viernes, marzo 28, 2025

El asesino de Olof Palme en Valparaíso. Por Omar Pérez Santiago. Ilustrado por Luis Martínez Solorza

 UNO



Suecia fue un país neutral y pacífico. Pero hoy el gobierno sueco distribuye el folleto Om Kriget kommer, si la guerra viene.


Creo que el momento preciso en que empezó la decadencia sueca fue en 1986. Ese año, un bastardo indigno de ser humano asesinó a Olof Palme, el primer ministro más carismático de la historia de Suecia. Ese día, yo, exiliado chileno de la Generación Boomer,  lloré, como si volviese a morir el compañero Salvador Allende.  Fue el sueño roto más triste de mi exilio en Suecia.  

Hoy en Chile, en este fin del mundo, viven en paz unos jubilados inmigrantes suecos. Gozan del sol y de las playas. Leen novelas policiales suecas y comen kanelbullar. Comen pastelitos de canela como los conejos comen zanahorias. Son el Club de la Canela. Una vez al año, para mantener sus santas tradiciones, se visten con sotanas blancas y le cantan a Sankta Lucia, O helga natt.

Y por otro lado, vivimos Los Justicieros Fracasados, los JotaEfe. El escritor Stieg Larsson de la Trilogía Millenium, un ser de anclaje, en Estocolmo me dijo un día:

—Formemos una cofradía secreta de justicieros criminológicos para buscar al asesino de Olof Palme. No creemos en la fucking policía sueca.
—Cuenta conmigo, le respondí.

Los Justicieros emocionales queríamos ser relevantes en la historia.

En los Justicieros Nórdicos estaba también el cineasta chileno Rodrigo Goncalves, editor de esta revista, Off The Record. Rodrigo vivió en Suecia y tiene una hija sueca.

Pero en 2004 murió Stieg Larsson. Iba subiendo las escaleras y le dio un ataque cardiovascular. Mala raja. Entonces Los Justicieros quedamos atrapados en un bucle del tiempo. Una especie de bloqueo o burnout. Y el maldito asesino sigue vivo.  

Felizmente, un detective privado, hijo de chilenos-suecos, sintió el llamado divino, salió de su zona de confort multicultural y con ganas de triunfar dijo: 

—Quiero encontrar al hijo de perra.
—Sé persistente, no como nosotros, le dije melancólico.

Rodrigo Goncalves recién me dijo:

—Desclasifica todo, por favor. Escribe sobre lo que está pasando en Valparaíso.
—Ok, le dije.


EL CAMINO DEL HEROE DE POR SÍ ES TRISTE

El detective privado se hace llamar M.B. o eMeBe, un homenaje literario a Mikael Blomkvist, el investigador en la saga Millenium de Stieg Larsson.

Camina por una calle de Valparaíso vestido con moderno traje y chaleco. Entra a una galería de arte. En la puerta hay un bandera Sueca y abajo un letrero que dice:

DOOTY LONKO-ANDERSSON
Artista publicitaria experta en Lo Nórdico.
Da conferencia sobre Suecos Modernos

Dooty parece una vedette con su exótico vestido tan ajustado que casi se le salían las costuras. Dooty es una fusión de latinidad nórdica. Su padre chileno era admirador de Madonna. Su madre sueca la educó en la luterana moral del feminismo nórdico, estilo Pippi Långstrump. Le gustaba bañarse en el frio mar Báltico, así conserva su figura de hermosura.

El detective eMeBe adora a Dooty, su amada. La besó y le acarició su culo.

Dooty empezó a dar su conferencia sobre Lo Nórdico a un público de jóvenes de Valparaíso.

Dooty es enérgica y rápida. Voz de soprano, cálida y clara, como si un rayo de sol hubiese entrado por la ventana. Procaz al hablar, sus dedos se movían como si tocara el piano en el aire:

“Lo neo nórdico creó una era de ají putamadre. Cojonudo amor a la naturaleza, a la igualdad, la paz y el bienestar. Instituciones inclusivas. Cojonudo amor al diseño funcional.  Cojonuda era visual. Como las actrices Ingrid Bergman, Anita Ekberg y Harriet Andersson en Un verano con Monika del cineasta Ingmar Bergman”.

