lunes, diciembre 12, 2005

Jorge González: Truenos y Relámpagos

Le leo un breve cuento a mi hija Antonia de 3 años, sobre una niña que escucha truenos y relámpagos. Mi hija abre los ojos se lleva su manito a la boca y emite un quejido:
-Uy, truenos y relámpagos, dice.
Y luego me pide que se lo lea de nuevo.

Truenos y relámpagos escucho yo también en el libro Maldito Sudaca. Conversaciones con Jorge González. Compré el libro, me puse a leerlo y no pude dejarlo hasta que terminé las 300 páginas. El periodista Emiliano Aguayo establece una larga conversación con el líder de Los Prisioneros y, al igual que mi hija, varias veces abrí los ojos y me llevé la mano a la boca.
Este es un libro de excepción.

El sentimiento artístico ideológico chileno es generalmente la “chimuchina” –una ideología de imberbes. Por eso, se inquietan fácilmente las aguas cuando hay detrás una expresión directa, algo cruda y deseos viscerales, que no pueden ser mitigados por la huevonería ambiente.

González no es un rebelde tardío. Ya nadie puede desconocer que le puso vitalidad, dinamismo, conflicto, lucha, placer y búsqueda hasta renovar la tradición predominante de moderación, resignación, pena y derrota de la música popular chilena.

Naturalmente, la gran pasión de Jorge González es la música. Y en el libro se habla de bandas musicales, influencias, formas de componer, modos de grabar o se revisan las letras de música. Es decir, es un libro que se mete en la artesanía musical, en los problemas de estudio y de mejorar las letras, de la convivencia con los otros músicos y la relación con los estudios de grabación. En ese sentido, el libro es una fuente rica de sugerencias y detalles que agradecerán, en primer lugar, los músicos. González intercambia ideas y opiniones muy directas y sugestivas sobre, entre otros, Violeta Parra, Víctor Jara, la Nueva canción chilena, Canto Nuevo, Los Tres, La Ley, Los Miserables, Chancho en Piedra, Los Electrodomésticos, Mauricio Redolés, De Kiruza, Los Bunker´s, Cecilia, y la música latinoamericana y mundial.

Otro gran tema es la relación de González con los periodistas y los medios de comunicación. Aquí el músico aprovecha de realizar un ajuste de cuentas con ciertos periodistas de espectáculos de El Mercurio, la Tercera o La últimas Noticias, que lo habrían ninguneado de modo persistente. González ironiza con la carrera de “ese oportunista” de Freddy Stock que está en “la chimuchina de pelar artistas”, “lo mismo que hace Iván Valenzuela”. En la radio Rock&Pop dirigida por Iván Valenzuela “no pagaban derechos de autor”. O Rafael Gumucio. “Pero ¿Quién es Gumucio?”, se pregunta González y responde: “Un democratacristiano, y los democratacristianos son siempre así. O “los Caiga quien Caiga” son unos “monitos fachos útiles”. En definitiva, dice González: “hay una generación súper fome, donde está Iván Valenzuela, Alberto Fuguet, Freddy Stock y todos esos.” “Una generación que yo califico de democratacristiana y que es súper ablandadora en la influencia que tuvieron.”
Como se puede deducir, ser democratacristiano es, en este contexto, lo blandengue, lo barrero, lo conveniente y lo oportunista.

Un tercer ámbito del intenso libro es el tema preferido del periodismo de farándula: los cahuines. (¿Quién se acostó con quién?) Y la rendición de cuentas de González también pasa por “ese oportunista de Freddy Stock”, quien en el libro “Corazones Rojos” dejó inscrita una telenovela, una cómoda narración que cuenta que Los Prisioneros se habrían separado la primera vez por líos de faldas. González se habría acostado con la mujer de Narea. Según González, Stock puso en el libro “un montón de cosas de las que él no tenía la certeza, o no las comprobaba o qué sé yo.” Y uno de los claros objetivos de González es arrasar con la idea de que Narea era esencial en el grupo. Narea, González dixit, no puede arrogarse lo que es evidente: Los Prisioneros es esencialmente Jorge González.

Bonus Track: El capítulo donde González habla de su paso por las drogas.

