viernes, septiembre 29, 2006

Germán Marín: Neocriollismo encriptado

La primera novela de la trilogía de Germán Marín (n. 1934), Círculo Vicioso (1994), consta, en los hechos, de tres partes o segmentos: un diario de vida, unas notas a pie de página y la novela en sí.

LA BITACORA EMPIEZA el día 7 de febrero de 1980 hasta el día 5 de agosto de 1983. Son notas de un solitario chileno exiliado en Barcelona, un ermitaño compatriota, malas pulgas, sin humor, pagado de sí mismo, editor que intercala notas en la novela sobre su exigua y rutinaria vida y sus disgregaciones literarias.

Ejemplos:"1980, 7 de febrero
La canción nazi Schön ist das Leben, cuyo título, traducido, significa Hermosa es la vida""

17 de junio
Acabo de terminar de leer, bajo los primeros calores del verano mediterráneo, una novela chilena publicada tiempo atrás, tan falsa como los dientes postizos del locutor de televisión."
"29 de junio
La única casa en el exilio es la mente"

LAS NOTAS A PIE DE PÁGINAS son colocadas al final de cada uno de los cinco capítulos en que sobre explica personajes, lugares o hechos de la novela. Son 46 páginas de notas, más del 10 % del libro. Un ejemplo es este comentario sobre el cometa Haley:"19) El famoso cometa hizo su reaparición en febrero de 1910 y, como se sabe, vuelve a divisarse cada setenta y seis años."

LA TERCERA PARTE ES LA NOVELA propiamente tal donde el narrador, Raúl Marín, le cuenta a su hijo Germán Marín sobre sus raíces mestizas de genoveses y temuquenses mientras inserta referencias literarias, fuentes, sugerencias o consultas.
Ejemplos:
"Fuente: Luis Duran, Frontera" o
"Fuente: Augusto D´Halmar, Recuerdos olvidados" o
" Consultar. Lutz Winckler, La función social del lenguaje fascista" o
"Fuente: Adolphe Bavaria, De Boucher a Renoir".
También le agrega al texto comentarios sobre caminos a seguir en la novela.

¿QUÉ RESULTA DE ESTA MIXTURA?
Es obvio que el libro ambiciona ganar por nock out, no por juego de piernas o de cinturas. El libro desea hacernos sentir el espesor intelectual. Pero, los pies de páginas -colocados al final de cada capítulo-, importunan la lectura, al igual que las interrupciones, los agregados, las adiciones informativas.

ESTA PERCEPCIÓN NO ES NUEVA. Ni es sólo mía. Ya lo dijeron los críticos hace más de 10 años:
"En todo caso, es necesario decirlo, a pesar de su temática y la ubicación espaciotemporal del relato principal (años veinte), no es un texto de fácil acceso;"
Eduardo Guerrero, La Segunda 1995)
O Filebo en las Ultimas Noticias en 1995: "Reconocemos haber hecho mil rodeos en torno al libro antes de encararnos con su materia, que, por de pronto, no es una sola"
Difícil acceso y mil rodeos.

¿DE QUÉ TRATA ESTA NOVELA ENCRIPTADA?
Un padre, Raúl Marín le cuenta a su hijo, Germán Marín Sessa, sobre su vida familiar antes de que él naciera. La familia Marín vivía en un fundo de Carahue, y endeudados se lo venden al latifundista vecino, Alberto Etchegaray. Así mueren sus padres en unos hoteluchos. Es el fin de la familia Marín. Es el periplo que transcurre desde comienzo del siglo xx hasta 1934.Por otro lado, los Sessa llegan a Buenos Aires y luego se van a vivir a la comuna de Independencia del norte de Santiago, donde mantienen un almacén. Raúl Marín se casa con la hija de los italianos, Elvira Sessa. Así nace Germán Marín Sessa en 1934.

¿QUIÉN ES ESTE RAÚL MARÍN, narrador en primera persona, con ambiciones de omnisciente?
Un mataindios, violador de su esposa, un tipo hosco y pesado de sangre, machista, prejuicioso y misógino. Un oblicuo y formal pueblerino tímido pero rígido, acomplejado pero con cierta ambición de grandeza, falto de humor y carente de risa franca.

