Centro
Cultural de Manuel Rojas, octubre 2021.
1. Me
place hablar de una nueva e imaginativa novela negra que aparece hoy publicada
por los visionarios de Los Perros Románticos, Espejismo Cruel de Juan Colil.
Es un
enigma que germine un nuevo tipo de novela en Chile. A veces, ocurren cosas
misteriosas, por ejemplo, a veces se enciende una luz.
Lo
explicaré aquí rápidamente.
2. La cosa es sencilla. Edgar
Allan Poe creó el primer detective literario de la historia, Auguste Dupin, en Los crímenes de la calle Morgue de 1841. La muerte de dos mujeres en un departamento de
París.
Era la época de la primera
revolución industrial, las máquinas a vapor, las factorías, el crecimiento de
las urbes y la escasez de la seguridad policial. La primera oficina de
detectives privados se abrió en EEUU a fines de los años 30. Un ladrón y
criminal llamado Vidoc, se pasó al lado de la policía, y con su astuta y vigorosa mentalidad comercial, luego
formó su propia oficina de detectives, con la que se hizo rico y famoso. Poe lo
tomó como inspiración.
3. Por
supuesto, en la literatura ya habían ocurrido muchos asesinatos. La
gracia de Poe fue que el crimen era una forma de misterio susceptible de ser
resuelto con un método basado en el positivismo científico, el juego o arte deductivo.
El detective usaba la lógica, el razonamiento y la observación analítica. De
hecho, en las primeras páginas de su obra, Poe explica los valores de la mente
analítica.
4. La moda se extendió y
nacieron los más famosos detectives literarios. Sherlock Holmes de Arthur Conan
Doyle. Hercules
Poirot de Agatha Christie. Philip Marlow
de Raymond Chandler. Sam Spade del norteamericano Dashiell
Hammett. Martin Beck de la pareja sueca Maj Sjöwall y Per
Wahlöö y Kurt Wallander de Henning Mankell, base de toda una industria
millonaria de novela negra escandinava.
5. En Chile, el historiador
Alberto Edwards creó en 1914 el
detective Román Calvo. En nuestra época tenemos a Cayetano Brulé de Roberto
Ampuero y el detective Heredia de Ramón Díaz Eterovic, un detective solitario
literario y que vive junto a su gato Simenon en un departamento santiaguino.
6. Hasta
ahora todo claro, sencillo.
La
pregunta que sigue es ¿Qué época vivimos ahora?
Según Latinobarómetro
la pobreza ha aumentado en América Latina.
50 millones de habitantes viven en la extrema pobreza. Hemos retrocedido 20 años. Los Estados viven en
crisis política, sanitaria y económica. Hay
desconfianza de las instituciones. ¿Qué tipo de
sujeto ha nacido? Sujetos resentidos, melancólicos, tristes y solitarios que
salen todos los días a ganarse la vida.
7. La
labor editorial es pesquisar obras de nuevas sensibilidades. Los visionarios de
Los Perros románticos publicaron anteriormente otra novela de alta imaginación
del novelista peruano, Al Pancorbo, sobre un taxista que debe resolver crímenes.
La
novela El duro despertar es una
trepidante y entretenida aventura de intrigas en la Lima sucia. Un joven taxista de 23 años recorre con el peligro diario de que un
navajero le corte el cuello, desde las cervecerías del barrio Miraflores hasta
los que venden cerdo y chicharrones cerca del Rímac.
8. En la novela de Juan Colil un supuesto dentista intenta
zafar de su mala suerte, Gino Medina, en un thriller noir de nuevo tipo.
¿Por qué?
Aquí no hay detective, ni policías, sanos o
corruptos.
Simplemente,
Medina es involucrado en crímenes por simple mala suerte.
Gino
Medina se mueve por el centro de Santiago.
Al
leer, recordé como si fuese un sueño, cuando yo egresé de la universidad e hice
mi práctica profesional en una oficina en la calle Bandera, en el centro de
Santiago e ingresé al mundo adulto del trabajo. Pronto, mi jefe, un vividor, me invitó a que saliéramos a tomarnos unos
tragos con unas colegas. Y así, gracias al vividor, conocí ese mundo nocturno del
centro de Santiago donde se divertían los chilenos, generalmente en
subterráneos que no se veían de día desde la superficie, y donde uno aprendía
cosas que no se enseñaban en la universidad, como hacer amigas y sobrevivir a
las noches intensas. Esa ráfaga de vida nocturna era una linda manera de
soportar el aburrimiento.
La
novela de Colil me recuerda a ese mundo subterráneo que aún existe, pero más degradado.
9. Gino Medina tiene un valor
que yo aprecio en cualquiera: no se victimiza, no lloriquea y le gusta la
aventura. En el fondo, como buen chileno, se tiene fe.
Su lucha cotidiana por la supervivencia lo convierte a él,
quizá sin saberlo, en un ser existencialista. Existencialista chileno, eso sí.
Qué chileno de hoy no ha sentido
el deseo de llevar a una bella mujer extranjera llamada Svetlana, al Kaleuche,
el restaurant estrella de El Tabo, y querer lucirse al invitar a comer unas
almejas y beber vino blanco frente al Pacífico.
O qué chileno –que no ha
tenido más hogar que este- no ha soñado con ser un patiperro y que alguien le
regale un pasaje y dos mil dólares para irse al culo del mundo, en este caso al
Cáucaso, con la promesa además, que allí se arreglarán sus cosas.
Y Medina llega a Osetia
del sur, un país casi risible, de 50 mil habitantes y que viene saliendo de una
guerra..
No me río fuerte por
respeto. Pero Osetia era un espejismo cruel de Santiago. Como en un cuento de
Chesterton, dar vuelta al mundo, es al fin, volver al hogar, como hijo pródigo.
Así, él aprende que todo
el mundo huele igual.
A la vez, la novela nos
enfrenta a una exigencia. La de comprender, sin prejuicios, el desamparo. Es una escritura comprometida con la gente que vive en las
oscuridades de ciudades destrozadas.
10. Si tuviera que nombrar un precedente sería al argentino Osvaldo Soriano, y su novela Cuarteles de Invierno con ese boxeador y ese cantante de tangos, dos solitarios, por instinto, dignos.
El maestro de la novela negra, mi estimado Ramón Díaz Eterovic, me mencionó una lista de escritores argentinos que han trabajado en esta nueva novela negra, la que él llama la antinovela policial.
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