martes, octubre 19, 2010

Propuestas para nueva ley del libro. Asociatividad para nuevas políticas culturales en el Chile del Bicentenario UNIVERSIDAD DEL BÍO-BÍO, CONCEPCIÓN 4, 5 Y 6 DE NOVIEMBRE DE 2010 Encuentro nacional de gestores y animadores culturales




 Dibujo: Emilio Gutiérrez


El actual lector es informado, lee de todo y en diferentes medios y formatos. No tiene prejuicios culturales y está situado en todos los estratos sociales.
Es un ser un activo en las redes sociales, no acepta la censura  ni ser tratado como un inexperto. Prefiere las conversaciones honestas, las innovaciones que aunque signifiquen algún riesgo le otorgan experiencias más ricas.
Los lectores de hoy son sofisticados y prefieren los sistemas abiertos. Son más liberales y no conciben la familia en el sentido más conservador.  Miles de ellos están hiper conectados y participan de diálogos sobre diferentes tópicos como la política, la sociedad y la cultura de modo desinhibido y no encriptado y con un candor gratuito y sin filtros que sorprenden.  Buscan comunicación, pasión y buscan experiencias e innovación. Sí, la innovación es uno de los caminos para el progreso colaborativo en un mundo global.
Los tiempos y las tendencias sociales y tecnológicas han cambiado, y el nuevo lector es un moderno y tecnológico buscador de lecturas.
La ley del libro, sin embargo, se ha demostrado con el tiempo débil e incompleta.  La actual ley del Libro fue promulgada en 1993, durante el gobierno de Patricio Aylwin, firmada además por el entonces ministro de educación, Jorge Arrate y el ministro de hacienda, Alejandro Foxley.
La ley constituyó un avance, sin duda. Fue un progreso significativo, (pues donde antes no había nada, ahora había algo).
Los tiempos y las tendencias sociales y tecnológicas han cambiado,  el nuevo lector es un moderno y tecnológico buscador de lecturas y la ley del libro, sin embargo,  se ha demostrado inútil y anquilosada.
La ley del libro y la lectura necesita mejorar y adecuarse a las nuevas y excitantes tendencias sociales y tecnológicas, a las nuevas predisposiciones y gustos del lector y a las nuevas tendencias y necesidades de la industria.
En marzo del 2010, algunos escritores que percibimos los cambios sociales y tecnológicos y las necesidades de futuro,  le enviamos una carta al ministro de cultura, Luciano Cruz-Coke. El ministro reconoció que una de las tareas primordiales es una nueva ley del libro y la lectura. “Al respecto, -dice el ministro- y coincidiendo con vuestra opinión, me es muy grato informarles que uno de los temas de importancia que se espera resolver en el menor plazo posible, es, precisamente la reforma a la ley 19.227, ya que por ser la ley más antigua de nuestra institucionalidad, es del todo necesaria su actualización a los tiempos y requerimientos de hoy.”
 De ese modo, la discusión sobre la nueva ley, ya está en la agenda pública.
¿Cuáles son las consideraciones que deben tomar en cuenta los legisladores?
La ley necesita adecuarse a tendencias que antes apenas se vislumbraban: la sociedad de la información y su digitalización, donde se debe distinguir lo pertinente y lo relevante.
Una nueva ley del libro y la lectura debe tener un visión integradora y  debe promover la democracia, la convivencia, la pluralidad y reconocer la diversidad de nuevos e interesantes formatos que ofrece el concepto de libro en la nueva realidad.
La lectura debe ser accesible a todos. Debe ser un derecho ciudadano.  La lectura enriquece y desarrolla la visión democrática de la sociedad. Tiene un valor cívico y contribuye a que seamos más íntegros como seres humanos.

 LA ACTUAL LEY AYLWIN
El presidente Patricio Alywin promulgó la Ley  N° 19.227 el primero de julio de 1993. El cuerpo jurídico tiene 15 artículos y en que, esencialmente, crea dos cosas: el Fondo del Libro y el Consejo del Libro. Efectivamente, el artículo tercero crea el Fondo del Libro destinado a financiar proyectos, programas y acciones de fomento del libro y la lectura y el artículo quinto crea el Consejo Nacional del Libro y la Lectura.

Consejo del libro

El Consejo Nacional del Libro y la Lectura formado por:

a) El Ministro de Educación;
b) Un representante del Presidente de la República;
c) El Director de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos;
d) Dos académicos del Consejo de Rectores,
e) Dos escritores designados por la asociación de carácter nacional más representativa que los agrupe.
f) Dos representantes de los editores.
g) Un profesional de la educación, y
h) Un profesional de la bibliotecología.
En la actualidad el Consejo de libro lo integran 11 personas:
Presidente. Luciano Cruz-Coke Carvallo, Ministro Presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes
Consejeros:
Verónica Abud. Representante del Ministerio de Educación.
Magdalena Krebs. Directora DIBAM.
Jaime Espinosa Araya. Representante del Consejo de Rectores (UMCE).
Patricio Sanhueza Vivanco. Representante del Consejo de Rectores (UPLACED).
Eduardo Castillo García. Representante Cámara Chilena del Libro.
Juan Carlos Saez. Representante Editores de Chile.
Gregorio Angelcos Díaz. Representante Sociedad de Escritores de Chile, SECH.
Victor Saez Alarcón. Representante Sociedad de Escritores de Chile, SECH.
Jaime Gajardo Orellana. Representante del Colegio de Profesores.
Cecilia Jaña Monsalve. Representante Colegio de Bibliotecarios de Chile A.G.  

Fondo del libro y el dominio de la burocracia
El año 2007 realizamos un estudio analítico en base a la información oficial del Consejo Nacional del Libro sobre los fondos del libro, tomando una muestra de un lapso de 4 años (2004-2007). El estudio encontró falencias estructurales en el Fondo del Libro.

El estudio,  basado a la descodificación de los listados oficiales de los evaluadores y los ganadores de proyectos de los últimos cuatro años (2004-2007), confirmó que:

1)     Los evaluadores del concurso del Fondo del libro se repiten en el curso de los cuatro años y son, en su gran mayoría, bibliotecarios.
2)     Existen ganadores de proyectos que se repiten de modo reiterado durante estos últimos cuatro años. Esos ganadores reiterados pertenecen o están muy ligados a sectores representados en el Consejo del Libro, tales como la Cámara Chilena del libro,  el Colegio de Bibliotecarios y la SECH
3)     Existen municipalidades que ganan proyectos de modo reiterado durante los últimos cuatro años.
4)     Durante al año 2007 el Fondo del Libro no cumplió la ley de presupuesto que obliga a que al menos el 60% de los fondos vayan a regiones.
5)     Los escritores profesionales reciben apenas un 8%  del Fondo del Libro, en forma de Becas de Creación.
6)     Se constata la masiva presencia de funcionarios del Estado y pocos escritores, intelectuales, universitarios, especialistas e intelectuales independientes en el Fondo del Libro.
La base de estos problemas radicaría en que la ley y el reglamento del Fondo del libro son muy amplias y le dejan al Consejo y a su Secretaria Ejecutiva la potestad para administrar los Fondos de modo discrecional. La ley está atrasada frente a las nuevas tendencias.

Reglamento inexistente
La ley tiene un Reglamento del 30 de Agosto de 1993 que debería fijar “los demás requisitos, formas y procedimientos a que deberán ajustarse los concursos públicos que sean convocados y los proyectos que postulen a la asignación de los recursos del Fondo.”
Pero en  21 artículos lo único que hace el reglamento  es, esencialmente, repetir la ley y reglamentar la duración de los cargos de los consejeros.
Pero el reglamento entrega la discrecionalidad en el desarrollo del Fondo al Consejo. Por ejemplo, determina en su artículo 9º que: “El Consejo establecerá anualmente, dentro del marco de sus atribuciones, las líneas de trabajo a desarrollar y asignará a cada una de ellas los montos que estime conveniente.” y el reglamento establece además que “con el objeto de efectuar un informe previo de evaluación de los proyectos presentados, el Consejo podrá contar con la asesoría de evaluadores externos.”
Es decir, la legalidad de la administración del fondo es débil y recae sobre la discrecionalidad.
Es así como el Consejo puede cambiar a discreción los reglamentos, los montos y hasta los concursos de año a año. Por ejemplo el año 2006 se creó una beca para escritores de excelencia, al año siguiente esa beca no existió más. El año 2010 se eliminaron simplemente las Becas de Escritores.
El Consejo, a través de su secretaría ejecutiva designa evaluadores, y es el Consejo el que ratifica. Los informes de los evaluadores pueden ser cuestionados por el Consejo, como de hecho ocurrió el año 2007.
Del mismo modo es el Consejo o Jurado (que para efectos del Concurso del Fondo son la misma cosa) los que eligen los evaluadores del Fondo.

PROPUESTAS PARA UNA LEY DEL LIBRO

La nueva ley debe adecuarse al nuevo lector, a las nuevas tendencias sociales y tecnológicas, desde el sector público y privado, a fin de que se logre la mayor eficacia, dinamismo y transparencia.

Consejo del libro

La actual situación de los escritores profesionales ya no es la de hace 20 años. Los escritores actúan con movilidad social, tecnológica y orgánica. Los escritores no están mayoritariamente representados en la arcaica Sociedad de escritores de Chile (SECH). Existen hoy diversas orgánicas de escritores y diversas formas y creativas nuevas tecnologías de participación. Con el objetivo de tomar las nuevas tendencias, aceptar las tendencias que exigen transparencia y para  mejorar la representación de los escritores, el Consejo debe considerar la representación de los escritores que no están en la SECH, o que están representados en otras orgánicas.

Institucionalizar la red de bibliotecas

La gente está muy informada y tiene altas expectativas de los servicios públicos como las bibliotecas. Sus esperanzas surgen de un permanente entrenamiento en las redes sociales e Internet para encontrar la información adecuada y relevante, la mayoría de ella gratis. La gente espera elevados e instantáneos niveles de servicios y actúa con indiferencia frente a aquellos servicios que no tienen el standard esperado.
La Bibliotecas públicas chilenas han estado sometidas a un proceso de automatización y de construcción de biblioredes, proceso que se espera estar terminado a fin del año 2010. La nueva ley del libro debe incorporar los cambios que le plantean las nuevas tecnologías y las nuevas dinámicas del sector como en la del mercado. De ahí que una de las primeras consecuencias de esos vertiginosos cambios tecnológicos es actualizar la definición del libro. La nuevas tecnologías son una fuerza social de cambio, una herramienta que puede ayudar a mejorar las condiciones de la lectura y eso debe reflejarse en la nueva ley.
Asimismo, las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación han influido de manera decisiva en la forma de prestar un servicio público, como son las bibliotecas. El progresivo desarrollo de los sistemas bibliotecarios y la evolución tecnológica de las propias bibliotecas aconsejan redefinir el papel su papel en el impulso de la lectura.
En primer lugar, la ley debe propender a mejorar la institucionalidad de cooperación de las redes de bibliotecas públicas y privadas de Chile, facilitando la coordinación y disponer de unos efectivos, modernos y relevantes sistemas de redes públicos y privados, para detectar carencias y desigualdades y proponer efectivas y entretenidas campañas nacionales de lectura.

Juntas de desarrollo lector

Todos los informes de expertos internacionales indican que la vinculación con la sociedad civil es un elemento de gran importancia para el desarrollo y la promoción de la cultura. Las actividades culturales que coordinan las propias comunidades tienden a ser más duraderas.  Por eso la propuesta considera una institución llamada Juntas de Desarrollo lector.
La nuevas tendencia indican que los activos lectores a través de nuevas tecnologías, o redes sociales de Internet, propenden a encontrarse en  la vida real. Las tecnologías están conduciendo a la gente a empoderarse, a conectarse y a encontrarse con otros. No quieren vivir las nuevas experiencias aislados.  Desean construir el “mundo real”.  Al contrario de lo que sospecharon muchos, la gente no se aisla ni se convierte en zoombies que viven conectados en sus casas. La tendencia es que la gente quiere y busca darle un carácter real a sus relaciones virtuales. Gracias a la revolución online, miles de personas buscan encontrarse, y socializar en el mundo real, con amigos, parientes recientemente encontrados, con fans de los mismos autores y  de la misma música. Es la llamada tendencia del hacer amigos masivamente, y compartir y colaborar con una alta carga de generosidad.

La idea es que el cambio comience con la participación de la gente a nivel barrial, comunal, territorial construyendo efectivos centros de activación o Juntas de Desarrollo lector. Las Juntas de Desarrollo lector debe desarrollar planes de fomento de la lectura y actividades de promoción de la misma, destinado a niños, jóvenes y adultos, y la potenciación de los servicios y las dotaciones bibliográficas, la cooperación con empresas, asociaciones y fundaciones en iniciativas de fomento de la lectura, la utilización de instrumentos de análisis y la evaluación de estas actividades.
La modernización las bibliotecas públicas comunales debe ir acompañado de  centros de reunión, de acopio e intercambio de ideas, centros de comunicación digital, de espacios compartidos, de coordinación. El desarrollo, en un marco de  cooperación,  la creación de centros culturales a partir del engrandecimiento y modernización de  las bibliotecas  públicas, ligados a la más modernas técnicas de comunicación,  contribuirá a garantizar el derecho y la libertad de acceso a la información y la cultura de los ciudadanos chilenos, ayudará a paliar la desigualdad, garantizando  el derecho de todos los ciudadanos a acceder a Internet y a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación sin discriminación alguna y en igualdad de condiciones; facilitar la formación de los ciudadanos para el uso de las tecnologías y aprovechar las posibilidades en el nuevo entorno de la cultura y el arte.  Y ayudará de modo significativo a que las culturas locales de Chile se puedan ver y escuchar en todo el mundo.
El objetivo es que la promoción de la lectura surja desde las comunidades activas y modernas. Deben ser un centro de patrimonio, de encuentro con escritores y artistas, centros de recuperación y estimulo de la participación ciudadana organizada, mediante la descentralización de fondos públicos participativos y poner el arte al servicio de la gente. Este programa de bibliotecas modélicas y modernas, que incluyan, cafeterías, Internet, servicios básicos, salas de lectura de periódicos y revistas y salas de reuniones,  administradas por modernos y abiertos consejos locales de cultura, mejorará, qué duda cabe, de modo significativa la vida social y comunitaria de Chile y la capacidad lectora de los chilenos.
La ley debe establecer un fondo especial para las Juntas de Desarrollo Lector en las bibliotecas de Chile.
La ley debe reconocer la labor de los diversos protagonistas en el desarrollo del libro.

Becas y premios a escritores

Por un lado, se debe valorar el rol de los creadores, los escritores y autores,  los traductores, ilustradores y correctores, sin los cuales no existirían las obras que toman la forma de libro, y sin perjuicio de la protección que se regula en la legislación de propiedad intelectual.
1. El Premio Nacional de Literatura fue creado por la Ley n.º 7.368 durante la Presidencia de Juan Antonio Ríos en 1942. Consiste en una entrega indivisible de un premio en dinero y una pensión vitalicia. Se otorgaba anualmente hasta su modificación por la Ley n.º 17.595 de 1972, que cambió su entrega a cada dos años. El Premio Nacional de literatura debe volver a ser anual.
2. Las Becas de Creación literaria deben establecerse por ley. De ese modo se asegura que las becas no sean eliminadas, como ocurrió el 2010, por decisión ministerial. Las becas deben ser definidas por un jurado colegiado.
3. El Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda se da todos los años y fue instaurado en 2004 en el marco de las celebraciones del natalicio del poeta. El Premio debe ser establecido por ley con asignación presupuestaria y un jurado colegiado definido por ley. En la actualidad es un premio que no tiene fondos y debe cada año agenciarse con la empresa privada.

Franquicia de impuestos

Deben estar  exentos del impuesto de  renta  y  complementarios,  los  ingresos  por  derechos  de  autor de los  autores  y  traductores  chilenos y extranjeros residentes en Chile por libros de carácter  científico o cultural editados e impresos en  Chile; igualmente,  los  derechos de autor y traducción  de  autores nacionales y extranjeros residentes en el exterior,  provenientes de  la  primera  edición y primer tirada de  libros  editados  e impresos  en Chile.

Fondo para libros publicados

En la actualidad las editoriales postulan sus proyectos de ediciones de libros al Fondo del libro. Se propone que esto cambie radicalmente y se establezca un fondo, donde postulen las editoriales con libros previamente publicados. De ese modo se evaluará la calidad del libro, antes de recibir subsidios. El premio debe incluir también la compra de un ejemplar para cada biblioteca pública del país. El jurado colegiado debe estar definido en la ley.

