Cuento de la Piedad
Pérez-Santiago
“No debía
hacer nada de mal gusto,
advirtió al
anciano Eguchi la mujer de la posada.
No debía
poner el dedo en la boca de la muchacha dormida
ni intentar
nada parecido.”
El Palacio de las
Bellas Durmientes
Por Yasunari Kawabata
EL
NUEVO COMIENZO ES ETERNO.
Era inevitable que Lou se convirtiera
en gobernante. Por cábala.
Y por que era acogedora y generosa,
tal como el pueblo lo anhelaba.
La Gobernante cometió el primer error
al elegir a sus secretarias.
Eran todas militantes de la Secta de
las Puritanas, hembras y muy féminas que, como Lou, habían sufrido mucho.
Amaban el sacrifico, valoraban el
pasado de dolor y sufrimiento y no perdonaban a aquellos que fueron débiles
cuando gobernó la temible Yacuza Austral.
El primer error que cometió Lou, fue
que sus secretarias eran las más fieles, pero no las más capaces.
Las eligió dentro de la secta de Las Puritanas o Monjas Laicus, también llamada
Corriente fría o Las Rígidas que hacían
hincapié en la pureza moral y en su tarea mesiánica y su admiración a los
santos. Valoraban el testimonio, la lealtad de secta, despreciaban la traición
y la duda, la frivolidad y la falta de compromiso.
Blindaron a Lou. Sólo ellas se podían acercar a Lou.
Las secretarias le impusieron un
hábito de seguridad, se sentían protegidas por el silencio de la noche. No le
gustaban las sorpresas.
Así, Lou empezó a gobernar por las
noches.
Era obvio que la secta de las
puritanas había sido una creación de la Ley Péndulo, una reacción al terror que
dominó ese pueblo. El Péndulo osciló del terror a la extrema defensa hermética.
Si uno conoce la historia de Lou, es
fácil entender esa actitud defensiva.
EL HECHIZO ROJO
Quizás
la historia debe comenzar aquel día en que Lou tiene dieciocho años, está
vendada bajo una acacia y se retracta asustada, nerviosilla ante cualquier
ruido. Ella es un vidrio frágil, un miedo, una fatiga sorprendente y
central, aspirante y mortal.
Lou
está bajo el árbol y sabe que él asesino
vendrá a
buscarla para torturarla, convertirla en un flujo de sangre y matarla.
A
alguna hora sintió un penetrante olor a acelga
De
pronto, cantó un ruiseñor.
BESTIA DE SANGRE
La
Yacuza Austral había raptado a Lou y a su madre de su hogar a mitad de la
noche.
Les
vendaron la vista y en el carromato ella sintió que los yacuzas tenían un raro
olor a acelga.
El carruaje tirado por cuatro caballos
atravesó un bosque nubloso. Luego de un largo viaje, el carromato cruzó un
pantano. La carroza golpeaba contra unos juncos. El carro se plantó frente a un portón de
hierro colado que se abre crujiente y se ve la sombra de una mansión colonial.
Antes de poder reconocer a los
individuos que la habían sacado del carro, éstos les dieron patadas en el
cuerpo. A cada puntapié en el estómago Lou notaba como no podía respirar. A
cada patada en la cabeza su vista se nublaba, y la sangre se pegaba en sus
botas y se confundía con las nuevas heridas. Le dieron una patada en la
entrepierna, y su cuerpo se estremece de ardor.
La incorporaron, y ella, confundida
sobre lo que pasaba, no se enteró de mucho pues veía nublado.
A
su madre se la llevaron.
A Lou la pusieron debajo de un árbol y
la ataron.
No sabe cuanto pasó.
Primero, lo sabía, intentaban liquidar a la madre.
Era monstruoso.
También trafican bebés. El Yacuza inventó un departamento del reaseguro y de
chantaje, y el descubrimiento de
secretos familiares. Todos tienen secretos. Propugnó lazos de consanguinidad
entre sus hombres, casaba a unos con los hijas de los otros. Gobierna los
lupanares del pueblo y una de sus tareas más claves de su poder, es organizarle
las orgías al Dictador.
Había llegado un momento en que el
yacuza no podía soportar el hecho de que la muchacha hablara. Si ella hablaba
el poder se desvanecería.
