
LA MADRE
(Gabriela Mistral)
Vino mi madre a verme; estuvo sentada aquí a mi lado,
y por primera vez en nuestra vida, fuimos dos hermanas
que hablaron del tremendo trance.
Palpó con temblor mi vientre y descubrió mi pecho.
y al contacto de sus manos me pareció que se entreabrían
con suavidad mis entrañas y que a mi seno subía la
honda láctea.
Enrojecida, llena de confusión, le hablé de mis dolores
y del miedo de mi carne; caí sobre su pecho;
¡Y volví a ser de nuevo una niña pequeña que sollozó
en sus brazos del terror de la vida!
Foto La Nación
Igual es medio loco andar diciéndole "hijo mío" a un manojo de huesos ¿ciero Omar?
ResponderBorrarjeje que malo soy, Fermín estaría orgulloso de mí.
Hay que pensar que todo esto cabe en la identificación de cuerpos "en la medida de lo posible".
Muy Atinado tu post!
ResponderBorrarSaludos
Roscoe, los rituales caen en una dimensión que no se mide con las varas racionales. En el mundo de los símbolos todo tiene otra conotación, verdad?
ResponderBorrarSí, estos procesos han caído en la llamada justicia en "la medida de los posible"