miércoles, mayo 16, 2007

Leonardo Favio y escritores desanimados

La gente salió del Metro de Santiago, en la estación La Rejas, y se tomó la avenida La Alameda. El Metro colapsó y la gente salió espontáneamente a protestar en la superficie. Llegaron los pacos y como no pudieron contenerlos, los señores carabineros tiraron sus agradables bombas lacrimógenas.
Yo no estaba allí.
Yo estaba desayunando en mi casa con mi hija, (que ahora tomó el hábito de hablar como los chinos,) mirando todo por la tele. Los encantadores matinales de la tele chilena. Lucho Jara y Felipe Camiroaga, Leo Caprile y la chica ésta, que está casada con…el otro animador, …cómo se llama…, no me acuerdo.
Todos los animadores de los matinales le daban un tonillo de hundimiento del Titanic y de asonada popular al evento que se transmitía en directo.
Y yo estaba tan distraído o medio dormido que me lo creí. Hasta aquí no más llegamos Michelle Bachelet.
Más tarde almuerzo con Sergio Badilla y a él le había ocurrido lo mismo. Así la conversación fue muy desalentadora y penca.
Nuestro estado de ánimo era desalentador.
Badilla viaja y viaja a diversos festivales de poesía en el mundo, lee sus poemas, participa en coloquios donde se discute el valor de la poesía, y luego bebe y turistea con los gastos pagados que paga no sé que fundación o no sé qué universidad.
Pero el poeta vuelve a Chile y se desanima.
Más tarde me tomé un café con el Pato Igor en el barrio Londres, y de pronto en el vano de la puerta se recortó la figura Marchant. Algo nervioso y ansioso, como buscando a alguien en el recinto. Reinaldo Marchant fue presidente de la Sociedad de Escritores hasta hace poco. Duró sólo unos meses, pues los comunachos de la Sech lo acusaron de no sé qué. Unas platas del gobierno que viajaron a Antofagasta donde el escritor Hernán Rivera Letelier. O algo así. No estoy seguro.
El ex presidente de los escritores ingresa al café y me dice:
-Estuve en la Feria del Libro de Buenos Aires y no quería, no quería volver a Chile. También se desanima cuando llega a Chile.
Otro escritor que se desanima cuando llega a Chile.
En sólo unas horas me había encontrado con dos escritores que se desaniman cuando vuelven a Chile.
Marchant dijo que esperaba a alguien. Sospeché que esperaba a alguien del Partido Socialista. ¿Por qué? Obvio.
Marchant es socialista y frente al café está la sede del partido socialista.
Ahora Marchant no tiene cargo, pero lo tuvo alguna vez: fue agregado cultural en Uruguay y luego en Colombia, o al revés, primero Colombia y luego Uruguay, no me acuerdo bien. Qué se yo. Nunca me acuerdo.

Por la noche vi por la tele a la presidenta Bachelet. Está más flaca y ese traje negro la hace más elegante que los trajes rojo-tomate, y menos ingenua que esos trajes blancos de primera comunión. Acusó a la derecha de promover asonadas. Eduardo Frei, el presidente del senado, dijo que había que estatizar los buses. Y la derecha se puso para el encuadre televisivo: Larraín, Longueira, Novoa, alcaldes y medios pollos, todos unidos, de modo compacto, una gran patota unida, en una conferencia de prensa en la que faltaba espacio para el encuadre televisivo. Esa derecha dijo lo que ustedes saben.

Me puse a escribir y escuché a Leonardo Favio.

2 comentarios:

  1. Anónimo6:58 p.m.

    Leonardo Favio, que agradable recordarlo. Recuerdo que en en casa ponían aquel disco de "Hoy la vi, fue casualidad.-.." o "Simplemente una rosa", entre otras. Queda atrás la politica cuando se escuchan bellas canciones.

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  2. Leonardo Favio, uy... a mí también!!!

    Qué buena crónica, casi veo a Marchant, a Badilla, a tu hija y a ti, por supuesto.

    besos
    T

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