domingo, octubre 09, 2005
Premio Nóbel: Nicanor Parra, amor, política y suecos
Sergio Badilla, creador de la poesía transreal (Saga Nórdica, 1996), tiene una chispa de saber al afirmar que Don Nicanor Parra, tiene dificultades para recibir el premio Nóbel.
No es sólo que la escritora sueca Sun Axelsson (Estación de la noche, 1995), la ex novia de Parra, se opusiera por ira de dama herida, como especula la prensa. Ella era (bella, muy bella) una joven miliciana de una rosca, una kotteri, como dicen los suecos. (“La sociedad es una unión de kotterier”, escribió Strinberg). El jefe de esa eficaz liga literaria, Arthur Lundkvist, se convirtió, en 1968, en el miembro 18 de la Academia. En esa kotteri estaban, además, su mujer, la danesa Maria Wine (una poeta erótica mística: “Disolveré mi cuerpo en átomos”, escribió en su debut el año 42) y el poeta y traductor de fuste, el largo y delgado Lasse Söderberg.
Lundkvist era un coloso y un irreverente, no se dejaba impresionar, y apostaba por lo que creía. No vino a marcar el paso. Apoyó al Nóbel a Beckett (1969), a Neruda (1971), a Aleixandre (1977), a García Márquez (1982), a Simon (1985) y a Paz (1990). Taponó a Amado, a Greene y a Borges. Criticó públicamente el premio a Golding (1983) y a Cela (1989).
Lundkvist conoció a Parra, hace ya más de 40 años en un piso en Estocolmo, y no era mayormente de su gusto. Lundkvist murió en 1991 y la silla 18 fue ocupada por la joven francófila Katarina Frostenson. Wine murió ahora en el 2003. Lundkvist era demasiado opulento para haberse dejado influenciar por la ojeriza pasional de una pupila, y no traducir a Parra. Hay razones más de fondo. Lundkvist era de izquierda e izaba el pendón del llamado tercermundismo. Son los años sesenta y el ritual era cubanísimo. Lundkvist publicó el libro Sa lever Kuba (Así vive Cuba, 1965). Söderberg publicó Ros för en revolution, (Una rosa para una revolución, 1972) y seleccionó y tradujo la antología de poetas cubanos Kubas poeter drömmer inte mer (1969).
¿Qué tiene que ver? Los cubanos, entonces, se pelearon con Parra. Fue a raíz de ese affaire llamado: “Té de Parra con la señora Nixon”. Parra visitó la Casa Blanca en 1970, durante la ofensiva militar yanqui a Camboya, y saludó a Patricia Nixon. El mundo ya era globalizado y la performance comunicacional impactó como bomba de racimo. Los cubanos lo sacaron del jurado de Casa de las América de ese año. Parra pidió “justicia revolucionaria” y “rehabilitación urgente”. Fue negada. “Como revolucionarios condenamos su confianza en el imperialismo”, decía la carta visada por Roberto Fernández Retamar. En Chile los rojos tampoco lo disculparon y le dieron como caja. El presidente de la SECH, Luis Merino Reyes, lo trató de “ególatra y sexagenario hippie”. El diario Puro Chile escribió que era “chupa medias de Nixon”. Carlos Droguett lo trató de “basura temblorosa”. Luis Sánchez Latorre (Filebo) habló de “acto de deserción” y “ombliguismo”. German Marín dijo que “el poeta es víctima de su propia ambigüedad” y Mahfud Massis afirmó que “sentía una inmensa pena” por Parra.
Parra se protegió a cachetadas: “los enemigos son los pelotudos, los conformistas incondicionales, los robots”. “Droguett es un escritor mediocre y como persona es un hijo de puta”, “Massis es un resentido literario y un robot que no sabe pensar por sí mismo”.
Combos iban, combos venían. Un debate de nivel, un fino debate, en una era de controversias y de guerra fría. Así fue como Parra quedó atrapado en las redes de la guerra fría. Y como el mundo ya era globalizado, en Estocolmo, obvio, la kotteri pro cubana también escuchó y tomó nota.
Y vino el golpe y la dictadura de Pinochet no iba a mover un soldado, y no movió un soldado, por la poesía en general, y por Parra en particular. Cuando llegó Alywin, varios, en la medida de lo posible, se hicieron los suecos.
Parra es un independiente. Y los autónomos son mal vistos. (Digámoslo bajito para que no escuchen las eminencias grises: también Chile es un país de kotterier y nomenclaturas). Los años pasaron vanamente y la lucha por el Nóbel a Parra arrancó tarde y, además, manía insular, para consumo interno de las masas. Un Premio Nóbel significa dignidad, amplitud cultural, educación y estímulo para los jóvenes. Por eso la ineptitud de país es asaz imperdonable.
Vean la diferencia: Gabriela Mistral recibió, en 1945, el Premio Nóbel. Su candidatura fue lanzada años antes por el mismo Presidente Aguirre Cerda que impartió instrucciones a su embajador en Francia. Este encargó a Salvador Reyes, Cónsul chileno en París, que pagara un traductor para una antología de Mistral. Finalmente encontraron al escritor de Malmö, Hjalmar Gullberg, quien la tradujo al sueco. ¿Ven la diferencia? Así se hacían las cosas antes.
