Rafael Gumucio no polemiza, sentencia. “La literatura latinoamericana no está pereciendo en manos del exceso de criollismo ramplón, sino quizás por un exceso de libros epigramáticos, metaliterarios, gratuitamente imaginativos, falsamente subversivos que se rebelan contra un statu quo que ya no existe” ¿Ven? Puras ambigüedades, ningún sustantivo propio, ninguna novela de referencia, ningún autor de prototipo. Parece un artículo sustancioso, pero es hueco.
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