“Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre”. Víctor Hugo.
“Dios hizo el gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre”. Víctor Hugo.
He leído con gran interés en el nuevo libro del profesor y escritor Alejandro Pérez Miranda, “Desleyendo el Norte”. Es un aporte al catálogo sobre la comunidad de Arica y Parinacota, comunidad a la que Ricardo Pérez pertenece. Muestra su capacidad para mapear tradiciones literarias. El capítulo sobre la literatura escrita por mujeres es muy valioso. Visibilizar a las escritoras y escritores siempre anticipa y aporta al fomento lector, a las políticas culturales y a la gestión cultural.
Ricardo Pérez tiene además un sólido modelo técnico
teórico.
Lo ha estudiado desde chico.
Lo sé bien pues de algún modo tenemos raíces comunes
en otra comunidad de base. Hace más de 30 años firmamos juntos con Ricardo Pérez
un artículo en la revista Marusia nr. 6 de 1990, sobre las nuevas generaciones
literarias. Se tituló “Literatura Fin de Siglo”. Decía algo importante. La
nueva generación literaria no escribía solo en Chile. Era una generación repartida,
por el mundo. Fue premonitorio. Así, por ejemplo, Roberto Bolaño, un autor que
nunca escribió en Chile, es hoy uno de los más reconocidos escritores chilenos a
nivel mundial.
Sostiene Ricardo Pérez, siguiendo al profesor Cedomil
Goic, que las generaciones van cada 15 años y su ubicación de escritores es según
el año de nacimiento. Según eso, la literatura ariqueña está hoy entre dos
generaciones: la nacida entre 1950-1965 y los nacidos entre 1980 y 1995.
Sostiene Ricardo Pérez Miranda que dos de sus más
connotados y más reconocidos escritores de Arica, Luis Seguel Vorpahl (n. 1955)
pertenece casi en solitario a la generación de los nacidos entre 1950 y 1965 y Daniel
Rojas Pachas (1983) pertenece a una activa generación nacida entre el 1980 y el
1995, la generación Cinosargo.
Influenciado por esa misma metodología, yo escribí
un librito sobre la generación de los nacidos entre 1950 y 1965, “Escritores de
la Guerra. Vigencia de una generación de narradores chilenos” (Universidad
Bolivariana).
En los 70, Roberto Hozven, estudió en París, y popularizó
en su libro “El estructuralismo literario francés” y en sus clases en la Universidad
Católica. Desde entonces críticos y escritores citaron a Barthes o a Guattari.
Era una forma de marcar posiciones, de reconfigurar mapas. Imponer cómo hay que
leer. Cómo hay que formar aliados y enemigos, las castas que arman, los
panteones personales, etc. En suma, la natural relación de fuerzas que hay en
el campo literario. La Metástasis del estructuralismo se extendió en el cuerpo
literario chileno como una forma de controlar la narrativa. Ayer escuché una excelente
charla del poeta Juan Cameron sobre las generaciones de poetas y reconoce como,
al final, se usa el modelo para hacer trampa, para sacar y poner autores a conveniencia.
Pero, desde hace ya bastante años que yo he descreído de ese sistema de análisis.
Me caí de ese caballo.
Creo que empezó un día preciso
Un dìa visitó Malmö
el destacado poeta Thomas Tranströmer, un
famoso poeta. Leyó sus poemas en un café. De inmediato sentí que estaba frente
a un poeta fuerte y que en unos años llegaría
a recibir el Premio Nobel. Luego él se sentó muy cerca mío.
Mientras tomamos cerveza danesa Turborg, le dije:
—Thomas,
tu poesía me recuerda la poesía de mi paisano, Jorge Teillier. —¿Tellier? Sí, lo conozco, me respondió.
—¿Lo
conoces?
—Bueno,
en realidad, lo he leído. La escritora Sun Axelsson, a comienzo de los años 60,
se enamoró de Nicanor Parra y fue a Chile con la ilusión de vivir con el gran
Nicanor. En Chile se hizo amiga de Jorge Teillier. Ella me dio a conocer sus
traducciones de sus poemas.
