domingo, noviembre 21, 2021

LAS RAZONES ESPIRITUALES. Se habla demasiado del resultado electoral desde las razones políticas y sociológicas. . Por Omar Pérez Santiago

 


DISTOPÍA CHILE: LA CRISIS CHILENA ES ESPIRITUAL

Se habla mucho del resultado electoral desde las razones políticas y sociológicas.
Pero, no se habla de las razones sicológicas y espirituales. Eso sería subversivo. Pues la crisis chilena es una crisis espiritual.
Hemos olvidado el espiritualismo de Gabriela Mistral, que no es solo el personaje del billete de 5 mil. Su Budismo. Su influencia de Tagore. Yoga. Hemos olvidado a la colonia tolstoyana orientalista de los escritores Augusto D´halmar, Fernando Santiván y Julio Ortíz de Zárate. Todo olvidado.
Se pudre el pensamiento olvidando a los pensadores, a los artistas y a los escritores. Olvidar. Olvidar todo y volver a empezar.
Chile vive una distopía. Una neurosis colectiva, resultado de una ansiedad surgida de una confusa realidad.
El sistema le dijo a la gente: “Aprovechen las oportunidades. Auto realícense. Moneticen su falso yo, exploten su imagen. ¡Llame ya!”
¡Hagan cositas con su ego!
Y así vivimos en un capitalismo emocional e infantilizado, al que debemos humillarnos y entregar nuestras habilidades, nuestro tiempo y emociones.
La Distopía Chile se sustenta en la desigualdad social. No existe la igualdad, sino una falsa meritocracia en la que suelen perder los mismos, la mayoría.
Nos dijeron:
chusma, alégrense porque ya no se mueren de hambre en las calles, chusma, alégrense porque ya no te van a buscar a tu casa para torturarte.
Esa cerrada coacción fue también una forma de silenciar las voces críticas. Un gran hermano te vigila.
La Distopía Narcisa la enfrentamos individualmente. Solos. Desencantados y resentidos.
Además, el aire puro escasea.
Y querían hacernos creer que Chile era lo mejor del mundo, un oasis.
¡A la mierda!
Nada encajaba.
Estábamos aislados a pesar que a los chilenos nos gusta socializar.
Quizá era más fácil ser feliz en el pueblo de Utqiaġvik, en Alaska, entre medio de glaciares y eternas noches, que en el Chile de ají y pimienta.
La gente se enfermó de estrés sicológico. Chile tiene una de las más altas tasas de suicidios. Lo mismo las tasas de alcoholismo, tabaquismo y sedentarismo obeso. Nuevos datos indican que hay 200 mil enfermos de soriasis nerviosa en Chile.
Pero, a nadie le importa la salud sicológica de los chilenos.
Y luego asoló la pandemia y morían más de 40 mil chilenos de coronavirus. No pudimos abrazarnos a causa de la parca. Perdimos maestros y amigos. El Memento Mori de Horacio, el poema que nos recuerda que somos mortales, y que en un momento, desde la casa nos llevarán al eterno exilio.
Y al desencanto y al resentimiento había que agregarle el miedo.
¿Cómo se enfrenta al desencanto, al resentimiento y al miedo?
¿Qué necesitamos?
Necesitamos sentido espiritual.
Primero, la nueva constitución deba comenzar con algo inmanente: “los chilenos tienen el mandato de vivir con Bondad, con Justicia, con Verdad y con Belleza”. Algo parecido al Sermón de la Montaña. Las Bienaventuranzas.
Necesitamos volver al hogar. Al Chile profundo. Armonizarnos. Distribuir la riqueza. Salir del individualismo. Somos criaturas sociales y necesitamos amigos y comunidades sólidas en las que podamos prosperar.
Y también necesitamos 4 cosas –lo dijo Marsilio Ficino, el médico de los Médicis:
Necesitamos buenos alimentos, buena música, paseos al aire libre y necesitamos buenos talismanes que nos conecten con las estrellas.
Dibujo: Athenea Llana

martes, noviembre 02, 2021

Si todo va tan bien ¿Por qué este dolor que siento? Por Omar Pérez Santiago. Revista Off The Record, noviembre 2021

 



1. Un gusano oculto en el cerebro de ciertos chilenos les inocula la droga de la indolencia. Les hace creer que no tienen culpa de nada de lo que ha pasado en Chile. Creen que lo hacen la raja y lo escriben en El Mercurio con la proverbial moralina de un rancio obispo vanidoso.