Hubo apoyos aislados a Parra. Ya en los años ochenta, el mismo Badilla sugirió al sueco Leif Duprey (cuyo real apellido es Gustavsson) que tradujera a Parra. La traducción esperó un editor. Pero no había apoyo. Tampoco nadie activó la redecilla literaria chilena en Suecia. Por ej.: los poetas Sergio Infante (su ultimo libro: La del alba Sería, 2002), Adrián Santini (Contradanza, 2002), Rubén Aguilera (Cerditos de Sabio Rabo, 2000) y Jesús Ortega (Para hablar con las musas, 2003). No se usó el know how, los contactos y el poder de producción cultural, por inopia de la clase política. Recién ahora, año 2003, se publica la traducción de Duprey, Manchas en la pared, esta vez por brío y afan personal del agregado cultural, Julio Numhausser, que siempre estuvo informado. El otro riesgo. Desde abajo nuevas generaciones presionan y buscan imponer, con justa razón, su estética y su ética. Ya ven, el tiempo pasa y es implacable. En la literatura, en el arte en general, nadie llega poniéndose a la cola, como creen los ingenuos. No es por edad ni por orden de llegada. Es por presencia y actualidad, como en todas las cosas de la vida. Y se produce un tenue temblor de tierra: también otros chilenos podrían postular al Nóbel. Por ejemplo, el trascendente Premio Nacional, Gonzalo Rojas.
Por eso, los móviles amorosos –el gusto por la carne escandinava y una dama despechada- en la que se solaza hoy cierta prensa, es facilismo mediático. Así se escamotean las tareas nacionales. Farandulizan la noticia con chismeo literario. Así, los que no leen poesía, ni les interesa la literatura, pueden charlar en el postre -muy solemnes o muy sueltos de cuerpo- de como una mujer jodió a Parra con el Nóbel. Al mismo nivel de comentar que Raquel Argandoña no quiere darle la separación a su esposo Eliseo Salazar.
(Utopista pragmático, La Nación agosto, 2003) y Proyecto Patrimonio de Luis Martinez
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Es lamentable, doloroso y horroroso que hasta en el arte más visceral del ser humano primen los contactos, los pitutos y los lobbies. Pensando y analizando este post, creo que Parra dejará físicamente este mundo sin el reconocimiento que se merece. Espero que no sea igual que con Arrau o Vinay (esos que no aparecían en la tele porque no andaban con modelos huecas ni haciendo escádalos ridículos o comentarios espúreos, pero que recorrían el mundo entero sobrevalorando el nombre de chlito)
ResponderBorrarGracias por este excelente post (aunque sea triste)
Saludos
Jorge
Parra es anarquista,... y esta derivando al anarco-capitalismo. Se le ha visto en propagandas de Lan chile, y le ha hecho poemas a Frenando Flores para candidatearlo.
ResponderBorrarA mi juicio el mas grande sigue siendo Neruda, quien escribió lo siguiente: "Con mucha frecuencia los antiguos anarquistas -y pasará lo mismo mañana con los anarcoides de hoy- derivan hacia una posición muy cómoda, el anarco capitalismo, guarida a la que se acogen también los francotiradores politicos, los izquierdizantes y los falsos independientes. El capitalismo represivo tiene como enemigo fundamental a los comunistas, y su puntería no suele equivocarse. Todos eses rebeldes individualistas son halagados de una manera o de otra por la sabiduría o zamarrería reaccionbaria que los considera heroicos defensores de sagrados principios. Los reaccionarios saben que el peligro de cambios en una sociedad no reside en las rebeliones individualistas, sino en la organización de las masas y en una extensiva conciencia de clase..."
Tus comentarios dejan muy poco como para comentar.
ResponderBorrarSólo algunos detalles que no cambiarían el fondo, por lo tanto prescindiré de esas dicusiones estériles que tanto disfrutan los periodistas.
Ahora bien, después de todo esto cabe preguntarse ¿Ante cientos de otros "postulantes" es Parra el más idóneo?
Fuera de las circunstancias queda su obra, y si se juzga comparativamente a este hombre, habiendo tantas otras personas dignas igualmente, la tarea no es fácil. Lo que es cierto para mí es que los escritores nunca estarán contentos.
Tú como escritor algo debes saber de eso, Omar.
Saludos.
donde haya publicidad, algo de plata y algo de fama - habrá peleando unos pocos que se merecen estar ahí, y muchos, muchos, muchos, que pelean por estar allí en base a codazos, hijadas de puta, politiquería, esnobismo o lamiendo culos.
ResponderBorrarel asunto es 'los porcentajes', mientras el porcentaje de basura (que la hay en todas partes) sea sufrible, la cosa anda más o menos bien.
si la basura pasa lentamente a ser dominante, el asunto se va a las pailas.
y nosotros los chilenos (junto con muchos otros) somos mandados a hacer para jodernos entre nosotros por mezquindades y envidias
para más re chacha, tenemos esa maldita fobia a la verdad - a "las masas" (como despectivamente todavía! tratan los comunistas a las personas) les gusta creer en el viejito pascuero.
lástima por Parra
buen poeta
no sé como hombre
pero si tuvo el valor de enfrentásele a tanto snob gris, ya me gusta!
lástima por Parra
y que no reciba el Nobel
a quién le interesa?
sería bonito, pero - a quién le interesa realmente?
descubrí este blog de casualidad
me gustó
buen post.nicanor sigue siendo "un embutido de ángel y de bestia"
ResponderBorrarMagnífico blog. Acabo de dar con él y estoy maravillado de tu erudición en materia de premios Nobel y candidatos al Premio. Volveré a visitarte.
ResponderBorrarUn saludo.