Ese hecho fue una campanada. En la literatura, para
los escritores fuertes, el año de nacimiento tiene menos importancia. Ni el país,
ni la región. El sistema literario, he llegado a este convencimiento, es un
sistema intercomunicado, son cables neuronales sutiles que se conectan, de autores
vivos y muertos. Es la teoría de las influencias literarias, según Harold
Bloom. Funcionan como placas tectónicas, para usar un concepto geológico, que
van acumulando energía hasta que a veces aparecen temblores, terremotos,
volcanes. Es un cuerpo vivo en permanente transformación.
Del mismo modo, no se puede leer una novela sin recordar
otra novela, buscando placas tectónicas. Un modelo geológico.
Ese es el ejercicio que me interesa hacer con las
novelas de Seguel Vorpahl y Rojas Pachas.
La novela “Cállate viejo `e
mierda” de Seguel Vorpahl trata sobre un joven escritor en la
ciudad de Arica llamado Gracio Espejo, cuya vida corre en paralelo a la historia
de la ciudad. Un escritor que debe luchar duramente para hacerse un espacio en
un Parnaso literario inexistente, una ilusión. La novela dibuja una derrota,
un fracaso. La mayoría de las buenas novelas prevén un fracaso. Desde El
Quijote de Cervantes, que en su lecho de muerto vuelve a ser Alonso Quijano, sale
de la locura y muere.
La novela “Los tambores de
Modenico Modugno” también es desconsolada, angustiosa. Parrita se quedó
atrapado entre dos muros, arrancando de sus deudores pandilleros. Sus amigos
desarrapados no tienen posibilidades de ayudarlo. Los bomberos nunca llegan, la
vecina hace la vista gorda. La policía y la municipalidad son inexistentes. Parrita
está atrapado y mientras él se desinfla, su amigo de infancia, su único amigo,
su amigo de siempre, recuerda, mientras escuchan a Modugno, mientras Parrita va
muriendo lentamente entre las murallas. El barrio es una zona de sacrificio. Está
construido sobre residuos de plomos y arsénicos, que una minera sueca, en los
años 80 en Arica.
La novela
«Divina jauría», de Luis Seguel Vorpahl trata sobre la
tristeza profunda en la precaria vida de Miguel, un personaje de 30 años con un
interior existencial mancillado, abusado sexualmente desde niño en un internado
de curas católicos. No desea salvarse dentro de un sistema patriarcal,
normativo y colonial. Ese país distópico, podrido y fracturado. El vacío
existencial de vivir bajo la Distopía Chile convierte a Miguel en un ser
precario, limitado, incompleto, parcial, vulnerable. Agobiado por una escuela católica
sorda e indolente. Miguel no confía. No confía en la justicia, en los carabineros,
los gobiernos, la prensa, la televisión, las escuelas. Un dolor escurridizo y
oculto. Un hombre humillado.
El protagonista publica un libro. La literatura
como salvación. La literatura parece ser una vía de comprensión de su causa
pérdida. Pero tampoco confía en el mundo literario.
Gracio, Miguel y Parrita, los personajes principales de las 3 novelas, son almas en pena.
Knut Hamsun es quizá el creador del mito del joven
escritor existencial que pasa hambre y sufre. Widel-Jarlsberg de la novela
“Hambre”, Sult, un personaje existencialista solitario y callejero. Es
una novela corta en cuatro partes, publicada en 1890. Un candidato a escritor,
un pobre y famélico existencialista, que se pasea hambriento por la helada
Christianía, que así se llamaba Oslo entonces, la capital de Noruega. Vivía en
un conventillo helado donde no le alcanzaba para pagar la renta.
El escritor estadounidense John Fante era un
admirador de Hamsun.
En su novela de 1939, “Pregúntale al polvo”, Arturo
Bandini es un escritor pobre y sin éxito de 27 años en la ciudad de Los
Ángeles. Sin éxito y sin un libro publicado, pero anhelante de sueños
gloriosos. En una fuente de soda conoce a una camarera mexicana, Camila López, a
la que él también anhela con ardiente desesperación. La presencia de sus muslos
delicados de la azteca se le incrustó en la cabeza.
