Stakeholder
La visita del Donante –La ManoQueDa- estaba prevista para las 10 de la mañana.
Esperamos en la sala de reuniones con agua mineral y un tarrito de nescafé.
(La encargada de las platas es una cicatera)
Yo me coloco una antigua corbata italiana pasada de moda y manchada de manteca.
El Donante entra y viene acompañado de una gringa suspicazmente joven y maliciosamente bella.
(¡Raúl Quintana, eres un caliente resentido!)
Le entregamos al Donante rapportings y folletos plomos que el Donante nunca leerá. Somos expertos en escribir informes plomos que nadie lee.
La gringa se dedica a sonreír. Hace como que entiende.
Es el Donante, esa palabra que sin ser pistola, inquieta y mata. El Donante está en la cúspide de la estructura política de la solidaridad y tiene una lista negra de ONGs. Eso dice el rumor, y el murmullo en una ONGs es la ley.
El gringo, al visitar nuestra ONG puede tener dos razones claves:
a.- Desconfía. Sospecha de la ONG y la ingresará a su lista maldita.
b.- Está benéfico. Por alguna razón extraña el Donante trae una donación valiosa.
El olfato ONG indica que hablemos poco y acotado.
-A mi me gusta la verdad –dice el Donante- ¿qué opinan de nuestro trabajo?
(Un día García Márquez le preguntó a Carmen Bacells, su editora:
-¿Me quieres, Carmen?
Ella le respondió:
-No te puedo contestar, eres el 36,2 % de nuestros ingresos)
-¿Qué opinan de nuestro trabajo?, preguntó el Donante.
¿Qué le podemos contestar al cínico?
Bien sabe el gringo lo que en semejante caso responderemos, pues para eso nos ha donado: lo amamos.
(“Te amamos guatón culiao”, eso es lo que pensamos)
Imagen: Gringo viejo busca sentido a su vida en el tercer mundo.
La visita del Donante –La ManoQueDa- estaba prevista para las 10 de la mañana.
Esperamos en la sala de reuniones con agua mineral y un tarrito de nescafé.
(La encargada de las platas es una cicatera)
Yo me coloco una antigua corbata italiana pasada de moda y manchada de manteca.
El Donante entra y viene acompañado de una gringa suspicazmente joven y maliciosamente bella.
(¡Raúl Quintana, eres un caliente resentido!)
Le entregamos al Donante rapportings y folletos plomos que el Donante nunca leerá. Somos expertos en escribir informes plomos que nadie lee.
La gringa se dedica a sonreír. Hace como que entiende.
Es el Donante, esa palabra que sin ser pistola, inquieta y mata. El Donante está en la cúspide de la estructura política de la solidaridad y tiene una lista negra de ONGs. Eso dice el rumor, y el murmullo en una ONGs es la ley.
El gringo, al visitar nuestra ONG puede tener dos razones claves:
a.- Desconfía. Sospecha de la ONG y la ingresará a su lista maldita.
b.- Está benéfico. Por alguna razón extraña el Donante trae una donación valiosa.
El olfato ONG indica que hablemos poco y acotado.
-A mi me gusta la verdad –dice el Donante- ¿qué opinan de nuestro trabajo?
(Un día García Márquez le preguntó a Carmen Bacells, su editora:
-¿Me quieres, Carmen?
Ella le respondió:
-No te puedo contestar, eres el 36,2 % de nuestros ingresos)
-¿Qué opinan de nuestro trabajo?, preguntó el Donante.
¿Qué le podemos contestar al cínico?
Bien sabe el gringo lo que en semejante caso responderemos, pues para eso nos ha donado: lo amamos.
(“Te amamos guatón culiao”, eso es lo que pensamos)
Imagen: Gringo viejo busca sentido a su vida en el tercer mundo.
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