A causa de su existencia genuinamente underground hay sorprendentemente pocos -perdonen la expresión- datos duros disponibles acerca de las Biblias de Tijuana. Mucha de mi información viene de hablar con personas que los recuerda de su disipada juventud, de una tesis de master para la Universidad de Washington escrito por Robert Gluckson en 1992, y de varias colecciones más o menos sórdidas de reimpresiones de editores marginales que encontré en tiendas de pornografía en los inicios de los años setenta. Estos venían llenas de introducciones especulativas de sociólogos, sexólogos, psicólogos, o posiblemente podólogos -cualquiera que tuviese estudios de filosofía y letras o un BA y cuyo nombre “redimía socialmente el valor" de lo que, de otro modo, quizás podría aparecer como simples revistas picantes. Yo nunca soñé que algún día maduraría para llegar a ser en un investigador de esta especie de prosa preindustrial.
Para escribir este ensayo leí cerca de 300 Biblias de Tijuana de los 700 a 1.000 que se estiman haber sido publicadas, y debo confesar que, como el aplauso, estos cómics son mejores en dosis pequeñas. Puede ser debido a su, digamos, devoción directa por un tema, aunque las Biblias no eran menos repetitivas que el gato que da golpes reiteradas con un ladrillo, como ocurre en la obra maestra de tira periodística, Krazy Kat de George Arriman (1880-1944)
Those dirty little comics
Por Art Spiegelman (1948, USA)
Versión en español de Omar Pérez Santiago
Continúa…
Para escribir este ensayo leí cerca de 300 Biblias de Tijuana de los 700 a 1.000 que se estiman haber sido publicadas, y debo confesar que, como el aplauso, estos cómics son mejores en dosis pequeñas. Puede ser debido a su, digamos, devoción directa por un tema, aunque las Biblias no eran menos repetitivas que el gato que da golpes reiteradas con un ladrillo, como ocurre en la obra maestra de tira periodística, Krazy Kat de George Arriman (1880-1944)
Those dirty little comics
Por Art Spiegelman (1948, USA)
Versión en español de Omar Pérez Santiago
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