Fante fue luego una inspiración para otros
escritores como Henry Miller. ¿Y quién es el personaje de sus obras, “Trópico
de cáncer” y “Trópico de Capricornio”? Pues un pobre escritor que malvive en
París. Fante inspiró también a Jack Kerouc
y a los Beatnik. Fante es además inspiración del gran Charles Bukowski.
Esa es una placa literaria.
¿De qué va el libro “Soma” de Daniel Rojas Pacha
(2012)?
Pertenece a la misma placa literaria. Su protagonista
es un joven escritor freak, editor de una editorial freak, que se pasea con sus
colegas por un desierto freak. Vive con Verónica y se cuelga del internet del
vecino, para mirar sitios porno, pues es un masturbador obsesivo.
Es decir, en esencia, trata de lo mismo que los
personajes de Luis Seguel Vorpahl. Aunque, Rojas Pachas tiene un estilo fragmentario,
saturado de citas pop o punk rock. Es un escritor existencial, pues mientras
todo eso le pasa, él sigue preguntándose por qué escribe. Eso le da onda
existencial. Y como el personaje está influenciado con el estructuralismo que aprendió
en una universidad chilena, cita a Enrique Lihn y al estructuralismo francés. Guattari,
Barthes.
Otra novela de Rojas Pachas, Random, va por lo mismo.
Trata sobre el escritor que tiende a ver todo negro, que habla transgresoramente
y sufre por la misma Verónica, y que se queja que ellas, el género femenino en
general, siempre prefieren a los chicos malos.
Daniel Rojas Pachas es un prototipo del autor que
esbozábamos en el artículo de Marusia, hace más de 30 años, con Ricardo Pérez. Es
hijo de peruano y chilena, se desenvuelve fácil entre Santiago y Lima y ahora vive
en México. Definitivamente, Daniel Rojas Pachas no ingresa en el método constreñido
de autor regional. Se parece en eso mucho más a Roberto Bolaño. Es autor del mundo,
como son, quizá, los verdaderos autores.
Seguel Vorpahl y Rojas Pachas expresan una literatura de representación de una era, de una época dura que se viven en todo el mundo. Es la zeitgeist, el espíritu de un tiempo, vivir ahogados.
¿Simplifico? Sí, de eso va la crítica literaria. Simplificar.
No importa lo bien que nos caigan los
protagonistas de Seguel Vorpahl y Rojas Pachas. Son tipos dañados, solitarios,
marginales y moralistas, en una sociedad sórdida y en descomposición, en una distopía.
Son personajes que sufren en un mundo Distópico.
Puede que los personajes no nos simpaticen. Pero nos
parecen honestos. Y fracasan. Dicen que la mejor forma de hacerse escritor es
fracasar. Ojalá cuando uno es muy joven.
2. Lee.
Conviértete en un gran lector. Ojalá de grandes obras literarias.
3. Viaja,
ve el mundo. Sal de la pantalla. No te pierdas el presente.
La humanidad está en un momento crítico. Vivimos acontecimientos
fuertes, que producen angustia, como la crisis ambiental y sus numerosas zonas
de sacrificio.
Venimos de un Estallido Social que remeció al
mundo.
Venimos de una pandemia que mató a 40 mil
chilenos.
Ha habido mucha muerte, dolor y hambre.
Memento Mori. Hemos sentido la finitud.
El domingo 19 de diciembre en las elecciones se deciden
cosas importantes en Chile.
Indistintamente del resultado, estamos en un
punto partida de una nueva época, un nuevo momento histórico.
Hace 100 años, 1920, surgieron en Europa las verdaderas
vanguardias artísticas ligadas a condiciones históricas semejantes a las de
hoy.
Venían saliendo de la guerra y de la gripe española.
Esa época terminó, fatalmente, en el totalitarismo:
el estalinismo y el nazismo.
La sociedad democrática debe tener un arte que se
alimente de la vida, que cree nuevas formas artísticas. Unos artistas que piensen
el arte en relación con su exterior. Más cosas auténticas.
1. Un gusano oculto en el
cerebro de ciertos chilenos les inocula la droga de la indolencia. Les hace
creer que no tienen culpa de nada de lo que ha pasado en Chile. Creen que lo
hacen la raja y lo escriben en El Mercurio con la proverbial moralina de un
rancio obispo vanidoso.
