Arioso
Kjell Espmark
Yo hui convertido en llamas,
de la biblioteca de Alejandría.
Los nueve rollos de papiro que me albergaron,
aún crepitaban en el traicionado amor,
desembocó en chispas y fuegos ascendentes.
Y yo morí por segunda vez.
Fragmentos de mí sobrevivieron como citas.
Mi palabra para el cielo se la adueñó un pedante erudito—
Que se aferró al escritorio
cuando el azul de repente se convirtió en un azul profundo.
Un pronombre usado de una manera inusual.
hechizó a un gramático. La palabra
que se escribió en oro y verde: ¡un escarabajo! –
abrió sus alas y despegó
para llevar su contexto a través de los siglos.
Otros fragmentos de lo que fue Safo
como llamas sobre los transeúntes se posaron
para "llamar de vuelta al que ella tanto amó".
Palabras que quemaron el viento: ¿Que querías de mí
cuando estoy partida como un leño,
"temblando de deseo y pronto casi muerta"?
perdonada por su hermano fuego,
y encontró refugio en una mujer solitaria
en el resplandor verde de una lámpara de aceite,
susurrando en la tarde entre asombradas típulas.
Escribió poesía en pedazos de papel rotos.
Levanto
la vista cuando alguien gritó: ¡Emily!
– indefenso por un momento.
Entonces mi mareo entró en su cabeza.
El zumbido en lo que eran mis oídos
tuvo lugar en los de ella
y yo estaba sudando en su piel
al pensar en el amado.
Yo no entendía el idioma de ella
y el dolor de los riñones no era mío.
Pero su escalofrío no requirió traducción,
ni el rubor feroz
que se sintió hasta muy abajo del cuello.
Skapelsen de Kjell Espmark, 2017
Versión desde el sueco: Pérez Santiago