sábado, octubre 02, 2021

Irlandeses. Cómo acechan nuestros fracasos. Por Pérez Santiago

 


Off The Record, Revista de arte y cultura, Octubre, 2021                  

El 2022 se cumplen 100 años de la publicación del Ulises, la obra fragmentaria  de 800 páginas del escritor irlandés James Joyce, una bestia literaria.

Irlanda, una isla represiva, tiene  admirables escritores. James Joyce, Samuel Beckett o Jonathan Swift eran conocedores  y críticos de  la apatía o desidia de su pueblo.

Edna O´Brien, la  bestia literaria femenina o la enfant terrible de Irlanda, en 1960 publicó la novela, Las chicas del Campo, sobre las vidas interiores de dos jóvenes mujeres que viven asfixiadas o esclavizadas en la autoritaria Irlanda. Cuenta la leyenda que un cura  fanático quemó ejemplares  del libro en la puerta de la iglesia de San Cronan, en su aldea, Tuamgraney.

Los escritores, se dice, han jugado un rol de líderes o videntes, en un misterioso matrimonio con su pueblo. El vitalismo les proporciona identidad.

Con solo 5 millones de habitantes, 4 irlandeses han recibido el Premio Nobel de literatura:  Yeats (1923), Shaw (1925), Beckett (1969) y Heaney (1995).

Borges atribuía esto a que los irlandeses  fueron dominados por los ingleses y les  impusieron su lengua. El gaélico tendió a extinguirse. Los irlandeses manejan la lengua inglesa. Y sin embargo, se saben no-ingleses, es decir, no deben una lealtad especial a la tradición inglesa. Entonces, agrega Borges, los irlandeses pueden encarar  la literatura desde un punto de vista revolucionario. La lengua es la misma, aunque los irlandeses la usan de un modo totalmente distinta, con otra vitalidad.

Joyce publicó en 1914, un libro de 15 cuentos, Dublineses, historias críticas del apaciguamiento islandés. En el cuento, Una Nubecilla, un escritor irlandés de éxito en Europa, llamado Gallagher, se encuentra con un amigo, llamado Chandler, un anodino que jamás salió de Dublín. Es la risa que provoca el cosmopolita contra el provinciano.  Su mejor cuento es Los Muertos, una fiesta en un departamento de una familia burguesa de Dublín, una panorámica cínica, donde al final aparece la omnipresente muerte, la muerte de pie.

Dave Lordan (nacido en 1975) pertenece a una nueva ola de narradores irlandeses y su Primer libro de Fragmentos, ha sido traducido por el chileno Ulises Fairlie.

Los 16 cuentos cortos de Dave Lordan son algo Joycianos. 16 fragmentos no sentimentales, crónicas oscuras o devastadoras, que transmiten una sensación de motín artístico y político, donde las cosas se quiebran como un espejo roto de las complejidades de la cultura contemporánea: la muerte, el suicidio y la inseguridad.

Dave Lordan es un fiel admirador del escritor chileno Roberto Bolaño (nuestra bestia literaria). En el  libro fragmentario de 1119 páginas, 2666,    Bolaño explora el frenesí sádico en los cientos de asesinatos de mujeres en México.  

La cocaína del Dr. Essler  es un cuento de Lordan, un True Crime, basado en un hecho histórico real, un crimen de una mujer en un hotel en Irlanda,  en la década de 1930 que involucró a miembros del Partido Nazi irlandés. El crimen fue barrido bajo la alfombra. La muerte, como desde un abismo, movida por el viento, reaparece como un fantasma estremecido y se ponen de pie los viejos huesos. Es un estilo narrativo de representaciones  de la barbarie con elementos humorísticos imprevistos. Un lector  se estremece frente al lado oscuro de la existencia humana, mientras se ríe. La cara trágica y la cara cómica.

Es una literatura tan desesperada como divertida, que busca conjurar a los muertos y preservar su memoria en forma de un arte vivo. El abismo produce conmoción en la literatura.

En Irlanda, la puta isla conservadora,  la mayoría  abusada, frente al sadismo,  busca una forma de decir basta al mal.

Chile también es una isla represiva. Del mismo modo, a los chilenos  también nos acechan nuestros putos fracasos y nos llenamos de rabia e ira y al final y por desgracia, somos tan faltos de compasión o misericordia.

https://www.offtherecordonline.cl/PDF/Off_2021_10.pdf




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