2. Cuentos felices. En un
cuento de Chéjov, los veteranos se reúnen los jueves a jugar cartas; comen,
beben y hablan con ironía. De todo. Religión, filosofía o de la importancia de
la vida, con roma ironía. Y si hablan de campesinos o siervos de la gleba,
también es con ironía.
3. En cambio, las
constituyentes en sus discursos de apertura se emocionan, sin ironía, al
decir,” soy profesora, como mi abuela, como mi madre”; “soy mapuche”; “vengo de
la pampa…”
Traen un dolor al
edificio del congreso, el dolor y el orgullo de su familia o de su tribu.
4. El dolor unido al orgullo genera un estremecimiento inusitado en un alma
femenina. Eso se llama nobleza, hidalguía.
“Si es tan fácil, ¿por qué duele así por dentro?”, (Así dice la canción
Si Está Bien, de Los Planetas).
6. En pocas palabras, pero
con frases intensas, Vera Cifras describe nuestra actual y tremenda dinámica
atmósfera social y espiritual. Avanzamos con espasmos y contracciones de un
parto, de un alumbramiento. Sin utopías.
7. Las utopías abruman
desde el siglo XX: totalitarismos, fascismo, comunismo, bombas atómicas,
genocidios, Gulag. El dogma de la utopía neoliberal y la violencia pinochetista:
seríamos felices si tan sólo se compra y se vende libremente, o se roba o
estafa libremente.
8. El gran poeta Octavio
Paz dijo que los mexicanos eran melancólicos, una solitaria melancolía que
sonríe y calla. Le comenté a mi hija de 19 años que a mí me parecía que los
chilenos somos tristes. Y mi Antonia me dijo: los chilenos somos resentidos.
9. El resentimiento o la amargura parece ser el ingrediente básico de la
subjetividad actual y el más siniestro de los múltiples demonios que anidan en
nosotros, los chilenos.
“Siento que todo lo malo me pasa a mí”
11. Pero un día, hace dos años, fuimos millones, y afloramos como un río
subterráneo.
Y otro día, hace un año, fuimos millones a votar por el apruebo de la
convención constituyente.
Ha sido un sueño sencillo.
Para culturas enteras como para los individuos, las historias son
importantes. Son estas historias las que nos guían a través del tiempo.
Tomará tiempo. Sí.
Querrán destruirla. Sí.
Se cometerán errores. Sí.
Es un cirio algo piñufla, Sí.
Pero ahora nos ilumina un camino.
“¿Voy a permitir que todo lo bueno vuelva a
mí?” (Superlitio, Viernes otra vez).
1.
Háblame por favor de tus traducciones de autores escandinavos, publicadas en
los últimos años. Autores con Thomas Tranströmer y Karin Boye, y su proceso
editorial. Editoriales y editores.
Siento hoy una profunda emoción que ahora
se publiquen mis traducciones de los 5 libros de poesía de la gran sueca Karin Boye, por la editorial Los Perros
Románticos. Espero que sea un aporte al árbol de la literatura. El primer deber
de un autor es abrir un nuevo territorio
A veces, el camino es fastidioso, lo sabrán
ustedes. A veces, en el camino se levantan hidras. En un momento, mi amado Chile
sufría una dramática noche de una dictadura dominada por sádicos. Tenía 25 años
y un malogrado día, muchos policías de civil rodearon mi hogar y se llevaron a
mi padre y a mi hermano. La desolación y largos meses de ocultación, al final, me llevó al exilio, a un lugar que nunca
soñé.
Nunca olvidé aquel invierno en que un avión
aterrizó en un pequeño aeropuerto de Suecia. La noche invernal era blanca, un
país níveo y frío. ¡Qué país hermoso, de paz, de bienestar, de aire fresco y
puro y buena alimentación! Ser inmigrante también puede ser una identidad. Viví
en Malmö y allí hice amigos. La importancia de hacer amigos es como tener una
familia.
Un día leí a la poeta sueca Karin Boye en
una página cultural. Su sensibilidad me conmovió. Desde entonces comencé a
traducir algunos de sus poemas más famosos. Tarea que he terminado hoy con la
publicación de toda su poesía reunida.