Dooty apunta a la muralla donde hay fotos de ilustres suecos. Un Panteón de eminencias: ABBA, Olof Palme, Ingrid Bergman, Anita Ekberg, Greta Garbo, Ingmar Bergman, Stieg Larsson, Max Von Sydow, Björn Borg.

“Olof Palme expresó la sensibilidad de época. Marchó contra la guerra y por la paz. Era flexible e inteligente. Hablaba español, alemán, francés e inglés coloquial y matizado. De vida simple y audacia apropiada. Caminaba mucho, como los que piensan mucho. Usaba corbata oscura y delgada. Como Los Beatles. Como las vanguardias. Como los franceses de la nouvelle vague. Como Godard o Truffaut. Como el compañero Salvador Allende. Vanguardias de los 60 contra la guerra.”

De pronto sonó un disparo.

¡Blaaam!

La bala entró desde la ventana al corazón de Dooty.

La bella Dooty se afirmó en una foto de Olof Palme que se raja de arriba a abajo. Tambalea. El detective la coge.

Ella balbucea algo que no se entiende. Buble, buble.

Así muere la belleza de la Generación Z.

Se escuchan pasos veloces que huyen afuera.

El detective rabioso manchado con sangre de su novia, saca su pistola. Corre tras una sombra que se esconde en las calles de Valparaíso.

Se siente un samurái, un Rōnin, un avenger vikingo.

La sombra asesina desaparece como un animal misterioso.

Al final, el detective lo pierde, exhausto y colérico.

Llueve. Los goterones suenan en las latas de los techos.

Plinking, plinking.

Entró a un bar. Se apoyó en la barra. Llora.

En una esquina oscura hay un hombre bizco, 73 o 75 años, con cara borrosa como se ven los rostros en las pesadillas. Tiene una gorra de milico sueco.
El barman es clásico: chaleco gilet negro, camisa blanca, humita y bigote. La cara más aburrida del mundo. El detective le dice

—El asesino de Olof Palme está en Valparaíso.
—¿Y quién es Olof Palme?
—¿No sabes quién es Olof Palme?
—No. Yo soy nada más un barman…
—El primer ministro de Suecia. Lo mataron cuando yo vivía allá.
—¿Tú estabas allí?
—Yo tenía 10 años cuando mataron a Olof Palme. Mi papa era un exiliado y lloró. 
 
Hace un silencio y grita:

—¡A Olof Palme lo asesinó un chileno!

Su voz retumbó en el bar

—No grite, señor, que parece loquito.
—¿Crees que estoy loco? ¿eh?
—Hay gente que se obsesiona con conspiraciones…
—No estoy loco…El asesino de Palme ahora mató a mi novia.

El hombre turnio de la esquina se levantó. Es tan feo como si llevara el invierno en el alma. Se acercó y le susurró al oído, como un bufido de serpiente.

—¿Gorrión Rojo?
—¿Qué?

Se acercó más.

— Gorrión Rojo. Es la contraseña
—¿Contraseña?
—Yo también estuve en Estocolmo la noche que mataron a Palme.
—¿Tú?
—Todo ser humano tiene algo que contar, ¿no? Trabajé en Suecia.
—¿En qué?
—Trabajo sucio en la embajada chilena de la calle Drottninggatan. Yo sé quién mató a Olof Palme.

El feo hace un silencio y una mueca con su grueso labio.

—El que mató a Olof Palme fue...

Entonces, se escuchó un disparo por la ventana.

Una bala le cruzó la cabeza del hombre feo y le salió por su ojo bizco.

Cayó sobre el mesón.

Gotas de sangre saltaron sobre el rostro del detective.

