martes, enero 12, 2010

Shakespeare, Bloom y la invención de lo humano


Entre medio de la luces de Navidad y Año Nuevo, de sus aperitivos y de sus siestas, he terminado de leer el libro de Harold Bloom, Shakespeare, la invención de lo humano.
El entusiasmo de Bloom por Shakespeare es contagioso y su tesis central es que el autor isabelino es el más importante autor de todos los tiempos por la cantidad de personalidades sicológicas profundas y congruentes consigo mismas, que Shakespeare construyó: Julieta, Ricardo II, Berowne, Rosalinda, Falstaff, Hamlet, Lear, Yago, Cleopatra, Edmundo, Edgar, Macbeth, Hamlet o Lear.





“En Shakespeare, los personajes se desarrollan más que se despliegan, y se desarrollan porque se conciben de nuevo a sí mismos. A veces esto sucede porque se escuchan hablar, a sí mismos o mutuamente. Espiarse a sí mismos hablando es su camino real hacia la individuación, y ningún otro escritor, antes o después de Shakespeare, ha logrado tan bien el casi milagro de crear voces extremadamente diferentes aunque coherentes consigo mismas para sus ciento y pico personajes principales y varios cientos de personales menores claramente distinguibles.”
Parece, con esta obra, a ratos brillantes, con su revisión histórica y sentido interno, el neoyoarquino Bloom opaca a sus enemigos, la que el llama “Escuela del resentimiento”, como el estructuralismo, los estudios multiculturales y de género, que tienden a eliminar la eminencia estética.

Libro provocador,  ajeno al academicismo fútil y a la corrección política, ambicioso y sostenedor de tesis con calidad argumentativa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Volver al futuro. Vivir en un bucle. "Érase una vez un Algoritmo" de Martin Erwig, parece entretenido, pero no lo es del todo.

 Lo compré hoy en la librería del Fondo de Cultura Económica por 12.720 pesos. Parece un libro entretenido, y al final no.  O no lo es del t...