EL
PANTANO DE LAS ALMAS PERDIDAS
La desamarraron y la llevaron a una
pieza oscura. Con toda la posible maldad y vísceras, con mucha sangre que
corría en una galera.
Entonces apareció la bestia que mal
respiraba, un maligno hombre de cejas espesas, especialista en descuartizar
chicas guapas y una risa atravesada, como de hiena.
Era el momento de hacer sufrir a Lou.
El sabía que ella estaba horrorizada.
Nadie podría salvarla ahora. El ambiente turbio, oscuro, cruel y ominoso la
tenía débil.
-Mi madre.., ¿dónde está mi madre?,
preguntó
-¿Tu madre?, ¿quieres ver lo que hemos
hecho con tu madre? …
-Díganme...
-No te dará gusto saber lo que hemos
hecho con tu madre, unos perros se han
comido a tu madre….
El jefe yakuza le quitó la venda.
-Hola, le dijo
Lou lo reconoció de inmediato. Era su
tío, el primo y camarada, compañero de armas,
de su padre.
-Es macabro que el Mal proceda de la
misma familia, pensó Lou.
UNA
MUJER DE LA FAMILIA GOBERNARÁ
Su tío y su padre fueron muy unidos
desde pequeños y ambos se sentían destinados a grandes cosas. Por tradición, en
esa familia se practicaba las ciencias ocultas, el iluminismo rosacruciano, la
filosofía mágica neoplatónica egipcia de Hermes, las letras del alfabeto con
sentido del Doctor Illuminatus, de Raimundo Lulio, De oculta philosophia de
Agrippa, la cabalística de Dee, la mnemónica mágica de Giordano Bruno, el
carácter premonitorio de la runas nórdicas y el conocimiento hierbatero de las
meicas mapuches.
Premonitoria fue una vieja leyenda
familiar auguraba que una mujer de la familia, llegaría a gobernar, la primera
mujer que gobernaría el reino. Era el destino familiar – una cábala.
LA
MENGUADA DESAPARICIÓN DE SU HIJA
-Qué linda es tu hija, le dijo el
yacuza a su padre, cuando nació Lou. Esos dos jóvenes eran dos espíritus, dos
fuerzas espirituales gemelas, metidos en la misma rueda en el destino.
La historia del tío era trágica y
traumática: su hija se quemó accidentalmente. Hubo un incendio y su hija quedó
atrapada en las llamas. Así fue como enloqueció poco a poco. Aparecieron sus
horrores tanáticos, delirios de persecución y vivió en una atmósfera malsana,
cruda, inquietante y asfixiante. Un turbado hombre sin hijos, que añora su hija
muerta.
El tío desarrolló una euforia, un brío
de fondo melancólico. Genio trágico e infeliz, en su frustrante tristeza,
cuando se enciende y brilla, el humor melancholicus le genera un frenesí, un
frenesí de tal potencia que atrae ciertos demonios, por cuya presencia y
actividad el yacuza cae en éxtasis. Esos demonios le enseñan secretos de las
cosas divinas.
HAY
TANTA SANGRE EN EL PISO
El hedor que se respiraba en la habitación era insoportable
-Tranquilízate, soy yo, ¿no me
recuerdas?,-dijo el tío Yacuza en tono cínicamente amistoso- no creo que haya
pasado tanto tiempo para olvidarte de mi.
Mientras se acarició su frondosa ceja
izquierda con la mano agregó con su voz abotagada:
- Chica, mas vale que
sepas aguantar el dolor.
-Es macabro –volvió a pensar Lou al
ver su tío- es macabro que el Mal proceda de la misma familia.
El
día del bautismo de Lou se produjo una luminosidad sobrenatural en el pueblo y
una gran luz la rodeó, mientras la niña esbozaba una hermosa sonrisa.
Y,
al mirarla, el tío ya supo, lo intuyó,
que esa niña, esa hermosa niña, era
un diamante –que no era suyo- una prenda
simbólica, parte de la cadena de regeneración de una casta poderosa.
Salió
del bautizo podrido de envidia, quizás; ahogado de celos, quizás y,
profundamente resentido.
Se
había convertido en un maligno. Es el mal el que moverá su vida. Su vida se
convierte en un himno a los poderes del mal.
