Fue durante los maravillosos Años Psicodélicos de mi tardía adolescencia, cuando empecé a trabajar como dibujante de cómics underground, que, por primera vez, fui expuesto al genuino underground de los cómics sexuales del pasado –pero, gracias a las referidas drogas psicodélicas, no puedo recordar las circunstancias exactas. Sé que algunos de mis cohortes un poco más viejos y más sabios de comix underground como Robert Crumb (1943, USA), S. Clay Wilson (1941, USA) y Justin Green (1945, USA) habían leído estos folletos en la niñez, pero para la mayoría de ellos no eran un momento clave en su desarrollo como artistas –era un momento más en su desarrollo de adolescentes. Las Biblias de Tijuana no eran una inspiración directa para la mayoría de nosotros; ellas eran una condición previa. El cómics que galvanizó mi generación –los primeros Mad, los cómics del horror y la ciencia ficción de los cincuenta- fueron hechos, en su mayor parte, por tipos que habían sido deformados por las pequeñas Biblias.
Las Biblias de Tijuana fueron las primeras revistas de cómics en América, más allá de la mera reimpresión de las viejas tiras periodísticas, y el formato era anterior, en cinco o diez años, al formato que nosotros ahora reconocemos como revistas de cómics.
Sin las Biblias de Tijuana nunca habría habido una revista Mad -que trajo una actitud irónica nueva en los medios que llegó a ser omnipresente- y sin Mad nunca habría habido un comix underground iconoclasta en los años sesenta. Mirando el pasado desde el hoy, un tiempo simultáneamente más liberado y más represivo que las décadas anteriores, es difícil de evocar la carga de profundidad anárquica de lo Prohibido que traían ésos pequeños dirty comics.
Those dirty little comics
Por Art Spiegelman (1948, USA)
Versión en español de Omar Pérez Santiago
Continúa…
Las Biblias de Tijuana fueron las primeras revistas de cómics en América, más allá de la mera reimpresión de las viejas tiras periodísticas, y el formato era anterior, en cinco o diez años, al formato que nosotros ahora reconocemos como revistas de cómics.
Sin las Biblias de Tijuana nunca habría habido una revista Mad -que trajo una actitud irónica nueva en los medios que llegó a ser omnipresente- y sin Mad nunca habría habido un comix underground iconoclasta en los años sesenta. Mirando el pasado desde el hoy, un tiempo simultáneamente más liberado y más represivo que las décadas anteriores, es difícil de evocar la carga de profundidad anárquica de lo Prohibido que traían ésos pequeños dirty comics.
Those dirty little comics
Por Art Spiegelman (1948, USA)
Versión en español de Omar Pérez Santiago
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