CÍRCULO VICIOSO tiene vallas, es descriptivo, de tono autobiográfico, con pocas anécdotas de excepción y, además, el narrador no genera empatía. Círculo vicioso parece un reflujo del criollismo, es un círculo que vuelve a la épica de la novela criollista, y su anhelo de convertir la "chilenidad", en un registro de identidad. Al igual que en el viejo criollismo, este neocriollismo subraya el mestizaje, la localidad sobre el origen, la posicionalidad socio-política sobre el linaje. Esta novela es un Proyecto País, como decían los siúticos en los años 90, un proyecto para perfilar una Identidad Nacional clasemediera. Es decir, la novela intenta ser un destino y la voz de una sociedad civil ausente. De ahí, quizás, su tono serio. (Aquí nada se toma para el hueveo). El narrador, Don Raúl Marín, ahogado por el ambiente, por su carácter mimético recuerda su familia con realismo duro, seco, asceta.

ES CIERTO, MUY CIERTO, que en Chile se evita la memoria (también creo que en Argentina, en América Latina, en Europa, en fin, en el mundo). Pero, no ayuda a la memoria que un novelista la encripte.Es verdad que Marín con sus notas a pie de página, citas textuales, su alter ego/editor, la fragmentariedad y la mezcla de géneros ha logrado convencer a algunos de que eso le da profundidad a la novela. La novela tiene volumen, ambición, lucidez, cultura y atrevimiento. Pero eso lo han confundido con profundidad.

YO NO RESCATO los agotadores pies de página y las cándidas invitaciones de lecturas. Yo rescato los pasajes mejor novelados. Por ejemplo, la tarde en que Raúl Marín remata gratuitamente a un mapuche, a quien primeramente le había pegado un escopetazo por inexcusable error. Valoro también el pasaje cuando más tarde, el mismo Raúl Marín se encuentra por casualidad con Victoria Olea -ex dama de compañía de su madre- y al llegar a su casa en Domeyko, cerca del Parque Cousiño, descubre que la amiga de su madre se ha convertido en la Madame de un notable burdel.Esos dos pasajes nos aclaran mejor la violencia gratuita y la hipocresía de nuestra "bonita" identidad, que todas las notas a pie de páginas y sugerencias de lecturas.

El sarcasmo gráfico es de Leo Ríos

miércoles, septiembre 27, 2006

Sven Nykvist: Brillante fotógrafo sueco

Escuché la noticia de su muerte la semanda pasada y no pude dejar de golpear la mesa, y de sentir un vacío.

Luego me quedé mudo.

Sven Nykvist era un genio sueco, un brillante y talentoso fotógrafo del cine mundial, de carácter sencillo, sencillísimo, casi aristocrático.

Sven Nykvist trabajó como director de fotografía en 120 films, algunos ya films clásicos por su especial luz, algunos films (como todos los que hizo con Ingmar Bergman) que he visto ya varias veces y que seguramente veré otras tantas en el futuro.

Lean también Saraband, la saga de Bergman continúa.