Trabajé de profesor y también escribía artículos
culturales para el diario Arbetet, cuyos honorarios ayudaban a mi economía de
profesor. Un día fui a entrevistar al
joven poeta punks, Hakan Sandell.
Entonces le propuse a Hakan Sandell hacer un recital poético en el
Fredman, un centro cultural de la
ciudad.
Había una vida literaria muy activa y vital en la
ciudad de Malmö, que miraba el mundo desde abajo, gente crítica y auténtica,
una generación antiautoritaria y creativa. Cada fin de semana organizábamos
actividades artísticas en el Fredman, un acogedor centro cultural. Hakan me
propuso que incluyéramos a otros poetas, como Clemens Altgard.
Visité a Clemens en su departamento, hablamos
de unas bandas punks, bebimos licor italiano y me regaló un libro del
danés Michael Strunge, el poeta había publicado 11 libros y se suicidó a los 27
años y que Altgard había traducido al sueco. Publiqué la entrevista en el
diario Arbetet. Y un día el Fredman se
llenó de punks escandinavos en una animada fiesta contracultural.
Era una tendencia natural que los tradujera al español.
Y luego se publicó la antología de mis amigos, La Pandilla de Malmö.
Luego se publicó un libro con mis traducciones del mito
danés Michael Strunge, desaparecido a los 27 años. También traduje un libro de
poemas de mi amigo Clemens Altgard, No Muerto.
El año 1987, en un pequeño bar del barrio
viejo de Malmö, el poeta Tomás Tranströmer –premio Nobel de literatura-
inauguró los Días de la Poesía. Esa noche, el poeta sueco se paró desde un
rincón y leyó uno de sus más famosos poemas: "Los recuerdos me
miran". Supe de inmediato que estaba frente a un poeta admirable. Sentados
casualmente cerca, intercambiamos palabras. Tranströmer tenía entonces 56 años,
y era amistoso, sencillo y cálido.
"Tu poesía tiene cierta afinidad con
Jorge Teillier, un paisano mío", le comenté.
“Lo he leído”, me dijo.
La escritora Sun Axelsson había vivido en
Chile y le había hablado mucho de Teillier y él había leído traducciones.
Entonces empecé a traducir poemas de Tomás
Tranströmer y esa antología Introducción para Inquietos ha tenido ya varias
ediciones.
2. Háblame por favor sobre la
traducción, el oficio del traductor, la traducción en Chile, escenarios
actuales, panorama de cultores de este oficio. Algunos ejemplos.
Sobre
el oficio de la traducción literaria hay tantas teorías como pelos en un perro.
Bendigo a esos académicos.
Pero,
para mí la traducción literaria es un oficio práctico de 4 momentos básicos.
Lo
primero es entender. Saber qué dice el texto. No hacerse trampa. Uno a veces,
en una primera lectura, tiende a creer que entiende, pues el cerebro suple
automáticamente ciertas palabras.
Lo
segundo es el momento en que, de tanto darle vuelta a palabras oscuras, de
pronto se iluminan y uno descubre el
fondo del texto. Es muy tranquilizador y gozoso.
Lo
tercero es la verdadera tarea del traductor literario. Encontrar el estilo,
asimilar el ritmo, la rima, contar sílabas, pensar en los marcos estéticos, las
tendencias o escuelas literarias. Esa tarea es la más rica.
Finalmente,
no menos importante, es leer la traducción en voz alta, o pedirle a otros que
lean algunos poemas, hasta encontrar la prosodia y que el ritmo sea grato al
oído. Devolver un lenguaje vivo.
El
escenario de la traducción en Chile siempre fue débil.
Jorge
Teillier publicó un interesante libro Poesía Universal traducida por poetas
chilenos, el que fue publicado en 1996
con traducciones de poetas chilenos, como Waldo
Rojas, Omar Lara, Verónica Zondec.
En
los últimos años noto un impulso a la traducción literaria, unido a las nuevas
editoriales. Hoy hay buenas traducciones de poetas como la gran Soledad Fariña,
Camila Fadda Gacitúa, o Leo Lobos, también admirables.
Chile
tiene hoy una línea de apoyo económico a la traducción. Bien.