Disociado,
infeliz y odioso, no necesariamente con control consciente, como un delirio
intermitente, dedicaría su vida a vivir por ese ideal, por ese ideal irreal,
fantástico, ficticio. Esta fe le dio una superioridad ética, estaba actuando en
nombre de una gran ideal, en un mundo donde
la gente normalmente actúa por intereses.
DE OBSCURORUM VIRORUM
El
resentido construyó, al comienzo sin saberlo ni el mismo, la secta de obscurorum virorum a través de
largos años y en silencio. En base a la lealtad
mafiosa construyó un clan cerrado, de lealtad y fidelidad con otros
hombres oscuros. Otro de los símbolos que los hermanaba era un tatuaje en el pecho, con un puño
cerrado.
No
se enfrentó a los poderosos de modo directo, actuó desde la trastienda. La Yakuza
Austral era silenciosa y clandestina. Oculto.
Así
ganó influencia mortal. Llegó un momento en que se instauró un régimen muy
dictatorial en aquel reino. El Yakuza fue llamado a mantener el orden. Se
convirtió el jefe de la policia secreta. La nueva situación aportó la cara
legal a su organización y le dio a la Yakuza Austral la posibilidad de cumplir
con uno de sus grandes sueños: manipular a los que mandan.
El
día que asumió ese rol, bebió el trago de acelga con el que se sellan los
acuerdos de honor.
Tomó
desayuno todas las mañanas con su Señor. Y manejó la prostitución, el tráfico
de drogas, los juegos de azar, el submundo y los aprietes. Armó un imperio de
compañías entrelazadas. Las reuniones de
la organización tenían un estilo gourmet y un curioso glamour
pendenciero, como en las finas mafias, y donde era infaltable el jugo de
acelga.
Primero
hubo que deshacerse de algunos traidores. El Yacuza invitaba a la mesa a los insidiosos, y luego cuando
estaban satisfechos, y cuando se estaban riendo de sus chistes gruesos, les
rompía el cráneo.
Y así llegó su momento más esperado:
reventar a Lou. Nunca quedó muy claro por que, pero eso le daba una ciega
vitalidad y una gran fuerza. Una emoción
reprimida que buscó una salida a través de la crueldad desviada y el horror.
EL
HOMBRE DE LA MÁSCARA DE MEDIA LUNA
Primero eliminó al padre de Lou, a
quien Lou ya no verá más en vida y ya no podrá tomar jamás de la mano. El Yacuza
lo mantuvo colgado durante días, en el basuril paranormal y de sobresaltos.
-Qué linda es tu hija, le dijo.
Entonces, el padre de Lou se desangró
en un cuartel de la bestia.
Al morir, su mujer vagó por el pueblo
con el cadáver de su marido.
No encontró piedad. Llegó con el
cadáver hasta las puertas de la vieja Logia, de la cual él habia sido siempre
parte.
Nadie abrió.
MUCHACHA
VIRGEN
La sangre se encontraba decorando las paredes de
aquel apestoso lugar, y en el centro, el cuerpo de un desdichado adolescente.
Junto a él se encontraba su agresor.
-¿La conoces? , preguntó el verdugo apuntando a Lou.
-No.
El verdugo agarró un martillo, lo levantó al aire y
le asestó un terrible mandoble en la boca. La sangre estalló en su boca. Los
dientes y labios estaban partidos. Las encías desgarradas. El desafortunado
emitió un alarido de dolor que no estremeció a su verdugo.
Tras el
grito de dolor, hizo callar a su corderito, y para que dejara de moverse optó
por clavar una de sus extremidades a la mesa donde yacía desdentado y
sanguinolento.
Comentó
en tono jocoso:
-Es ahora cuando comienza el auténtico juego. Te voy
a dar una lección de anatomía.
Abrió un cajón de la mesa y sacó su más
preciada reliquia. Se agachó para coger
un enchufe y lo conectó.
-Ahora, ¿la conoces?, preguntó.
El joven
torturado estaba ya al borde de la inconsciencia y de manera involuntaria, a
consecuencia del dolor y del pánico, se hizo sus heces encima, detalle que no
resultó grato para el verdugo. Como una
exhalación, bajó los pantalones y agarró los excrementos para conducirlos hacia
la deformada boca de la víctima. Los introdujo dentro, con el fin de
facilitarle la digestión. Fue algo brutal.