Foto de Sven Nykvist. Lena Olin en La Insorportable levedad del ser







Manantial de la doncella, El. (1960) Jungfrukällan. De Ingmar Bergman
Como en un espejo. (1961) Såsom i en spegel. De Ingmar Bergman
Comulgantes, Los. (1963) Nattvardsgästerna. De Ingmar Bergman
Silencio El,. (1963) Tystnaden. De Ingmar Bergman
Esas mujeres. (1964) För att inte tala om alla dessa kvinnor. De Ingmar Bergman
P ersona. (1966) Persona. De Ingmar Bergman
Vergüenza, La. (1968) Skammen. De Ingmar Bergman
Hora del lobo, La. (1968) Vargtimmen. De Ingmar Bergman
Pasión. (1969) En passion. De Ingmar Bergman
Rito, El. (1969) Riten. De Ingmar Bergman
Primer amor. (1970) Erste Liebe. De Maximilian Schell
Fuga sin fin. (1971) The Last Run. De Richard Fleischer
Gritos y susurros. (1972) Viskningar och rop. De Ingmar Bergman
Secretos de un matrimonio. (1973) Scener ur ett äktenskap. De Ingmar Bergman
Flauta mágica, La. (1975) Trollflöjten. De Ingmar Bergman
Quimérico inquilino, El. (1976) Le locataire. De Roman Polanski
Cara a cara. (1976) Ansikte mot ansikte. De Ingmar Bergman
Huevo de la serpiente, El. (1977) The Serpent’s Egg. De Ingmar Bergman
Estirpe indomable. (1978) King of the Gypsies. De Frank Pierson
Pequeña, La. (1978) Pretty Baby. De Louis Malle
Sonata de otoño. (1978) Höstsonaten. De Ingmar Bergman
Comenzar de nuevo. (1979) Starting Over. De Alan J. Pakula
De la vida de las marionetas. (1980) Aus dem Leben der Marionetten. De Ingmar Bergman
Cartero siempre llama dos veces, El. (1981) The Postman Always Rings Twice. De Bob Rafelson
Fanny y Alexander. (1982) Fanny och Alexander. De Ingmar Bergman
Destinos sin rumbo. (1982) Cannery Row. De David S. Ward
Star 80. (1983) Star 80. De Bob Fosse
Tras el ensayo. (1984) Efter repetitionen. De Ingmar Bergman
Amor de Swann, El. (1984) Un amour de Swann. De Volker Schlöndorff
Agnes de Dios. (1985) Agnes of God. De Norman Jewison
Dream Lover. (1986) Dream Lover. De Alan J. Pakula
Otra mujer. (1988) Another Woman. De Woody Allen
Insoportable levedad del ser, La. (1988) The Unbearable Lightness of Being. De Philip Kaufman
Delitos y faltas. (1989) Crimes and Misdemeanors. De Woody Allen
Historias de Nueva York. (1989) New York Stories. De Woody Allen
Buster’s Bedroom. (1990) Buster’s Bedroom. De Rebecca Horn
Chaplin. (1992) Chaplin. De Richard Attenborough
Algo para recordar. (1993) Sleepless in Seattle. De Nora Ephron
Sólo tú. (1994) Only You. De Norman Jewison
Día de locos, Un. (1994) Mixed Nuts. De Nora Ephron
Intruso en Harvard, Un. (1994) With Honors. De Alek Keshishian
¿A quien ama Gilbert Grape?. (1994) What’s Eating Gilbert Grape. De Lasse Hallström
Algo de que hablar. (1995) Something to Talk About. De Lasse Hallström
Encuentros privados. (1996) Enskilda samtal. De Liv Ullmann
Celebrity. (1998) Celebrity. De Woody Allen
Fantasmas a escena. (1999) Curtain Call. De Peter Yates

lunes, septiembre 25, 2006

Gonzalo Rojas y el esplendor de un ángel caído

"Yo tenía 22 años cuando escribí el poema, y en ese tiempo íbamos mucho a los prostíbulos que había frente al mercado de la calle San Pablo. No sólo bailábamos allí el encanto del fornicio, sino que también íbamos con Jorge Millas a jugar ajedrez, a mirar. Una noche fui a ver a mi moza , una muchacha que me gustaba mucho, y cuando llegué al segundo piso encontré que la estaban velando. Fue un golpe fuerte y de ahí sale el poema"
(Gonzalo Rojas, Edición crítica de La Miseria del Hombre)

PERDÍ MI JUVENTUD EN LOS BURDELES

Gonzalo Rojas

Perdí mi juventud en los burdeles
pero no te he perdido ni un instante,
mi bestia, máquina del placer,
mi pobre novia reventada en el baile.

Me acostaba contigo,
mordía tus pezones furibundo,
me ahogaba en tu perfume cada noche,
y al alba te miraba
dormida en la marea de la alcoba,
dura como una roca en la tormenta.

Pasábamos por ti como las olas
todos los que te amábamos.
Dormíamos con tu cuerpo sagrado.
Salíamos de ti paridos nuevamente
por el placer, al mundo.

Perdí mi juventud en los burdeles,
pero daría mi alma
por besarte a la luz de los espejos
de aquel salón, sepulcro de la carne,
el cigarro y el vino.

Allí, bella entre todas,
reinabas para mí sobre las nubes
de la miseria.
A torrentes tus ojos despedían
rayos verdes y azules.
A torrentes tu corazón salía hasta tus labios,
latía largamente por tu cuerpo,
por tus piernas hermosas
y goteaba en el pozo de tu boca profunda.

Después de la taberna,
a tientas por la escala,
maldiciendo la luz del nuevo día,
demonio a los veinte años,
entré al salón esa mañana negra.