Afuera el sonido de un auto que arranca.

—¿Quién mato a Palme?
—Fue...

La sangre le saltó por la boca. Y el hombre feo murió.

El detective eMeBe salió a la puerta manchado de sangre.

Agachó la cabeza con ira o como si fuese a rezar.  

Un relámpago iluminó Valparaíso, una ciudad que parece que va a derrumbarse.

Vencido se consume interiormente, como una vela que se derrite ante el fuego.

—Un francotirador me sigue: un asesino serial.

El detective sintió un dolor en el diafragma, como un trasfondo de profundo rencor.

DOS


¡Bzzz, Zas, Zum,  Pataplúm, Bum!

Así suenan los fantásticos fuegos artificiales de año nuevo en la bahía de Valparaíso, espectáculo que cientos de chilenos y turistas admiran y disfrutan desde la playa.

Con toda esa vistosa parafernalia llega el año 2025.

Con sus ojos azul pardo de Greta Garbo, la sueca Anna Ersdotter ve el asombroso entretenimiento frente al mar con un grupo de bulliciosos y alegres amigos. Es la presidente del centro Sueco- Chileno de cultura de Valparaíso, Svensk-Chilenska KulturCentrum. Anna había llegado a Chile por esos caminos misteriosos que tiene el destino: un gran amor.

Estaba junto a su hermana Petra que vino desde Suecia a pasar las fiestas de fin de año con su hermana.

Anna y Petra continuaron la alborozada fiesta hasta el amanecer en un caserón con amplio patio iluminado con lucecitas de colores.

Anna y Petra bailaron boogie-woogie, alegres y divertidas, tal como cada fiesta de año nuevo lo hacían de niñas en su casa, en su natal Höor, un pequeño y adorable pueblo donde reside el pintoresco espíritu y color sueco.

My boogie woogie, boogie woogie, boogie woogie country girl Rock 'n' rollin' is her need

Los amigos las animan con las palmas. Las dos suecas coreografían ritmos rápidos, enérgicos y vibrantes. Vuelan sus rojos vestidos elegantes con brillantes de lentejuelas. Ríen hasta el amanecer.

Pero, en la noche del 1 de enero, Anna Ersdotter apareció muerta en un roquerío de la playa Las Torpederas de Valparaíso.

El primero en llegar al lugar del crimen fue el detective privado EMeBé, vestido con la sofisticada moderación de la masculinidad sueca, un vestón azulino de lino y corte recto.

El agua del mar bañaba los blancos pies descalzos de Anna. Resaltaban sus uñas lacadas de rojo con esmalte Vogue que costaba varios dólares.

—Qué en paz descanse.

Miró el cadáver de Anna con detenimiento.

—No hay nada más revelador que un crimen.

Pronto llegó la BRICE, la Brigada del Crimen de la Policía de Investigaciones, la PDI. Procedieron a rodear el lugar con huinchas amarillas de barricada que decían. “No pasar. Lugar del crimen.”. 

—Es un asesinato ritual, les dijo de inmediato EMeBé.

—¿Por qué lo dices? preguntó un inspector de la PDI.

—Fíjate en el símbolo que le dibujaron en su espalda.

—Parece una serpiente.

—Es el símbolo rúnico de Loki, el dios del engaño de la mitología nórdica. Traicionero y hábil para deslizarse entre las sombras. Es la terrible sociedad secreta de Loki.

El de la PDI revisó el cuerpo y notó que le faltaba parte de un brazo. Se lo habían cortado como una rodaja.

—¡Dios Mío!, exclamó EmeBé. 

—¿Qué?

—Son caníbales, comen a sus víctimas.

—¿Sacaron una lonja del brazo para freírlo?

—Sí, ritual de Secta Loki.

La PDI tomó fotos y rastreó toda la playa Las Torpederas.

Los funcionarios de la morgue levantaron el cadáver. Se la llevaron en una camioneta blanca hasta la morgue del Hospital Van Buren en la subida del cerro El Litre.