Hay que agradecer la tenacidad y la preparación del periodista Emiliano Aguayo. Las referencias, las citas, las preguntas fundamentadas, el conocimiento de los temas, son la base del éxito del libro. Aguayo demostró que un periodista puede hacer las preguntas difíciles o complejas y salir vivo.

Aquí hay reflexión e inteligencia de un camino de exploración, una demoledora crítica y autocrítica de una personalidad musical que varios periodistas desearán ignorar y trivializar. A esos acomodaticios no les conviene un vital y un polémico con poder interno, desarrollo emocional y espiritual y puesto al servicio de su vocación. Quisieran haberlo metido en cintura. Su peligro es un símbolo. A González muchos imberbes –esclavos de la chimuchina- lo tratan como una enfermedad que debe ser vigilada.

Sin embargo, cualquier alma sensible que haya escuchado su música y que lea el libro, se dará cuenta que hacen falta más espíritus lúcidos, inteligentes y perspicaces, como González. Se extraña esa desmesura y esa pasión –esos truenos y relámpagos- en un medio artístico y de medios donde hay demasiados prolijos, aburridos y perdonavidas.
Ver también Marisol García

16 comentarios:

  1. Muy buen artículo. Muchos critican a González q es un drogadicto y que tira mierda contra el mundo porque si. Pero pocos se dan cuenta de la lucidez que siempre ha tenido, sobretodo a la hora de componer

    saludos omar

    ResponderBorrar
  2. Es un personaje especial el González. Él dijo una vez ser la única estrella de rock en Chile, y le encuentro razón: tiene esa pasión, esa creatividad y esa estupidez que nos recuerda el carácter de gente como Lennon (a lo chilensis).

    Sus comentarios son entretenidos, a veces burdos otras acertivos. Él mismo es rock y música: caótico y equilibrado.

    Gran artículo Omar.

    ResponderBorrar
  3. Anónimo9:31 a.m.

    Execelente artículo. Ya está linkeado a
    http://www.elintruso.cl/?p=905

    ResponderBorrar
  4. Un muy buen comentario recibe Emiliano Aguayo por su libro, un gran mérito para nuestro amigo si se leen críticas del mismo escritor hacia trabajos similares.

    Sin duda se empieza a apreciar el verdadero sentido del libro de Aguayo, muy vapuleado por algunos periodistas de farándula que son desenmascarado en Maldito Sudaca, el libro de Emiliano.

    Se linkeó esta crítica desde www.lanalhuenoticias.cl (http://ln.fica.cl/muestra_noticia.php?id=1373)

    Alejandro Fica

    ResponderBorrar
  5. Anónimo6:03 p.m.

    Bien omar, parece todo muy interesante
    tengo una sóla duda,
    ¿dime cuanto cuesta el libro? y ¿donde se puede conseguir si vivo en Francia?

    R. De La F.

    ResponderBorrar
  6. A mi costó algo así como 9.500 peso en la Feria del Libro.
    Pregunta al autor Emiliano Aguayo
    www.emilianoaguayo.cl
    o bien a los de la editorial ril
    http://www.rileditores.com
    seguramente te lo pueden enviar a Francia,
    saludos

    ResponderBorrar
  7. Anónimo2:49 p.m.

    Más sobre Maldito Sudaca en:

    http://marisolgarcia.blogspot.com/2005/12/300-pginas-de-gonzlez.html

    ResponderBorrar
  8. Anónimo10:30 a.m.

    Hace rato que Jorge González se merecia un libro donde hablara sin censura y en este se logro todo bien, y quedé sorprendida al ver todos los discos en que a trabajado.

    ResponderBorrar
  9. Anónimo11:57 a.m.

    me regalaron el librote Maldito Sudaca y no puede dejar de escribir pa decir que está muy gueno el libro, realmente vale la pena

    ResponderBorrar
  10. Anónimo12:26 a.m.

    http://luisfelipearavena.blogspot.com/

    Tambian hay una opinion sobre "Maldito Sudaca"

    ResponderBorrar
  11. Anónimo11:40 a.m.

    vean
    http://rafaeladelasierra.blog.com.es/

    Aunque la comparación que hace el autor del libro es un poco exagera, se gun mi parecer. Comparar a Victro jara o Violeta parra con Jorge Gonzalez, es un poco exgaerado, o no?

