Se llama “El placer de la desgracia ajena” de la historiadora de las emociones, Tiffany Watt Smith. Nos produce risa el fracaso de nuestras malquerencias. Los alemanes crearon una palabra para eso, “Schadenfreude”: el deleite maligno o el placer que produce la desgracia del otro.
Hay un dicho japonés: “La mala pata de los otros sabe a miel”.
Esto es viejo. Tendemos a reírnos espontáneamente cuando alguien se cae en la calle.
Un ejemplo actual: Son los que hoy se ríen de los fracasos futuros del futuro presidente Gabriel Boric. He visto a 80 mil “analistas políticos” en blogs, columnas o podcast, que alertan sobre el futuro fracaso del presidente electo. Y sonríen.
En el primer lugar de la lista, están los y las que fracasaron tempranamente en la pelea política con Gabriel Boric.
Pongamos un ejemplo. Ximena Rincón. Ninguneada por excelencia. Sus propios camaradas la basurearon en público. (El senador Coloma tironeó a la gobernadora del Maule, Cristina Bravo. Lo vimos todos. Pero, a lo menos, la gobernadora tuvo la decencia de resistirse públicamente.)
Ustedes ¿han escuchado el reciente video de la presidenta del Senado, Ximena Rincón? La señora dijo:
"Cómo va a sufrir el próximo Gobierno... Y yo voy a tomar palco". (Risas).
Dicen que se le quedó el micrófono abierto en el senado. Se nota que ella carga una cruz. Se nota que ella, (más que una buena tarde de sexo salvaje, más que ganarse la lotería), desea vivir la Schadenfreude. “Qué se caiga ese huevón.”
Ahora, al revés, todos se ríen de la senadora Rincón. Es una pulsión que sale natural. Araña Rincón, le pusieron en las redes. Eso también es la Schadenfreude.
Lo que dijo Rincón, “Cómo va a sufrir este huevón”, es algo que se dice en círculos políticos. Los que soñaron que ellos se pondrían la banda presidencial. No le quieren dar los créditos a Gabriel Boric. “Llegó allí por cueva”, “Ni lo soñó”.
Lo que produce más Schadenfreude, más deseo de reírse, es que esa sensación es por algo a futuro. Fíjense. Al presidente aún le faltan dos meses para asumir.
Dos meses para recibir los dibujitos de niños alegres en La Moneda Chica.
Dos meses para que llegue ese momento, en que Boric, con la fastuosidad ritual que nos caracteriza, se ponga la banda presidencial, con una ovación, una ovación que se merece.
Muchos dirán que al presidente Boric le faltó la corbata.
¡Rebaja el esplendor del momento!
Eso es Schadenfreude.
Imaginen, pues.
Imaginen cómo se va sentir la senadora Ximena Rincón.
Tal vez se le caerán los calzones cuando camine al palco con su Schadenfreude.
Schadenfreude. El placer de la desgracia ajena.
Hace rato que les quería recomendar este libro.
El mejor libro del año. El más perspicaz, inteligente, ameno, divertido.
Hay un dicho japonés: “La mala pata de los otros sabe a miel”.
Esto es viejo. Tendemos a reírnos espontáneamente cuando alguien se cae en la calle.
Un ejemplo actual: Son los que hoy se ríen de los fracasos futuros del futuro presidente Gabriel Boric. He visto a 80 mil “analistas políticos” en blogs, columnas o podcast, que alertan sobre el futuro fracaso del presidente electo. Y sonríen.
En el primer lugar de la lista, están los y las que fracasaron tempranamente en la pelea política con Gabriel Boric.
Pongamos un ejemplo. Ximena Rincón. Ninguneada por excelencia. Sus propios camaradas la basurearon en público. (El senador Coloma tironeó a la gobernadora del Maule, Cristina Bravo. Lo vimos todos. Pero, a lo menos, la gobernadora tuvo la decencia de resistirse públicamente.)
Ustedes ¿han escuchado el reciente video de la presidenta del Senado, Ximena Rincón? La señora dijo:
"Cómo va a sufrir el próximo Gobierno... Y yo voy a tomar palco". (Risas).
Dicen que se le quedó el micrófono abierto en el senado. Se nota que ella carga una cruz. Se nota que ella, (más que una buena tarde de sexo salvaje, más que ganarse la lotería), desea vivir la Schadenfreude. “Qué se caiga ese huevón.”
Ahora, al revés, todos se ríen de la senadora Rincón. Es una pulsión que sale natural. Araña Rincón, le pusieron en las redes. Eso también es la Schadenfreude.
Lo que dijo Rincón, “Cómo va a sufrir este huevón”, es algo que se dice en círculos políticos. Los que soñaron que ellos se pondrían la banda presidencial. No le quieren dar los créditos a Gabriel Boric. “Llegó allí por cueva”, “Ni lo soñó”.
Lo que produce más Schadenfreude, más deseo de reírse, es que esa sensación es por algo a futuro. Fíjense. Al presidente aún le faltan dos meses para asumir.
Dos meses para recibir los dibujitos de niños alegres en La Moneda Chica.
Dos meses para que llegue ese momento, en que Boric, con la fastuosidad ritual que nos caracteriza, se ponga la banda presidencial, con una ovación, una ovación que se merece.
Muchos dirán que al presidente Boric le faltó la corbata.
¡Rebaja el esplendor del momento!
Eso es Schadenfreude.
Imaginen, pues.
Imaginen cómo se va sentir la senadora Ximena Rincón.
Tal vez se le caerán los calzones cuando camine al palco con su Schadenfreude.
Schadenfreude. El placer de la desgracia ajena.
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