Y se me heló la sangre al verte muda,
rodeada por las otras,
mudos los instrumentos y las sillas,
y la alfombra de felpa, y los espejos
que copiaban en vano tu hermosura.

Un coro de rameras te velaba
de rodillas, oh hermosa
llama de mi placer, y hasta diez velas
honraban con su llanto el sacrificio,
y allí donde bailaste
desnuda para mí, todo era olor
a muerte.

No he podido saciarme nunca en nadie,
porque yo iba subiendo, devorado
por el deseo oscuro de tu cuerpo
cuando te hallé acostada boca arriba,
y me dejaste frío en lo caliente,
y te perdí, y no pude
nacer de ti otra vez, y ya no pude
sino bajar terriblemente solo
a buscar mi cabeza por el mundo.

La Miseria del Mundo, 1948.

Este poema me recuerda el poema a una
striptisera de Charles Bukovsky

viernes, septiembre 15, 2006

Ponchito por Nato

Portada de album Ponchito, Ediciones Video Carta. diciembre 2005.
Con introducción, edición y notas de José Blanco Jiménez
Para consultas a
joblar@gmail.com

miércoles, septiembre 13, 2006

El dibujante Nato, Renato Andrade, descansa en paz

El periodista José Blanco (Joblar) me ha informado hoy que el muy querido Nato , Renato Andrade, nos ha dejado a los 85 años de edad.
Nato, Renato Andrade, nació en 1921 en San Javier. Se inició como dibujante el año 1942, siendo creador de las historias de Cachupín, Cucharita, Pirulín, Insolencio, Pocas Pecas, Fanatincha y Ponchito. El dibujante colaboró con las revistas Pobre Diablo, El Cabrito, Estadio, El Peneca, Simbad, La Chiva, Ganso, El Pingüino y el diario La Hora.
Hace poco, el sábado 10 de Agosto estuvimos junto con Jorge Montealegre en un programa tributo que organizó Joblar en la Radio Nacional, cuando cumplía 85 años.
Lee una importante entrevista de Carlos Reyes

lunes, septiembre 04, 2006

Firme, compañero Presidente

A LAS 7 DE LA MAÑANA del martes 11 de septiembre de 1973, me despierto por unos ruidos en el patio. Me asomé por la ventana y allí estaba Manuel, el dueño de la pensión, quemando libros. Me levanté, y, al ponerme el pantalón pata elefante, el cierre se rompe y lo sujeto con un alfiler de gancho.

-¿Manuel, qué estás haciendo? ¿Cómo se te ocurre quemar a esta hora esos libros?
-Los militares se están tomando el gobierno, lo acabo de escuchar por la radio- me contesta mirándome con un rostro de miedo – y cuando lleguen aquí no quiero que estén estos libros y afiches.
-Pero, si ustedes han estado siempre en contra del gobierno de Allende, ¿De qué te preocupas? Le dije mientras me tapaba entre los sobacos las manos por el frío.
-Sí, nosotros sí, pero tú no.

ALLÍ ESTABA. El miedo. La primera actitud de miedo que vi como consecuencia del Golpe de Estado. El miedo que pronto sería común. El miedo que se instalaría por años.

SALÍ DE LA PENSIÓN con la extraña convicción de transformarme en un guerrero. Pienso en el coraje. Tengo miedo, es cierto, pero estoy resuelto. (A esto viniste). Ya no pensaba si sería leyenda o no. Era un deber.
Me dirigí a la escuela de Ciencias Políticas. Escuché impávido en la radio de la micro parte del discurso de Allende: “Llamo sobre todo a los trabajadores, que ocupen sus puestos de trabajo”.

EN LA ESCUELA ya había unos treinta o cuarenta resueltos.
En Santiago hay centenares de estudiantes de la Universidad de Chile que se juntan para resistir.
Los estudiantes de Medicina y Bellas Artes se juntaron en el hospital J. J. Aguirre;
Los de ingeniería en la Escuela de Bucheaff;
Pedagogía, Filosofía y Periodismo en el Pedagógico de Macul.
Sé que también están con miedo.
Pero resueltos.
Sé que no es épico.
Sé que no es heroico.
Sé que ya no fuimos leyenda.
Pero es la verdad y debo decirlo:
Un día en la historia de un país llamado Chile, digamos un once de septiembre, fuimos centenares de estudiantes de la Universidad de Chile dispuestos, resueltos a luchar por Allende, el compañero Allende.
Allende habla por última vez por radio Magallanes: “El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse.”

