viernes, diciembre 07, 2007

Escritor Ramón Díaz Eterovic y la novela "Trompas de Falopio" de Gabriel Caldés y Peréz Santiago, sobre estudiantes de la Escuela de Ciencias Politicas.



Gabriel Caldés y Omar Peréz Santiago,

 

Por Ramón Díaz Eterovic
Gabriel Caldés y Omar Peréz Santiago, acaban de publicar la novela "Trompas de Falopio". Editorial Universidad Bolivariana. Una novela escrita a "cuatro manos" que representa una nueva etapa en el trabajo literario desarrollado por ambos autores en sus anteriores libros de poesía, cuentos y crónicas.
"Trompas de Falopio" gira en torno a la vida de dos estudiantes de la carrera de Ciencias Políticas -Cipol- y retrata sus vivencias durante el inicio de la década de los años setenta. Muchas de las cosas que ellos relatan no las viví directamente, pero si supe de ellas, porque cuando llegu
é a nuestra universidad, formaban parte de cierta "mitología" de Cipol, que durante los años de la Unidad Popular fue un centro de gran ebullición política, y de la cual egresaron muchos estudiantes que más tarde, y aún en nuestros días, juegan un reconocido rol en la actividad política chilena.
La novela es el retrato emotivo, cargado de buen humor y punzante ironía, de algunos alumnos de la escuela de Ciencias Políticas. Es un relato ágil, entretenido, bien estructurado, lleno de personajes atractivos y lograda calidad literaria. Actividades políticas, romances, chascarros estudiantiles, son algunos de los elementos que encontramos en esta novela. 
Julían Condeminas y Jordi Castell son dos antiguos estudiantes que, a la vuelta de unos años se encuentran en el aeropuerto de Copenhague. Han pasado 29 años desde la última vez que se vieron, y como muchos otros de su generación, cargan con un pasado de persecusiones, exilios, romances quebrados, desencantos y cierta dosis de cinismo para mirar los cambios experimentados en sus vidas y en el país de donde salieron. 
El encuentro detona los recuerdos y la decisión de escribir un relato donde quede reflejada la época en que -al decir de ellos- eran unos universitarios dedicados a vivir a concho. 
El reencuentro de los amigos transcurre en los primeros capítulos de la novela, y el resto corresponden a las vivencias del pasado. "Trompas de Falopios" es por lo tanto una novela de añoranzas, de ajuste de cuentas con la historia, y una novela de crecimiento, de tránsito -con tonos inicialmente festivos y luego brutales- de una adolescencia libertaria a una adultez de colores oscuros.
La novela no se queda solo en el recuerdo de algunas vivencias. Apunta y llega a algo mayor. En ella encontramos un retrato chispeante, acertado, de los sentimientos que impulsaban a muchos jóvenes universitarios de la época. 
Los personajes son muchachos que vibran y comparten los cambios sociales y políticos que se viven. Son los años del gobierno del presidente Allende y de un entusiasmo revolucionario que se anida en los corazones de los jóvenes. Comparten sus estudios con el quehacer político, sus primeros romances, insertos en una época de mayor liberalidad. 
Por lo tanto, la novela aporta un retrato de época. Aparecen los trabajos voluntarios, la Peña de Los Parras, las tomas universitarias, la educación política, la alegría de ser parte de un proceso histórico, de cambios que serían radicales.
Para los que vivimos la época y los hechos que se narran, la novela tiene el atractivo de las remembranzas, del reencuentro con sus propios pasados y experiencias. 
Para los lectores jóvenes, el atractivo debe estar en el retrato de un tiempo del que me parece aún no se ha escrito lo suficiente en la narrativa chilena. La novela evade todo tono pesado, quejumbroso, y la voz de los narradores suena como debió ser en el tiempo relatado: festiva, demistificadora, vital. 
Como bien dice uno de los protagonistas, mientras reflexiona acerca de lo que cuenta, se trata de "iluminar mejor la embriaguez colectiva de alegría, de fervor sexual, de rito y de juego y de cortejo transgresor que nos imponía el medio". 
En "Trompas de Falopio" se respira la chispa del momento, el pulso de un país que apostaba a un futuro diferente. 
La historia, lo sabemos, se encargó de decir otras cosas, y por eso creo que esta novela más que un llamado a la nostalgia, es una invocación a la alegría, a creer como dice un eslogan que crece por estos días, que otro mundo es posible.

RAMON DIAZ ETEROVIC (Punta Arenas, 1956). Ha publicado los libros de poemas "El poeta derribado" y "Pasajero de la Ausencia". Los libros de cuentos: "Obsesión de Año Nuevo", "Atrás sin golpe" y "Ese viejo cuento de amar". Las novelas: "La ciudad está triste", "Solo en la Oscuridad", "Nadie sabe más que los muertos", "Nunca enamores a un forastero" "Angeles y Solitarios", "Correr tras el viento", "Los siete hijos de Simenon" y "El ojo del alma".



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Escenas de la vida posmoderna: intelectuales, arte y videocultura en la Argentina de Beatriz Sarlo

Hace treinta años, el diario La Época de Chile publicó mi reseña del importante libro de Beatriz Sarlo, "Escenas de la vida posmodern...