Se encuentran, se abrazan y se ríen con todo el fervor, con todo el sortilegio y con toda la gentileza de una juventud de fe.
Héctor y Haydee no se habían visto en 35 años.
Mas, observen como se enlazan y se ríen.
Haydee, un día de octubre o de noviembre, no recuerdo bien, no llegó ya más a nuestra escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile. Se fue del país, llorosa, llorosa y triste por un joven amor de nombre José, que le dijo “váyase usted Haydecita, que yo combatiré a la dictadura hasta al final” y, claro está, Pepe luchó hasta su final.
Otro día y en otro año quizás, Héctor se iría expatriado, después de pasar años en una mazmorra del Innombrable, por haber osado a no quedarse inmóvil.
Y así, Haydee se fue por acá y Héctor se fue por allá.
Y se los llevó el viento y pasaron 35 años.
Vean esos mimos de dos amigos que se hallan después de 35 años y en que sus recuerdos se hacen dulces como una confitura de alcayota o de papaya.
Héctor y Haydee no se habían visto en 35 años.
Mas, observen como se enlazan y se ríen.
Haydee, un día de octubre o de noviembre, no recuerdo bien, no llegó ya más a nuestra escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile. Se fue del país, llorosa, llorosa y triste por un joven amor de nombre José, que le dijo “váyase usted Haydecita, que yo combatiré a la dictadura hasta al final” y, claro está, Pepe luchó hasta su final.
Otro día y en otro año quizás, Héctor se iría expatriado, después de pasar años en una mazmorra del Innombrable, por haber osado a no quedarse inmóvil.
Y así, Haydee se fue por acá y Héctor se fue por allá.
Y se los llevó el viento y pasaron 35 años.
Vean esos mimos de dos amigos que se hallan después de 35 años y en que sus recuerdos se hacen dulces como una confitura de alcayota o de papaya.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario