Foto de Claudia Pérez |
Señor Presidente:
Su gobierno ha determinado recién construir una mega cárcel en la Villa Alhué.
Debo alertarlo por tan nefasta medida.
A raíz de la publicación de mi libro Nefilim en Alhué, viajé hace unas semanas con mi familia a Alhué. ¿Por qué Alhué? Porque Alhué pertenece a una tradición literaria chilena de alto nivel.
José Santos González Vera, Premio Nacional de Literatura en 1950, publicó en 1928 la novela Alhué.
El crítico Hernán Díaz Arrieta, Alone, dijo que Alhué era el mejor libro chileno. Ese libro consolidó un espacio nacional donde se concentra un espíritu especial de la chilenidad. Alhué es un centro de un remolino de fantasía mestiza, un imaginario poderoso de la chilenidad, donde surgen grandes supersticiones de Chile. Alhué está ubicada en la Región Metropolitana, pero las montañas de la costa impiden su arribo directo. El otro día cuando viajamos a Alhué, primero debimos ir hacia la costa y en Melipilla volver a internarnos hacia el interior de la cordillera, lejos, donde el diablo perdió el poncho.
Alhué es un lugar aislado que habitaban mapuches cuyo Lonko era un señor llamado Ulbalgüe, cuando llegaron los huincas españoles y comenzaron a despojarlos de sus tierras. Pedro de Valdivia entrega en encomienda de Alhué a Inés de Suárez. Los cuentos mapuches dicen que el espíritu enojado de Alhué puede construir un fantasma que asalta a menudo a los malos hombres a quienes les perfora el corazón y les chupa la sangre de un modo invisible. (Cuento de un Alhué o una aparecido de Tomás Gutiérrez). Otro gran escritor chileno, Justo Abel Rosales, en su libro Los amores del diablo en Alhué de 1895, afirma que Alhué fue fundado por el Maligno. Y afirma que. “La comarca o lugar de Alhué es, en idioma indígena, el país del diablo, del demonio”. En la Biblioteca Nacional consta que en el tiempo de la colonia española un habitante de Alhué presentó una demanda contra alguien que había hecho un pacto con el diablo. La resfalosa de la señora Margot Loyola, también Premio Nacional, afirma que “Dicen que el diablo nació, entre Pichi y Talamí....”.
Ve usted, señor Presidente. Alhué es una poderosa construcción imaginaria, una mágica arquitectura literaria que arrastra capas de mitos, leyendas y supersticiones. Es nuestro Comala de la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo, un gran pueblo poblado de voces diezmadas, ecos, murmullos, fantasmas y sombras.
El asunto es que usted señor Presidente, ha decidido de modo inconsulto y en contra los alhuinos, construir una cárcel en Alhué. Su ministro de justicia, Felipe Bulnes, comunicó el viernes 10 de junio a los diputados del distrito 31, Denise Pascal y Cristián Letelier, además del Alcalde de Alhué, Yoonitt Sepúlveda, la decisión de su gobierno de construir y emplazar un recinto carcelario en la comuna de Alhué, la cual albergaría al menos 2 mil 400 reclusos. Debe usted saber Presidente, que Alhué tiene poco más de 4 mil habitantes. El proyecto penitenciario quedaría ubicado en Senda Alhué, a pocos metros de una escuela, y de la casa que fuera de Mateo Toro y Zambrano.
Lo peor es que su determinación de construir una cárcel fue tomada en el más absoluto secreto, de espaldas a la comunidad y de espaldas a su Alcalde y sus concejales. Es decir, es un atropello a la soberanía de Alhué. El Alcalde se ha puesto en actitud de combate, y ha dicho que si hay que tomarse Santiago, se tomarán Santiago.
Presidente: quisiera yo alertarlo del gran error que su gobierno está a punto de cometer. Su gobierno va a violar un potente territorio cultural de imaginación y poder del espíritu.
Le recomiendo que desista del proyecto de construir una mega cárcel en esas comarcas tradicionales.
Atentamente,
Omar Pérez Santiago
Autor de Nefilim en Alhué,
Mago Editores, 2011.
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