ALGUIEN DIJO que era necesario abandonar la escuela, pues detrás estaba la escuela de Carabineros. Era darle leña a la hoguera. Sería una masacre.
Decidí irme al local de mi partido, la Izquierda Cristiana, en Cienfuegos 15, en el centro de Santiago. La micro no pasó de la calle Miraflores. Ya empezaban a escasear las micros y los medios de transportes. Me fui casi trotando por la calle Moneda. Los tanques y las patrullas de militares se tomaban las calles alrededor de La Moneda, la gente corría de un lugar a otro, más hirvientes que riachuelos impetuosos.

LLEGUÉ A LA PLAZA DE CONSTITUCIÓN. En ese preciso momento, unas tanquetas se retiran de la Plaza y los carabineros dejan la Plaza de la Constitución. La plaza vacía tenía un olor a precipicio, a abismo, a aliento fatal. Un país detenido, y toda la historia de Chile concentrada, por un momento, en una plaza. Se siente que aquí en esta plaza, por un momento, se condensa de pronto el pasado y el porvenir de un pueblo.
¿Qué sucederá?

¿QUÉ OCURRIRÁ EN ESTA PLAZA?
Entonces.
Un fotógrafo corre hacia un balcón de la Moneda. Raja el paño del silencio gritando:

“Allende, Allende”.

Corría un camarógrafo gritando:

“Señor Presidente, señor Presidente”.

YO JUSTO IBA CRUZANDO y sucedió lo increíble: El Presidente Allende estaba en un balcón del segundo piso, mirando como se retiran las tanquetas. Corro y ante los gritos de los fotógrafos aparecen otros jóvenes.
Uno de los muchachos le grita:

-Déles duro, compañero Presidente.

Allende levanta la mano izquierda y nos saluda. Lo recuerdo tranquilo, diría sonriente. Yo, en cambio, estoy conmovido, emocionado. Ya les dije que creíamos que vivíamos un momento histórico, único y que no seríamos leyenda. Allí estaba en el balcón de La Moneda, Salvador Allende, el dueño de mis sueños y mis pesadillas, el sol de la revolución que amábamos y que ahora terminaba, dando la bendición de los ancestros que van a morir.
Y allí estoy yo, con mi pelo largo, mis pantalones pata elefante con el cierre malo prendido con un alfiler de gancho, mirando un ícono desde abajo, confundido, sorprendido, insignificante.

LA PLAZA, EXTERIOR, DÍA.
Como un guión de cine para mejor dar la ilusión de eficacia de un relato que está en el subconsciente colectivo.
Plano general de la plaza.
Zoom in.
Allende.
Ya, en ese momento Allende era un ícono. Se presentía ícono, un logo. Desde el fondo de mí, no puedo dejar de gritarle también al ícono, mientras el ícono ya se daba vuelta, para ingresar a La Moneda:

-Firme, compañero Presidente.

LOS FOTÓGRAFOS TOMAN SUS FOTOS. Es la última foto del ícono vivo. Allí estoy yo: ese era yo, jovencito, pelo largo, flaco, pantalón pata elefante con un alfiler de gancho en el marrueco, emocionado, sorprendido, gritando: firme compañero Presidente, firme compañero Presidente.

LLEGUÉ EN UNOS MINUTOS a Cienfuegos 15, vi a algunos de los líderes en Cienfuegos nerviosos darse vueltas por allí. Todo era un tenso desorden. Un grupo de universitarios nos organizamos y nos retiramos a un departamento en la cercanía, Agustinas con Cienfuegos. Esperamos órdenes.

A MEDIODÍA LOS INSURRECTOS lanzan un ataque, resuena la guerra. Aparecen dos Hawker Hunter de la Fuerza Área. Hacen tres pasadas y lanzan 18 proyectiles sobre La Moneda.

¡Boom¡, ¡booom¡, ¡booom¡.

