de sentidos. Un mundo intelectual creativo que construyó realidades. Estableció aperturas, la circulación de ideas, las redes intelectuales, las conexiones culturales, más allá de los espacios nacionales.
Sánchez tenía 32 años y fue deportado de Perú en 1932. Estuvo en Cuba, Centroamérica y Ecuador. Recaló en Santiago de Chile donde vivió desde el año 1934 hasta 1945.
Luis Alberto Sánchez ocupó un rol destacado en la editorial Ercilla. La traducción y publicación de libros fue una tarea masiva y constante. Los motores de esta actividad editorial -con Luis Alberto Sánchez a la cabeza- fueron exiliados peruanos. Ercilla fue una editorial muy productiva. Tradujeron autores de todo el mundo como Stefan Zweig, H.G. Wells, Ortega y Gasset, Pirandello y James Joyce. Revitalizó y universalizó las lecturas. Ercilla fue parte de una expansión editorial, "la época de oro de la industria editorial y del libro en Chile", tal como lo consignó el estudioso Bernardo Subercaseaux. Ercilla se proyectó y tuvo sucursales en Caracas, Buenos Aires, México, Costa Rica y Montevideo.
Esto es importante hoy. Creo interesante leer las nuevas líneas de investigación sobre la historia de los grupos intelectuales y las mentalidades y las emociones latinoamericanas, como las del argentino Martin Bergel.
En la actual crisis mundial, el mundo artístico y literario chileno no se debe replegar. Hay corrientes con excesivos repliegues identitarios, tendencias cerradas de identidad o la propensión al aislamiento.