En su
cara se veía una macabra expresión de placer, no cabía en si de gozo, parecía
un niño con un juguete nuevo.
-¿La conoces?
Al agitar las piernas por el dolor le
llama la atención sus dedos gordos de los pies. El fetichista coge unas tenazas
y le corta el dedo gordo del pié derecho.
El Yacuza se dirigió a ella, lascivo:
-Siento tener que preguntarte –espetó-
pero, ¿eres virgen?
No hay un torturador que no sea
erotómano, calenturiento y seminal.
BESTIA TRIUNFANTE
La tiran a un cuarto oscuro y sucio donde hay un
vomitivo tufo a pies. Lou cae sobre unos cuerpos femeninos. Lo que
quedaba de estas mujeres eran angustiosos y estremecedores rostros, y quien
sabe que había sucedido con sus esculturales cuerpos. Su bocas era una pasta mezcla de sangre coagulada y vómitos.
Lou escucha quejidos y llantos ahogados.
Trata de calmar sus dolores cuando por
una rendija ve, en medio de la noche a un recluta delgado que se levanta y
llama a un gordo de metro noventa. Después de coger una lona se dirigen hacia la litera de una torre y sacan al mismo joven. En un
instante, mientras uno le amordaza, el otro le ata de pies y manos y le
envuelve en la lona. Lo cogen entre los dos y lo tiran hacia abajo, la altura
que hay desde la torre hasta el suelo
adoquinado no es muy grande pero al caer se oye el crujir de los huesos del brazo
izquierdo al partirse. Bajan las escaleras descojonándose y lo recogen del
suelo, Con cada movimiento se oye un quejido que es respondido de vez en cuando
con una patada en la cabeza o en el brazo que cuelga. Cuando asoma su cara de
la lona no pueden resistir la tentación y se dedican darle puñetazos. Su cara
es una de plasta deforme y sangrienta, deciden llevárselo a un calabozo.
LA MÁSCARA RÍE
De pronto irrumpen en el calabozo. Se la llevaron a
la pieza del flagelo. Esta vez, tenían a una muchacha adolescente amarrada,
desnuda y con las extremidades abiertas.
-¿La conoces?, le preguntó el atormentador apuntando
a Lou.
-No.
-¿No?
El sicario se agachó y cogió una rata común, de las
que se encuentran por la calle. La rata
chilló hambrienta.
-Y ahora, ¿la conoces?
La chica gritó.
La rata
se introdujo entre los labios vaginales clavando sus afiladas uñas. Cuando aun
tenía la cola fuera empezó a manar sangre. Finalmente se metió del todo.
Devoraba todo lo que encontraba a su paso. No sólo se conformó con los
genitales si no que también ingirió parte de las paredes de su útero. El pubis
parecía una fuente de vino tinto. La joven se retorcía de dolor.
-¿La conoces, verdad?
La muchacha ya no sabía
donde estaba. Tampoco tenía control sobre su cuerpo.
Ya daba igual que cruzara las piernas, lo único que
se movía eran los extremos de los huesos que quedaban ahora al descubierto y
que eran totalmente inútiles. Eran como dos colgajos rojos y negruzcos
brillantes con un hueso sanguinolento en su centro. Los dos trozos de hueso
iban de un lado a otro intentando mover las piernas que ya no poseía la
muchacha.
Lou no podía creer lo que veía, algo tan demencial y
lisérgico.
Cerró los ojos, apretó
los puños y comenzó todo. Ella se comenzó a transformar. Ya nunca más sería la
misma.
UNA
MARIPOSA SE QUEMA EN UNA LLAMA
El Yacuza tenía ahora el deber de
asesinarla.
El cielo se oscurece, el pelo rubio de
Lou brilla, la lozanía juvenil femenina, sus suntuosos ojos azules, sus labios
perfectos, como si recién saliera de un salón de belleza.
-Es culpa de tu padre que tú seas la
víctima, trata de vociferar y darse aliento el yacuza.
-Eh, -dice ella sorprendentemente
sólida- ¿No fuiste tú quien mató a mi padre, a mi madre y a mi novio?