Pero a
Chile aún le falta una política más orientada, con objetivos. El escritor es
siempre fronterizo, va entre culturas y lenguas. Si Chile desea mejorar la sociedad, la traducción es necesaria. Nos hace
menos arrogantes, menos prepotentes. Creo que el vigor de una cultura se mide
en su interés por otras culturas.
3. Háblame por favor de tus actuales
y futuros proyectos. En qué estás trabajando tanto en lo personal como en otras
iniciativas colectivas, en el contexto chileno de revuelta social y
pandemia.
Saldrá
pronto mi libro de relatos Asesinato en Copenhague, que edita Mago editores, un
libro sobre un perturbador true crime
de una periodista sueca en un submarino.
Lo
que más me solaza hoy es la idea de un montaje de una obra de teatro, o teatro
de cámara de dos personajes, en el estilo de la novela fantástica bizantina.
Por un lado, Ingmar Bergman, el genio y cineasta sueco ya viejo, que ha sido
visitado por la muerte. La muerte no es
como él se la imaginó, un hombre de larga túnica negra. No. La muerte es una
bella mujer de minifalda roja llamada Catrina. Para ganar tiempo, él la invita
a bailar tango y descubre que ella es casta, ha mantenido su virginidad, no ha
amado nunca. Oh, qué triste debe ser no haber amado nunca. La muerte no sabe lo
que es amar. Debe ser terrible nunca haber amado.
***
Omar Pérez Santiago egresó de la Escuela de Ciencias
Políticas de la Universidad de Chile y, perseguido por la dictadura de Pinochet
vivió en Suecia. Su primera novela, Malmö es pequeña, apareció en sueco en
1988, a la que le siguió, cuatro años más tarde, un volumen de cuentos,
Memorias eróticas de un chileno en Suecia. Desde entonces ha seguido cultivando
ambos géneros, además de la crónica, el ensayo y la traducción. Autor de libros
como Allende, el retorno y Nefilim en Alhué.
Centro
Cultural de Manuel Rojas, octubre 2021.
1. Me
place hablar de una nueva e imaginativa novela negra que aparece hoy publicada
por los visionarios de Los Perros Románticos, Espejismo Cruel de Juan Colil.
Es un
enigma que germine un nuevo tipo de novela en Chile. A veces, ocurren cosas
misteriosas, por ejemplo, a veces se enciende una luz.
Lo
explicaré aquí rápidamente.
2. La cosa es sencilla. Edgar
Allan Poe creó el primer detective literario de la historia, Auguste Dupin, en Los crímenes de la calle Morgue de 1841. La muerte de dos mujeres en un departamento de
París.
Era la época de la primera
revolución industrial, las máquinas a vapor, las factorías, el crecimiento de
las urbes y la escasez de la seguridad policial. La primera oficina de
detectives privados se abrió en EEUU a fines de los años 30. Un ladrón y
criminal llamado Vidoc, se pasó al lado de la policía, y con su astuta y vigorosa mentalidad comercial, luego
formó su propia oficina de detectives, con la que se hizo rico y famoso. Poe lo
tomó como inspiración.
3. Por
supuesto, en la literatura ya habían ocurrido muchos asesinatos. La
gracia de Poe fue que el crimen era una forma de misterio susceptible de ser
resuelto con un método basado en el positivismo científico, el juego o arte deductivo.
El detective usaba la lógica, el razonamiento y la observación analítica. De
hecho, en las primeras páginas de su obra, Poe explica los valores de la mente
analítica.
4. La moda se extendió y
nacieron los más famosos detectives literarios. Sherlock Holmes de Arthur Conan
Doyle. Hercules
Poirot de Agatha Christie. Philip Marlow
de Raymond Chandler. Sam Spade del norteamericano Dashiell
Hammett. Martin Beck de la pareja sueca Maj Sjöwall y Per
Wahlöö y Kurt Wallander de Henning Mankell, base de toda una industria
millonaria de novela negra escandinava.
5. En Chile, el historiador
Alberto Edwards creó en 1914 el
detective Román Calvo. En nuestra época tenemos a Cayetano Brulé de Roberto
Ampuero y el detective Heredia de Ramón Díaz Eterovic, un detective solitario
literario y que vive junto a su gato Simenon en un departamento santiaguino.
