jueves, abril 02, 2015
Los suecos son un pueblo terrible fome, según un extendido prejuicio
Una monomanía que echaron a correr los compañeros brasileños. Recuerdo que en las fiestas, suecos y chilenos nos encerrábamos en la cocina a beber vino tinto y a hablar cosas tristes. Hablábamos cosas tristes y melancólicas mientras los compañeros brasileños bailaban. Y al transcurrir la fiesta, nosotros, suecos y chilenos, más tristes y curaos y los compañeros brasileños más alegres y bailarines.
Nos mimetizamos fácil.
Del mismo modo, creo que el humor en la literatura sueca, como en nuestra literatura, es escaso. O es un humor de coserías, leve y quisquilloso. Pero sin carcajadas. A lo más una sonrisa educada, similar al humor de la columna de Liberty Valance de la revista del sábado de El Mercurio.
Esta una novela delirante. Si casi no parece sueco.
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