    ResponderBorrar
  12. "Maldito sudaca". Veo la portada, tengo el temor de que no me llegue algún micrófono volador. Días después comprendo finalmente mi primer razonamiento: me había dejado llevar mucho por prensa amarillista.

    Emiliano Aguayo, tengo el recuerdo de la primera vez que supe de él y su proyecto. Estaba al aire leyendo una noticia que se titulaba :Escritor de libro de entrevistas con González, dice "Las diferencias con Claudio Narea son irreconciliables". Que buen titular, y si lo decía el periodista que había sostenido un total de 15 horas de conversaciones con Jorge, era para creerle.

    Es en ese momento comenzó a "picarme el bichito".
    Me puse en contacto con él, y posteriormente con la editorial, donde me hicieron entrega de un ejemplar. Tras un viaje por los tacos de Providencia, llegué a casa para degustar esta transcripción de una conversación que todo fanático ha deseado sostener con su ídolo. Esa conversación que soñaba tener a mis 13 años cuando lo único que escuchaba era el disco "Grandes éxitos" de Los Prisioneros, cuando le dedicaba "Nunca quedas mal con nadie" a alguna elocuente compañera, o cuando trataba de cambiar la sociedad tocando "Paramar" en guitarra acústica. Y les advierto, señores lectores, el que escribe el comentario de este libro es un fan (algo defraudado) pero esencialmente un ser marcadísimo, en su historia reciente, por este grupo chileno.

    Y justamente, al comenzar estas páginas nos encontramos con la conversación entre Calamaro y Rozitchner...tirados en el pasto. Cuando Jorge González habla, canta, mira, bota micrófonos o simplemente escribe canciones hay muchos periodistas pendientes. Pero cuando se publica un libro tan importante dentro de la historia de la música chilena, se le da una relevancia mínima.

    Si lo que buscan es narrativa sobre la historia de los prisioneros (con un sobreadornamiento, al estilo de algunos biógrafos), de seguro no lo encontrarán. Los que alguna vez soñaron con sentarse junto a Jorge en un bar, y preguntarle todo lo que siempre han querido saber del "único rockstar chileno" (como lo define Aguayo) habrán comprado el libro correcto.

    He leído en otras críticas que este texto es demasiado de "fan" hacia Jorge González, y que el formato no es el más atractivo. Creo que no tiene nada de malo que un fanático pueda acceder a entrevistar a su "héroe" (lo que se nota en Aguayo). De hecho esta circunstancia supo utilizarla de muy buena forma para concebir el libro como un diálogo directo y fluído, claro y entretenido, el prototipo de libro perfecto para devorarlo por las noches antes de dormir. 303 páginas de muy rápida lectura, divididas en 3 partes. La entrevista con el líder de Los Prisioneros, seguido de otras entrevistas a personajes relacionados con él o personas que observan al Sanmiguelino de forma más distante y objetiva (Tomás Moulian, Tito Escárate, Uwe Schmidt, Loreto Otero, Carlos Fonseca, Vicente Ruiz), seguido de la más completa discografía de González (etapa de Prisioneros, Solista, reencuentro, participación en discos, etc).

    Y es que el mérito de Emiliano Aguayo, es doble. Hacer un libro notable de conversaciones (francas e íntimas), que permiten redescubrir la imagen de un músico que con un dejo de tristeza ha decidido autoexiliarse porque en este país "las críticas de los discos , están escritas antes de que los saquemos", donde la prensa -según González- se ha dedicado a ensuciar su imagen y a decir mentiras. La verdad de la separación de los Prisioneros queda a la vista, tras la decisión del líder de contar lo que realmente impulsó la decisión de pedirle al ex-guitarrista Claudio Narea que dejara la agrupación.

    Los temas del libro son múltiples, todos salidos desde una columna vertebral: llamada música. Drogas, bandas, política, influencias musicales, algunas historias personales, y básicamente un análisis muy bien hecho de su carrera podemos encontrar en este "Maldito Sudaca". Cabe destacar la importante documentación, donde el autor se luce, desmintiendo muchas de las publicaciones de medios chilenos respecto al "alicaído éxito internacional de la banda". Además las más de 150 fotografías hacen un muy buen complemento. Sugiero al lector, que escuche los discos de los prisioneros a medida que se citan en el libro. Especialmente los discos solista de Jorge González: homónimo (1993), "El Futuro se fue" (1994), "Gonzalo Martínez y sus congas pensantes" (1997) y "Mi Destino, confesiones de una estrella de Rock" (1999). Es la analogía perfecta, hay un buen plato de fondo (libro) el cual puede acompañar de un vino gran reserva (discos) para que la desgutación sea impecable. Recomendado para todas las personas que quieran entender un momento musical o los que quieran tener una versión distinta (más desde adentro) de la historia construida por este "rebelde" músico.