6. Hasta
ahora todo claro, sencillo.
La
pregunta que sigue es ¿Qué época vivimos ahora?
Según Latinobarómetro
la pobreza ha aumentado en América Latina.
50 millones de habitantes viven en la extrema pobreza. Hemos retrocedido 20 años. Los Estados viven en
crisis política, sanitaria y económica. Hay
desconfianza de las instituciones. ¿Qué tipo de
sujeto ha nacido? Sujetos resentidos, melancólicos, tristes y solitarios que
salen todos los días a ganarse la vida.
7. La
labor editorial es pesquisar obras de nuevas sensibilidades. Los visionarios de
Los Perros románticos publicaron anteriormente otra novela de alta imaginación
del novelista peruano, Al Pancorbo, sobre un taxista que debe resolver crímenes.
La
novela El duro despertar es una
trepidante y entretenida aventura de intrigas en la Lima sucia. Un joven taxista de 23 años recorre con el peligro diario de que un
navajero le corte el cuello, desde las cervecerías del barrio Miraflores hasta
los que venden cerdo y chicharrones cerca del Rímac.
8. En la novela de Juan Colil un supuesto dentista intenta
zafar de su mala suerte, Gino Medina, en un thriller noir de nuevo tipo.
¿Por qué?
Aquí no hay detective, ni policías, sanos o
corruptos.
Simplemente,
Medina es involucrado en crímenes por simple mala suerte.
Gino
Medina se mueve por el centro de Santiago.
Al
leer, recordé como si fuese un sueño, cuando yo egresé de la universidad e hice
mi práctica profesional en una oficina en la calle Bandera, en el centro de
Santiago e ingresé al mundo adulto del trabajo. Pronto, mi jefe, un vividor, me invitó a que saliéramos a tomarnos unos
tragos con unas colegas. Y así, gracias al vividor, conocí ese mundo nocturno del
centro de Santiago donde se divertían los chilenos, generalmente en
subterráneos que no se veían de día desde la superficie, y donde uno aprendía
cosas que no se enseñaban en la universidad, como hacer amigas y sobrevivir a
las noches intensas. Esa ráfaga de vida nocturna era una linda manera de
soportar el aburrimiento.
La
novela de Colil me recuerda a ese mundo subterráneo que aún existe, pero más degradado.
9. Gino Medina tiene un valor
que yo aprecio en cualquiera: no se victimiza, no lloriquea y le gusta la
aventura. En el fondo, como buen chileno, se tiene fe.
Su lucha cotidiana por la supervivencia lo convierte a él,
quizá sin saberlo, en un ser existencialista. Existencialista chileno, eso sí.
Qué chileno de hoy no ha sentido
el deseo de llevar a una bella mujer extranjera llamada Svetlana, al Kaleuche,
el restaurant estrella de El Tabo, y querer lucirse al invitar a comer unas
almejas y beber vino blanco frente al Pacífico.
O qué chileno –que no ha
tenido más hogar que este- no ha soñado con ser un patiperro y que alguien le
regale un pasaje y dos mil dólares para irse al culo del mundo, en este caso al
Cáucaso, con la promesa además, que allí se arreglarán sus cosas.
Y Medina llega a Osetia
del sur, un país casi risible, de 50 mil habitantes y que viene saliendo de una
guerra..
No me río fuerte por
respeto. Pero Osetia era un espejismo cruel de Santiago. Como en un cuento de
Chesterton, dar vuelta al mundo, es al fin, volver al hogar, como hijo pródigo.
Así, él aprende que todo
el mundo huele igual.
A la vez, la novela nos
enfrenta a una exigencia. La de comprender, sin prejuicios, el desamparo. Es una escritura comprometida con la gente que vive en las
oscuridades de ciudades destrozadas.
10. Si tuviera que nombrar un precedente sería al argentino Osvaldo Soriano, y su novela Cuarteles de Invierno con ese boxeador y ese cantante de tangos, dos solitarios, por instinto, dignos.
El maestro de la novela negra, mi estimado Ramón Díaz Eterovic, me mencionó una lista de escritores argentinos que han trabajado en esta nueva novela negra, la que él llama la antinovela policial.