LO INCREÍBLE OCURRIÓ.
Estaba ardiendo La Moneda.
Otro ícono nacía.
Un edificio ardiente. La Moneda será ahora una tumba. Una hora después el Presidente Allende ya está muerto. Ahora surgen pesares, actos de espanto, que dividirán definitivamente a Chile.
El toque de queda ya había sido anunciado para las primeras horas de la tarde.
Entonces nos hablaron nuestros líderes por teléfono.

(NO TODOS LOS RECUERDOS pueden ser agradables. No todas las evocaciones son políticamente correctas. Hacer política en literatura puede ser, además, desconcertante. Pero, bueno, después de más de treinta años que ha ocurrido esto, no estoy desesperado por sorprender).

NUESTROS LÍDERES nos habían asegurados que lucharían hasta el fin, que resistirían hasta el fin. Ahora ordenaban replegarse.
No había nada.
Ni una salida creativa, poética o ingeniosa.
Nada.
Es un recuerdo ingrato y clave, a la vez. Nuestros líderes eran una sombra. Cientos de jóvenes habíamos creído en una sombra. Y acoger imágenes falsas de las cosas, por necedad o incultura, lo convierte a uno, de pronto, en un alienado, o por lo menos, en un ridículo. Estábamos en la edad en que buscábamos conocer el mundo y sus límites, descubrirlo como un modo de entrar al espacio adulto; y su descubrimiento no fue amable. Así terminaban nuestros ritos de pasaje. Nos hicimos viejos un once de septiembre.
Lucha, entonces, no habría, mayormente.

EN EL CENTRO DE SANTIAGO hubo varios que no escucharon la orden.
Cayeron hombres valientes, se desempeñaron dignos en la batalla.

POR LA TARDE, hicimos unos ingenuos panfletos que decían Allende Vive. El país se desangraba en el salvajismo del poderío militar y nosotros hacíamos inocentes volantes que decían Allende Vive. Parece, parece que estábamos desfasados.

LLEGARON LOS MILITARES. Las tropas rodearon el edificio. De pronto subieron a nuestro edificio. Venían por nosotros. Un vecino nos denunció. Rápidamente, tiramos los panfletos por el excusado, lanzamos un juego de cartas sobre la alfombra y colocamos un inocente disco de Palito Ortega.
Los militares no golpearon en la puerta del departamento, prácticamente la echaron a patadas abajo. Yo abrí. No vi a nadie. Solo una voz que gritó:

-¡Todos afuera!

SALIMOS CON LOS BRAZOS en altos, nos pusieron contra la muralla y nos registraron. Estaban entrando a explorar el departamento cuando desde el edificio del enfrente un francotirador comenzó a dispararles. El oficial, nervioso, ordenó responder.

-¡Y ustedes, todos adentro y cuidado con lo que hacen!

Entramos gateando, tirados en el suelo. Mientras la balacera continuó un largo rato.

ESA NOCHE, estuvimos desplomados en el piso, sin dormir, simbólicamente muertos, mientras el fuego se escuchaba en todo el centro. En medio de la noche de pronto de un viejo edificio de enfrente los militares sacaron a patadas a una pareja de brasileños. Sus gritos quebraron la noche.
A la mañana siguiente, en cuanto se levantó el toque de queda, a las 11 de la mañana, salimos despavoridos, cada uno en dirección distinta.

ESA NOCHE, me quedé escondido en una casa de una pareja mayor, en Ñuñoa. Estaba allí también un viejo dirigente socialista y amigo de Allende de toda la vida, don Raúl Ampuero.
Recuerdo, como si fuera hoy, sus palabras esa noche durante la cena, una sopa con pan tostado:

-Salvador me dijo el otro día que de La Moneda sólo lo sacarían con las pies para delante. Yo no le creí. Salvador amaba la vida, la buena mesa, los trajes, las mujeres. No le creí. Pero, hoy..., hoy Salvador está entre los grandes: digamos O´Higgins..., digamos San Martín..., Bolívar..., el Ché Guevara. Salvador Allende entró a ese panteón.

EL VETERANO SOCIALISTA creía, hasta entonces, que el Salvador Allende era un frívolo. Mas, Salvador Allende había demostrado, en un solo día, en un solo chispazo, que era el menos baladí de todos.

Por Gabriel Caldés y Omar Pérez,

Capítulo de la novela, Trompas de Falopio, Foro Nórdico, 2002.

Textos
© Omar Pérez Santiago & Gabriel Caldés
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