martes, mayo 17, 2011

Cuentos sobre la muerte en un país donde el diablo dejó su cola

Santiago de Chile, 17 de mayo de 2011. (Radio del Mar)– Hay muertos que no están muertos y vivos que no están vivos. Asi calificaba al país en la década de los noventa el dramaturgo Juan Radrigan. Unos ’90 en que la dictadura militar aún no sacaba completamente su cola criminal de todos los espacios públicos, pues Pinochet aún era jefe del Ejercito y luego Senador designado.

La muerte oculta en la mafiosa institucionalidad, esa muerte transformada en figura concreta, más que en un estado de situación, ahora continúa rondando las calles donde no hay memoría y por tanto no hay justicia. Y en Chile, donde esas dos palabras son casi parte de un museo, o mausoleo, la señorota calabérica, encuentra lugar propicio para trasladarse, desde la política y economía, a la vida cotidiana, del sentido común, donde habitan los ciudadanos de a pie.
Así son los cuentos de Omar Perez Santiago, escritor y activista ciudadano que conoce de cerca esos laberintos de estratégicas escapadas de la dictadura, pero también de irresponsables y casi infantiles lanzadas etílicas en bares de cualquier ciudad del mundo. Allí rondó la muerte con sus innumerables disfrases.
Nefilim en Alhue, se llama el texto que lanzará este viernes Perez Santiago en el archivo nacional. Nefilim, como esas especies de angeles antigüos de la tradición cristiana que al involucrarse con mujeres humanas, en turbias explicaciones eclesiales, pierden la divinidad y pasan a ser algo así como demonios. Tradición cristiana que en la zona central de Chile, se enturbia mucho más y en Alhue, comuna protegida por valles cordilleranos, sigue vinculada a la presencia del diablo en los cerros, quebradas, calles polvorientas y callejones cercanos al cementerio y a la cantina.
Nefilim en Alhué, aparece entonces mezclando todas estas creencias con la política reciente, con la ciencia y con la cotidianidad de la vida en la metrópoli santiaguina. En los nueve relatos aparecen presidentes, políticos, deportistas, fiestas y la larga telaraña del transantiago. En todos estos escenarios la muerte se hace presente en algunas ocasiones de manera cruel y política, en otras sorpresiva y alcoholica, en otras de manera natural y lógica.
Nefilim en Alhue es parte de ese “realismo chulo” que existe en Chile. Donde en los pueblos de provincia, cerca de santiago, los parroquianos creen en el diablo y cuando se emborrachan, lo ven, pues después de la resaca, cuentan cómo era y dónde estaba. Donde en las ciudades no se cree en el caballero de cola larga, como la dictadura, pero aparece por todas partes con su cara de cementerio, de soledad, de robo y abuso. Aquí ronda la muerte y hay vivos que no están vivos y muertos que no están muertos.*****FIN*****

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