Eliminar el IVA a los libros

En Estados Unidos el IVA al libro es de sólo un 7%; en España, del 4%; en Gran Bretaña, Argentina, México y Brasil la venta de libros está exenta del impuesto regresivo. Se propugna la exención plena de IVA en los libros, comics y todo tipo de material educativo y cultural, de manera independiente al formato en el que se suministren.

Exención de impuestos

Deben gozar  de exención total del impuesto  sobre  la  renta  y complementarios,  las empresas editoriales constituidas en  Chile como personas jurídicas, cuya actividad económica y objeto social sea  exclusivamente  la edición de libros, revistas,  folletos  o coleccionables  seriados  de  carácter   científico  o  cultural, cuando la edición e  impresión  se realice  en  Chile.
No deben constituir renta ni ganancia ocasional, los dividendos y participaciones percibidas por los socios, accionistas o asociados de las empresas editoriales. 
Los libros, revistas, folletos  o  coleccionables seriados de carácter científico o cultural editados e impresos en Chile, deben tener tarifa especial en los correos nacionales.

Apoyo a librerías

Por otra parte, se debe considerar la labor de los libreros como agentes culturales. Para esto se propone un fondo especial para librerías, que realicen actividades literarias especiales de promoción de la lectura y promoción de escritores.
Del mismo modo, se debe permitir que se deduzca  de la renta bruta del contribuyente persona natural o jurídica, la  inversión  propia  totalmente  nueva,   en  ensanche  o apertura  de  nuevas  librerías  o  de  sucursales que se dediquen exclusivamente a la venta de libros, revistas,  folletos o coleccionables seriados de carácter científico o cultural.

Difusión internacional

El Estado debe apoyar la difusión del libro chileno internacionalmente. Orientada inicialmente a Latinoamérica y España, por razones de vínculos culturales y lingüísticos, pero aspirando a entrar en todos los mercados y áreas lingüísticas existentes.
La exportación de libros, revistas, folletos  o coleccionables  seriados   de  carácter  científico  o   cultural editados e impresos en Chile debe estar exenta de todo gravamen. 

Lenguas originarias

También se debe manifestar la clara voluntad del Estado de proteger y promocionar la diversidad lingüística de Chile, atendiendo al reconocimiento de las diferentes lenguas indígenas, a través de fondos concursables especiales.

Comercialización

Fijación de precio único del libro

El libro es más que una mera mercancía. El libro necesita un respaldo para que pueda ser accesible al mayor número de lectores. La guerra de precios desfavorece a las librerías, pues los grandes consorcios reciben mejores precios de los editores. El sistema  de precio fijo o único de los libros permite la coexistencia de ediciones de rápida rotación y otras de más larga rotación. El precio fija significa que tiene el mismo precio en todo el país, en cualquier lugar de venta y durante todo el año. Este sistema está instaurado en el Reino Unido, España, Francia, Ecuador y Argentina, entre otros. El precio lo fija el editor.
El sistema de precio fijo fortalecen el ahorro familiar y protege la red de librerías existente.

BIBLIOGRAFIA

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OMAR PÉREZ SANTIAGO

(Santiago, Chile, 1953)
Es escritor y director ejecutivo de la Liga Ciudadana. 
En el área de administración cultural ha publicado:

La Gerencia cultural, una visión del trabajo cultural, Ministerio Secretaria General de Gobierno, 1992.
La Gerencia llegó a la Cultura, suplemento diario la Época, octubre 1992
Sueños y experiencias, institucionalización municipal de la cultura, Municipalidad San Joaquín, 1993.
Desatados, Artistas de San Joaquín, Municipalidad de San Joaquín, 1994.
Nueva política cultural, Diario La Época, 11 de octubre de 1993
Reorganizar la cultura,  Diario la Época, 15 de agosto de 1993.
¿Es inviable un Ministerio de Cultura?, Diario La Época, 26 de noviembre de 1996
Consejo Nacional del Libro, Investigación “Perfil de Consumidores de Libros”, 1995-1996
Desarrollo de la cultura y las artes. Posibilidades y desafíos para el 2018, Ministerio de Planificación, Chile, 2008

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