lunes, noviembre 05, 2018

El pezón de Sei Shōnagon: una juventud erotizada e individualista

El Pezón de Sei Shonagon, según Emilio Gutiérrez
El pezón de Sei Shonagōn
Omar Pérez Santiago
Editorial: Los Perros Románticos
Reseña: Fran Gaete Trautmann


Lujuria por un pezón que es deseado por varios. Venerado pezón de una joven que es astuta, ardiente y deseada, si deseada como el oro.
Crea una atmósfera sexual más que sensual. Hipnotiza a los hombres con ese botón mamario que atesorarían y las mujeres envidian a la protagonista del pezón llamada Sei Shōnagon.
La estética, el arte, la fantasía erótica se une en este libro de Omar Pérez Santiago, escritor y traductor chileno.
“No hay mayor felicidad en el destino de un artista que en la plenitud de la vida, en los años creadores, descubrir una misión” (página 25).
En la página 31 describe muy bien lo que representa el pezón: “los pezones representaban una respuesta introspectiva de sentimientos oscuros o problemas irresueltos de sus vidas y existencia”.
A veces fría, a veces candente. Ella busca placer. Y tiene una idea que mientras más feo sea el hombre, mejor en la cama. Es ahí que conoce a Matsuo, un estudiante de arte al igual que ella que realmente no tiene ninguna gracia, no es estupendo, pero dibuja bastante bien. Por eso hace un dibujo extraordinario del pezón de Sei y todos quedaron locos. Y fue subida a las redes sociales. Ahí comenzó a derrumbarse la relación entre ellos dos.
Ella es todo lo que la modernidad nos muestra en la actualidad: los likes, la música, el arte contemporáneo, el look de pelos de varios colores y una desfachatez que demuestra sin vergüenza ante la gente. Utiliza a los hombres, perversa, pero encantadora.
En un mundo super actualizado un “like” significa el mundo entero, validarse, pero para otras como Matsuo Bashō el eterno enamorado de la joven artista que comenzó a sacar provecho su pezón para darse a conocer. Y él moría por eso, le daba mucha pena. Él lloraba por ella, ella, que, a pesar de ser feo, feo, le puso atención y luego de la obra de arte ella quedo como la reina digital y él como el bufón inexistente. Ella lo utilizó. Estaba en resumidas cuentas cansado de lo que estaba sucediendo.
El internet más lo erótico juega en la imaginación de la chica. Mientras mas me gusta, mas se siente poderosa. Lo extraño que al mostrar algo tan íntimo como su pezón la hace vulnerable y más aún, superficial.
Llama la atención en la parte psicológica que provoca este libro: la falta de libertad y privacidad. Uno es dueño de hacer lo que quiera hacer, sin embargo, el sobre exagerar su vida privada, “mostrando el pezón”, hace que se debilite la vida común y corriente de una persona.
Tras las páginas del libro, se van constituyendo nuevas aventuras artísticas eróticas, en el cual nuevamente internet y las redes sociales juegan un rol primordial para mostrar lo masoquista que el arte puede llegar hacer.
Lo interesante del libro es como el arte, la era del internet y lo sexual se envuelve como si fuera de lo más normal.

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