La respuesta de la muchacha lo
descolocó. El bastardo cruel actúa equívoco. Sintió una rara sensación de haber
vivido esta escena. La sola respuesta, la sola voz de la muchacha desnuda y
maltratada generó un cambio sicológico en un ser depravado.
Estira un dedo con la intención de
rozar con la yema de los dedos el delicado pezón de la bellísima Lou.
-Todas en tu familia tienen las tetas
grandes, dice.
El yacuza comete un nuevo error: roza
un collar anting, un talismán familiar, que estaba posado entre sus senos. El
deseo de un hombre mayor por una chica menor, la paidofilia, se convierte en su
trampa, un callejón sin salida.
Era obvio que la atracción por la
joven encubría el deseo por su propia hija muerta tempranamente. Por primera
vez, frente al delito incestuoso, siente
pavor.
Aquellos segundos del cara a cara,
frente esa hipnótica belleza, le
provocaron inestabilidad al asesino. Se
confunde en él una calentura irresistible con una pasión de veneración. El percibe en ella la fuerza natural de una
diosa virgen arcaica. Se descoloca. El violador se convierte en su fiel
adorador, lleno de melancolía, lleno de remordimiento y de angustia.
-Eres un repugnante, le dijo Lou.
Cuando tocó el talismán sagrado,
súbitamente, algo aparece a ras del suelo, pasando junto al yacuza.
El maloso pone expresión de pavor.
Más que
tristeza o soledad, lo que le atenazaba era la desolación de la derrota. Y
ahora se transformó en piedad y ternura hacia la muchacha que despedía la
fragancia del calor juvenil. Quizás únicamente con objeto de rechazar una fría
sensación de culpa, el yacuza creyó sentir música en el cuerpo de la muchacha.
Era la música del amor.
Algo horrible y repugnante lo ha
poseído y corrompe su fuerza vital de manera rápida e inexorable, hasta que cae
al suelo.
Su deseo sexual reprimido lo cambió,
se comienza a convertir en piedra inerte.
-Todo le he hecho por ti, he sido un
servidor tuyo.
Así, en ese poso emocional, comenzó a
perder el duelo ante Lou.
El
matador sexualmente obseso se va acurrucando, termina en una posición fetal,
junto a la adolescente femenina.
Algo
musitaba.
La
muchacha se acercó para escucharle.
El
yacuza estaba orando.
-Me
es más valioso morir, que vivir...
El yacuza no es más que producto de la
pesadillas que provocan el miedo y la superstición, producto de un desgraciado
sueño turbulento. Enfrenta la mezquindad, la bajeza y la obsesión de su vida y
la repudia.
Tiene una revolución moral.
Se agota en presencia de su sueño,
pero parecía que sentía tanta dulzura en ello, que lo prefería a seguir vivo en
su ausencia.
MARTIRIO
DEL ODIO PROFANO
A mediodía Lou sintió de nuevo un olor
a acelga. Un soldado le dijo de improviso que la soltarían.
-¿Qué le falta? preguntó.
-Mi collar, dijo Lou.
De pronto comenzó a sollozar, “mi
collar, quiero mi collar, quiero mi collar.”
El soldado no supo como reaccionar.
La liberan y Lou abandonaría la comarca y marcharía a la
montaña. La leyenda indica que su soledad fue acompañada durante largos
años por un águila altiva y una
serpiente sabia.
AMORUM
EMBLEMATA
El Yacuza derrotado se fue al burdel
con cabareteras, seductores señuelos, que se desnudaban en forma descarada.
En medio del pantano quedaron las
celdas de torturas, con seres arrastrándose como gusanos, seres a los que se le
has abierto el estómago, muertos vivientes con la piel rasgada y sus órganos
palpitando. Esa noche son lanzados al pantano. La casona arderá toda la noche
En el cabaret el Yacuza amanece abrazado por dos putas
caras y borrachas.
Todo ha terminado para él. Es un viejo
patético que se ha convertido en una miserable momia seca, una basura
libidinosa.
Se convierte en un esqueleto y pronto
será reducido a cenizas que se comienza a llevar un viento que ingresa al
amanecer.
MUERTOS
VIVIENTES DEL SANTO PANTANO
Con el tiempo el lugar en el pantano
se secará y todo parecerá olvidado.
