viernes, agosto 15, 2008

Grito en la Noche. Visita a Sofía IV

Publicado en Diario Arbetet, junio 20, año 1991.

Es tarde por la noche en la capital de Bulgaria, Sofía. Acabamos de cenar en un restauran muy central y vamos hacia las faldas de la magnifica cordillera Vitosha, de vuelta al pequeño hotel, cuyo dueño es el primer empresario hotelero de la Bulgaria post comunista. Mi empatía con la ciudad crece y yo siento que, en realidad, todas las ciudades son mi ciudad. El que una vez ha emigrado recibe un virus: el virus de la aclimatación, es más fácil acostumbrarse. Mis ojos tienden a cerrarse dentro del taxi y huelo, por un momento, la esencia de la ciudad.
Estoy en camino de dormirme cuando un frenazo me saca del sueño.
¡Dios mío!
Un hombre está allí, frente al auto, al otro lado del parachoques. El hombre se cruzó y el chofer, a último segundo, logró frenar.
El hombre en la avenida grita confundido, como un pequeño niño que se ha perdido:
-¿Dónde está mi mujer? ¿Dónde está mi mujer?
El grito llena la noche con un desesperanzado y angustioso patetismo.
-¿Qué sé yo? le contesta el chofer.
El hombre mira dentro del auto mientras grita:
-¡Devuélvanme mi mujer!
Ahora él está lloroso, triste.
Mi amigo Ricardo Arroyo está sentado a mi lado en el taxi, sale y le pregunta en un nítido idioma búlgaro qué es lo que le pasa.
-Mi mujer me ha abandonado esta noche y debo encontrarla.
-Pero, hombre, tú entiendes bien que tu mujer no está con nosotros, ¿no?
-Sí, lo sé, dice el pobre hombre y llora. Y llorando agrega: pero de todos modos tengo que buscarla. Péguenme si quieren, yo soy tan tonto.

Nosotros no le pegamos, obviamente. Somos ajenos a ese tipo de masoquismo.
El y su mujer habían estado comiendo en el mismo restaurante que estuvimos nosotros. Había creído el hombre que su mujer se había ido con nosotros

En nuestro pequeño hotel post comunista me lavo los dientes, me desnudo y me acuesto. Apago la lámpara. Entonces me vuelve el grito, como un golpe dentro de mí:
¿Dónde está mi mujer? ¿Dónde está mi mujer?

Ese grito es la metáfora de la actual Bulgaria, pienso.
Pero es un pensamiento inconcluso: me quedo dormido.

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