2. Cuentos felices. En un cuento de Chéjov, los veteranos se reúnen los jueves a jugar cartas; comen, beben y hablan con ironía. De todo. Religión, filosofía o de la importancia de la vida, con roma ironía. Y si hablan de campesinos o siervos de la gleba, también es con ironía.

3. En cambio, las constituyentes en sus discursos de apertura se emocionan, sin ironía, al decir,” soy profesora, como mi abuela, como mi madre”; “soy mapuche”; “vengo de la pampa…”

Traen un dolor al edificio del congreso, el dolor y el orgullo de su familia o de su tribu.

4. El dolor unido al orgullo genera un estremecimiento inusitado en un alma femenina. Eso se llama nobleza, hidalguía.

“Si es tan fácil, ¿por qué duele así por dentro?”, (Así dice la canción Si Está Bien, de Los Planetas).

 5. Miguel Vera Cifras ha dicho algo profundo y cierto: Los chilenos no avanzamos con proyectos o con verdades ya armadas, o viejas teleologías políticas. Chile avanza, dice Vera Cifras, con contracciones y espasmos. Hay mucha subjetividad en el ambiente.

6. En pocas palabras, pero con frases intensas, Vera Cifras describe nuestra actual y tremenda dinámica atmósfera social y espiritual. Avanzamos con espasmos y contracciones de un parto, de un alumbramiento. Sin utopías.

7. Las utopías abruman desde el siglo XX: totalitarismos, fascismo, comunismo, bombas atómicas, genocidios, Gulag. El dogma de la utopía neoliberal y la violencia pinochetista: seríamos felices si tan sólo se compra y se vende libremente, o se roba o estafa libremente.

8. El gran poeta Octavio Paz dijo que los mexicanos eran melancólicos, una solitaria melancolía que sonríe y calla. Le comenté a mi hija de 19 años que a mí me parecía que los chilenos somos tristes. Y mi Antonia me dijo: los chilenos somos resentidos.

9. El resentimiento o la amargura parece ser el ingrediente básico de la subjetividad actual y el más siniestro de los múltiples demonios que anidan en nosotros, los chilenos.

“Siento que todo lo malo me pasa a mí”

 10. Estábamos dañados antes de Estallido Social. Desastre climático, agotamiento del agua, desigualdad, oligopolios corporativos, precarización laboral. Vulnerabilidad de las mujeres. Viejos sin pensiones. Jóvenes sin meritocracia. Desencanto, pesimismo existencial.

11. Pero un día, hace dos años, fuimos millones, y afloramos como un río subterráneo.

Y otro día, hace un año, fuimos millones a votar por el apruebo de la convención constituyente.

Ha sido un sueño sencillo.

 12. O quizá parece sencillo al contarlo así, como ahora lo cuento. Como si fuese una épica de ficción literaria o un programa narrativo.

Para culturas enteras como para los individuos, las historias son importantes. Son estas historias las que nos guían a través del tiempo.

 13. La constituyente es una leve esperanza, la luz de una vela que a veces parpadea. A veces tirita.

Tomará tiempo. Sí.

Querrán destruirla. Sí.

Se cometerán errores. Sí.

Es un cirio algo piñufla, Sí.

Pero ahora nos ilumina un camino.

“¿Voy a permitir que todo lo bueno vuelva a mí?” (Superlitio, Viernes otra vez).

 14. Finalmente: Dejemos ya de sicopatearnos en nuestro constreñido sistema de reglas de vida. Alejémonos de la patriotería ombliguista, la miedosa cavilación irónica o insular del provincialismo. En nuestro campo visual también hay miradas y visiones más allá de las fronteras.


Revista Off The Record, noviembre 2021

Escenas de la vida posmoderna: intelectuales, arte y videocultura en la Argentina de Beatriz Sarlo

Hace treinta años, el diario La Época de Chile publicó mi reseña del importante libro de Beatriz Sarlo, "Escenas de la vida posmodern...