    Dentro de lo que pudo haber sido mejor, hay algunas preguntas que se repiten con demasiada frecuencia y hacen que, en contadas ocasiones, el tema sature (Por ej. Si Jorge González será reconocido algún día en Chile). "Muchas veces me ha amargado tanto lo que tengo que leer acerca de mí que pienso que no tengo libertad para ser yo", confesiones tan impensadas para muchos de los chilenos por parte de este "ogro" que nos hacen ver algunos medios.

    Con este libro aprendí muchísimo de música, pero aprendí algo más de este ídolo popular. Aprendí que la gente vale por lo que es, por la música que el hace (o hizo), por haber marcado (intencionalmente, quizás) la historia de nuestra música, pero más aún, la historia de nuestro país. No estaría tan seguro en afirmar lo que se dice en el libro (Jorge González está a la altura de Violeta Parra y víctor Jara), son personajes tan distintos y parecidos a la vez. Con una guitarra hicieron historia, con su voz denunciaron lo que todos dejaron pasar. ¿Quién sabe?, el pago de Chile es siempre "póstumo". Sólo el tiempo sabe.

    "Nadie es profeta en su tierra" dicen por ahí. Nosé si nadie sea profeta en su tierra. Pero me atrevo a afirmar que en Chile es difícil. Y en Chile diciendo la verdad, haciendo la música par a sí mismo(como decía Calamaro), siendo uno mismo, tratando de despertar a esta sociedad adirmecida con pastillas y teniendo los medios encima. Es simplemente imposible.


    Por Nicolás Rojas I.
    www.ondazero.blogspot.com

    ResponderBorrar
  13. Anónimo4:05 p.m.

    Para nicolás:
    Igual no explicaste si te parece que violeta y victro jara tienen el mismo nivel que jorge gonzalez.
    Ah?

    ResponderBorrar
  14. Maria Angélica:

    En el post, dejo abierta la posibilidad a que sea o no sea comparable a Víctor Jara y a Violeta Parra. Sinceramente no sé cual es la respuesta. "Sólo el tiempo sabe", pero me parece una comparación algo dificil de realizar al tratarse de personajes que hicieron arte de formas distintas, todos con el hilo conductor de la música.

    Les invito a visitar mi blog http://www.ondazero.blogspot.com

    Nicolás Rojas I.
    nrojasi@hotmail.com

    ResponderBorrar
  15. Anónimo1:10 p.m.

    exelente articulo directo me gusto mucho saludos omar aver si ahora lo puedo leer por ahi y saludos a la pequeña antonia.

    ResponderBorrar
  16. Anónimo1:23 a.m.

    El comentario respecto al libro no podría ser mas exacto. Jorge esta sensacional en todo sentido y eso hace que el libro no tenga desperdicio. La unica "critica", si cabe, es su desorden para saltar de un tema al otro. El periodista (Aguayo) procuro ser prolijo en hacer que González se enfocara en cada tema individual para profundizar en el y asi poder armar sus "capitulos". Pero Gonzalez resulta poco disciplinado en este sentido y al final salta de un tema al otro como una bola de flipper y los capitulos -con sus nombres- no son mas que un intento frustrado del autor por ordenar, dentro de lo posible, las idas y venidas de su verborragico entrevistado.

    Y...

    Al frances que pregunta como conseguir el libro y a la persona que le responda que lo pida a RIL editores y ellos se lo enviaran: No te molestes amigo, he enviado no menos de 7 mails a RIL editores para comprarles el libro desde Argentina y no se dignaron siquiera responderme que no. Por suerte consegui que un contacto me lo trajera al pais, por lo que ni bien tenga tiempo voy a escanearlo y compartirlo on-line para todos aquellos que estan fuera de Chile y RIL no les ofrece la posibilidad de adquirirlo.

    ResponderBorrar