El álbum Andro se publicó en 1974 y lo dibujó Luis Hernán Silva con guiones de Eduardo Yentzen.
42 páginas, desconocida para la masa, pues nunca fue a kiosco, se entiende.
Año 1974. Chile.
Yo recuerdo del año 1974 como un año nocturno.
La secta de los Assasin tenía su reality show. Nada era muy chispeante.
Creo que fue ese año que me dio úlcera estomacal. Ni la dieta mediterránea me servía.
Estaba apestado y todo me parecía canalla. Y todo era canalla.
Culturalmente todo era cadáver y éramos tempranamente perdedores.
La historieta chilena, por ejemplo, la gloriosa historieta chilena estuvo en el suelo. Nada se publicaba.
Mas, fíjense ustedes, fíjense como hay tipos macanudos, dos muchachos veinteañeros macanudos, idearon y publicaron el álbum Andro, con chistes sutiles, a veces cándidos, de un chaval quijote de pelo largo que le cae un mechón sobre un ojo, con chistes autoconclusivos y tiernos y críticos, naturalmente.
Eduardo Yentzen me ha contado que cuando lo llevaron a la imprenta el joven imprentero al ver los dibujos, sacó una escarapela del Che Guevara que tenía bajo su camisa.
-¡Somos de los mismos cabros!
El comic se distribuyó así de mano en mano.
Y la historia lo inmortalizará entonces, como el primer comic chileno post golpe militar.
Posteriormente Eduardo Yentzen crearía esa revista generacional, La Bicicleta.
Pero eso ya es otra historia.
42 páginas, desconocida para la masa, pues nunca fue a kiosco, se entiende.
Año 1974. Chile.
Yo recuerdo del año 1974 como un año nocturno.
La secta de los Assasin tenía su reality show. Nada era muy chispeante.
Creo que fue ese año que me dio úlcera estomacal. Ni la dieta mediterránea me servía.
Estaba apestado y todo me parecía canalla. Y todo era canalla.
Culturalmente todo era cadáver y éramos tempranamente perdedores.
La historieta chilena, por ejemplo, la gloriosa historieta chilena estuvo en el suelo. Nada se publicaba.
Mas, fíjense ustedes, fíjense como hay tipos macanudos, dos muchachos veinteañeros macanudos, idearon y publicaron el álbum Andro, con chistes sutiles, a veces cándidos, de un chaval quijote de pelo largo que le cae un mechón sobre un ojo, con chistes autoconclusivos y tiernos y críticos, naturalmente.
Eduardo Yentzen me ha contado que cuando lo llevaron a la imprenta el joven imprentero al ver los dibujos, sacó una escarapela del Che Guevara que tenía bajo su camisa.
-¡Somos de los mismos cabros!
El comic se distribuyó así de mano en mano.
Y la historia lo inmortalizará entonces, como el primer comic chileno post golpe militar.
Posteriormente Eduardo Yentzen crearía esa revista generacional, La Bicicleta.
Pero eso ya es otra historia.