Al otro día, el 2 de enero, Petra llegó al Servicio Médico Legal a reconocer el cadáver de su hermana Anna, acompañada de EMeBé.

Toda la alegría de la noche de año nuevo se había transformado en profundo pesar por su amada hermana asesinada.

—¿Por qué mataron a mi hermana Anna?, se preguntó Petra entre sollozos desconsolados.

Le cerró los ojos azules a su hermana Anna. Le puso unas monedas suecas en los ojos.

—Te dará fuerza para seguir adelante, le dijo.

De pronto suena el teléfono de Petra. 

—Petra, no contestes el teléfono, le dijo EMeBé.

—¿Por qué no?

—La sociedad secreta de Loki es una poderosa fuerza racista que ejercen el control mundial a través de los dispositivos digitales.

—¿Secta Loki? —Son una constelación que manipula tu identidad digitalmente. Luego ejercen control de tus sueños y tu percepción extrasensorial. Acechan en los sueños. Te inventan pesadillas negras. Así pierdes consciencia emocional.

—¿Consciencia emocional?

—Con programas maliciosos o malware manipulan fácil a los ultra conectados.

—Mi hermana Anna era nomofóbica, dijo Petra, siempre tenía el teléfono móvil a mano para estar conectada, era su obsesión.

—La Secta Loki ya ha matado a tres.

—¿Por qué?

—Creo que no tienen un plan. Simplemente odian y matan a los mestizos.

Entonces el detective EMeBé blasfemó en sueco:

—¡Förbannad jävel!

Rápidamente la alteración emocional se desplazó al corazón de la colonia sueca de Valparaíso. Cundió el miedo, pero también creció la indignación. En el cerro Concepción de Valparaíso se erige la hermosa Iglesia Luterana de La Santa Cruz, coronada con una torre y un campanario. Al día siguiente, el día 3 de enero, se realiza allí un responso por la bendita alma de la querida Anna Ersdotter.

Por la tarde, la iglesia se comienza a llenar de jóvenes de la colonia chilena sueca. Estaban sacudidos por la aprensión, pero no eran indolentes.

El detective EMeBé vigilaba desde el segundo piso de la iglesia luterana. 

A las 8 en punto comenzó a sonar la estremecedora música barroca del grandioso órgano de la iglesia luterana, un instrumento de 1884.

En ese preciso momento entró a la iglesia el embajador de Suecia en Chile, Göstaff Johansson, acompañado de su bella esposa peruana, Rosita Pachacútec.

EMeBé se estremeció:

—El embajador corre peligro. Es la carnada perfecta para el asesino serial y racista.

TRES

 Habían muerto tres en Valparaíso. 

Terrible golpe a la colonia sueca chilena.

Primero, mataron a la bella Dooty, una graciosa especialista en arte nórdico, experta en la obra performática del artista Kjartan Slettemark. Dooty era la novia de EmeBé, M.B., el joven detective privado que investigaba al asesino de Olof Palme en Valparaíso. 

Luego, un veterano bizco fue asesinado en un bar del puerto. El hombre bisojo, que miraba a dos lados simultáneamente, había estado exiliado en Estocolmo el día que mataron al primer ministro Olof Palme, en 1986.

Después, durante las fiestas de año nuevo 2025, asesinaron a la alegre y extrovertida Anna Ersdotter, la presidenta del centro Sueco-Chileno de cultura de Valparaíso. Su cuerpo apareció tirado en la playa Las Torpederas. Le faltaba una parte de un brazo. Se lo habían cortado como una rodaja. El detective EmeBé creyó que los asesinos eran caníbales, como las feroces viejas sectas que comen carne del enemigo.

El detective EmeBé estaba convencido que el motivo de los brutales asesinatos era político-social. Sugería que el asesino pertenecía a una sangrienta secta secreta, La Secta Loki, una constelación racista que manipula las identidades con Inteligencia Artificial. Ejercen control freudiano o junguiano de los sueños y de la percepción extrasensorial de las audiencias. Acechan en los sueños e inventan pesadillas negras. 