Un día un campesino y su mujer
construyeron su hogar en los alrededores. Por la noche no podían dormir.
Escuchan voces, gritos y ven fantasmas. El campesino y su mujer abandonan el
lugar espantados.
Pasarían otros años
El lugar se comienza a llenar de
animitas, de cruces y efigies y vírgenes talladas en madera azul. El pantano se
convertirá poco a poco en un lugar sagrado.
Un artista que pasó por allí sugirió
crear allí un parque. De ese modo, se buscó calmar a los fantasmas y espectros de
ese espacio.
Con el tiempo, el lugar se convertiría
también en un lugar de peregrinación y con ello, en un famoso lugar turístico,
llamado El Santo Pantano.
Parecía que todo estaba olvidado.
Sólo el gran árbol es el testigo de lo
que pasó allí.
DONDE
TE MUERAS MORIRÉ
Muchos, muchos años después canta un
ruiseñor en el Pantano.
Una señora canosa de amplia faz
maternal aparece en el reino.
Lou retorna, un retorno sentido,
anhelado.
Las mujeres la ven ingresar al pueblo
y se deslumbran a su paso.
-Ave, grita una señora.
-Ave, gritan muchas mujeres.
-¡Cómo ha sufrido! Dice otra.
-Qué blanca está, parece una virgen.
Fue ella ahora que sintió esa extraña
sensación del dejá vu.
“Sin duda he vivido demasiado tiempo
en las montañas, he escuchado demasiado a los arroyos y a los árboles”
LA
ÉPOCA DE LAS PURITANAS
Así fue como, inevitablemente, Lou se
convirtió en gobernante. Aunque era acogedora, tal como el pueblo lo deseaba, Lou
empezó a gobernar por las noches. El pueblo no entendía que ella lo hacía por
un hábito de seguridad, se sentía protegida por el silencio de la noche. No le
gustaban las sorpresas. Una corriente se alistó inmediatamente tras la
gobernancia. La Secta de las Puritanas, hembras que, como ella, habían sufrido
mucho. Amaban el sacrifico, valoraban el pasado de dolor y sufrimiento y no
perdonaban a aquellos que fueron débiles cuando gobernó el Yacuza Era la secta
de las monjas laicus o Corriente fría
Las puritanas hicieron hincapié en la
pureza moral y en su tarea mesiánica y su admiración a los santos. Valoraban el
testimonio, la lealtad de secta, despreciaban la traición y la duda, la
frivolidad y la falta de compromiso.
Era obvio que la secta de las
puritanas había sido una creación del péndulo.
Simples ciudadanas golpeadas, no
conocían el arte del mando, no estuvieron a la altura y cometieron, por eso mismo, muchos errores y
la gente comenzará a dudar. Era inevitable que el péndulo cayera.
FÉMINA
OCULTA
Pero la oscilación del Péndulo se centraría poco a poco. Y así
apareció a la luz la Secta Fémina Oculta, una corriente subterránea que se
habían mantenido en silencio, que trabajaban en silencio, y que mantenía una
relación profunda con los astros, con la magia, la intuición y con la cábala.
Eruditas, conocedoras de la más refinada tradición mágica y la sustancia del mundo, disciernen por sí, aconsejan
libremente. No eran amables; pero tratan a toda la gente
imparcialmente.
Así Lou eligió a sus nuevas
secretarias dentro de la Secta femenina
Oculta. Estas secretarias disciernen y actúan rápidamente, por una absoluta
necesidad de asegurarse, ejecutando todas las medidas desagradables de una sola
vez. Estas Ministras incorporaron a la Gobernancia la voluntad de crear el respeto y el temor en
sus adversarios. No tenían temor de gobernar, pues para eso fueron formadas.
Comprenden el pasado, pero gobiernan el presente. Cautas, pero atentas.
De pronto, Lou ya no sólo sería amada,
ahora también sería temida. Y así lograría mantener unidos a sus súbditos.
La secta de la Fémina Oculta sería la
mejor aliada de Lou. Y eso el pueblo y también los patricios se lo agradecieron,
como si fuera un triunfo de ellos. El reino se iluminó y Lou permaneció
tranquila hasta su vejez.