Terror tecnológico terrible en la frontera de la manipulación de los sueños. Control mental y creación de ideas falsas, que consiste en introducir fake news en la memoria de las audiencias sin su consentimiento o incluso sin su conciencia, que evoca la persuasión subliminal.

El detective fue al Café del Poeta de la Plaza Aníbal Pinto. Allí estuvo horas navegando en internet. La noticia del sorpresivo surgimiento de la IA China, DeepSeek, estaba en todos los portales del mundo. Fue un golpe bajo para la arrogancia de los Estados Unidos.

El detective leyó el artículo de un científico alemán en el diario El País: “La guerra cultural entre chinos y norteamericanos se da en la mente de las audiencias”. 

Según el artículo la inteligencia artificial ayuda a manipular las imágenes que surgen mientras las audiencias sueñan, cuándo entran en la fase de movimientos oculares rápidos o REM. En la fase del sueño profundo se activa un modelo de inteligencia artificial multimodal, entrenado con datos cerebrales. Llegan señales a través de hologramas de ultrasonidos que penetran el tejido humano e  inducen el sueño lúcido y  reinterpretan los sueños de las audiencias. Cuanta más atención la audiencia presta a esos mensajes en las redes, los sueños tienen más influencia en sus mentes. Y ejercen un dominio de los miedos y las pesadillas.

Esa tarde leyó también una terrible noticia que, sin embargo, pasó desapercibida. En las afueras de Malmö, Suecia, se produjo una peligrosa epidemia de locura, comparable a las demencias contagiosas que asolaron a los pueblos europeos en la Edad Media. Unos vecinos se creen poseídos y dominados, como un rebaño humano, por seres invisibles, aunque tangibles, que se alimentan de sus vidas mientras duermen.

El detective EmeBé pensó: ¿Cómo puede la Inteligencia artificial manipular los sueños y la creatividad?

EmeBé llamó al prestigioso Instituto Karolinska de Estocolmo. 

—Aló, ¿con el profesor Marcello Ferrada de Noli, por favor?

El profesor de Marcello Ferrada de Noli era una de las mentes más brillantes del exilio chileno en Suecia, un reputado académico en ciencias del comportamiento. En Concepción había sido uno de los fundadores del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, en los años 60. Ahora era un liberal de izquierda y tenía amplios contactos con los sabios neurocientíficos del mundo.

—No, el profesor Ferrada de Noli se ha jubilado, ahora vive en Italia, —le contestaron desde el Instituto Karolinska.

Esa misma tarde, al salir del Café del Poeta de la plaza Aníbal Pinto, el detective sintió fiebre. Se sintió dolorido o más bien triste. 

—¿De dónde vienen esa misteriosa tristeza, desaliento y angustia? se preguntó consternado. 

—Algo me ha alterado los nervios y ensombrecido el alma con efectos rápidos, sorprendentes e inexplicables. Tengo la angustiosa sensación de un peligro que me amenaza, la aprensión de una desgracia inminente, el presentimiento de un mal aún desconocido que parece que germina en mi carne y en mi sangre.

—¿La espantosa secta Loki me ha contagiado?

CUATRO



El detective EmeBe y Petra Ersdotter almorzaron en el Alma Mía, un restaurante con una cocina perfecta y sabrosa en el Cerro Concepción de Valparaíso.

Al salir el detective EmeBe se tomó una selfie  con la bella sueca Petra Ersdotter abrazado a su cintura. Petra llevaba su pelo rubio tomado hacia atrás con fina elegancia femenina, ese frenesí nórdico, un controlado ímpetu femenino de aparente tempano, tal como las musas de las películas de Ingmar Bergman.

EmeBe   consoló de modo adecuado a Petra por esos aciagos días, después del cruel asesinato de su hermana Anna Ersdotter en las fiestas de año nuevo.

Todo fue mutuo.

Ella también lo consoló por el asesinato de su novia Dooty, la graciosa especialista en arte nórdico, baleada en la galería de arte del Cerro Alegre de Valparaíso.

Petra y EmeBe eran dos almas dolidas y sensibles que se consolaron mutuamente. El dolor de la súbita presencia de la muerte fue un poderoso magnetismo que los atrajo muy intensamente.

Petra y EmeBe  se habían quedado solos, en el borde del abismo, pero entendieron que el ruego a Dios, (pues no cesaron  de rogar día y noche), los había unido.

Marcados por la muerte, la vida les brindó a ambos la oportunidad de sanar y encontrar dulce consuelo, un refugio y una forma de comprender su propio dolor.

El detective EmeBe y Petra salieron a la calle desde el restaurante Alma Mía.

Entonces  EmeBe recibió un llamado de su celular.

—Hola,  soy  el profesor Marcello Ferrada de Noli, estoy en Valparaíso. Tengan cuidado. Hay una gran conspiración en marcha. Te llamaré luego…
Y cortó.

Antes el detective EmeBe había llamado a Marcello Ferrada de Noli, una de las mentes más brillantes del exilio chileno en Suecia.  Lo había llamado pues el profesor era experto en neurociencia y podría ayudarle a perseguir a La Secta Loki,  la cofradía nórdica que manipula las identidades con Inteligencia Artificial, terror tecnológico, control mental y creación de ideas falsas.

Marcello Ferrada de Noli  ayudó a la construcción del proyecto Cybersyn de Salvador Allende, un proyecto hipermoderno en la historia de la tecnología a nivel mundial, para fortalecer el proceso democrático chileno.

En los días del golpe militar de 1973 los odiosos milicos chilenos destruyeron la sala Opsroom del proyecto Cybersyn instalada en el centro cultural Gabriela Mistral.

En ese momento los milicos pinochetistas mataron a uno de los diseñadores del proyecto allendista, un gran amigo del profesor Ferrada de Noli.

El detective EmeBe quedó preocupado por la alerta repentina de una conspiración.

Con Petra bajaron por unas escaleras. El calor era insoportable en Valparaíso. Días de inusuales altas temperaturas.

El detective EmeBe fue a un quiosco a comprar una botella de agua.

Iba a pagar con su tarjeta.

El quiosquero le dice:

—No hay luz, no puedo cobrarle con tarjeta. Solo contado.
—No tengo.
—Entonces anótelo y después me paga.

Agradeció la amabilidad.

—Se cortó en todo Chile, le dice el quiosquero.
—¿Qué?
—Es un apagón de todo Chile
—Cresta.

EmeBe  saca su celular y comprueba que no tiene señal.

—Están caídas todas las conexiones en Chile.

Entonces, la alerta del profesor le hizo sentido. 

—Es una conspiración, le dijo a Petra.

Petra tuvo miedo y le dieron ganas de llorar.

Él la abraza y se tomaron un Capuchino en una cafetería.

Así pasaron largas horas de apagón.

Por la noche, cuando se reestablece la comunicación, el detective EmeBe recibe un terrible mensaje en su celular.

—¡Han secuestrado al profesor Marcello Ferrada de Noli en Valparaíso!
—Pero, ¿por qué? preguntó asustada la sueca Petra Ersdotter.

El detective la abraza y le explica:

—Quieren borrar los vestigios de la historia. Salvador Allende y Olof Palme eran unos adelantados. Pinochet sabía que el visionario Olof Palme facilitaría el apoyo de la empresa sueca de telecomunicaciones LM Ericsson, para que Allende desarrollara el proyecto Cybersyn. Ese invento chileno hoy corresponde a las bases de la Inteligencia Artificial. Marcello Ferrada de Noli sabe mucho, por eso lo secuestran.

—Oh, exclamó Petra.
—Y por eso el apagón…
—Oh…






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